“ENTRE MUJERES INSURGENTES Y REVOLUCIONARIAS”
FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES
UNAM
Jueves 29 de abril. Mujeres insurgentes
- Josefina Hernández Téllez. La educación femenina en 1810
- Layla Sánchez Kuri. Presencia femenina en la Independencia.
- Elvira Hernández Carballido. Leona Vicario, la corresponsal de los insurgentes.
- Rosalinda Sandoval Orihuela. Los taconazos de Doña Josefa
Moderador: Vicente Castellanos Cerda
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Salón 12 Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
Viernes 30 de abril. Mujeres revolucionarias
- Rosa María Valles Ruiz. Periodista y feminista: Hermila Galindo
- Elsa Lever M. El Universal y las mujeres periodistas
- Gloria Hernández Jiménez. Mujeres, revolución y fotografía
- Francisca Robles. Los corridos y la presencia femenina
Moderadora: Noemí Luna García
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Sala Lucio Mendieta, Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
EDICION DE MAYO '08
Marco Peláez, La Jornada Por Elsa Lever M. Periodista con Maestría en Comunicación por la FCPyS de la UNAM, diplomada en Género por el PUEG de la UNAM, y en Feminismo por el CEIICH de la UNAM. Hay indignación en el país por el asesinato de Felícitas Martínez Sánchez y Teresa Bautista Merino, jóvenes periodistas triquis (apenas 22 y 24 años de edad) de la radio comunitaria La voz que rompe el silencio, en San Juan Copala. Aunque incluso Amnistía Internacional ha hecho un llamado urgente a las autoridades mexicanas, federales y locales, para que investiguen exhaustiva, inmediata e imparcialmente el asesinato, la realidad es que poco o nada se ha hecho para resolver el caso. Por ejemplo, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos Contra Periodistas, a través de su directora general de Enlace y Desarrollo, Lic. Ethel Riquelme Fernández, ha informado que éste "no es un caso competente de las autoridades federales sino de las autoridades locales", y por lo tanto se encuentran "con la limitante de nuestras atribuciones y competencias al no poder atraerlo por ser un organismo de fuero federal". Ya es casi un mes desde que ocurrió este indignante crimen, y parece que ni sucedió. Afortunadamente hay otras instancias que, aunque no puedan resolver el asunto, tratan de visibilizar y reconocer la labor de las locutoras y reporteras asesinadas. Es el caso del Consejo Ciudadano del Premio Nacional de Periodismo, quien otorgó este galardón al programa radiofónico que dirigían Teresa y Felícitas, en la categoría de Orientación y Servicios a la Sociedad, pues Bautista y Martínez hicieron una singular aportación periodística para prestar servicios a la población indígena en la zona trique, servicios que se prestan en situaciones límites de adversidad. Ante un panorama desconsolador de 65 periodistas asesinados en 2007 "en relación directa con su trabajo" (el número más elevado desde 1994), de acuerdo con el Comité por la Protección de los Periodistas (CPJ), y en México de 24 periodistas y ocho desparecidos desde el año 2000 a la fecha, según el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos); el Premio Nacional post mortem es un reconocimiento a la labor no sólo de Felícitas y Teresa, sino también a la labor de las radios comunitarias,y de todos y todas quienes se comprometen a realizar un trabajo de difusión de los derechos en sus comunidades. » Lee el texto completo... |
Periodistas muertas en Oaxaca
Por Elvira Hernández Carballido Doctora en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Comunicación. Profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, fue jurado en el reciente Premio Nacional de Periodismo. Ellas, así como lo hago yo en este momento, hablaban ante un micrófono para denunciar la violencia hacia las mujeres, para compartir ideales por un mundo mejor para las mujeres, para orientar a las mujeres de su comunidad a ser autónomas, seguras, a quererse a sí mismas. Ellas, así como lo hago yo en este momento, confiaron en la generosidad de la radio. Por eso, crearon su pequeña y primitiva pero tenaz estación de radio, más libre que pirata, sin más recursos que su propia voz y sus ideas, sus pensamientos dichos en voz alto y su fe en las mujeres de su época. No había cabina, ni productor, ni controles, ni el cuarto idóneo para que sus voces salieran al aire con más sintonía. Solamente había mucho corazón y confianza en su lucha, en la lucha de las mujeres. Ellas, así como lo hago yo ahora, eran locutoras de una radio de uno de los estados más pobres del país. Fundaron radio Copala, en Oaxaca. Y pese a las tradiciones patriarcales de la región, del machismo y la crueldad de los hombres poderosos de la región, de la injusticia que parece marcar la vida de los oaxaqueños, ellas no cesaban de denunciar esa situación y consideraron que la radio era, es y será el medio de comunicación idóneo para difundir mensajes de manera inmediata y oportuna. Pero yo estoy viva y ellas no, fueron asesinadas por su labor social, por su entrega, por su compromiso, por su lucha, por creer en una sociedad más igualitaria. Ellas se llamaban Teresa Bautista y Felícitas Martínez, asesinadas el siete de abril. Declaraciones de defensores de derechos humanos, de periodistas conmovidos e indignados por este hecho, aseguran que el asesinato de Teresa Bautista y de Felicitas Martínez, locutoras y reporteras de la radio comunitaria La Voz que Rompe el Silencio, del municipio autónomo de San Juan Copala, no sólo es un ataque brutal por la labor que realizaban, también es una muestra de la forma en que se está particularizando la