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Ser mujer y estar sana (Quinta de siete partes)
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Por Patricia Karina Vergara Sánchez
Feminista, periodista y profesora
Tradiciones, religiosidad, ritos, costumbres y su violencia contra la salud de las mujeres
Al conjunto de violencias en formas y niveles varios expuestos en entregas anteriores de Ser mujer y estar sana, se suma la violencia cultural desde lo tradicional religioso, que puede ocurrir en la acción directa y en presión moral social sobre los cuerpos de las mujeres, o en el ámbito de incidencias sobre las políticas públicas de las naciones.
Respecto a estas violencias, el informe preliminar de la Relatora Especial de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU sobre las prácticas tradicionales que afectan a la salud de las mujeres y los niños en muchas partes del mundo, que se basó en dos seminarios regionales celebrados sobre el tema en África y Asia respectivamente, establece en sus conclusiones: "Cualquiera que sea la práctica y dondequiera que exista, tiene sus orígenes en la desigualdad histórica de las relaciones económicas y sociales entre hombres y mujeres, que redundan en perjuicio de la condición de la mujer. Por lo tanto, no resulta sorprendente que esas prácticas tradicionales tengan los mismos efectos devastadores en las niñas y mujeres de todo el mundo, cualquiera que sea el modo en que se manifiesten e independientemente de que ocurran en Asia, África u otro lugar."[1]
Las creencias acerca de los comportamientos apropiados pueden reducir el acceso a la atención de la salud y a la información al respecto y menoscabar su calidad. Los tabúes directos y las restricciones indirectas disuaden a las mujeres de expresar sus necesidades y riesgos en materia de salud, mientras que las mujeres que no pueden leer ni asociarse fácilmente con otras tropiezan con dificultades para encontrar información sobre la salud. Plantea la UNFPA, y continúa: "esas restricciones significan que las mujeres dependen de las decisiones de terceros en lo tocante a la atención médica; a la posibilidad de aplazar o prevenir un embarazo; a recibir exámenes prenatales durante el embarazo; a disponer de la atención de un profesional capacitado en el parto; o a obtener transporte en caso de emergencia obstétrica. Puede ser difícil para las mujeres plantear sus preocupaciones en materia de salud reproductiva; algunos temas, como las irregularidades de la menstruación, son especialmente difíciles de mencionar. Tal vez las mujeres no logren que se preste atención a sus problemas hasta que la situación se torna grave y las opciones para obtener tratamiento son más restringidas o más costosas."
La acción directa y en opresión moral social sobre los cuerpos de las mujeres desde lo tradicional religioso, se muestra en algunos de los ejemplos presentados a continuación:
La cifra de 135 millones de mujeres en el mundo que han sufrido la ablación del clítoris, que es la mutilación o amputación genital, como también se le conoce, que se da en diversas formas, que varían de una pequeña incisión hasta la completa extirpación del órgano sexual femenino. CIMAC denuncia que "a veces, la mutilación ocurre bajo condiciones primitivas, es decir, sin anestesia, con tijeras o sencillamente con un trozo de vidrio o una cuchilla de afeitar."[2]
Se considera que dos millones de niñas sufren cada año la tortura física y mental que supone la mutilación del clítoris. [3]
Desde 2007 el registro de mutilaciones puede aumentar pues Colombia entró a ser denunciado como parte del grupo de países donde se practica la mutilación del a niñas, según lo reportaron ya diversos medios [4], cuando Araceli Ocampo, personera de Pueblo Rico (Risaralda), puso en conocimiento de la opinión pública la muerte de una niña de la comunidad embera, debido a la mutilación de su clítoris y se descubrió que está practica también ocurre en América Latina.
Las consecuencias de la mutilación genital femenina, de acuerdo con el Informe Preliminar Sobre las Prácticas Tradicionales que afectan a la salud de las mujeres y los niños, son:
Daños físicos: causados, a menudo debidos a la utilización de métodos e instrumentos no higiénicos, figuran las hemorragias vaginales y múltiples complicaciones genitourinarias y obstétricas, el tétanos, la septicemia y, cada vez más, la infección por el VIH/SIDA.
