A toda acción corresponde una reacción. La comunicación se ha convertido en un proceso complejo. Las sociedades de hoy en día desgraciadamente han enterrado el verdadero sentido de la misma; a través de la historia y con el surgimiento de los medios de comunicación, el ser humano buscó inicialmente comunicar ideas y transmitir información.

El surgimiento de la publicidad, el marketing, así como la pérdida de valores y el mecanicismo del pensamiento humano nos han arrastrado a la era de la “guerra comunicativa”; los medios de comunicación se valen de sus efectos, no siempre positivos, dentro de la sociedad para manipular, tal es el caso de la política del país que se ha apoyado en los medios para vender una imagen y de cierta forma empujar a los ciudadanos hacia su partido; es una pena que hoy en día existan sociedades manipuladas por los fanatismos vendidos en los medios.

México y su Constitución Política fantasma vivimos dentro de un país retrasado en materia de protección al consumidor. Empresas sin ética persuaden a la población mediante los medios para ofrecer y vender productos chatarra. El público es orillado a seguir pautas de un grupo social determinado donde a través de la frustración creada en el espectador, se le invita a llenar sus vacíos imaginando que por las mentiras envasadas que venden, su vida cambiará radicalmente. Esto es un problema gravísimo que sólo demuestra dos grandes verdades: dentro de nuestro país no existe regulación dentro de los medios para la transmisión de falsas ideas e imágenes hacia la sociedad; nadie ampara a los televidentes, y la otra, y más grave: aún seguimos siendo una sociedad títere, conquistada por otros países y hoy en día por los medios de comunicación.

El rezago educativo a nivel nacional no sólo nos hace un país atrasado científica y tecnológicamente sino que también nos convierte en un país tan manipulable, que el gobierno se vale de los medios de comunicación para crear tensión colectiva bañando de amarillismo nuestro mundo, creando miedo y preocupación entre el público; vivimos dentro de una esfera de angustia encerrados en el terror. Este efecto es muchas veces usado con el simple propósito de distraernos y despreocuparnos de los problemas reales a los que nos enfrentamos.

Las sociedades evolucionan, crecen y buscan alternativas de vida, soluciones a nuestro vivir. Pero ¿a qué precio estamos pagando este proceso?

En mi opinión el problema por el cual hoy en día nos encontramos viviendo dentro de estos efectos es la subrayada carencia de cultura. Las personas no leen, no piensan por sí mismas, nuestra mente es tan perezosa que preferimos copiar, someternos bajo las pautas de vida y de conducta que nos son vendidas dentro de los medios.

Inconscientemente somos anestesiados y hemos permitido que los medios de comunicación sean los vampiros de nuestras vidas.

Somos un claro ejemplo de la analogía que Nietzche hace dentro de su libro Zaratustra : un camello que nos inclinamos hacia todo lo que los medios nos muestran. Lo más triste es que mientras sigamos permitiendo la manipulación, persuasión y tensión colectiva, jamás seremos el león y mucho menos el yo mismo .

Mientras no ejerzamos nuestros derechos, no tendremos jamás una cultura de crítica y analítica de lo que se nos ofrece; seguiremos siendo inyectados de estupidez y conformismo mientras los que manejen nuestros medios sigan pensando como Maquiavelo, “que el fin justifica los medios”. El destino nos alcanza y sí, el hombre es el lobo del hombre.