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Cibersociedad y ciberactivismo: ¿ciencia-ficción o realidad?
Por Elsa Lever M.
Lic. en Periodismo con Maestría en Comunicación por la FCPyS
de la UNAM, diplomada en Género por el PUEG de la UNAM,
y en Feminismo por el CEIICH de la UNAM. Directora
de http://www.mujeresnet.info/
DE MI COLUMNA EN RAZON Y PALABRA
no como una evasión"
¿Existe el ciberactivismo? Antes de verme tentada a responder quisiera hacer una reflexión al respecto, porque un "sí" implicaría la existencia también de la cibercomunidad y la cibersociedad. ¿Existen? ¿Sociedad alterna, realidad paralela?
Por ejemplo, hay quienes dicen que las redes sociales (Facebook y Twitter) han estado levantando revueltas... mas no movimientos sociales. Es decir, han servido para "alborotar", mas no para pensar y organizar. Vayamos por partes.
Creo que la mayoría estamos conscientes de la importancia que reviste el uso del Internet, y dentro de él, las redes sociales, en especial Facebook y Twitter. No en balde hemos "ficcionado" tanto al respecto, queriendo creer que nos traerá el mundo ideal esperado. Y cómo no pensar eso, si Internet está revolucionando la forma de la comunicación y, para muchos, también el fondo.
Sin embargo, esto me lleva a cuestionar sobre el motivo de esta ciencia-ficción del mundo ideal. ¿En realidad queremos un mundo mejor, o lo que se quiere es un nuevo mundo desde el cual dominar otra vez y reproducir lo que conviene? Este mundo paralelo que se está conformando ¿posee validez e incidencia en la vida "real", en la cotidiana, la terrenal, la permanente? Si así es ¿hasta qué grado?
Creo que no le daríamos tanta importancia si no fuera evidente el poder de incidencia. Si no sería estar utilizando el tiempo en algo que sólo pertenece a la esfera de lo imaginario y que jamás saldrá de ahí. Pero una pregunta aún persistiría: ¿en qué grado se da esa incidencia?
Me parece que la fantasía de un nuevo mundo obedece al problema que tenemos con el mundo de carne y hueso. Lo hemos echado tanto a perder, que en cuanto hemos tenido la herramienta para "construir" otro, nos hemos lanzado a "poblarlo". Sin embargo, resulta que, como cada persona cree que sus pensamientos e ideas son las mejores, el nuevo mundo, el virtual, se está poblando de lo mismo que el terrenal. ¿Cuáles son, entonces, las diferencias entre un mundo y otro, si es que las hay? ¿Cuáles son las virtudes y los peligros del virtual?
Podría intentar contestar lo anterior considerando los elementos que caracterizan a una comunidad y a una sociedad, y ver si esto es reproducible en lo virtual. Por ejemplo, las comunidades y, por ende, las sociedades, no lo serían si no estuvieran constituidas por la conversación y la interacción (Berger y Luckmann 2006); además están marcadas por el cara-a-cara, las relaciones íntimas entre amigos; territorio social, sistema social y sentido de pertenencia (Stacey 1974). Por una interacción social basada en el área geográfica, auto-suficiencia, vida común, conciencia determinada y tenencia de fines, normas y significados comunes (Bell y Newby 1974). Y el gran conflicto es que en el mundo red la "comunión" se da con otros que por lo regular carecen de cara, son transitorios o anónimos. En una comunidad los miembros adquieren compromisos con ella, porque los integrantes tienen que vivir juntos (Jones 1998: 24); la pertenencia a una comunidad también es física.
"Una comunidad se circunscribe en un lugar, el cual siempre incluye complejas necesidades sociales y ambientales. No es algo a lo que te puedas unir fácilmente. No puedes suscribirte a una comunidad del mismo modo en que te suscribes a un grupo de discusión en la red. Tiene que ser vivida. Está entrelazada, es contradictoria y envuelve todos los sentidos". (Doheney-Farina 1996)
Se habla también de que la cibersociedad logra sujetos más felices, porque están escogiendo lo que quieren, situación que no pueden hacer en la sociedad real. Es decir, se unen a la gente y a los grupos que escogen, escuchan, leen y consumen lo que les agrada. Nada hay que obligue a lo contrario. Si alguien "cae mal" en la red social favorita, con un click lo "eliminan" y punto.