Daños en la salud sexual, dictaminados por el mismo documento: "relaciones sexuales muy dolorosas y difíciles para las mujeres siendo a menudo causa de frigidez".
Daños psicológicos: el trauma provocado por esas intervenciones, practicadas con frecuencia sin anestesia, implica efectos psicológicos duraderos en las jóvenes.
La muerte: en un artículo sobre la mutilación a niñas colombianas, [5] el ginecólogo Jaime Ruiz, explicó que dos de las razones por las que las niñas que sufren la mutilación, mueren en diversas partes del mundo por está práctica, es debido a hemorragias y shock por el intenso dolor que produce la mutilación. Como muestra, en agosto de este año la agencia EFE reporta la muerte de una niña de 13 años en El Cairo, a consecuencia de la mutilación realizada; aún cuando el gobierno de Egipto ya había prohibido dicha práctica dos meses antes, justamente debido a la muerte de otra niña de 12 años.
Otras formas de violencia documentadas en el informe de la CDH de la ONU son:
El matrimonio precoz y la consiguiente maternidad temprana.
Con efectos de estos matrimonios en la salud, la nutrición, la educación y las oportunidades de empleo de la mujer, y la disminución de su esperanza de vida. Con tasas de mortalidad materno infantil elevadas en la región.
UNFPA documenta este matrimonio temprano, también en América Latina exponiendo como ejemplo el caso de San Cristóbal de las Casas, de Chiapas (México), donde existen prácticas como la de obligar a niñas pequeñas (de hasta 10 años) a contraer matrimonio y tradiciones que toleran los malos tratos a la esposa, la violencia doméstica y el incesto.
La preferencia por los hijos varones
Es manifestada en forma de abandono, privación o tratamiento discriminatorio de las niñas en detrimento de su salud física y mental.
Los resultados se ven en prácticas tales como el feticidio o el infanticidio femenino en las sociedades asiáticas, mientras que en las africanas, se dan diferencias entre ambos sexos en materia de nutrición y educación.
La UNFPA estima que Al menos 60 millones de niñas que de otro modo habrían vivido, han "desaparecido" de diversas poblaciones, mayormente en Asia, como resultado del aborto selectivo en función del sexo, el infanticidio o la desatención. [6]
Exigir una dote para compensar la condición inferior de la mujer.
Las consecuencias podrían ser formas particularmente violentas, como los actos de tortura o los abusos perpetrados por familiares, como la llamada muerte por la dote o la quema de la novia. Cabe señalar, que cuanto más joven es la novia más baja es la dote, lo que constituye un estímulo suplementario para el matrimonio temprano.
Partos asistidos por comadronas tradicionales en condiciones de total falta de higiene y seguridad . Además, en algunos países de África, como Ghana, los tabúes nutricionales debilitan a la mujer durante el embarazo, y provocan complicaciones en el parto.
Las interpretaciones religiosas.
"El papel de la religión como causa de prácticas tradicionales nocivas es una cuestión muy delicada." Plantea el Informe de la Comisión de Derechos Humanos.
Sin embargo, reconoce dicho informe "es posible que en los casos en que determinadas prácticas tradicionales se consideren exigidas por la religión, la mala interpretación y el mal uso de ésta puedan servir para crear mecanismos sociales de control de la mujer, a la que se niega su identidad e integridad. En un círculo vicioso, la inferior condición económica y social de la mujer le ha impedido, por ejemplo, influenciar interpretaciones religiosas que pueden agravar su inferioridad y vulnerabilidad."[7]
UNFPA alerta: En todo el mundo, cada año pierden la vida hasta unas 5,000 mujeres y niñas a manos de sus propios familiares, muchas de ellas debido a la "deshonra" de haber sido violadas, a menudo por miembros de su propia familia ampliada.
