FEBRERO 2018

Pinche indio

En su columna, Lucía Rivadeneyra habla del número más reciente de la revista 'Chilango', en la que su tema central, el racismo, provoca a quien lo lee por revelar tanto su vigencia como frecuencia en México.

Pinche indio, así dice la portada de la revista Chilango del mes de febrero. Y le apuesta a la afirmación "...somos una ciudad racista. Y tenemos que hablarlo si queremos que esto cambie". Los editores dicen que el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred), en la encuesta del 2017, señala que los chilangos creen que los grupos más discriminados son los indígenas, los gays y la gente de piel morena.

¿Alguna vez has tenido actitudes racistas o eres racista sin pudor alguno? Es, quizá, una pregunta incómoda a la que la mayoría de la gente contesta que no. Sin embargo, la cotidianidad y una serie de comentarios, chistes, actitudes, entre muchas otras cosas muestran lo contrario. El rechazo a los rasgos y a las lenguas indígenas, a la piel morena, a la indumentaria es un termómetro diario para tener una idea de esta situación. Los orígenes son complejos. Aunque el hogar es una fuente rica para este tipo de actitudes. Hay a quien le enseñan a discriminar o incluso le enseñan a autodiscriminarse.

Cito un párrafo de la novela Las batallas en el desierto del entrañable José Emilio Pacheco, de la segunda edición de 1981: "Gracias a la pelea mi padre me enseñó a no despreciar. Me preguntó con quién me había enfrentado. Llamé 'indio' a Rosales. Mi padre dijo que en México todos éramos indios aun sin saberlo ni quererlo, y si los indios no fueran al mismo tiempo los pobres nadie usaría esa palabra a modo de insulto. Me referí a Rosales como 'pelado'. Mi padre señaló que nadie tiene la culpa de estar en la miseria, y antes de juzgar mal a alguien, debía pensar si tuvo las mismas oportunidades que yo".

Pacheco en el VI Congreso Internacional de la Lengua, celebrado en Panamá en 2013, con su lucidez irrepetible, entre otras cosas, señaló que: "En México, 'pinche' canceló su acepción normal para adquirir, no se sabe cuándo, las características de un epíteto derogatorio que sorprende por su omnipresencia y durabilidad.

"El más amplio catálogo de acepciones lo consigna el excelente Diccionario del español usual en México de Luis Fernando Lara en su segunda edición de 2009. Lara advierte que se trata de una grosería: `Pinche 1. Que es despreciable o muy mezquino. 2. Que es de baja calidad, de bajo costo o muy pobre.

"Pinche puede ser un empleado, el hábito de fumar, la suerte, un policía, una camisa, un perro, una casa, una persona, el mundo entero, una comida, un regalo, un sueldo o bien lo que a usted se le ocurra. Se trata, pues, de un epíteto que degrada todo lo que toca. Normaliza y vuelve aceptable una furia sin límites contra algo que nos ofende y humilla pero no podemos cambiar.

"Admite grados y amplificaciones: 'Esa novela me pareció un poco pinche'. 'El racismo es una actitud pinchísima'. A veces puede ser un sustantivo inapelable: 'No te lleves con él: es un tipo de lo más pinche'. Puede adquirir el rango de injuria máxima: 'No me vuelvas a hablar hijo de tu pinche madre'".

Ante estas reflexiones si leemos la palabra indio junto al calificativo pinche, el panorama no es halagador. En este número de Chilango hay varias columnas dedicadas al tema: de Mael Vallejo, "El reflejo que nos avergüenza"; de Aníbal Santiago, "NRDA: nuestro apartheid"; de Mardonio Carballo, "Trump a la mexicana"; de Fernando Rivera Calderón, "Por mi racismo hablará el espíritu"; de Regina Martínez Casas y María Elisa Velázquez, "'Raza' ¿término correcto o discriminatorio?" Se publica, también, el artículo "El racismo nuestro de cada día" de Jaricuña, con ilustraciones de refranes y frases hechas que tienen que ver con este tipo de discriminación. Asimismo, Federico Navarrete colabora con otro ensayo "Entre nacos güeros". Guillermo Rivera presenta una investigación sobre la necesidad de algunos de "blanquear la piel". Una reseña de Jesús Pacheco sobre el libro El problema de las mujeres, en donde la autora Jacky Fleming analiza cartones de la absurda y ancestral desigualdad de género.

La investigación de Carlos Acuña y Mariana Limón, con fotos de Édgar Durán y un collage de Aldo Jaramillo y Griselle Montejo: "Mosaico del racismo chilango". Sin duda indigna leerla porque brinda una serie de testimonios de personas que han sido discriminadas, ya sea por hablar náhuatl o por ser morenos o por prejuicios como "Las indias sólo saben robar" o "Que cante totonaco en su pueblo" o "¿:Cómo esta india vive en la colonia Roma?" o "Las prietas no hacen papeles protagónicos" o la violencia que sufre Gloria -indígena mazateca y empleada doméstica- y su hijo Paco, por parte de compañeros, profesores y "autoridades" del colegio La Salle Seglares, ubicado en la colonia Florida.

Hay otros casos que conforman este mosaico. Luego de leer las declaraciones de las víctimas -sí, víctimas del racismo-, cualquier lector podría tener un mínimo de empatía para meditar sobre posturas tomadas o frases dichas.

¿Ejemplos inmediatos de racismo? Pregúntele a la persona que tenga a su lado. Todos tenemos ejemplos. Piense, recuerde. Los cuatro o cinco primeros que vienen a mi memoria: "La hermana de tu amiga no es morena, es casi negra" me dijo con horror, un universitario; nunca olvidaré cómo una compañera de la Facultad, admiraba a otra por ser blanca y güera. Una vez le dijo: "Hasta los vellitos del cuello los tienes rubios" y se los tocó como si se acercara a un ángel. La escena, por motivos que ignoro, se me quedó grabada. Ella siempre buscó como parejas a hombres blancos y güeros y encontró a más de alguno; otro caso, escuché cómo a una señora morena muy arreglada, al recoger a sus hijos afuera del colegio, alguien le dijo: "Con todo respeto, tu marido es muy guapo", a lo que ella respondió: "Así lo escogí, ¡blanco!, para mejorar la raza"; una noche, a principios de los años ochenta, fui con un novio a la peña "El mesón de la guitarra" (en Félix Cuevas), creo que todavía existe, y no nos dejaron entrar porque él traía huaraches. ¡Sí, en una peña! donde algunos de los que cantaban los usaban; otro, cuando mi hermano le comentó a un primo de Morelia que en la maestría estaba estudiando los contactos lingüísticos entre el purépecha y el español, el familiar contestó "¡huy, vas pa' tras!". Y podría seguir, con ejemplos y ejemplos...

Chilango, más allá del interesante y provocativo tema central, ofrece un número muy rico en asuntos múltiples, guías, comentarios de diversos tipos, breves ensayos, luces sobre diversas actividades culturales. Edición muy sugerente para la reflexión y el cuestionamiento. Imperdible.

Chilango. Pinche indio. Tenemos que hablar de nuestro racismo. Ciudad de México. Febrero, 2018. Año 14, número 171, 96 pp.