La causa ambientalista ha construido muchos escenarios favorables para el planeta y la humanidad. Sin embargo, en su relación con las mujeres no ha encontrado un camino del todo positivo. Generalmente, la participación de éstas se contempla en términos de reproductoras de la especie, cuidadoras del medio y la biodiversidad; así como fuerzas de base para el ambientalismo como movimiento social.

Por esto, las ecofeministas han insistido en la revisión del movimiento, al mismo tiempo que urgen a éste para que incorpore al análisis diversas variables como roles genéricos, patriarcado y opresión. Esta filosofía y modo de vida "tiene un papel muy importante para evitar que se reproduzcan los antiguos prejuicios y mecanismos discriminatorios de género en el interior de uno de los movimientos más vanguardistas que conocemos" (Kerslake-Young, 2013: 53).

Patriarcado capitalista

Desde el ecofeminismo se problematiza al patriarcado como un sistema de dominación extendido sobre la naturaleza. El hombre se ha colocado a sí mismo como el ser supremo y ejerce múltiples violencias sobre el resto de los seres vivos: incluidas sus contrapartes de especie así como el resto de la vida y la Tierra. El ecofeminismo tiene por objetivo desmontar mecanismos destructivos construidos y promovidos por el patriarcado como sistema social que basados en estereotipos y mitos de género han sido extrapolados a la naturaleza.

Por ejemplo, si se atribuye al colectivo de hombres una serie de características masculinas y altamente valoradas socialmente como la caza, la virilidad, la fuerza, la toma de decisiones; y se relaciona al colectivo de mujeres con características femeninas infravaloradas como el trabajo doméstico, el apoyo emocional, la reproducción de la especie y la preservación cultural. Y, además, éstas últimas se extrapolan a la naturaleza. Lo que se obtiene como resultado es un sistema donde lo natural está subordinado a los deseos y acciones de los hombres.

Aunado a esto, el ecofeminismo exhorta a la sociedad para que repiense la lógica capitalista bajo la que se promueve el consumismo, una existencia no-colectiva y la explotación de la Tierra. Una lógica del mal desarrollo, como la nombra Vandana Shiva. "Un mal desarrollo [exportado por las multinacionales] que causa miseria, deslocalización de las poblaciones originarias, hambre, enfermedades, pérdida de la biodiversidad y desaparición de la diversidad cultural, aplastada por el modelo único del capitalismo neoliberal" (Kerslake-Young, 2013: 49).

Esencialismo

También, el ecofeminismo critica el esencialismo con el que se relaciona a las mujeres con la naturaleza. Diversas corrientes ambientalistas identifican a las mujeres con una mística que las dibuja como seres cuyas características biológicas les impiden el desarrollo cultural. En un sentido peyorativo se muestra a las mujeres con una animalidad mayor que los hombres.

A este respecto, el ecofeminismo tiene la tarea de señalar y erradicar dichos mecanismos de discriminación. Hay que dejar claro que las mujeres no tienen que ser madres ni cuidadoras ni salvadoras del planeta para existir en plenitud. Y el movimiento ambientalista no debe exigir de éstas tales actitudes.

Es más, el ecofeminismo indica la enorme importancia de construir proyectos que favorezcan el empoderamiento de las mujeres antes de proyectos que perpetúen los roles tradicionales que triplican la carga de trabajo de las mujeres y las mantiene encasilladas en las funciones socialmente atribuidas de cuidadoras por excelencia. "El ecofeminismo tiene que afirmar, alto y claro, que las mujeres [son] personas y que no [van] a renunciar a los espacios de libertad conquistados por la lucha feminista de las que [les] precedieron" (Kerslake-Young, 2013: 56).

Ética del cuidado

Ante esta situación, una de las propuestas más fuertes del ecofeminismo es la universalización de la ética del cuidado. Se trata de señalar que la protección de otros seres vivos, humanos y no humanos, no es tarea exclusiva de las mujeres. Al contrario, el movimiento ambientalista cumplirá sus objetivos sólo en la medida que el colectivo de hombres asuma consciente la parte que le corresponde en la atención de la vida planetaria.

El ecofeminismo urge a la humanidad para que experimente una reflexión ética y socio-política, que desemboque en una acción consciente ycomprometida con la justicia social y la vida armónica de todas las especies y el respeto por el planeta. Y añade que tal reflexión solo podrá completarse con los aportes de múltiples voces provenientes de distintas culturas y contextos vitales; principalmente del colectivo de mujeres y de culturas no occidentalizadas.

Pero, principalmente, el ecofeminismo insiste en la construcción de políticas ambientales que cuestionen la división sexual del trabajo, que favorezcan el empoderamiento de las mujeres y erradiquen los estereotipos de género.

Fuentes:
Kerslake-Young, Lorraine (2013) "Entrevista con Alicia Puleo: Reflexiones sobre el ecofeminismo" en Feminismo/s . Diciembre, Número 22, pp47-56.
Puleo, Alicia (2011) Ecofeminismo para otro mundo posible. Cátedra, España.
Tapia González, Georgina Aimé (2012) "Ecofeminismo para otro mundo posible" en Revista Nomadías . Julio, Número 15, pp275-279.