Muchas formas de violencia contra la mujer sancionada por la comunidad, como los "asesinatos para restaurar la honra" se originan en las exigencias de la comunidad o de la familia de que las niñas conserven su castidad sexual y su virginidad. Quienes perpetran esos actos abusivos a menudo reciben sentencias leves o son exonerados enteramente por los tribunales, debido a que la defensa de la honra de la familia se considera una circunstancia atenuante. Principalmente en el Asia oriental, el África septentrional y partes del Asia meridional. En 1999, al menos 1,000 mujeres fueron asesinadas por esa razón en el Pakistán.
Según el informe anual del año 2000 a la Comisión de Derechos Humanos, se han registrado matanzas de ese tipo en Bangladesh, el Brasil, el Ecuador, Egipto, la India , Israel, Italia, Jordania, Marruecos, el Pakistán, el Reino Unido, Suecia, Turquía y Uganda.
En el informe se indica que en Batsail (Bangladesh), una muchacha de 18 años de edad fue azotada por orden de los clérigos debido a su comportamiento "inmoral". En Egipto, un padre se paseó por las calles blandiendo la cabeza de su hija decapitada y proclamando "he vengado mi honra".
También la UNFPA denuncia que Muchas culturas permiten o, al menos, toleran cierto grado de violencia contra la mujer. En el subcontinente de la India y en partes del Asia meridional y occidental y África, por ejemplo, se considera que los hombres tienen derecho a disciplinar a sus esposas como lo consideren necesario. En muchas sociedades es una convicción profundamente arraigada que el esposo tiene derecho a golpear o intimidar físicamente a su esposa.
Incluso las mujeres suelen considerar que un cierto grado de malos tratos físicos se justifica en ciertas circunstancias. Por ejemplo, un 80% de las mujeres encuestadas en zonas rurales de Egipto dijeron que los golpes eran comunes y a menudo justificados, particularmente si la mujer se negaba a tener relaciones sexuales con su compañero.
Religión y conservadurismo en la política. Dos obstáculos más para el disfrute de la salud.
El conservadurismo en los países más poderosos del mundo y la incidencia de religiones fundamentalistas en las políticas de las naciones, afecta directamente a las mujeres de todo el mundo. En la página electrónica de Coalición Internacional por la Salud de las Mujeres, [8] se lee, refiriéndose a Estados Unidos: "Desde enero de 2001, la administración Bush ha establecido una serie de políticas que socavan la salud y los derechos de las mujeres y las niñas a nivel mundial. Esas políticas, apoyadas por un Congreso controlado por el partido Republicano, están erosionando la salud y los derechos sexuales y reproductivos."
Dicha página identifica la acción de dichas políticas en cuatro formas:
Limitando o retirando el financiamiento para programas efectivos que son considerados incompatibles con los valores conservadores.
Un ejemplo proporcionado, también por el mencionado espacio, es el que "en los últimos tres años (AF 2002-4), el presidente Bush ha rehusado entregar fondos por un total de $93 millones que fueron aprobados por el Congreso para el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) -el mayor proveedor mundial de servicios de planificación familiar y salud reproductiva para mujeres-... negando así servicios para una maternidad segura, anticonceptivos, reparación de fístula y prevención del VIH/SIDA a mujeres en 140 países en desarrollo."
Creando nuevas fuentes de financiamiento o canalizando los fondos existentes a través de organizaciones y programas que promueven una agenda política radicalmente conservadora, sin consideración alguna a criterios científicos y de salud pública:
Bush ha solicitado cada vez más fondos (para 2005, 172 millones de dólares), apoyando el nuevo y no probado enfoque de educación exclusivamente sobre abstinencia, el cual no brinda información de salud pública a las personas jóvenes, sean o no sexualmente activas.
