El columnista nos explica cómo los medios de comunicación han construido y establecido estereotipos de género, y llama a seguir exigiendo un cambio hacia una representación más digna y equitativa.

Los estudios de género, en su ejercicio crítico de mostrar la inequidad en la que viven mujeres y hombres, han encontrado en el discurso de los medios de comunicación una inagotable fuente de manifestaciones de esa disparidad representativa de lo femenino y lo masculino. El análisis crítico desde la perspectiva de género ha permitido la creación de organismos encargados de denunciar la representación estereotipada de los roles femeninos y masculinos. Al mismo tiempo han exigido la transformación de los formatos, del lenguaje, de la distribución de los tiempos de participación de comunicadoras y comunicadores.

Al parecer, la situación ha cambiado poco y el acto de denunciar y criticar vuelve a ser necesario. Recientemente se alzó la voz en contra de una campaña publicitaria de una marca de cerveza que hacía la representación estereotipada y fragmentada de la mujer para colocarla como objeto sexual que hacía fácil la existencia masculina. "Es fácil ser hombre" sostenía el lema publicitario mostrando a mujeres en posturas eróticas, destacando los senos o las caderas. Esta cosificación de la mujer llevó a varios grupos feministas a exigir el retiro de los anuncios espectaculares que se podían hallar en varios puntos de la ciudad. Las demandas fueron escuchadas por los legisladores quienes obligaron a la empresa cervecera a retirar dichas imágenes.

El éxito de esta denuncia abrió nuevamente el debate sobre el proceso de estereotipación que realizan los medios de comunicación en sus distintos formatos discursivos sobre la representación de los géneros. El acento está puesto en la representación estereotipada de las mujeres porque ellas han sido las más afectadas por esa construcción equivocada y parcial que han hecho los medios a lo largo de los años. Pero la estereotipación de la figura masculina también ha tenido sus efectos negativos en las dinámicas de género y en la construcción de identidades.

Un estereotipo es una construcción simbólica que sirve para explicar y legitimar la realidad social. Su aceptación y apropiación se debe a que es un medio que facilita la comprensión del mundo. El estereotipo es también un elemento de integración social ya que permite a los sujetos que lo adoptan saberse parte de una comunidad y una cultura. Al ser una construcción simbólica los estereotipos cumplen una doble función, por una parte son una representación de la realidad social y por otro, son una guía de acción para la reproducción de dicha realidad.

De esta manera hay instituciones sociales como los medios de comunicación que tienen el poder de contribuir en la construcción del estereotipo y cargarlo de esas características útiles para la continuación del sistema social establecido. Es lo que sucede precisamente con los estereotipos de género. Los medios han asignado una serie de significados a las características de lo femenino y lo masculino que las llevan a entenderlas como "naturales" e inmodificables.

Al ser una guía de acción, el estereotipo de género va a exigir a los sujetos la reproducción de una serie de comportamientos y actitudes que en ciertas condiciones sean difíciles de cumplir. El estereotipo de la masculinidad que ha postulado la comunicación masiva pide a los hombres la manifestación de fuerza, virilidad, potencia sexual, corpulencia y salud física. Ésta es la masculinidad hegemónica de la que ya hemos hecho mención. Todo aquel sujeto masculino que no presente dichas cualidades queda excluido de la representación en los medios; si lo hace, es para ser contrapunto del estereotipo de la masculinidad hegemónica y hacerla resaltar.

En la ya mencionada campaña publicitaria, por ejemplo, está una imagen de un árbol y un texto que dice: "BAÑO". Haciendo alusión al hecho de que orinar de pie es mucho más fácil para un hombre y que puede hacerlo en cualquier sitio. Aquí se exalta otra característica del estereotipo de la masculinidad hegemónica, el dominio del espacio público. Implícitamente se nos dice que para las mujeres el orinar es un acto que se hace en privado y que por ende, es un aspecto que las limita. Pero también se está expresando la idea de que si eres hombre no puedes orinar sentado como lo hacen las mujeres, o estar dependiendo de un sanitario.

Ciertamente el discurso de los medios se presta a múltiples lecturas e interpretaciones. Desde la perspectiva de género se busca mostrar cómo la comunicación masiva ha perpetuado unos estereotipos de género que han sido contraproducentes para las nuevas dinámicas de género que se están presentando en las sociedades actuales. Si algunos medios y mensajes publicitarios no han podido cambiar su manera de representar a hombres y mujeres, es necesario seguir denunciando y exigiendo un cambio hacia una representación más digna y equitativa de lo femenino y lo masculino.