La verdad es que de box no sé mucho... en realidad, casi nada. De hecho, ni me gusta. Pienso que la humanidad debería dar ya ese salto hacia deportes no violentos, ir acorde con los cambios que se están dando en otras áreas para lograr mayores avances como seres humanos, tal como se han tenido que crear nuevas profesiones (como arte y diseño; tecnologías para la información en ciencias; ingeniería ambiental; ingeniería en energía; ciencias ambientales; ingeniería forestal; desarrollo sustentable; biotecnología; biomedicina; microelectrónica; ingeniería biónica; ingeniería mecatrónica; telemática; agrotecnología; ingeniería pecuaria...). Pero bueno, esa es otra historia.

A lo que voy es que, el sábado 6 de julio, transmitieron por televisión abierta una pelea de box femenil entre María Elena "La Explosiva" Villalobos y Janeth Pérez "La Cuisilla", que vi porque medio le he seguido la pista a Villalobos pues, por azares del destino, la conozco personalmente.

La pelea se trataba de la Eliminatoria Mundial Femenil Gallo AMB, y quien ganara se enfrentaría con una extranjera. He escuchado comentarios que afirman que sólo era de trámite pues ya estaba pactado el encuentro de "La Cuisilla" con la extranjera. Pero ¿qué pasa cuando la pelea "de trámite" no resulta como se planeó y "La Explosiva" se encarga no sólo de dar un buen espectáculo, sino de además dominar la pelea? Pues nada. Siguen con sus planes y declaran ganadora a quien no corresponde. Por lo menos, el reconocimiento del público se dejó sentir, quien al mismo tiempo castigó con sus abucheos a la "vencedora".

Hay tres inquietudes-inconformidades que me vinieron de golpe durante y después de la pelea. La primera, tiene que ver con lo que he venido diciendo: el sistema deportivo mexicano parece no respetar ni al deporte mismo, mucho menos a los y las deportistas, y el box femenil sólo sigue la inercia porque las "formas de trabajo" continúan siendo las mismas. No importa quién sea mejor, quién destaque por su buen boxeo; no importa quiénes sean los jueces porque parece que sólo les pagan para decir lo que los "de arriba" quieren oír; lo que importa son los pactos, los acuerdos; la venta de las peleas, pues...

La segunda, es respecto al trato discriminatorio que por razón de edad se le ha dado a María Elena Villalobos. Incluso, es un recurso publicitario para promocionar sus encuentros decir que "La Explosiva" le dobla la edad a cualquiera de las boxeadoras del momento. O contraponer siempre la juventud contra la experiencia, y demás clichés relacionados a la edad. Sin embargo, esto se vuelve un verdadero problema cuando los y las comentaristas que les ha tocado estar en las peleas de esta boxeadora se lucen haciendo gala de sus prejuicios y tratan a toda costa de descalificarla basándose en su edad. Por supuesto, como todo o toda seudocomentarista que no tiene otros argumentos a la mano - ¡porque además no los encuentran!-, buscan tirar su reputación y desempeño diciendo que ya debe colgar los guantes porque ya es una veterana. Pero resulta que esa "veterana" es la que transforma las peleas de aburridas a expectantes, y en muchas ocasiones las ha dominado haciendo más que obvio "el robo" de las mismas cuando no le dan el gane. Hay quienes dicen que no respetarán sus triunfos, que no la dejarán ganar, porque a las jóvenes las pueden explotar a sus anchas...

Y la tercera, es respecto al vergonzoso papel de los medios. En esta ocasión, para la prensa parece que esa pelea ni existió. Después de ser anunciada con bombo y platillos días antes; después de que uno de los comentaristas de televisión dijera durante la transmisión -evidentemente emocionado- que merece estar nominada como una de las mejores peleas del año; sólo un medio, el Esto, habló del asunto y hasta el siguiente martes. Supongo que, como no esperaban que "La Explosiva" evidenciara que "La Cuisilla" -la aparente favorecida por los pactos- no merece contender por el campeonato, parece que la reacción y orden fue hacer como si nada hubiera pasado, y los medios, fieles a sus intereses, se formaron en la línea...

También he oído decir que si "La Explosiva" tuviera representante y patrocinadores, la edad sería lo de menos, pues tendría recursos para un mejor entrenamiento, alimentación, presencia en los medios y mejores oportunidades. Y no lo dudo, pues si ha logrado todo lo que hasta hoy lleva por ella misma, qué no haría teniendo el apoyo necesario.

Hace cinco años tuve oportunidad de entrevistarla, y desde aquella plática quedé impactada por su sencillez y al mismo tiempo por su determinación y pasión por el boxeo. Hablamos de cómo vivió el ganar los Guantes de Oro 2006 y sobre la entonces reciente pelea con Zulina "Loba" Muñoz .

