“ENTRE MUJERES INSURGENTES Y REVOLUCIONARIAS”
FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES
UNAM
Jueves 29 de abril. Mujeres insurgentes
- Josefina Hernández Téllez. La educación femenina en 1810
- Layla Sánchez Kuri. Presencia femenina en la Independencia.
- Elvira Hernández Carballido. Leona Vicario, la corresponsal de los insurgentes.
- Rosalinda Sandoval Orihuela. Los taconazos de Doña Josefa
Moderador: Vicente Castellanos Cerda
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Salón 12 Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
Viernes 30 de abril. Mujeres revolucionarias
- Rosa María Valles Ruiz. Periodista y feminista: Hermila Galindo
- Elsa Lever M. El Universal y las mujeres periodistas
- Gloria Hernández Jiménez. Mujeres, revolución y fotografía
- Francisca Robles. Los corridos y la presencia femenina
Moderadora: Noemí Luna García
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Sala Lucio Mendieta, Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
EDICION DE FEBRERO 2008
Por Elsa Lever M. Periodista, feminista y académica Llega febrero y ya estamos con malas noticias. Carmen Aristegui ha sido víctima de la intolerancia a la libertad de expresión, y sobre todo de opinión, pues la labor que siempre ha hecho y hacía en W Radio era la de generar información, conocimiento y opinión. Desde su tribuna radial fue activa partícipe de coberturas "incómodas", como el proceso electoral de 2006, y los casos de Ernestina Ascencio y Lydia Cacho-Marín. Ya decía ella que necesitábamos "reinventar al país", saber dónde estábamos y lo que significaba la importancia de conocer para decidir. Su caso nos ha mostrado que continúa instalado un sistema corrupto, arcaico, déspota e intolerante. Los micrófonos de W Radio no son los únicos, ni tampoco el único medio en el que Aristegui se ha desarrollado. Ya veremos cuál es el siguiente paso. Otra mala noticia es la corrupción e impunidad que reina en la Comisión Nacional del Deporte, encabezada por Carlos Hermosillo, y que ha orillado a Ana Guevara a renunciar. Sin duda es aplaudible la valentía de no involucrarse en esas prácticas sucias, y saber que aún quedan, en este patético México, mujeres que no están dispuestas a vender ni sacrificar su dignidad en aras de un supuesto desarrollo o consolidación profesional. Además se nos fue María Victoria Llamas, comunicadora, periodista, intérprete y guionista que dio a Televisa los noticiarios En contacto directo y Nuevo día. Se caracterizó por tocar temas feministas y de luchas sociales, y terminó su trabajo en esa empresa por abordar el tema del sida. Continuó su trabajo en TV Azteca, y después se lanzó a la radio. Murió el 6 de enero. Pocas han sido las cosas agradables, como los eventos conmemorativos de los cien años del natalicio de Simone de Beauvoir. Coloquios internacionales, documentales, programas, reedición de sus libros, biografías... No es para menos: son también cien años de feminismo. En esta edición hay, para empezar, un texto de Antonio González Díaz en el que aborda el asunto de las asesinadas en Juárez; la Dra. Elvira Hernández Carballido nos ofrece un excelente autorretrato mirándose en el espejo de Frida Kahlo; Karina Vergara exige, desde la sección Poesía Feminista, respeto a sus ideas, derechos e identidad; y las secciones de Noticias, e Invitaciones y Convocatorias, están repletas de nueva información. Además, y alistando el terreno para el Segundo Aniversario de MujeresNet, que es en marzo, hago la inauguración oficial de la columna de Sara Lovera, Palabra de Antígona, quien este mes aborda el asunto de Carmen Aristegui. Pueden encontrarla en la barra lateral. Y prepárense, porque para festejar el cumpleaños habrá más sorpresas. » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Me dijeron
