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Se me sale cuando me río...
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Por María Esther Espinosa Calderón
Periodista, ha colaborado en diversos medios, entre ellos el Uno más Uno, Mira, El Universal, Etcétera, 'Triple Jornada' del periódico La Jornada, y en la revista Fem.
* Las personas que sufren incontinencia urinaria no deben de aislarse del mundo y poner barreras, advierte la autora. Es conveniente aprender a convivir con ella porque, definitivamente, la vida continúa y hay que disfrutarla.
"Se me sale cuando me río, cuando me agacho, cuando estornudo, cuando cargo algo pesado, o repentinamente y sin causa aparente; me abochorna, siento una pena tremenda, el nerviosismo y la incomodidad se apoderan de mí, sobre todo cuando estoy entre la gente, al no poder controlar el 'chorrito de pipí', que se sale al menor esfuerzo", confiesa Laura.
Así como ella, existen miles de mujeres que experimentan a diario la impotencia de no poder evitar que se les escapen una gotas de orina cuando hacen deporte o algún esfuerzo si corren, si suben escalones, si cargan el mandado, si gritan o ríen a carcajadas, si esto o lo otro; algunas tienen la necesidad de ir recurrentemente al baño para liberar la vejiga que constantemente sienten que está a punto de estallarles.
Esto puede ser apenas el principio de un calvario marcado por la vergüenza o por la depresión. Hay casos en los que la incontinencia urinaria restringe las actividades más simples de la mujer: evitan salir de casa, dejan el trabajo, limitan sus relaciones sexuales.
La incontinencia urinaria (IU) femenina se define como la pérdida involuntaria de orina que condiciona un problema social o higiénico en la mujer. [1] Todas las mujeres en algún momento de su vida han vivido un episodio de incontinencia: durante el embarazo, después del parto, cuando hay una infección común como la cistitis, que es ocasional y no provoca mayor problema. Sin embargo, cuando se presenta de forma regular o afecta la actividad diaria, personal, social y sexual hay que visitar al (o la) médico (a).
Esperanza no sabía que así como ella hay muchas mujeres que la padecen y que por pena o temor al que dirán ocultan por años esa molestia que es bastante común y que en la gran mayoría de los casos puede solucionarse.
Es un problema ocho veces más frecuente en la mujer que en el hombre, con una prevalencia que va en aumento según se avanza en edad. Llega a afectar al 65 por ciento de las mujeres de la tercera edad. Tres de cada diez mujeres sufren de incontinencia urinaria.
Aurora dice que se tiene que poner una toalla femenina porque al menor esfuerzo se le sale la orina, señala que posiblemente "tenga la vejiga caída", no sabe que es algo común. Berta está en las mismas condiciones y se tiene que cambiar varias veces al día la ropa interior, "no creo que sea necesario usar pañales, porque apenas son unas pequeñas gotas, creo que hay mujeres que sí tienen esa necesidad, yo todavía no".
La calidad de vida de las mujeres que sufren IU se ve mermada por los problemas sociales, psicológicos, domésticos y físicos que acarrea. Esta pérdida involuntaria de orina es un problema que se puede manifestar de diversas maneras con varios grados de severidad y que tienen causas distintas.
Entre el 25 y el 30 por ciento del sexo femenino presentan en algún momento de su vida uno o varios episodios de IU, sin embargo, la incidencia exacta de esta enfermedad es difícil de calcular, debido a que la mayor parte de las veces dejan pasar el tiempo y no lo asumen como un problema que hay que resolver o no lo consultan con el o la especialista por vergüenza.
"Si bien es un problema que no altera el pronóstico vital tiene una morbilidad psicológica asociada, puede producir trastornos del sueño, por las pérdidas nocturnas, tiene un efecto negativo en la autoestima y en la autonomía; puede aumentar el riesgo de aislamiento social, de depresión y de disfunción sexual, todo ello aumenta de manera importante a la autopercepción de salud y a la calidad de vida". [2]
Hay diferentes tipos de incontinencia urinaria femenina, la más frecuente es la incontinencia de esfuerzo. Se trata de aquellas pérdidas de orina provocadas por acciones que incrementan la presión dentro de la vejiga, que con el mínimo esfuerzo como toser, reír, estornudar, levantar objetos pesados o durante la actividad sexual arrojan involuntariamente una pequeña cantidad de orina: Generalmente son gotas o chorritos pequeños, pero no por eso, triviales e intrascendentes, sino a veces con repercusiones dramáticas. Este tipo de incontinencia puede ser consecuencia de varios partos vía vaginal, sobre todo si han sido difíciles, recién nacidos de gran tamaño, con fórceps; puede ser por sobrepeso, hipotiroidismo o el descenso del útero o vejiga.