Pero... ¿qué pasa cuando esos sujetos apagan la computadora, se "desconectan" de su mundo virtual, único y perfecto, y regresan a la realidad, donde nada de eso sucede, donde nada de eso es tan fácil? ¿Qué pasa en el ir y venir del mundo temporal al permanente? Si lo que se busca es la evasión, no creo que sea la mejor motivación para poblar un nuevo mundo... En la cibersociedad hay una tendencia a rodearnos de las propias ideas, porque se puede escoger, perdiendo con ello la tolerancia a otras ideas, a la diversidad, al debate. Se afirman y reafirman los conceptos propios, las convicciones, los prejuicios, en un continuo diálogo con voces similares que convierten las conversaciones en las redes en un monólogo infinito.
Para poder participar en la conversación global hace falta conexión a la red, y utilizarla habitualmente, explican Merelo y Tricas (2008). Y esto no está al alcance de todas las personas. Además, dicen, "parece que en la red tenemos tendencia a reforzar nuestras creencias, en lugar de contrastarlas con otras, de tal manera que nos sirvan para alcanzar una visión más global".
En este mismo sentido es mi preocupación por lo que podríamos llamar "ciberactivismo". ¿Qué tan real y concreto es el ciberactivismo? En este planteamiento de la vida paralela, que es virtual en la forma e ideal en el fondo, ¿cuántas personas hay que cuando se "conectan" son ciberactivistas, pero también lo ejercen en la vida real?
Es decir, ciberactivismo no es el uso de la red para difundir y buscar apoyo para un movimiento social planteado por organizaciones ya dedicadas a ello. ¿O sí? Porque eso es lo mismo que han hecho siempre, sólo que al pasquín, al boteo, a la radio y a la televisión se han añadido las redes sociales y los blogs. Es decir, la forma de activismo no cambia, sólo aumentan los medios por los cuales hacerlo. De esta manera, ciberactivismo debería implicar también un cambio en la esencia de la acción. La construcción social de la realidad que existe en Internet no está constituida "por" la redes, está constituida "en" las redes. (Jones 1998: 25). ¿Entonces, qué es ciberactivismo?
Me parece que lo que estamos viendo ahora es sólo el principio de lo que podría ser el ciberactivismo. Hay en las redes sociales, en efecto, un gran interés por las causas sociales y políticas. Todos los días se abren "grupos" en enormes cantidades ya sea para apoyar a víctimas, defenestrar a un político, defender los derechos de grupos sociales en particular, invitar a manifestaciones pro animales, etc. Sin embargo, el ciberactivismo se ha reducido al botón "sí me gusta", sin el compromiso real –nacido de la vivencia– por esa determinada causa social.
La movilidad es una característica de Internet, no sólo en el sentido de podernos desplazar a través del espacio virtual, sino también de que la clase, el rol, el estatus y el carácter se vuelven etéreos. Por lo mismo que existe una gran movilidad en Internet, no hay tampoco compromisos fijos en la mayoría de los internautas. En Facebook y Twitter se puede ser "activista" de miles de causas, pero muchos usuarios, al ver que ello implica cierta dosis de “seguir” el movimiento o mínimo que lleguen mensajes a su bandeja de entrada, lo que hacen es al otro día "borrarse" de todas ellas y listo. Y entonces vuelvo a preguntar: ¿Cuántos "ciberactivistas" son activistas en la vida real?
Mi interés en la respuesta crece ante la posibilidad de que surjan verdaderos movimientos sociales organizados desde la red. ¿En verdad es eso posible? ¿Las redes sociales tienen la capacidad para encabezar movimientos? Quizá de encabezar no, porque para ello se requieren liderazgos, incluso colectivos. Pero sí de articular. Hace poco vi en Facebook que se prevé un movimiento en la red social para transparentar el proceso electoral de 2012. Suena fabuloso y me encantará vivirlo. Espero que nuestro nivel de planeación y organización para algo así ya esté maduro para entonces.