Por Patricia Karina Vergara Sánchez Feminista, periodista y profesora. El otro día me dijeron que frene la lengua, que modere los actos, que critique, que señale, que me inconforme. Pero, en voz baja. Y entre nosotras. Que los compañeros de lucha, cualquier lucha, se pueden sentir afectados. Que espere, que el movimiento social, cualquier movimiento social, tiene planes para las mujeres, pero, que espere, todavía no es el tiempo, ni la hora. El otro día me dijeron que sea más responsable al decir antipatriarcado, al denunciar al que acosa, al señalar al que desprecia. Que cuide a los compañeros, que sea amorosa, que les haga sentir bienvenidos, que mis reclamos no vayan a ofenderlos. Me lo dijo una, que se dice compañera, y le he preguntado. Pero, no ha ido a ver al indio, para decirle que denuncie bajito al caxlan que lo desprecia. Y no ha ido a ver al obrero, para decirle que espere, que sea más amable en sus reclamos con el patrón. Y no ha ido a ver al campesino, para decirle que defienda su tierra con amabilidad y sonrisa. Pero a mí, sí ha venido a hablarme para decirme que no vea, que si veo no señale, que no lo tome como ofensa. Que comprenda. Me dijeron. Que finja, que no me dé cuenta de que éste mira mis senos, de que éste me estorba la palabra, de que éste me llama a la elegancia femenina, de que éstos no son de los míos. De que dicen lesbiana, pero en voz baja. Que por las buenas son mejor las cosas. Que no demuestre el abuso. Que no llame machista. Que no use la palabra misoginia para el que me niega. Que acompañe al movimiento y, por las buenas, ya irá tocando la nuestra. Me dijeron, y estoy pensando que no es justo. Para murmurar el descontento, para perpetuar los roles, mejor me habría quedado en casa a lavar los platos. Que nada más no puedo. Ni he de callarme. Ni cerrar lo ojos, ni fingir. Ni moderar la lengua ni los actos. Que no dejaré de criticar, ni de señalar, ni de inconformarme. Ya hemos dado mucho. Ya dieron bastante mis madres y abuelas. Hemos sido tantas: Las presas políticas, las agredidas, las trabajadoras, las que sostienen la casa mientras la huelga, las que siembran la tierra, las sindicalistas, las maestras, las que nunca son nombradas, las que toman los medios. las que barren y reparten volantes mientras el macho líder hace discurso. Las que ya están hartas… Todas, mis hermanas. Que ya toca la nuestra y no para luego. Que hay que decir: ya, a este tiempo y a esta hora. Que para gritar contra la opresión, no hay corrección política. Decir: hay una izquierda machista y reaccionaria, no me atemoriza. Me dijeron, me sugieren, me invitan a moderarme. Pero yo, nada más no puedo. Yo entiendo ser mujer de otra forma. Yo quiero de otro modo hacer las cosas. No voy a disculparme, No puedo condolerme. Porque tengo esta voz. Es voz libre y autónoma. Es voz nueva, revolucionaria. Tengo esta voz fuerte. Voz lesbiana, nunca más silenciada. » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Siete veces Frida
Obra de María Sánchez Por Elvira Hernández Carballido Doctora en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en comunicación. Profesora Investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo 1907, siete al final, nace Frida Kahlo… 2007, siete al final, celebramos los cien años del nacimiento de Frida Kahlo… Siete, parece ser un número significativo en la vida de la pintora mexicana más reconocida en nuestro país y en el mundo. Siete, un número mágico, misterioso y significativo. Siete, el número definitivo en la lectura de las cartas españolas para adivinar el futuro. Siete, el número fiel para delimitar la cifra exacta de maravillas en el mundo. Siete, el número invitado a las fiestas y rituales judíos. Siete, el número de días que dicen tardó Dios en crear el universo. Siete, el número de pecados capitales. Siete, el número de días de la semana. Entonces… ¿Por qué no? En vez de referirme a dos Fridas hablar de siete Fridas? Las siete que rigen mi vida, las siete que inspiran mi alma, las siete que admiro y las siete que no entiendo. Las siete que son mi espejo y mi adorno. Las siete que sueño ser y las que no quiero ser. Que me enfrentan con mis demonios y me invitan a mis infiernos. Las que gozo y deseo conocer. Las que me visten y se hacinan en mi pared. Mis chamanas y mis protectoras. Entonces evoco a la primera, a la FRIDA ENAMORADA. A ti, que pintaste a Diego en el centro de tu mente y lo amaste como un castigo y como un destino. Que te enamorabas de otros pero te mantuviste leal al amor