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Instrucciones para una masculinidad fallida
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Por Adiel Martínez Hernández
Maestro en Comunicación y Antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México. Docente e investigador de temas de semiótica, género y masculinidad, e identidades y cambios culturales.
Adiel Martínez Hernández nos advierte sobre los seudocursos de 'masculinidad' que, lejos de ofrecer herramientas para entender el estudio de la misma, están insertos en la reproducción del machismo.
La sociología menciona que un rasgo de la posmodernidad es la híper-mercantilización de las cosas, los procesos sociales e incluso de las personas. Otro rasgo que se distingue en la actualidad es el híper-racionalismo. El primero se refiere a que ahora todo puede adquirir un valor en el mercado, incluso lo más efímero. El segundo rasgo indica que se han alcanzado niveles de conocimiento nunca antes vistos que pueden explicarlo todo. Estas dos características tendrán sus repercusiones en las dinámicas de género de las sociedades.
Hemos referido, también desde una perspectiva sociológica, que los sistemas sociales están estructurados de forma asimétrica. El género es una dimensión de los sistemas sociales donde dicha asimetría es muy marcada. Así, los significados culturales asignados a las diferencias sexuales de las personas estarían identificadas como poseedoras de cierta hegemonía en relación con otras que estarían ubicadas en el plano opuesto: el de la subordinación.
Distinguimos que las sociedades occidentales tienen como peculiaridad establecer que los significados de lo masculino sean hegemónicos con respecto a los femeninos. De tal manera que la masculinidad se convierte en una condición privilegiada tanto para hombres como para mujeres. Ideológicamente esta sobrevaloración de lo masculino instituye una doctrina conocida como machismo que impacta negativamente en las dinámicas de género.
Los dos rasgos mencionados al comienzo del texto se relacionan con el machismo de la siguiente manera: con la híper racionalización porque ciertos intelectuales y científicos siguen planteando teorías e hipótesis esencialistas sobre la diferencia de los sexos. Por esencialismo me refiero al hecho de fundamentar que las características de la masculinidad y la feminidad tienen por causa cuestiones biológicas y de evolución genética. Insistiendo en la superioridad de lo masculino sobre lo femenino al establecer que la hegemonía del hombre (un especial tipo de hombre) está determinada por su particularidad como especie biológica y no por procesos socioculturales.
La relación con la híper mercantilización se halla en el hecho de ponerle precio a dicho conocimiento y ofertarlo a los sujetos masculinos. Así, cualquiera puede encontrar en internet la difusión de "Cursos de Masculinidad" (que bien podrían definirse como educación para el machismo) donde se promete desarrollar habilidades y destrezas propias para el hombre de éxito. Donde el marco conceptual de estos cursos está caracterizado por una ideología machista, fundamentada en postulados científicos poco confiables o ya superados por la propia doctrina científica.
En tales cursos, por ejemplo, se les instruye a los hombres a considerar a las mujeres como sujetos inferiores y en predisposición de ser dominadas por el macho. Se confunde la idea de liderazgo con la de dominación masculina; y se sigue considerando la fuerza y la violencia como un recurso para sacar ventaja en las relaciones personales.
Los interesados en dicha formación deben estar dispuestos a negar su condición masculina actual, a considerar como un obstáculo esos rasgos que no forman parte de la masculinidad hegemónica. El colmo, llegan a ser estos cursos de ligue donde se les enseña a los sujetos trucos de conquista sexual para una vida erótica más activa. Ahí, los tipos se convierten en una caricatura de un Don Juan al reproducir comportamientos machistas muy fuera de lugar.
No hay que confundir estos pseudocursos con aquellos cursos y talleres, también dirigidos a los hombres, que tienen el propósito de inducir una perspectiva de género que reconozca la diferencia entre mujeres y hombres y que busque relaciones de equidad entre uno y otro género. Estos cursos tienen como fundamento el bagaje teórico que han construido el feminismo y los estudios con perspectiva de género. Se distinguen por su visión crítica ante los postulados esencialistas de la ideología machista, además del reconocimiento de que hay una diversidad en las manifestaciones de la masculinidad y la feminidad.
Actualmente hay varias instituciones y organizaciones civiles que imparten y difunden estos cursos de formación de las nuevas masculinidades. Algunas de ellas han conseguido verdaderas transformaciones en las dinámicas de género. Erradicando expresiones como la violencia de género, o la discriminación de las masculinidades emergentes.
Por ello sorprende la manifestación de estos grupos de hombres que exaltan el machismo y buscan mediante procesos pedagógicos darle continuidad a una masculinidad que es perjudicial para las relaciones que establecen hombres y mujeres actualmente.