“ENTRE MUJERES INSURGENTES Y REVOLUCIONARIAS”
FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES
UNAM
Jueves 29 de abril. Mujeres insurgentes
- Josefina Hernández Téllez. La educación femenina en 1810
- Layla Sánchez Kuri. Presencia femenina en la Independencia.
- Elvira Hernández Carballido. Leona Vicario, la corresponsal de los insurgentes.
- Rosalinda Sandoval Orihuela. Los taconazos de Doña Josefa
Moderador: Vicente Castellanos Cerda
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Salón 12 Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
Viernes 30 de abril. Mujeres revolucionarias
- Rosa María Valles Ruiz. Periodista y feminista: Hermila Galindo
- Elsa Lever M. El Universal y las mujeres periodistas
- Gloria Hernández Jiménez. Mujeres, revolución y fotografía
- Francisca Robles. Los corridos y la presencia femenina
Moderadora: Noemí Luna García
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Sala Lucio Mendieta, Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
"Mujeres", FRENCH, Marilyn (Círculo de Lectores, Bogotá, 1979)
Por Elsa Lever M.
Periodista con Maestría en Comunicación por la FCPyS de la UNAM, diplomada en Género por el PUEG de la UNAM, y en Feminismo por el CEIICH de la UNAM.
“Las heridas dejan cicatrices y el tejido de las cicatrices no siente. Eso es lo que la gente olvida cuando enseñan a sus hijos a ser ‘hombres’ lastimándolos. Hay un precio para la supervivencia”.
Mujeres, la que fue descrita como “la novela de las buenas esposas de los años 50, convertidas en las mujeres libres de los años 70”, es una detallada narración de la vida de varias mujeres, aun cuando hay una protagonista principal, Mira, alrededor de quien se lleva el hilo conductor de la historia general. A través de Mira se conoce a los personajes, sus vidas. Ella los reúne, ella los visita.
Basada en multiplicidad de recursos narrativos y descriptivos, lo cual hace ágil e interesante la lectura de 493 páginas, Marilyn French -doctora en filosofía- hace hablar a sus personajes de los temas que conforman la vida no sólo de las mujeres, sino de la sociedad en sí, y la cultura.
Mira, la protagonista principal, se enfrenta al mundo del conocimiento y el saber, y le da a éste una mirada feminista, cuestionadora siempre de los estereotipos de género. Mira es la adolescente que crece con una educación de calidad y bajo las órdenes de mujeres, lo cual apuntala su desconcierto ante el mundo “real” cuando tiene que introducirse en él.
“Pero no ocurría lo mismo en el mundo exterior. Los artículos de los periódicos siempre se referían a los hombres, salvo alguno de vez en cuando, cuando una mujer moría asesinada; también aparecía Eleanor Rooselvelt, pero todos se reían de ella. Sólo la página de recetas y patrones de vestidos ina dirigida a las mujeres. Cuando oía la radio, los programas sólo mencionaban a los hombres [...] y las mujeres siempre eran secretarias fieles, enamoradas de sus jefes, o hermosas herederas a las que era necesario rescatar. Todo se parecía a Perseo y Andrómeda o a la Cenicienta y el Príncipe. Naturalmente, también era cierto que en los periódicos aparecían fotografías de señoras en bañador que recibían un ramo de rosas, y en la estación de Sunoco había un cartel de cartón, de tamaño natural, de una señora en traje de baño que sostenía una cosa llamada bujía”...
Marilyn French pone a discutir, platicar y reflexionar a sus mujeres, quienes abordan temas con gran profundidad: “Cuando las mujeres salían a arar los campos, a recoger las redes de pesca o marchaban a la guerra, como hicieron en Escocia y en otros lugares, no tenían mucho tiempo para la decoración de interiores ni para la cocina de gourmet. Toda esa mierda acerca de lo que se supone es el trabajo de las mujeres sólo tiene un centenar de años. ¿Os dais cuenta? No es más vieja que la revolución industrial y es probable que comenzara realmente en gran escala durante el periodo victoriano [...] si te han lavado el cerebro a favor de la abnegación, no se te ocurriría hacer lo que quisieras, ni siquiera pensarías en estos términos. No hay ‘tú’ suficiente para desearlo”.
Así entonces, en la novela se habla de la adolescencia; de las lecturas a esa edad, las fantasías, el encuentro con la masturbación y la menstruación: “La señora Mitlow había dicho que las mujeres crean venenos en sus cuerpos y que tienen que librarse de ellos”. También del embarazo, el parto, la maternidad: “-¡El primero- exclamaron, sonrientes de alegría, como si hubiese realizado una hazaña maravillosa. Lo había hecho. Ahora era una de ellas”.
