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Doce buenos deseos
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Por Elvira Hernández Carballido
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Comunicación. Profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, fue jurado en el reciente Premio Nacional de Periodismo.
Y termina 2011, por eso para el próximo año deseo:
Primer deseo. No ocultar las canas que adornan mi fleco estilo Mafalda porque simplemente delatan que ya tengo más experiencia de la vida.
Segundo deseo. Agradecer 50 veces la generosidad, la suerte, el gusto, la alegría de sentirme viva. Sentirme 50 veces más airosa que bella. Y todo porque en 2012 ya seré señora de 5 décadas.
Tercer deseo. Seguir usando minifalda y comprando medias con las figuras más llamativas y los colores más vivos para caminar por la calle sonriente, con ese movimiento de caderas que me inspiró Marylin Monroe. Para subirme al camión creyéndome Lilia Prado en una película de Buñuel. Para recargarme en una columna blanca del Palacio de Bellas Artes imaginando que soy Andrea Palma en "La mujer del puerto".
Cuarto deseo. Seguir entrando a un salón de clases con el nerviosismo del primer día, con la emoción de la primera vez académica, con la ilusión de una profesora que se llena de aires de juventud mientras escribe letra jeroglífica en el pizarrón. Y ante mi grupo ser como me gustaría ser, y hacer todo lo posible para compartir conocimientos, para comprometerles a ser mejores, brindarles ilusiones periodísticas, aproximarles a la investigación en comunicación.
Quinto deseo. Seguir brincando con pasión e ilusión por el teclado de mi computadora. Que las yemas de los dedos tiemblen al presionar esa tecla con una letra grabada. Mis sueños se delatan en la pantalla y guardar cada archivo con un verdadero compromiso, con esa gran emoción de investigadora, con esa ilusión de ser algún día la escritora que México esperaba.
Sexto deseo. Continuar a lado de mis cómplices, mis compañeras, mis hermanas por elección, ejemplos de auténtica sororidad femenina.
Séptimo deseo. Sentir a lado mío a esos machines que siguen dándole sentido a mi vida y que son mis amigos llenos de sororidad masculina.
Octavo deseo. Seguir enamorada de los dos hombres de mi vida: Mi esposo Alfredo y mi hijo.
Noveno deseo. Seguir creyendo en el feminismo, por eso amo a los hombres y creo en las mujeres.
Décimo deseo. Vivir feliz en un estado generoso como Hidalgo.
Onceavo deseo. Descubrir que sigo siendo hija, hermana, bella y airosa, profesora, investigadora, amiga, esposa, madre, feminista, nube, cielo, ese modo de ser humano y libre que mi querida Rosario Castellanos nos retó a ser
Deseo doce. Y enamorarme más del micrófono, por eso mi voz vuelve a nacer cada martes y viernes en mi querido hogar que se llama Radio Universidad. Y agradezco que exista gente como usted, que me escucha con solidaridad radiofónica.