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Caminata por la Vida
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Foto: Brenda Ayala/MujeresNet
Por María Esther Espinosa Calderón
Periodista, ha colaborado en diversos medios, entre ellos el Uno más Uno, Mira, El Universal, Etcétera, 'Triple Jornada' del periódico La Jornada, y en la revista Fem.
Tristeza, coraje e impotencia, son sentimientos que madres y padres expresan en la Caminata por la Vida, en Chihuahua, ante una nula respuesta e interés del gobierno por el esclarecimiento de la desaparición de sus hijas; claro, porque ellas no son francesas ni estrellas del espectáculo, opina la autora.
México es un país donde priva la impunidad, la injusticia, el compadrazgo, los tratos políticos en lo "oscurito", la corrupción, donde hay distractores para mantener a la población entretenida, mientras se toman otras decisiones, donde encierran perros y liberan a delincuentes, donde no encuentran a una niña muerta debajo de un colchón, ni hay recursos para que opere un Ministerio Público eficiente, pero en cambio, se destina el erario público para comprar un costosísimo avión presidencial, cuando el pueblo se ahoga en la precariedad y millones de mexicanos se hunden en la pobreza extrema o muchos madres y padres en la impotencia de no encontrar a sus hijas desaparecidas.
Así se gobierna en México, con realidades paralelas y antagónicas; los partidos políticos se llenan las bolsas y hasta compran elecciones; vemos indígenas encarcelados (as) a los que se les violaron sus derechos humanos y seguirán encerrados (as) e ignorados (as) porque no son franceses ni estrellas del espectáculo como la cantante Jenny Rivera, muerta en un accidente aéreo a quien se le realizaron las pruebas de ADN en 24 horas, mientras que los familiares de las y los desaparecidos (as) llevan años esperando. Sólo en México las madres y los padres de las personas desaparecidas continúan buscando y luchando por saber el paradero de sus hijas ante la ineptitud del gobernador de Chihuahua, César Horacio Duarte Jáquez y de las autoridades federales por parar las desapariciones forzadas y los feminicidios.
Un día salieron de su casa para no volver, primero fue una, le siguió, otra, otra y muchas más. No regresaron de la escuela, de su trabajo, de la tienda, como si se las hubiera tragado la tierra. Sus madres y sus familiares las buscan con desesperación. Desaparecen aquí, allá, en todo México. El país pareciera ser el enemigo de las mujeres y sobre todo de las jóvenes y las autoridades no hacen nada, o no llegan a ningún resultado.
Es pan de todos los días: María Dolores Mendoza López, de 60 años desapareció el 17 de enero, la última vez que se le vio fue en el centro comercial Smart Libramiento; de Joselyn Sandoval, de 18 años de edad, se desconoce su paradero desde el 18 de enero; a Diana Laura Pimentel Rodríguez, de 17 años, no se le ha visto desde el 21 de enero; María Guadalupe Martínez Delgado, de 14 años, se fue del albergue Centro Victoria y no se le ha vuelto a ver. Todas ellas desaparecieron en Ciudad Juárez, Chihuahua, en estos últimos días. También han desaparecido y continúan desapareciendo, casi todos los días, mujeres en el Estado de México, en el Distrito Federal, en Oaxaca, en Chiapas, en muchas partes.
El martes 15 de enero, cuatro madres y un padre de las desaparecidas, a quienes se les sumaron personas que apoyan su causa, partieron de Ciudad Juárez con destino a la capital de Chihuahua. Recorrieron más de 350 km , desafiando a la naturaleza y aguantando temperaturas gélidas y a veces un sol quemante. Sus pies pisaron día con día el desierto del estado más grande de la República , con el fin de entrevistarse con el gobernador, para exigir justicia.
Pero al llegar, el 21 de enero, cansados, con los pies llagados, con insolación, se encontraron con que el gobernador estaba en Chiapas en el lanzamiento de la Cruzada contra el Hambre, los integrantes de la Caminata por la Vida fueron recibidos por el secretario general de Gobierno, Raymundo Romero Maldonado, a quien le demandaron justicia y esclarecimiento de los crímenes y desaparición de mujeres, le exigieron también, la entrega de osamentas que se encuentran en el Servicio Médico Forense (Semefo), así como conocer las segundas opiniones de los análisis de los restos, que se otorguen actas de defunción y la constancia de ADN y que les digan quiénes son los responsables de las desapariciones de sus hijas.
El sacrificio era poco por saber el paradero de sus seres queridos, por la mañana caminaban bajo el sol quemante, ¡qué importan las llagas que se les hicieron en los pies! Ni el frío congelante, porque su alma se encuentra así desde el día que sus hijas salieron sin regreso a sus hogares. ¡Vivas se las llevaron, vivas las queremos! Es el grito desgarrador que sale de las gargantas de estas madres y de muchas más en todo el país. " ¡Nuestras hijas no son mercancía!", entre otras consignas gritaban frente a la sede del Poder Ejecutivo Estatal, en la Cruz de Clavos, donde se encuentran los nombres de cientos de mujeres asesinadas.
"Los primeros días fueron los más difíciles, pero vale la pena por mi hija", dice José Luis, padre de esmeralda Castillo Rincón, desaparecida el 19 de mayo de 2009, a los 14 años de edad.
Para Modesta Gómez, sus 65 años no son impedimento para buscar a su hija Claudia Antonia Nuñez, desaparecida el 14 de agosto de 2008 a la altura del kilómetro 27 de la carretera a Casas Grandes. "Dejó dos hijos, la niña de 10 que ya cumplió 15 y el niño que tenía 5 ya cumplió 11".
El recuerdo de sus hijas está presente a cada instante en la mente de las madres, les da tristeza, coraje e impotencia, todo se junta. Norma Laguna, lleva muchas noches sin dormir esperando alguna respuesta que no llega. Idalí Juache Laguna, su hija, tenía 19 años de edad cuando el 23 de febrero de 2009 no regresó a su hogar.
Cada una de las madres y el padre de la Caminata por la Vida tiene su historia de dolor y desaliento. Se preguntan: ¿Por qué no hay alguien que haga algo? Ven pasar el tiempo, las horas, los días, los meses, los años y nadie hace nada. No hay resultado pero en cambio hay puras promesas, puras mentiras. Las jóvenes siguen desapareciendo.
"¿Qué exigimos? Justicia, ahora, ahora, presentación con vida y castigo a los culpables, Marisela vive (en recuerdo a Marisela Escobedo), la lucha sigue", gritaron las mujeres y los hombres que atravesaron el desierto de Chihuahua.