Fotos: Emma Blancas/MujeresNet
En histórica marcha, más de 6 mil mujeres salieron a las calles de 40 ciudades pertenecientes a 27 estadosde la República Mexicana bajo la consigna #VivasNosQueremos.
Ciudad de México /MujeresNet.- Las consignas "¡Vivas se las llevaron, vivas las queremos", "El espacio es público, mi cuerpo no" y " ¡Vivas nos queremos!" se plasmaron en cartulinas, mantas y la piel de miles de mujeres de todas las edades que salieron a marchar en la Ciudad de México el 24 de abril de 2016, en la llamada #PrimaveraVioleta.
Desde las 10 de la mañana, el contingente feminista ya se encontraba en el Palacio Municipal de Ecatepec, demarcación cuyo número de feminicidios es el más alto del país: entre 2006 y 2013 se registraron 2 mil 837 casos; y se enfilaba hacia la Ciudad de México. Cerca de la una de la tarde varios automóviles con banderas, prendas o globos morados comenzaron a llegar al metrobús de Indios Verdes; ante la imposibilidad de abordarlo, se dirigieron al metro no sin dejar de gritar a lo largo del túnel consignas contra las violencias machistas.
Abordaron el andén decenas de mujeres de diferentes edades y esperaron hasta llegara a la estación Hidalgo de la línea azul del metro mientras hacían grito el hartazgo hacia las violencias: ¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más!, Vamos llegando y los machos están temblando, y No somos una, no somos cien, pinche machista, cuéntanos bien.
La Primavera Violeta comenzaba: fuertes gritos a lo largo de la avenida Bucareli, acompañada de batucada lesbofeminista y algunas pintas y carteles con frases feministas como Clítoris salvaje, Basta de feminicidios, Si tocas a una respondemos todas, y De día o de noche, desnuda o vestida se respetan nuestras vidas.
El monumento a la Revolución fue el otro punto de encuentro donde había ya más mujeres vestidas de morado y listas para marchar a las dos de la tarde hacia la Victoria Alada, otrora Ángel de la Independencia. Los 25 grados centígrados de esa tarde no amedrentaron a las mujeres que exigían respeto y justicia.
En avenida de la República comenzó una ola de banderas, cartulinas y manos que se alzaban para corear la consigna: ¡Verga violadora a la licuadora!
La batucada feminista con sus integrantes encapuchadas encabezaba la marcha y le seguían grupos únicamente de mujeres y al final los grupos mixtos. Hubo algún despistado, incluso de prensa, que osaba colarse por entre las compañeras y de inmediato era sacado: ¡Este contingente es sólo de mujeres, compañero, sólo mujeres!, pedían.
La avenida Reforma fue testigo de la alegría feminista: de las mujeres que no se sabían en principio las consignas pero que observando a sus compañeras, se las aprendían a la tercera o cuarta vez y repetían con igual ímpetu las frases y pasos del baile: ¡Aquí nadie se rinde, aquí nadie se rinde, aquí sí se lucha, aquí sí, sí se lucha! ¡Somos malas, podemos ser peores! y al terminar gritos interrumpidos por una palmada en la boca, como si fueran mapaches.
También fue testigo de las y los curiosos que trepados en el camellón de Reforma querían hacer la mejor foto con el celular o la cámara réflex, luego se les olvidaba y mejor coreaban a las feministas, se les notaban las ganas de bajarse y bailar al son de la batucada, de seguir el recorrido hasta llegar al Ángel, pero sabían que no podían meterse los hombres, era por seguridad y respeto: era una marcha organizada por y para mujeres.
Si un hombre quería participar, debía estar con los grupos mixtos. Hubo quien criticaba esta medida; las mujeres la aplaudían: las calles y el transporte, lugares donde se registraban más de mil 600 agresiones sexuales al día, eran por primera vez completamente suyos, para manifestar su hartazgo de esas violencias que asesinan a siete mujeres al día: ¡Te dije que no, pendejo, no, mi cuerpo es mío, yo decido, tengo autonomía, yo soy mía, te dije que no, pendejo no! Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente.
Dos kilómetros bajo el sol de las cinco de la tarde fueron recorridos por más de 6 mil mujeres de todas las edades y algunos hombres y medios de comunicación, hasta llegar a la Victoria Alada donde se quemó un muñeco con enormes ojos, sonrisa y un falo, que representaba a ese Estado o individuo machista.
Algunas personas se comenzaron a retirar, otras formaron un círculo alrededor de la batucada lesbofeminista para escuchar un pronunciamiento no oficial, porque como algunas feministas decían, esta marcha no es para entregar un pliego petitorio, sino para demostrarse entre mujeres que no están solas, que se tienen que tender puentes y organizarse contra este país feminicida: No te conozco pero nos necesitamos... porque #VivasNosQueremos #24A, se leía en una cartulina blanca con caligrafía morada.
El 24 de abril miles de mujeres tomaron el espacio público para manifestar su hartazgo de vivir con miedo de salir a las calles, de vestir como les gusta, de sentirse avergonzadas o enfurecidas porque no podían alzar la voz sin que se les revictimizara. El movimiento apartidista y autogestivo #24A reunió a miles de mujeres feministas y no feministas en más de 40 ciudades de 27 estados de la República Mexicana, y otras tantas que expresaron su apoyo desde el extranjero.