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Dulce Matuz: "La activista indocumentada"
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Por Karina Ortega Maya
Lic. en Comunicación y Relaciones Públicas por la Universidad Latinoamericana (ULA), con Maestría en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.
* Es una realidad palpable, comenta la autora, que cada día mujeres de diferentes nacionalidades, culturas e idiosincrasias se enfrentan a la realidad persistente y cruel de un mundo caótico, incoherente, dirigido únicamente por los intereses capitalistas y representados por los peores intereses humanitarios.
A todos nos sirve de inspiración la actividad desarrollada por diversas organizaciones progresistas del mundo, activistas sociales, luchadores incansables que denuncian casos de censura, tortura, violaciones a la Ley, transgresión a los derechos humanos, y otros abusos cometidos por autoridades o por poderes económicos a nivel internacional, y que gracias al actuar de estos activistas, a su peregrinar entre abusos, amenazas y penurias logran en muchos casos combatir las injusticias de la clase gobernante, y hacer del conocimiento de la opinión pública sus injusticias y arbitrariedades, y aportando en diversos casos y logrando en muchos otros valiosas modificaciones a nivel legislativo, judicial y federal en lo referente al tópico de los derechos humanitarios.
Una de esas meritorias activistas sociales es Dulce Matuz, joven indocumentada de 27 años de origen latino, oriunda de la Ciudad de Hermosillo, Sonora (México), quien con tan sólo15 años cumplidos traspasó la frontera con Estados Unidos, de manera ilegal en compañía de sus padres, y quien a tan sólo unos años de esa irrupción difícil y por más transformadora ha alcanzado gracias a su tenacidad, su lucha y su constancia la Presidencia de la Coalición de Arizona por la lucha del Dream Act., y quien a últimas fechas fue distinguida y galardonada entre las 100 personas más influyentes del mundo según la publicación de la Revista Time, ocupando el puesto 23 con personalidades tan disímbolas como interesantes.
En entrevista Dulce Matuz pronunció: "Este es un gran honor, pero también este honor viene con una gran responsabilidad para seguir luchando por los derechos de los jóvenes inmigrantes", "Este reconocimiento no es para mí, sino para todos los soñadores que han trabajado conmigo en la coalición y todos los estudiantes indocumentados que viven en Estados Unidos."
Dulce siendo indocumentada terminó sus estudios de bachillerato y alcanzó el grado de ingeniera por la Universidad Estatal de Arizona (ASU) donde se graduó, pero desfavorablemente debido a la Ley no pudo emplearse como profesionista; Esta es una historia más, de una mujer fuerte, decidida, aguerrida que tuvo que pelear por su derecho para contribuir en el país al que ella ha llamado su hogar, y su historia... es como la de muchos otros activistas y luchadores sociales. Comenzó desde hace muchos años involucrándose en la lucha por los derechos de los estudiantes indocumentados cuando en el año de 2007 fue aprobada en Arizona La Ley estatal 300, que obliga a los indocumentados a pagar colegiatura como extranjeros, en colegios comunitarios y universidades estatales, medida por más antimigratoria y racista, dirigida a parar el flujo emigrante en esta zona americana.
"Ese fue el primer ataque directo en contra de la comunidad inmigrante en Arizona. Nuestra colegiatura aumentó tres veces más de lo normal, de 2,500 dólares que pagaba por semestre, después tuve que pagar 8,500 por semestre" añadió. Medida finiquitaría de las becas provenientes de fondos públicos para los estudiantes indocumentados, disposición que afectó directamente a muchísimos jóvenes que no pudieron pagar sus estudios y por lo cual debieron abandonar sus anhelos educativos.
El involucrarse como estudiante inmigrante al Dream Act, representa una decisión difícil y distinta para cada individuo por las represalias y las consecuencias derivadas de sus actos y protestas; dificultad realmente necesaria para apoyar la lucha a favor de los derechos humanos y la justicia social, recordemos que aun cuando los indocumentados no tienen derecho al voto, sí tienen la posibilidad y el derecho de influir y externar su sentir en la opinión de aquellos ciudadanos norteamericanos que pueden sufragar y que deciden el rumbo de nuestro vecino del Norte. Como bien señalara la activista social, "yo no podré votar, pero sí tengo una voz", palabras fuertes, pero con un gran sensibilidad social. Es una realidad palpable que cada día mujeres de diferentes nacionalidades, culturas, idiosincrasias se enfrentan a la realidad persistente y cruel de un mundo caótico, incoherente, dirigido únicamente por los intereses capitalistas y representados por los peores intereses humanitarios. No hay que olvidar que:
"Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo". Franz Grillparzer.
(La razón principal del Dream Act, es la regulación de la situación de los inmigrantes jóvenes que entraron de niños al país y que aspiran a cursar estudios superiores o ingresar en las Fuerzas Armadas, esto fue aprobado en la Cámara de Representantes en 2007, pero no obtuvo los 60 votos en el Senado para su votación definitiva, desfavorablemente en el 2010 nuevamente se instó a su aprobación, pero el resultado fue el mismo).