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Por ser mujeres
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Por Teresa Mollá Castells
Periodista y feminista en Ontinyent, Valencia, España. Aquí su blog
La columnista expone los casos de dos mujeres en los que el sistema patriarcal opresor sigue siendo muestra de la falta de igualdad y de libertad de decidir sobre el propio cuerpo.
Ontinyent, 9 de junio de 2013.- Dos nombres de mujeres han estado esta semana ocupando tiempos y espacios de las que somos militantes feministas. Esos dos nombres son, por supuesto, Beatriz y Mari Carmen.
La primera casi pierde la vida por un embarazo que no le permitieron interrumpir cuando no había un alto riesgo para su vida e incluso el 29 de mayo tuvo que mediar la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Costa Rica, que dictó medidas provisionales a favor de la joven y pidió al Estado salvadoreño que tomara medidas para proteger su salud y se le practicara un aborto terapéutico.
Al final se le practicó una cesárea y, al parecer, Beatriz podrá salvar su vida. Pero aún así y después de la movilización el Gobierno de El Salvador, sigue negando la posibilidad de interrumpir sus embarazos incluso existiendo riesgo para las propias vidas de las mujeres. Y yo me pregunto: ¿Acaso la vida de una mujer vale menos que la de un feto? Y otra duda me asalta ¿Por qué este tipo de acciones no son consideradas como violencia de género estructural o institucional contra las mujeres si se está atentando contra sus derechos humanos básicos como lo es su propia vida? Directamente no me cabe en la cabeza que alguien con quien nada tengo que ver como lo son los de faldas largas y negras tengan poder para incidir sobre mi propio cuerpo. No lo entiendo.
Y el segundo nombre de mujer que esta semana ha estado en boga ha sido el de Mari Carmen, una mujer maltratada por la vida a quien, como muy bien explica Mar Esquembre Cerdá en su artículo de “¿Por qué Gallardón denegó el indulto a Mari Carmen?” se le ha denegado el indulto que pidieron su marido y su hija.
Mari Carmen y su familia, después de la violación de su hija tuvieron que abandonar su lugar de residencia por el cuestionamiento de los hechos que socialmente se hizo. Después al escuchar comentarios jocosos de la boca del violador de su hija le prendió fuego. Fue condenada y ya ha estado un año en la cárcel. Pero su condición de mujer seguramente habrá sido decisiva para que el misógino de Gallardón no la haya indultado. Pero quienes creemos que debe ser indultada estamos recogiendo firmas para que Gallardón reaccione y la indulte. Las firmas se pueden recoger en este enlace: http://www.change.org/es/peticiones/al-excmo-sr-ministro-de-justicia-solicito-el-indulto-de-prisión-para-maria-del-carmen-garcia-espinosa-3
Seguramente si alguna persona neomachista lee estas palabras le saltarán todas las alarmas y pedirán a gritos que se pidan firmas también para indultar a los asesinos machistas o a los condenados por malos tratos. Como si lo viera. Pero a esas cabezas pensantes les recomiendo que, antes de lanzar sus andanadas contra el presente artículo, contra quien lo escribe o contra quienes pensamos que se debe dar ese indulto a Mari Carmen, reflexionen sobre algunos asuntos y me explico. No se trata de que no condenen a Mari Carmen por su actuación. La condena está puesta y ya ha cumplido una parte de la misma. Se trata simplemente de que la figura del indulto que, como sabemos es potestativa del Gobierno, sea justa y equitativa con toda la ciudadanía. Y por ejemplo que Gallardón nos explique por qué le concedió el indulto al kamikaze que mató a otro conductor y no lo hace con Mari Carmen, por ejemplo.
No me sirve para nada el argumento esgrimido de que se pretende no crear agravios comparativos, puesto que con Mari Carmen ya se ha creado al no concederle el indulto. No soy jurista, pero alguna cosa entiendo de justicia social y sé que muy pocos hombres podrán entender lo que, a muchos niveles significa una violación. Y cuando digo a muchos niveles, me refiero no sólo a la agresión sexual, física y psicológica que provoca el hecho de la violación en sí misma. No, me refiero a otro tipo de agresiones que se siguen produciendo después de la propia violación. Me refiero al cuestionamiento social de la voz de la propia víctima, a la justificación más o menos soterrada del violador con argumentos del todo peregrinos, a la soledad de la familia e incluso de la propia víctima ante todo el proceso judicial, a las dudas que les surgen a algunos de los frufrús incluso con informes periciales que avalan la agresión, la actitud de los de faldas largas y negras ante este tipo de crímenes y su puñetera influencia social, etc. Todos esos factores influyen poderosamente no sólo en el ánimo de la víctima y su familia, sino en el de todas las mujeres que estamos convencidas de la desigualdad que todavía hoy vivimos las mujeres en muchos ámbitos.
¡No es justo que las instituciones nos sigan maltratando por ser mujeres! Y eso es lo que se ha hecho con Beatriz y con Mari Carmen. Han sido agredidas por el propio sistema androcéntrico y patriarcal en el que seguimos viviendo a pesar de los avances. Y lo que es peor, con las agresiones que ellas han sufrido, las hemos sufrido todas, porque en la parte simbólica de estas agresiones subyace la pretensión de la dominación masculina a todos los niveles sobre las mujeres.
Y si de algo estoy segura, es que eso se va a acabar. Y se va a acabar porque también los hombres están reaccionando contra el patriarcado y renunciando e incluso denunciando algunos privilegios históricamente heteroasignados. Alguno de ellos incluso se atreve a autoasignarse feministas, con lo cual su compromiso con la desigualdad todavía existente da un importante paso hacia delante.
Bienvenidos sean esos compromisos para desmantelar el sistema androcéntrico y patriarcal que permite este tipo de atropellos a las mujeres y que además suman voces para denunciar el terrorismo machista y los maltratos producidos por las instituciones de todo tipo.
Aún así, estoy completamente segura que a estas dos mujeres se las ha tratado así, precisamente por ser mujeres.
Ningún hombre sabe lo que es quedarse embarazado y no desear ese embarazo y quedarse atrapado en esa situación de falta de libertad para decidir sobre tu propio cuerpo y tu propia vida pese a que pueda correr peligro.
Y creo que muy pocos hombres saben tampoco lo que es ser violado sexualmente y las secuelas que deja este tipo de agresión a todos los niveles.
Digan ahora que lo ocurrido con Beatriz y Mari Carmen no es consecuencia de su condición de mujeres.