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El último deseo de una mujer
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Por Elvira Hernández Carballido
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Comunicación. Profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, fue jurado en el reciente Premio Nacional de Periodismo.
Tengo ganas de quitarte, la camisa/ Tengo ganas de morderte, corazón/ Y a tu medida, correr sin prisas, hasta ese viejo pantalón/ Tengo ganas de montar, sobre tu espalda/ Tengo ganas de besarte, la nariz/ Romper la calma, bajo mi falda/ Dejarte alguna cicatriz...
Esta estrofa pertenece a una de mis canciones preferidas, en voz de Nina Galindo, se titula El último deseo de una mujer, que fue escrita por otra mujer fascinante, la compositora mexicana Laura Abitia.
La letra de esta canción siempre la he considerado absolutamente erótica y sensual. Auténtica representante de las fantasías femeninas y el cuerpo de un hombre.
Descripción seductora y provocativa de la belleza masculina. Un canto honesto que desnuda el placer y el sexo, la manera de poseer al otro con hechizo y encanto, pero esta vez es la voz y la inspiración femenina quien delata el goce y la satisfacción que una mujer encuentra en el erotismo.
En su canción observé y palpé esa manera de gozar y disfrutar la vida sexual y la manera de seducir a un hombre. Me parece muy significativo que jamás relaciona su entrega con el amor ni con el enamoramiento para disfrutar a un hombre. Relaciona deseo con entrega, poseer con el riesgo de sufrir, por eso advierte que desea dejarle una cicatriz.
La frase "perder la calma bajo mi falda" delata la absoluta recuperación y exploración del cuerpo femenino, el reconocimiento de la sensualidad femenina y su manera de hallar goce. Laura Abitia expone un verdadero dominio liberado y deliberado de la inspiración, de la palabra, del deseo, de la satisfacción en una mujer. En su canción la mujer es quien toma la iniciativa para hacer el amor, algo que siempre es criticado o poco permitido para nuestra sociedad. Pero en la composición de Laura Abitia ella se atreve, nos da pauta para atrevernos.
Tengo ganas de bajar, hasta tu infierno/ Tengo ganas de beberme, tu café/ Y en tu cuaderno dejarte un beso para caer y no caer/ Tengo ganas de tus ganas/ Arañándome la almohada y esta ansiedad/ Quiero, fuego contra fuego/ Como último deseo de una mujer...
En algunas entrevistas que le hicieron advertía la manera en que las mujeres eran limitadas, construidas y forzadas a cumplir con roles e imágenes, con lo que ella no estaba de acuerdo:
"...los medios manejan un cierto concepto de belleza femenina, tienes que tener la cintura y las petacotas... En 'Mujeres en fuga' somos anti-divas, anti-medios, somos mujeres normales, barrigoncitas, con cuerpo de bóiler. A mí me gusta todavía disfrazarme de roquera a los 50 años".
Ella nació el 26 de julio de 1954 y, desgraciadamente, murió a la edad de 58 años, el 28 de octubre de 2012. Compositora, poeta y cantante. Estudió en la UNAM música -1974-, aunque no terminó la carrera.
En una tesis donde la entrevistaron narró que no pudo continuar su carrera por un error absurdo en su inscripción, tan absurdo que la indignó tanto que no continuó, fue la equivocación en un pago. Otra anécdota interesante es que hizo una prueba en discos Orfeón y le dijeron que sus composiciones eran interesantes pero no se integraban a la filosofía de la empresa. Así que escribió una "horrorosa canción, llena de te amo y te quiero", la llevó y de inmediato la aprobaron para que formara parte del disco de una joven que pensaban lanzar en esa época llamada Lupita D'Alessio. Se negó rotundamente a formar parte de ese juego comercial.
Sin embargo, su pasión por la música jamás terminó y fue así como en 1997 grabó su primer disco "Independiente". En 2003 presentó "El caracol" y finalmente en 2005 dio a conocer "Brujas, aquelarre. Mujeres en fuga". Se considera que "Este oficio" es su canción más significativa, seguramente porque en ella describe con honesta sensibilidad su pasión y su amor por la música, el compromiso que reconoce adquiere al interpretar alguna canción y hasta la fragilidad al quedar expuesta al mostrarse abierta y generosamente:
"Este oficio de mirar la vida y sus bemoles con una armonía/ Y buscar el ritmo exacto de cada palabra, de cada suceso/ Me obliga a ser simple fiel memoria/ Y clave de sol/ Es posible que muchas canciones/ Le parezcan algo susceptibles de comparación/ Con hechos y personas de una realidad absurda/ pero ésta es una forma de hablar/ Compartir el grito de la historia con una canción/ Aún con una canción/ Aunque por falta de presupuesto me cancelen la función/ Yo quiero seguir cantando/ Seguir desgarrando mi voz/ Una que otra rebeldía/ Una que otra cobardía/ Y el derecho a no desistir/ Puede que en algún momento asumen al acorde/ Amores imperfectos hijos predilectos de la rima y la destreza de las depresiones/ En nombre de la diversión/ Me acusan de sentimental/ En la búsqueda del tono/ Se hacen consecuentes las irreverencias/ Las sostengo en el espejo/ Ya sin la careta de los reflexiones/ No quiero aprender a fingir/ Compartiendo el grito de la historia/ Yo voy a seguir cantando..." (Este oficio)