de tu pintor-sapo nunca fiel por simple mal de amores. Diferentes hombres y mujeres reposaron en tus muslos pero solamente uno fue el huésped por siempre en tu ideal amoroso. Me regocijo con mi segunda Frida, la FRIDA SEDIENTA que no estaba en el rincón de una cantina pero que sí exigía su tequila. Esa Frida que tomaba para calmar sus alegrías y para revelar sus tristezas. La que encontró en el licor el vitral de la locura, el hechizo de las penas, sorbos de desamor. Que ahogó su sexo como un tímpano de hielo o lo entibió con la caricia del amante en turno. La que brindó por la luna, saboreó el aroma masculino del tequila y descubrió en el fondo de una copa el punto donde se sumerge el ayer y puede zambullirse el mañana oscuro. Persigo a mi tercera Frida, la FRIDA VESTIDA con trajes mexicanos. Tehuana que puede guardar el beso clandestino de un amante fugitivo. Belleza mexicana que adornas tu cabeza con flores mientras detrás de un huipil escondes una columna rota o un corazón desangrado. Blusa tejida de colores alegres para lograr el brillo en tu mirada. Un rebozo lograba cobijar tu alma. Faldas bordadas con destellos de luna. Trajes típicos que te ataviaron de un México lleno de colores y sonrisas, de lágrimas y dolor, de amor y desamor. Me identifico con mi cuarta Frida, FRIDA BIGOTONA. En ninguno de tus autorretratos escondiste esos finos vellitos que a muchas mujeres nos alarman y a otras avergüenzan. Vellitos que gracias a tu descaro adornaron tus labios femeninos aunque los estudioso del arte presuman que estabas declarando un rasgo viril, o querías marcar los límites entre el origen español y la lejanía indígena, que representaban un sello distintivo de la diosa serpiente que aprendió a tragarse el mito de la angustia. Dijo el gran artista Juan Soriano que Frida nunca dejó de pintarse con su bigote porque conocía una frase machista que relaciona el bigote femenino con un cuerpo deseado… “Mujer con bozo, culo sabroso”. FRIDA NO MADRE, mi quinta Frida, jamás supo que maternidad no es destino ni garantía de ser feliz para toda la vida. Nunca dio asilo en su vientre durante nueve meses porque sus embarazos siempre terminaron en abortos. Sus pechos en la vida alimentaron a un recién nacido, no pudo apreciar que en la mirada de un hijo reposa toda la magia del cosmos. Por eso, cuando se refirió a esa imposibilidad su pintura fue desgarradora, llena de dolor absoluto, el suicidio de una hembra en una sociedad patriarcal. El aborto solamente es una tragedia cuando se sueña con un hijo deseado que no pudo ser. Para Frida, un hijo deseado jamás llegó. Atisbo siempre con asombro y embelezo a mi sexta Frida, FRIDA PINTORA. La misma que descubrí una tarde hace treinta años en el Palacio de Bellas Artes al asistir a una exposición de la obra de Diego Rivera. La atisbé serena y hermosa atrapada en una tarde dominical, pregunté a mi maestro quién es ella… La esposa del maestro Rivera. No dijo su nombre. Desde entonces la busqué en libros y descubrí que también había sido pintora, que tenía infinidad de autorretratos que la reflejaban a ella pero me descubrían a mí, lo que sentía, lo que ocultaba, lo que sentía y soñaba. Cada trazo firme de tu pincel se comprometió a resarcir a todas las mujeres heridas por el desamor. En cada autorretrato tu mirada es una red que nos atrapa y permite palmar tu rabia o tu amor, tu pasión y tu dolor… La mujer que niegue haber conocido estas sensaciones al admirar tu pintura ha olvidado esas noches en que la nuestras historias amenazan siempre con aplastarnos pero una de nuestras estrategias para evitarlo ha sido arte, porque la escritura, la música y la pintura nos embalsaman eternamente como mujeres, reconciliándonos con la vida. Mi séptima Frida soy yo y ella, FRIDA-YO-ELLA, juntas y separadas, reconociéndome diferente pero no ajena, descubriendo en mi espejo lo que ella no es y yo he querido ser. Así Frida, estás mis paredes porque me ayudas a ocultar las grietas de mi soledad. Te presumo en mis orejas, al atraparte en aretes, porque necesito el murmullo de tu voz que me aconseja no confiar en mis pies pero sí tener alas para volar en busca de mis sueños. Te