Esta es aquella entrevista:

"Ya vio, ya te tuvo miedo", le grita a María Elena Villalobos su entrenador cuando a mitad de la pelea no dejaba ni respirar a su rival. Ni la cortada en la ceja provocada por un cabezazo de su contrincante la detuvo. Al finalizar el octavo round, se escuchó por el micrófono el anuncio de que iba ganando por puntos. Era sábado 21 de junio de 2008, y la cita fue en el Deportivo Benito Juárez, en San Vicente Chicoloapan, estado de México, y la disputa era por el vacante título gallo de la República Mexicana. Ese día, después de 10 rounds, una muestra de gran fortaleza y garra, y en medio de un gimnasio lleno de seguidores de Zulina Muñoz (oriunda de San Vicente Chicoloapan), la boxeadora Villalobos perdió la contienda por sólo un punto.

Pero para Villalobos esa no fue una pelea perdida. Porque ganó mucho más: confianza en sí misma, la oportunidad de aprender y adquirir experiencia, requisito éste que sólo se cumple ahí, en el cuadrilátero, enfrentándose puño a puño.

Lejos de desanimarse, ella sabe que lo hizo bien. Nunca cayó, nunca le preocupó la distancia abismal que hay en experiencia entre ella y su rival: su contrincante, 21 peleas ganadas, 17 por knockout, y una perdida. Ella: 3 peleas ganadas, 2 por knockout, y una perdida. Y con todo en contra (hasta las preferencias), se fue hasta los 10 rounds para finalmente quedar abajo por un punto solamente. ¡Uno!

Una de estas tardes lluviosas en la capital, me recibió en su restaurante de antojitos mexicanos, ubicado en la colonia Condesa, para dejarme conocerla un poco más...

¿Cómo te iniciaste en el boxeo?
Buscando un deporte que me diera satisfacción, y con la espinita del box clavada desde hace tiempo, encontré un gimnasio donde entrenaban mujeres. En marzo de 2004 comencé a entrenar de 4 a 6 de la tarde, todos los días. Me apuraba en atender el negocio de comida, para poder irme al gimnasio. Estaba muy entusiasmada. Después de la primera clase, al otro día amanecí adolorida, pero me dije: "quiero seguir".

Cuando me percaté, ya era un mes, y la necesidad de entrenarme ya estaba. Fui avanzando y vi que también había mujeres que competían y le dije a mi entrenador que me gustaría llevarlo a cabo, y me dijo que sí, pero después, poco a poco.

¿Cuándo fueron los primeros golpes en serio?
Antes de una pelea, primero hay que boxear con los compañeros, y para mí fue muy duro. En mi equipo no hubo mujeres, y mis primeros enfrentamientos fueron con hombres, muy duros. Se sufre mucho, porque el boxeo con los compañeros muchas veces es todavía más fuerte que los propios encuentros en sí. Dice mi entrenador que fueron las pruebas de fuego donde él dijo: "sí va a salir adelante". Cuando ponía al otro y le decía pégale, pégale, él pensaba: "si regresa mañana, ya la hizo". Y yo le seguí. Después se vino la primera oportunidad de hacer pelea con una mujer, y con todo y los nervios y la emoción, la gané por knockout... empecé con el pie derecho.

¿Cuándo fue esa primera pelea?
En agosto de 2004. Esa vez sentí que mis piernas se me hacían chicle, sentí que me iba a ir de rodillas, y lo que me impulsó fue que había mucha gente, estaba mi familia, y eso fue lo que me ayudó a seguir adelante. Me dije: "no me voy a caer". No quería defraudar a mi entrenador porque yo le había pedido que confiara en mí.

Y seguí entrenando con el objetivo de entrar a los Guantes de Oro. Mi propósito principal de año nuevo en 2005 fue: "tengo que hacer que mi entrenador tenga la confianza de decir 'sí la inscribo'". Y me dediqué cien por ciento a cuidar mi estado físico y mental.

¿Y te inscribiste en los Guantes de Oro?
Para abril empezaron las inscripciones y ya tenía también mis peleas amateur. Entré al torneo con tres peleas, las tres ganadas; hay chicas que entran fogueadísimas , con tres o cuatro años de adelanto, con 20 o 30 peleas. Por eso mucha gente se siente orgullosa de mí, porque con sólo tres peleas, me enfrenté con chicas muy duras y bien preparadas. Pero yo me lo propuse: tenía que llegar.

¿Y cómo te fue en ese campeonato?
En el torneo fueron 7 peleas, y peleé en superligero. Después de cada pelea algunas van siendo eliminadas hasta que queda la ganadora del grupo de las novatas, y la ganadora del grupo de las avanzadas. Y esa es la gran final: la novata contra la avanzada. Esa pelea la perdí porque fue con una chica mundialista, Lupita Periban; demasiada experiencia para mí. Salí campeona de novatas, pero hasta ahí.

