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Contra la violencia hacia las mujeres: decir no
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Por Elvira Hernández Carballido
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Comunicación. Profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, fue jurado en el reciente Premio Nacional de Periodismo.
La columnista llama a valorar la palabra NO, una palabra que urge ser respetada y escuchada, una palabra que denuncia las injusticias contra las mujeres en cada línea de este escrito.
Una de las feministas más representativas de nuestro país es Marcela Lagarde que una vez escribió: "Entre las formas de violencia contra las mujeres en esta sociedad patriarcal está la violencia erótica, la violación a las mujeres es el hecho supremo de la cultura patriarcal: es la reiteración de la supremacía masculina y el ejercicio de derecho de posesión y uso de la mujer como objeto del placer y de la afirmación del otro, y en la destrucción de la mujer. Es un atentado a la libertad de cada mujer y del género en su conjunto. La violación es síntesis de la sexualidad dominante en una cultura que expropia, se apodera y conculca a todas las mujeres su cuerpo y sexualidad erótica y procreadora. La violación es el hito de la cotidianidad de la mujer-cuerpo-para-otros".
Es cierto, mujer enamorada llegó al hotel porque aceptó la invitación de ese hombre que dijo amarla. Pero cuando descubrió un corazón frío y unas manos crueles, dijo NO. Pero ese hombre no intentó escucharla. La empujó varias veces contra los muebles, la pateó sin misericordia. Esa noche la hizo sentir que no valía nada, que merecía ese cruel castigo.
Y mujer hogareña no caminaba por un callejón a altas horas de la noche, estaba en la sala de su casa cuando ese hombre, que se dijo tío-hermano-primo-padre-sobrino-vecino-compadre, la atacó con brutalidad. Ella dijo NO, pero a él no le importó. Atentó sin escrúpulos contra la integridad y la libertad de una mujer joven, que no merecía ese trato, que nunca provocó esa reacción, que no deseaba jamás un momento así.
Y mujer sexoservidora trabajaba en la esquina de la calle Olvido. Uno de sus clientes la llevó a un hotel extraño. Durante el sexo pagado exigió situaciones que a ella le parecieron demasiado humillantes y dijo NO . Ese hombre ni siquiera la escuchó. Le arrancó la lengua, le desgarró la garganta, le extirpó a mordidas el corazón, apuñaló su ombligo, demolió sus caderas, asesinó esa nube femenina que todavía buscaba un rayo de sol amoroso, pisoteó su alma y vomitó el odio viril de hombres sin corazón...
Y ahí están las historias de ellas, de nosotras, de todas, mujeres maltratadas, ultrajadas, violentadas, violadas y asesinadas por hombres que nunca aprendieron que las mujeres somos compañeras, somos nubes y girasoles, somos hermanas y madres, somos amigas y amantes. Mujeres que decimos NO cuando intuimos la violencia. NO es una palabra que los hombres deben respetar, escuchar y creer. NO es una petición que sí debe ser escuchada. Es una súplica sincera, es una respuesta cuando la pregunta externada es violenta, es el auténtico lema de una mujer que quiere ser respetada. Decir No, no, no, no. Es una palabra que te pide hombre no arrancarme el vestido porque mi pudor es auténtico, no golpearme aunque ya estemos desnudos en una cama, no forzarme porque demuestras odio, no amenazarme porque he sido sincera. NO... significa que te detengas, que te alejes, que me respetes, que nunca vuelvas si tus oídos son sordos y tu espíritu misógino.