pegué a mi bolsa porque representa el único objeto seguro que esconde mis secretos, mis servilletas llenas de lágrimas, mi labial que un amor imposible jamás probará, mi espejo que delata a veces la imagen de una mujer feliz y otras la imagen de muchas mujeres que todavía no entiendo pero a las que siempre les doy asilo. Tengo el honor de tenerte cerca de mi corazón cuando luzco una playera con tu nombre y estoy segura que escuchas mis latidos, los mismos que aceleran su ritmo se veo pasar al hombre que amo emocionan y hasta palpas mi tristeza cuando ese mismo hombre muestra su facilidad para rasgarme la vida por lo menos una vez al mes. Te convertí en cerillos para que enciendas la chispa de esa poquita fe que todavía me hace confiar en mi misma. Te envolví en mi cuerpo como pareo para que me acompañe a contemplar la manera en que el mar se rompe por el simple de escuchar la voz del hombre de mis sueños mientras miro un atardecer.cEres mi muñeca de trapo que me permite reconocer a la niña que todavía vive en mi alma y en mis travesuras de adulta. Por eso, juro que Frida en mi vida no es moda, ni adorno, no es mercancía ni costumbre, fanatismo o deliro. Frida es la pintora, es la mujer, es el ser humano que me une en un abrazo para oír su vida y valorar mi vida. Me ha permitido reconocerme como mujer angustia y como mujer trigal. Evita que mis hormonas se suiciden cuando miro la vida con desencanto, a creerme que estoy rodeada de estrellas de la buena suerte y ser fuerte a pesar de las angustias. » Lee el texto completo... |
Amnesia de justicia
Por Antonio González Díaz Reportero, enviado especial, conductor, redactor, corrector de estilo, coordinador de contenidos, diseñador creativo, asistente de producción y jefe de corresponsales. Especialista en temas de Seguridad, Justicia y Derechos Humanos. Su trabajo se publica en diversos medios de la ciudad de México, Baja California, Coahuila, Durango, Nuevo León, Chihuahua, Tamaulipas, Sonora, San Luis Potosí y Puebla. El lunes 3 de mayo de 1993 cerca de un canal de riego, fue hallado el cadáver de una mujer. Su cuerpo estaba boca abajo, el short que vestía le fue bajado hasta las caderas, igual que la pantaleta. Era de tez morena y de cabello oscuro. Estaba descalza, sin tierra en los pies, por lo que pudo ser asesinada en otro lugar y luego llevada al sitio donde se le abandonó, un paraje ubicado por el Camino a Ortiz Rubio, junto a la colonia Satélite de Ciudad Juárez, Chihuahua. Según la autopsia, murió un día antes estrangulada y presentaba golpes en el rostro y en el abdomen. Tenía entre 30 y 35 años de edad y cinco meses de embarazo. No se le identificó. Más de 14 años han pasado desde el homicidio de aquella mujer y las esperanzas de hallar a los culpables se han desvanecido bajo la sombra de la prescripción del delito. Toda una vida borrada de tajo por alguien quien decidió que su existencia no valía la pena. Luego de este homicidio vinieron cientos más, hablar del número total de ellas resulta tan difícil como tratar de describir el dolor e impotencia de sus familiares. Sufrimiento y llanto que poco a poco ha sido olvidado por quienes prometieron una y otra vez dar con los asesinos. Tal parece que la preocupación sólo invade a los políticos, funcionarios, líderes sociales, candidatos y dirigentes cuando hay que hacerse de votos, dinero y simpatías, y cuando se obtiene lo que se buscaba, se deja botado el traje de “lamentación, cólera y búsqueda de la verdad”. Para todos ellos ha sido fácil desprenderse de “Las Muertas de Juárez”, pero para los hijos, padres, hermanos, esposos, tíos, abuelos y amigos es imposible dejar de llorar cada noche por sus mujeres asesinadas y la perpetua duda del porqué de su homicidio los perseguirá por siempre… hasta que alguien encuentre a los culpables. Al rendir su tercer informe, la comisionada para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en Ciudad Juárez, Guadalupe Morfín Otero afirmó algo muy cierto, “la solución de la violencia no está sólo en manos de este organismo. Ojalá con esa misma intensidad el asunto fuera percibido por todos los involucrados”, y al tomar protesta