En 2004 el congresista estadounidense Henry Waxman (demócrata por California) instigó una investigación especial, la cual reveló que dos tercios de los receptores de fondos para estos programas utilizan currículos que contienen información falsa, confusa o distorsionada sobre la salud reproductiva y que muchos de ellos están promoviendo, como hechos científicos, estereotipos acerca de los niños y las niñas. Uno de los currículos afirma: "Las mujeres miden su felicidad y juzgan su éxito por sus relaciones. La felicidad y el éxito de los hombres dependen de sus logros". Otros tergiversan la efectividad de los condones, enseñan que el sudor y las lágrimas son factores de riesgo para la transmisión del VIH, advierten que entre el 5 y 10 por ciento de mujeres que tienen abortos legales quedarán estériles y presentan como un hecho científico la opinión de que la vida inicia al momento de la concepción.
Censurando información, abogacía e investigación sobre estrategias de salud integrales:
En abril de 2004, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) anunció que especialistas de salud del gobierno estadounidense ahora tienen que solicitar autorización de funcionarios gubernamentales de alto nivel antes de que puedan ofrecer su experticia como consultores/as a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tratando de retractarse de acuerdos internacionales previos y diluir los nuevos acuerdos que avanzan la salud y los derechos sexuales y reproductivos.
Conservadurismo en América Latina:
No sólo desde el imperio más poderoso en nuestros días se dicta la salud de las mujeres, también las organizaciones religiosas y conservadoras inciden en forma directa, dentro de cada nación. Por ello, es necesario hacer visible una segunda forma de esta violencia desde las instituciones tradicionales y o religiosas contra las mujeres que es el activismo y cabildeo para incidir en políticas públicas de salud.
Así ocurrió, como se menciona en el texto de Cabal en la Conferencia de Beijing en 1995, y en la revisión de los cinco años de Cairo+5, y Beijing+5: "Los derechos sexuales y reproductivos fueron objetivo de ataque por parte de los fundamentalistas musulmanes y católicos. Que Estados conservadores y sus Organizaciones No Gubernamentales aliadas buscaron debilitar las negociaciones, principalmente bloqueando los consensos en temas tales como el aborto inseguro, la inclusión de derechos sexuales y reproductivos, y la discriminación con base en la orientación sexual."[9]
Con respecto a la iglesia católica en América Latina, Miriam Medina enumera tres intervenciones recientes: "Sigue oponiéndose al uso de anticonceptivos para las mujeres de su feligresía; lanzó en años anteriores campañas desprestigiando el uso del condón y ha intervenido en contra del uso permitido de la Pastilla de Anticoncepción de Emergencia."
Como ejemplo: en marzo de 2001, la ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet, en ese entonces ministra de Salud, autorizó la comercialización de la píldora de anticoncepción de emergencia, lo cual generó la inmediata declaración de la Conferencia Episcopal , en rechazo a la medida, y la rápida acción de los grupos autodenominados Pro-vida, que presentaron un recurso ante los tribunales de justicia para que declararan la ilegalidad del fármaco, argumentando que era abortivo. La Corte Suprema falló, en ese entonces, a favor de los conservadores. [10]
En los años más recientes:
En Brasil, en donde el presidente Luiz Inácio Lula da Silva presentó un Plan Nacional de Planificación Familiar, mediante el cual el Estado va a lanzar al mercado 50 millones de preservativos al año a un precio simbólico, que reducirá en un 90% el precio de pastillas anticonceptivas y creará otras medidas para una mejor salud sexual y reproductiva de hombres y mujeres. Ante lo cual, según informó el diario El mundo de España, uno de los representantes de la Conferencia Episcopal de América Latina y el Caribe y obispo de Belén, Orani Tempesta, criticó el plan de Lula y argumentó que los recursos financieros destinados por el gobierno al programa de planificación familiar podrían ser mejor utilizados para 'ayudar a los pobres y a las Santas Casas', en referencia a los hospitales mantenidos por la Iglesia católica. [11]
En 2007, en Nicaragua, grupos de mujeres se manifestaron exigiendo la separación del Estado-Iglesia (Católica) pues ésta influyó poderosamente en la votación que penalizó la interrupción del embarazo aún cuando peligre la vida de la mujer. [12]
En los primeros meses de 2008, en Chile, El Tribunal Constitucional decidió declarar inconstitucionales las Normas Nacionales sobre Regulación de la Fertilidad del Ministerio de Salud, y suspender la venta de levonorgestrel, por lo que van a desaparecer del mercado la PAE , Pastilla de Anticoncepción de Emergencia -o píldora del día después-, los Dispositivos Intrauterinos, y varios anticonceptivos corrientes que contienen el mismo compuesto y que se distribuyen en los consultorios. Posibles consecuencia de estas medidas son el que se eleve el número de muertas por abortos llevados a cabo en condiciones inadecuadas debido a la pobreza. Sólo las mujeres de determinado poder adquisitivo podrán acceder a anticonceptivos más caros, y podrán seguir abortando en clínicas sin riesgos, saliendo de este país. Por otra parte se afectará el alza de la natalidad entre las más pobres.