¿Cómo te sentiste con la derrota?
No quedé lastimada, al contrario, quedé contenta por haberme enfrentado a una chica de ese vuelo . También porque todas mis peleas de ese torneo fueron muy buenas, y me sentí muy orgullosa pues me encontré con chicas muy adelantadas y les gané.

Ya sea con corazón o con garra, porque técnica obviamente aún me falta mucha pues llevo poco tiempo, pero dicen que pego duro... Yo siempre tuve la ilusión de estar en la final, y me veía ahí, yo quería estar ahí, y no me gusta desperdiciar el tiempo, así que voy y lo aprovecho al máximo.

¿Tuviste algún tipo de obstáculos para llegar a los Guantes de Oro?
Para el campeonato no, pero sí tuve algunos contratiempos técnicos y personales que me alejaron del boxeo y de mi entrenamiento varios meses. Mi entrenador se cambió de gimnasio y me quedé con el ayudante, pero éste pactó una pelea en la que me vendió. Salí lastimada de un ojo, perdí sensibilidad en la mitad de la cara, y mi familia me aconsejó que antes de debutar tenía que foguearme más y cambiar de entrenador.

Yo tenía mucha confianza con el que me hizo, porque él ya sabe, él me entrenó, él sabía qué podía o no hacer. Pero me dejó y me afectó mucho. Sané y salí de todo eso, pero por esa negligencia y abuso de confianza, perdí tiempo en el boxeo, perdí condición y salí lastimada. Está la vida de una en sus manos, no nos pueden arriesgar así. Yo voy a entregar mi cien por ciento, pero también esperas que él no te defraude, no te abandone, ni te exponga. Y salir de eso me costó mucho trabajo. Me estanqué boxísticamente, en condición, en todo, por haberme quedado con esa persona.

Pero saliste...
Sí. Poco después regresó mi entrenador, Javier Espinosa, y le pedí me entrenara para los Guantes de Oro 2006. Junto con el otro entrenador también que hace equipo, David Romero, empezamos otra etapa, un nuevo aprendizaje más fuerte, más técnica. Aprendí muchas cosas a raíz de eso, a estar más alerta, a decir que no. La meta ahora era sacarme campeona de los Guantes de Oro 2006.

Aun cuando hubo cosas raras, por ejemplo que me juntaron dos peleas, sin tiempo de recuperación, no me hizo mella porque me prepararon excelentemente y yo también aporté mi porcentaje. Iba bien preparada, me dieron las herramientas necesarias y el resultado fue que gané el torneo y me coroné como campeona.

¿Has tenido problemas en el gimnasio o con tus compañeros?

Al principio tuve que demostrar que mi interés por boxear era real. De por sí una es mujer, y luego está una en un ámbito de hombres, lo primero que decían es "ay, nada más viene a cotorrear, a ver que ve", y entonces yo no quería que me tomaran así nada más, no quería ir a perder mi tiempo. Pero no he tenido problemas con ningún compañero, no podría señalar a ninguno de que me haya dicho o hecho algo.

¿Por qué peleas? ¿Por qué boxeas?
Peleo porque es algo que puedo hacer, y en lo que puedo sobresalir deportivamente. Me da mucha satisfacción. Desde el trofeo más chiquito hasta el más grande, me satisface ver que de todo un esfuerzo que hubo atrás, esa fue mi recompensa.

¿Cómo es un día en tu vida?
Un día normal para mí es: me levanto temprano, guiso, doy el servicio, me voy a correr, y de ahí me paso al gimnasio, y regreso con las mismas ganas a atender a la gente en la noche, y me siento satisfecha y feliz. Un día sin correr o sin gimnasio y siento que algo me falta. El box me ha cambiado la vida misma. Ha sido como un entrenamiento para la vida.

María Elena Villalobos terminó su etapa de amateur con 21 peleas: 20 ganadas, de ellas 14 por knockout, y una perdida. Su debut profesional fue el 8 de junio de 2007 contra Nazly Maldonado. Desde su debut hasta la fecha lleva 23 peleas, ocupa el segundo lugar en el rating nacional en la categoría Super Bantamweight, sólo superada por Jacky Nava, y ocupa el lugar 12 a nivel mundial de 93 boxeadoras. Nada mal para una chica que, "veterana" por edad, en realidad lleva sólo seis años en el cuadrilátero.

Afortunadamente, el público no es ciego. No se puede tapar el sol con un dedo, mucho menos se trata del ocaso de María Elena Villalobos como sugieren algunas y algunos comentaristas; el sol que quisieron ocultar no es sino el amanecer de una destacada boxeadora mexicana. A mí no me gusta el box, pero las injusticias siempre saltan a la vista.