En definitiva, el tema del ciberactivismo merece espacio aparte, sobre todo porque existe la duda razonable de si en verdad se encuentra en estas nuevas tecnologías el acceso de la ciudadanía a la representación de sus intereses, si en realidad se puede subvertir y luchar a través de las tecnologías.
"En virtud de la naturaleza de las comunicaciones en tiempos de globalización, los habitantes de las ciudades se supondrían con mayor acceso a los bienes simbólicos como imágenes, mensajes colectivos, símbolos provenientes del mercado y del paradigma de la sociedad del conocimiento; empero el acceso a los beneficios telemáticos es limitado y se muestra desanclado de la ‘integración al mercado global'. Así las cosas, sólo existe una ilusión de integración simbólica que es socavada por la carencia de una real integración social." (Güereca 2010)
Creo que conocemos y estamos usando todavía el mínimo del alcance que posee Internet y las redes sociales. Me parece que éstas están ayudando a que nos redescubramos como individuos, así como ciudadanos de nuestro país y del mundo. Pero no debemos perder de vista el uso del poder y el comercio que van de la mano con Internet, así como la discriminación y marginación que se ha dado por la falta de acceso a esta tecnología.
La habilidad, dice Jones (1998: 41), para crear, mantener, controlar el espacio, como sea que se le llame –ya sea virtual, no ubicado o mundo red– nos vincula a nociones de poder y necesariamente a cuestiones de autoridad, dominación, sumisión, rebelión y cooptación. "Sólo por el hecho de que los espacios que nos preocupan en estos momentos sean electrónicos, no hay ninguna garantía de que vayan a ser democráticos, igualitarios o accesibles, y no parece posible que podamos prever qué es lo que va a suceder con sus contenidos y con su dominación".
Hay una sensación penetrante, dice Jones (1998: 30), de que podemos aprender de los errores que creemos haber cometido al utilizar los otros medios de comunicación. "La comunicación mediada por ordenador nos da la sensación de que podemos empezar de nuevo y aprender del pasado".
El reto es no echar a perder también este mundo virtual; el reto es utilizar las redes sociales más allá del narcicismo, el regodeo y el monólogo; que el face to face se constituya con las características del cara-a-cara, o que el cara-a-cara adquiera la relación simbólica del face to face . La idea es que tomemos en serio este mundo virtual y lo vivamos como un compromiso, y no como una evasión. Dice Jones (1998: 24) que "la sensación de comunidad es palpable, pero fugaz", porque es un mundo temporal. En este crear y aprender normas de mundos virtuales, tenemos la gran oportunidad de reaprender a ser sociedad. De todos dependerá que la cibersociedad deje de ser ciencia-ficción para devenir realidad.
Bibliografía
Berger, P. y Luckmann, T. (2006), La construcción social de la realidad, Argentina: Amorrurtu.
Stacey, M. (1974), cita por Steven G. Jones (1998) en el capítulo "Información, Internet y Comunidad" en Cibersociedad 2.0, Bercelona: UOC. P. 39
Bell, C. y Newby, H. (1974), cita por Steven G. Jones (1998) en el capítulo "Información, Internet y Comunidad" en Cibersociedad 2.0, Bercelona: UOC. P. 39
Jones, S. (1998) Cibersociedad 2.0, Bercelona: UOC
Doheney-Farina, S. (1996), cita por Steven G. Jones (1998) en el capítulo "Información, Internet y Comunidad" en Cibersociedad 2.0, Bercelona: UOC. P. 23
Merelo, J. y Tricas, F. (2008), "Redes sociales en Internet", en Estrella Martínez [coor] Interactividad digital. Nuevas estrategias en educación y comunicación. España: EOS. P. 61
Güereca, R (2010), "Mujeres, conocimiento y poder. Opresiones renovadas en el paradigma de la información". Protocolo de investigación de tesis doctoral en Estudios Políticos y Sociales con orientación en Sociología. FCPyS-UNAM.
NOTA: ESTE TEXTO FUE PUBLICADO ORIGINALMENTE EN RAZON Y PALABRA
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