En México, en abril de 2011 y a pesar de ser legal la Interrupción Voluntaria de Embarazo en el Distrito Federal, la Iglesia católica llamó a detestar y a aborrecer con la misma indignación e intensidad a los criminales que destruyen la vida de miles de jóvenes mediante el asesinato y la drogadicción, y a las "autoridades irresponsables que promueven el aborto "[13].
Así, diferentes formas y niveles de violencia marcan la línea que divide la salud y la enfermedad, la vida y la muerte para miles de mujeres. Cabal, ilustra: 35% de las muertes maternas en Argentina y Chile se deben a la práctica de abortos inseguros. Y, a pesar de todo, la problemática del aborto aún no ha sido entendida como un tema de salud pública y el debate en torno al tema se ha visto entorpecido por las objeciones morales y religiosas que imperan en la región. [14] Sólo como un ejemplo de estas formas de injerencia del pensamiento conservador y las acciones de algunos líderes religiosos y sus seguidores sobre los cuerpos y vidas de las mujeres.
El negocio sobre los cuerpos de las mujeres
Las condiciones socioculturales y políticas, de la localidad en que habitamos, la cultura patriarcal y sus múltiples formas de violencia, la falta de acceso a los servicios de salud y el conservadurismo y las religiones opresivas atentan contra la salud de las mujeres, pero, además, la salud y los cuerpos de las mujeres son un jugoso negocio para farmacéuticas, laboratorios de productos de belleza y para quienes ofrecen los servicios de salud, ese será el tema de la siguiente entrega de "Ser mujer y estar sana".
Notas:
[1] Embarek Warzazi, Hamila, Informe preliminar de la Relatora Especial sobre las
prácticas tradicionales que afectan a la salud de las mujeres y los niños de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU
[2] CIMAC, Mutilación genital femenina, práctica cotidiana en Holanda .
[3] Ibidem.
[4] Jaramillo Efraín, La mutilación de clítoris a niñas emberas: un debate necesario
[5] Ibidem.
[6] UNFPA El estado de la población mundial 2000.
[7] Embarek Warzazi, Hamila, Op.cit.
[8] Asturias Laura E., Traductora. Compilado por la International Women's Health Coalition. La Otra Guerra de Bush.
[9] Cabal, Luisa; Lemaitre, Julieta y Roa, Mónica, Op.cit.
[10] M.E. Ni de la Iglesia ni del Estado .
[11] Ibidem
[12] La Jornada , protestan mujeres en Managua contra la despenalización del aborto.
[13] El informador; La Iglesia compara con criminales a autoridades que legalizan el aborto.
[14] Cabal, Luisa; Lemaitre, Julieta y Roa Mónica , Op. Cit.
LEE LAS ENTREGAS ANTERIORES:
>>> Ser mujer y estar sana IV. Violencia contra la salud de las mujeres. Acceso de las mujeres a servicios de salud
>>> Ser mujer y estar sana III. Violencia contra las mujeres en las relaciones personales y sus secuelas
>>> Ser mujer y estar sana II. La cultura patriarcal en los sucesos diarios
>>> Ser mujer y estar sana I. ¿Es posible en el mundo contemporáneo?