sentenció: “para atender una situación que se gestó por lo menos a lo largo de dos décadas, hace falta mucho más tiempo […] No se deshace el tejido social en un día ni se reconstruye en otro.” Y pese a sus advertencias, hoy se avizora la extinción de su Comisión. Si bien es cierto que la propia Morfín Otero aceptó que la Comisión a su cargo, así como la ya extinta Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Relacionados con los Homicidios de Mujeres no debía perpetuarse, hoy no deja de sentirse un vacío e impotencia ante las intenciones del Gobierno Federal de desaparecerla. Ciudad Juárez debe dejar de ser para sus gobernantes y dirigentes una “piedra en el zapato” y debe convertirse en una cruda realidad a la que hay que enfrentar. “Más que el esfuerzo de una institución, se requiere un esfuerzo de Estado, donde todos, poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, locales y federales, hagan lo que les corresponde. Y que todo vaya encaminado hacia el gran perdón que sólo fluye cuando se han abierto las avenidas de la verdad y de la justicia”, afirmó Morfín Otero. Ciudad Juárez no aguanta un descuido más, no soporta una nueva vida rota. La ciudad de “Las Muertas” no debe ser escenario de disoluciones, sino de unión. El lugar donde los sueños de cientos de mujeres se han roto merece sumas y no restas. El esfuerzo y trabajo de la Comisión para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres debe dar lugar a un Instituto con facultades bastas para cuidar a sus mujeres, con el auxilio y voluntad de todas y todos los que queremos una realidad distinta. Ciudad Juárez no soportará un nuevo olvido… sus “muertas” y vivas, tampoco. » Lee el texto completo... |
Mancillada la Libertad de Expresión
Por Sara Lovera *Periodista mexicana, fundadora de Comunicación e Información de la Mujer AC(CIMAC); nominada a 1000 mujeres por el Nobel de la Paz 2005, ha colaborado en diversos medios como El Nacional, El Día, Uno más Uno, La Jornada; fue directora del suplemento Doble Jornada, y actualmente es corresponsal de Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y del Caribe(SEMlac) en México, integrante del Consejo del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal y todos los lunes forma parte de la Mesa Periodistas del Canal 21, el Canal de la Ciudad de México en TV por Internet. Carmen Aristegui es, sin lugar a dudas, una destacada y brillante periodista. Por ahora su voz fue acallada. Esperamos que no por mucho tiempo. El sábado dejó de existir María Victoria Llamas, otra destacada comunicadora que llevó a la televisión mexicana temas de sexualidad y feminismo en los años 70 y 80, cuando los medios electrónicos temían hablar de esos temas emergentes, les llaman, que hoy han conseguido un lugar de discusión en la opinión pública. Las voces de Mariví y Carmen, cegadas al comenzar 2008 nos llenan de dolor e indignación. Mariví terminó su ciclo vital, será recordada por quienes la conocimos y escuchamos sin tregua durante varias décadas. La seguiremos recordándo por su valor e inteligencia. Nos duele su partida, entre otras cosas porque se destacó en la lucha por abrir espacios de expresión, sin derrotarse o autocensurarse. Por eso la negativa de Televisa-Prisa a reanudar el contrato de Carmen Aristegui en W Radio, es una llamada de atención. Unida por la defensa de los derechos de expresión e información a Mariví, nos ponen un foco rojo para no olvidar que la circulación de las ideas libres es un asunto fundamental para mantener viva la esperanza de la democracia en México. Pero no es así. Cegar por ahora la voz y el trabajo profesional de Aristegui, es la evidencia de que en México no hay estado de derecho y peligra el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la información. Cada vez que los intereses particulares o empresariales cierran un espacio informativo plural, responsable, donde los hechos se informan y se investigan, se atenta contra el derecho de todas y todos los informadores y también de los oyentes y las y los ciudadanos, que tienen muy pocas opciones para saber lo que realmente sucede en nuestro país. Lo sucedido con Hoy por Hoy, bajo la