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Relatos elviristas
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Por Elvira Hernández Carballido
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Comunicación. Profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, fue jurado en el reciente Premio Nacional de Periodismo.
Nada mejor que empezar el año con un libro nuevo, pero esta vez un libro más personal y más íntimo, con relatos de lugares que existen pero escrito por una mujer que se inventa a sí misma.
Pocas veces viajo, pero cuando lo hago siempre creo que cada lugar delata algo de lo que siento e imagino, cosas que me hacen suspirar, que me hacen evocar a las personas que me llenan de amor y por eso las sensaciones deben tomar la palabra... y escribo.
Fue así como cuando tuve la oportunidad de ir a Europa mientras admiraba paisajes en París, Venecia, Roma, Estambul y Madrid, surgió esta necesidad de ubicarme a mí misma y lo que creo, a preguntarme quién he sido y cómo puedo seguir siendo una mujer segura de su fe en el feminismo y de su amor por los hombres, sus amigas y la vida. La distancia te obliga a valorar cercanías, a palpar tu propio país y a inventarte quién puedes ser y quién deseas ser.
Así que empiezo este 2014 con un nuevo libro y les comparto un fragmento de esta Viajera que voy, esperanzada de que quieren leer más:
...Y un día antes de este primer viaje a Europa decido hacer mi maleta. Junto a mi único pantalón de mezclilla que llevaré, guardo los besos que no me has querido dar. Enrollo mis playeras para que se queden en ellas los latidos de este corazón heroico que sigue enamorado de ti. Es el mismo corazón que también late entusiasta cuando tu voz dice mi nombre reclamándome que siga enamorada de ti. Decido llevarme los zapatos tenis tan sucios que ya no me acuerdo si este gris era su color natural pero reconozco que siguen dejando huellas claras para que me sigas todas mis vidas.
Un vestido estampado con el rostro de esa pintora mexicana que es mi espejo y mi confidente eterna. También llevaré un rebozo donde envuelvo las caricias que tus manos me regalan durante esas noches eternas.
El suéter que me quitaste esa primera vez que fui tuya. Las calcetas de color verde que me dejé puestas en esa ocasión que me amaste hasta el amanecer. Protejo el perfume que te advierte mi presencia y que ya confundes conmigo misma.
Las medias tejidas que siempre quieres romper para poseerme sin prisa. Además guardo el libro de los poemas que no has leído pero que escribí por ti. El diario donde no puedo mencionarte por simple pudor. La libreta donde tacho tu nombre cuando me rompes el corazón.
Decido llevarme esa camiseta que huela a ti. Doblo el camisón donde un día te asomaste para memorizar mi geografía. La pijama que odias porque no te gusta que juegue a seguir siendo niña. Mi vaca de peluche que abrazo todas las noches porque me cansó de ser mujer. Y aunque me detengan por exceso de equipaje decido empacar también las madrugadas en que decido no dormir tan sólo para contemplar tus sueños de niño bueno. Me llevo mis cuentos optimistas en donde eres el héroe que decide luchar por nuestro amor. Guardo también las dulces pesadillas que había escondido debajo de mi almohada para ya no pensar en ti. Empaco las estrellas que han sido cómplices de mis travesuras amorosas en los instantes en que juego a seducirte... Cierro confiada la maleta. Ya soy una viajera, viajera ilusionada. Bienquerida nostálgica, doctora enamorada, turista ingenua, niña vagabunda. Mujer de promesas cumplidas... regresaré. Viajera que voy...
Viajera que voy, Eterno Femenino, México, 2013. Ventas eternofemeninoediciones@gmail.com