También se encuentra la incontinencia de urgencia, es la necesidad frecuente y urgente de orinar, siendo incapaz de poder contenerla, la pérdida total del contenido de la vejiga es importante; en este tipo, hay eventos que desencadenan la urgencia, como lavarse las manos y escuchar correr el agua. Se le relaciona con infecciones urinarias recurrentes, baja ingesta de agua, consumo de alimentos irritantes, condimentados o fuertes, también derivados de enfermedades como diabetes, hipertensión o trastornos digestivos como colitis, gastritis y estreñimiento.
Existen otros tipos de incontinencia como la mixta, en donde se combinan esfuerzo con la de urgencia, ésta la pueden padecer mujeres jóvenes, pero afecta en mayor medida a mujeres postmenopáusicas.
La incontinencia por rebosamiento, es cuando la vejiga está llena, y pierde orina, generalmente como goteo. Este tipo es más frecuente en varones, ya que la próstata obstruye al crecer y no permite el vaciamiento de la vejiga. Es la segunda causa de IU en el varón de edad avanzada, en general causada por la hiperplasia benigna de próstata, cáncer de próstata o cualquier problema que origine el estrechamiento de la uretra.
También está la incontinencia funcional, que se caracteriza porque la persona no es capaz de llegar al sanitario por limitaciones funcionales como artritis, poca movilidad o discapacidad. [3]
Se encuentra otro tipo que se da solo bajo ciertas circunstancias como pueden ser: ejercicio, coito, tensión emocional.
La enuresis se presenta sin sentir y puede ser de día o de noche, por un mal funcionamiento de vejiga y uretra o de los centros nerviosos en médula espinal, es común en los niños y adultos mayores.
Esperanza tiene 50 años, está en la menopausia, dice que no sabía qué le pasaba, empezó a sentir que con algún esfuerzo la orina se le salía. "No quería reír, ni hacer ejercicio, cuando fui con mi ginecóloga me dijo que por la falta de estrógenos el piso pélvico se debilitaba y por eso en ciertas circunstancias la orina se me salía; me dio una serie de ejercicios para ayudar a fortalecer mi músculo, hasta ese momento supe qué era lo que me estaba ocurriendo, a algunas amigas les pasaba lo mismo, pero no le daban la mayor importancia, otras por pena no lo comentaban, o no se lo habían dicho a su doctor (a)".
La realización supervisada de ejercicios de suelo pélvico o ejercicios de Kegel, de manera regular, han demostrado ser eficaces para todo tipo de incontinencia tanto en mujeres como en varones. [4]
"Los ejercicios de Kegel o ejercicios de contracción del músculo pubocoxígeno, son ejercicios indicados para mujeres y están destinados a fortalecer los músculos pélvicos. También son recomendados para evitar alteraciones comunes como la incontinencia urinaria o para facilitar el parto. En el campo sexual son los ejercicios que hay que practicar para obtener buenos resultados a la hora de conseguir mayor placer sexual". [5]
Es importante la atención médica, con un diagnóstico preciso, específico e individual para dar el tipo de tratamiento que cada caso requiere.
Existe la idea generalizada que la incontinencia urinaria se trata con cirugía, sólo el 30 por ciento de las mujeres que la padecen son candidatas a ella. El 70 por ciento puede ser tratado con métodos conservadores como el ejercicio de los músculos del piso pélvico. Dependiendo también de qué tipo de incontinencia sea, por ejemplo si es la de "urgencia" el tratamiento inicial es conductual: se procede a reeducar a la vejiga y cambiar los hábitos de alimentación, de ingesta de líquidos y evacuación. Existe también el uso de medicamentos según cada caso, o el uso de otros tipos de tratamientos.
Las personas que sufren incontinencia urinaria no deben de aislarse del mundo y poner barreras. Es conveniente seguir disfrutando de la vida, aprender a convivir con ella; si se tiene IU ubicar visiblemente dónde se encuentra el sanitario y llevar siempre consigo productos absorbentes de protección. Se deben tener ciertos cuidados que ayuden a estar mejor, como controlar el peso, evitar el estreñimiento, la ingesta excesiva de irritantes y cafeína.
Si te aflige, hay muchas alternativas que te ayudarán, pero definitivamente el mundo no se acaba por la IU, la vida continúa.
Referencias:[1] http://sincuentaymas.com.mx/incontinencia-urinaria-femenina-tipos-y-tratamiento/
[2] Incontinencia Urinaria en http://www.fisterra.com/guias2/incontinencia.asp , consultado el 3 de febrero de 2012.
[3] http://sincuentaymas.com.mx/incontinencia-urinaria-femenina-tipos-y-tratamiento/
[4] http://www.fisterra.com/guias2/incontinencia.asp
[5] http://es.wikipedia.org/wiki/Ejercicios_de_Kegel , consultado el 3 de febrero de 2012.