dirección y el estilo editorial de Carmen Aristegui es un buen ejemplo de lo que nos pasa, de lo que puede seguir sucediendo en otros muchos campos de la democracia. Por ello es tan importante decirlo y ponerse al frente de la defensa de nuestro marco constitucional que garantiza esos derechos. Aristegui durante un lustro consiguió profundizar el cometido de la radio. Este, el de la radio es un espacio privilegiado y capaz de llegar a los lugares más lejanos del país. Eso lo saben los señores del poder. Por eso había que callarla, precisamente cuando Hoy por Hoy se había destacado por un inmenso reiting. Y no se trata solamente de los temas que Carmen destacaba en sus informativos, muchos de los cuales han sido sustanciados por una franja de personas y medios que pelean día a día por contar, sin eufemismos ni triquiñuelas lo que pasa a las y los mexicanos; desde W Radio, no sólo se hablaba de temas fundamentales, sino que se abría el micrófono para la expresión de sus víctimas y de sus actores, dando la oportunidad a la formación de una verdadera opinión pública. Ya antes había salido el programa de Sky, con el pretexto de un problema técnico; seguramente hubo otras discusiones. Carmen valiente, inteligente, crítica, profesional, había conseguido mantenerse en el aire. Lo que más impresiona de su modo de trabajo es su templanza y su profesionalismo. ¿Qué quiero decir? Que Carmen no corresponde a un perfil victimista. Simplemente cumplía su labor con sabiduría y con capacidad. Cosa, estoy segura, que seguirá haciendo. Es una periodista, no una conductora común, y mucho menos una de esas voces plañideras donde el adjetivo se convierte en el recurso más sencillo de abordar. Carmen no necesita eso. Como buena periodista indaga, investiga, sustancia, demuestra, todos elementos básicos para el buen periodismo, en el que sobran los lloriqueos y las conclusiones fáciles. Carmen Aristegui que mantiene su espacio en CNN y en un diario nacional, seguirá siendo la periodista que es. La pérdida es para el auditorio, que todos los días, en la radio, soporta una cadena de voces irresponsables que lanzan juicios y más juicios, que se erigen en “orientadores” de la opinión pública, que prestan sus micrófonos, esos sí, para difamar o para proteger a los del poder.Y este es el problema. Documentar con seriedad y templanza la realidad, es una virtud de los periodistas que rebasan escándalos y modas, porque los documentales de la realidad suelen ser mucho más dramáticos que el muro de lamentaciones al que acuden el amarillismo y el estilo que abusa del sentimiento de las personas. Un periodismo serio es el que checa fuentes, consigue documentos, se adentra en cada ángulo de los acontecimientos y mira distante la victimización, para dar paso a hechos bien investigados. Ese periodismo es el que está perdido en nuestro medio. El que averigua antes de concluir o definir una situación, el que interroga a todos los actores y deja a un lado una falsa moralidad. Aquí pesó el interés del cuñado incómodo de Calderón, el señor Hildebardo Zavala representante de Prisa en México, el consorcio comunicativo de los españoles que en Europa han hecho alarde de objetividad y profesionalismo, pero que en México se han sumado a los intereses mezquinos de la familia de los Pinos. Tiempos difíciles se anuncian en el 2008, porque ahora las y los ciudadanos hemos visto reducida esa posibilidad de saber, al menos a través de W Radio. Los ejemplos se van disminuyendo, día a día, en tiempos en que la conflictividad nacional es un gran tema, una medida para tomarle el pulso a la nación. Yo digo, con otros colegas hombres y mujeres, que no podemos permitir este cierre de espacios. Los tenemos que ganar día a día, con nuestro trabajo serio y profesional. Si eso hacemos, lo de Carmen pronto será una anécdota porque la tendremos a ella, con su voz, su estilo y su trabajo en otro espacio. El 2008 no será por suerte el último escalón de la batalla por la democracia, al contrario, estaremos ahí, muchas y muchos. Etiquetas: Palabra de Antígona de Sara Lovera » Lee el texto completo...
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