Del trabajo doméstico: “Su vida pareció una interminable montaña de vajilla”; y muchos otros temas, todos parte de esas formas de ser mujeres, únicas y diferentes.
Mujeres, novela enriquecida con constantes reflexiones filosóficas, lleva en su final no-final, la lección. Las historias de estas mujeres no concluyen, como sucede con la vida misma: somos parte de un construirnos permanentemente.
“Lethe: olvido. La verdad es lo que se recuerda. Verdad no es lo contrario de falsedad, sino lo contrario de olvido”.
Periodista con Maestría en Comunicación por la FCPyS de la UNAM, diplomada en Género por el PUEG de la UNAM, y en Feminismo por el CEIICH de la UNAM.
“Las heridas dejan cicatrices y el tejido de las cicatrices no siente. Eso es lo que la gente olvida cuando enseñan a sus hijos a ser ‘hombres’ lastimándolos. Hay un precio para la supervivencia”.
Mujeres, la que fue descrita como “la novela de las buenas esposas de los años 50, convertidas en las mujeres libres de los años 70”, es una detallada narración de la vida de varias mujeres, aun cuando hay una protagonista principal, Mira, alrededor de quien se lleva el hilo conductor de la historia general. A través de Mira se conoce a los personajes, sus vidas. Ella los reúne, ella los visita.
Basada en multiplicidad de recursos narrativos y descriptivos, lo cual hace ágil e interesante la lectura de 493 páginas, Marilyn French -doctora en filosofía- hace hablar a sus personajes de los temas que conforman la vida no sólo de las mujeres, sino de la sociedad en sí, y la cultura.
Mira, la protagonista principal, se enfrenta al mundo del conocimiento y el saber, y le da a éste una mirada feminista, cuestionadora siempre de los estereotipos de género. Mira es la adolescente que crece con una educación de calidad y bajo las órdenes de mujeres, lo cual apuntala su desconcierto ante el mundo “real” cuando tiene que introducirse en él.
“Pero no ocurría lo mismo en el mundo exterior. Los artículos de los periódicos siempre se referían a los hombres, salvo alguno de vez en cuando, cuando una mujer moría asesinada; también aparecía Eleanor Rooselvelt, pero todos se reían de ella. Sólo la página de recetas y patrones de vestidos ina dirigida a las mujeres. Cuando oía la radio, los programas sólo mencionaban a los hombres [...] y las mujeres siempre eran secretarias fieles, enamoradas de sus jefes, o hermosas herederas a las que era necesario rescatar. Todo se parecía a Perseo y Andrómeda o a la Cenicienta y el Príncipe. Naturalmente, también era cierto que en los periódicos aparecían fotografías de señoras en bañador que recibían un ramo de rosas, y en la estación de Sunoco había un cartel de cartón, de tamaño natural, de una señora en traje de baño que sostenía una cosa llamada bujía”...
Marilyn French pone a discutir, platicar y reflexionar a sus mujeres, quienes abordan temas con gran profundidad: “Cuando las mujeres salían a arar los campos, a recoger las redes de pesca o marchaban a la guerra, como hicieron en Escocia y en otros lugares, no tenían mucho tiempo para la decoración de interiores ni para la cocina de gourmet. Toda esa mierda acerca de lo que se supone es el trabajo de las mujeres sólo tiene un centenar de años. ¿Os dais cuenta? No es más vieja que la revolución industrial y es probable que comenzara realmente en gran escala durante el periodo victoriano [...] si te han lavado el cerebro a favor de la abnegación, no se te ocurriría hacer lo que quisieras, ni siquiera pensarías en estos términos. No hay ‘tú’ suficiente para desearlo”.
Así entonces, en la novela se habla de la adolescencia; de las lecturas a esa edad, las fantasías, el encuentro con la masturbación y la menstruación: “La señora Mitlow había dicho que las mujeres crean venenos en sus cuerpos y que tienen que librarse de ellos”. También del embarazo, el parto, la maternidad: “-¡El primero- exclamaron, sonrientes de alegría, como si hubiese realizado una hazaña maravillosa. Lo había hecho. Ahora era una de ellas”.
Del trabajo doméstico: “Su vida pareció una interminable montaña de vajilla”; y muchos otros temas, todos parte de esas formas de ser mujeres, únicas y diferentes.
Mujeres, novela enriquecida con constantes reflexiones filosóficas, lleva en su final no-final, la lección. Las historias de estas mujeres no concluyen, como sucede con la vida misma: somos parte de un construirnos permanentemente.
“Lethe: olvido. La verdad es lo que se recuerda. Verdad no es lo contrario de falsedad, sino lo contrario de olvido”.
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