violencia contra las mujeres en la región Triqui, como resultado del conflicto político. En una nota redactada por Comunicación e información de la Mujer se recuperó la declaración de Jorge Albino Ortiz, coordinador de la radio comunitaria La voz que Rompe el Silencio en el 94.9 del cuadrante. El advirtió que la sangre de sus compañeras Teresa Bautista y Felicitas Martínez será como una semilla para seguir creciendo las radios comunitarias. En señal de luto desde la tarde el lunes 7 de abril, La Voz que Rompe el Silencio permaneció en silencio ese día. Teresa y Felicitas fueron comisionadas en una reunión previa celebrada en Huajuapan hace unos días para atender la mesa de medios en el Foro que se realiza en el auditorio del Magisterio, aquí en la ciudad de Oaxaca, “pero ya no llegaron, pero su voz se quedó y como dice nuestra radio ellas rompieron el silencio de la zona Triqui”. El coordinador de la Voz que Rompe el Silencio relató que desde el 20 de enero pasado, cuando iniciaron transmisiones habían recibido amenazas de caciques y líderes, “dijeron que iban a quemar la estación, que la radio estorba, pero no esperábamos que asesinaran a nuestras compañeras”. ¿Para quienes era una amenaza la radio comunitaria? Son muchos, algunos son autoridades, otros son caciques y líderes, gente del Partido de Unificación Popular (PUP), del Movimiento de Unificación de Lucha Triqui (MULT) todos los que estuvieron en contra de la formación del municipio autónomo de San Juan Copala. Teresa y Felicitas eran mujeres “muy comprometidas no sólo estaban en la radio, también impulsaban otros proyectos como la preparatoria comunitaria, colaboraban con la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y la escuela primaria Renovación, además de ser parte del equipo de Prensa y Propaganda del municipio autónomo, las dos eran compañeras valiosas para la comunidad”. Aunque de manera póstuma, por unanimidad, a Teresa y Felicitas se les otorgó el premio nacional de periodismo. Ellas ya no podrán estar ante el micrófono, pero nos dejaron el ejemplo, su lucha y su ejemplo. Hoy, no son ellas las que están al micrófono, pero yo, mujer, como ellas, rompo el silencio, y desde este micrófono les rindo un homenaje y un hasta siempre. MUJERES PERIODISTAS EN RIESGO CONSTANTE Libertad de expresión con cuerpo de mujer, es un artículo escrito por Lucía Lagunes Huerta, actual directora de la agencia de noticias CIMAC (Comunicación e Información de la Mujer). El texto es representativo en estos tiempos donde la violencia siguen siendo, desgraciadamente, el único medio para impedir denunciar, para acusar a los asesinos, para advertir injusticias. La autora evoca un spot radiofónico don Felicitas Martinez y Teresa Bautista advirtieron lo que podría sucederles por ejercer su derecho de la libertad de expresión, a través de los micrófonos de la radio comunitaria "La Voz que Rompe el Silencio" afirmaron "algunos creen que somos muy jóvenes para saber… deberían de saber que somos muy jóvenes para morir". Por desgracia, ellas no son las únicas mujeres que han tenido que documentar con sus vidas la violencia de la zona, que se recrudece en el cuerpo de las mujeres, antes de ellas – señala Lagunes- las hermanas Virginia y Daniela Ortiz Ramírez, quienes desde julio de 2007 están "desaparecidas", sin que autoridad alguna dé con su paradero. A juicio de Lucía Lagunes, las mujeres periodistas están viviendo en carne propia las amenazas por el ejercicio de su profesión, por romper el silencio y documentar la resistencia, la movilización, la defensa de los derechos humanos. Lamentablemente, los casos que ilustran esta situación cada día crecen más. Ya se escuchó de viva voz la historia de la reportera tabasqueña Cecilia Vargas Simón, reportera de "La Voz del Sureste", quien narró el secuestro de su hija en el año 2005, a la que además de los golpes le dejaron un mensaje "dile a tu madre que deje de escribir lo que está diciendo". Un nombre más, Adriana Mújica, quien además de participar en diversos programas de radio es articulista de La Jornada de Morelos, fue detenida al cubrir la protesta social por la desaparición del Casino de la Selva y a quien tampoco se le reconoció su labor informativa, pese a los años de ejercicio profesional. Verónica Villalbazo, reportera de Radio Bemba, emisora comunitaria independiente de Hermosillo, Sonora, corresponsal en Oaxaca, en más de una ocasión autoridades estatales han amenazado y agredido. Lugunes advierte: Tener cuerpo de mujer y ejercer el periodismo es una combinación peligrosa cuando la libertad de expresión se vulnera, las hijas e hijos se vuelve blanco de las agresiones, la amenaza de agresión sexual es preferida para intimidar… El panorama no es nada alentador. Comentario editorial "Meditación en el Umbral", para Radio Universidad Hidalgo, reproducido con el permiso de la autora. » Lee el texto completo... |
A más de dos décadas del Día Internacional de la Mujer
Por María Esther Espinosa Calderón Periodista mexicana, colaboró en el suplemento feminista "La Triple Jornada", del diario La Jornada; y en la Revista "Fem", hasta la desaparición de ambas, así como en la revista "Etcétera". En 1975 en el marco de la Primera Conferencia Mundial de la Mujer, realizada en México, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) establece el 8 de Marzo como Día Internacional de la Mujer. A más de dos décadas del Día Internacional de la mujer, se puede decir que es muy poco para un género; para una sola mujer podría ser toda su existencia, pero para la humanidad –al menos desde el cristianismo- es un periodo muy corto. Una breve etapa de la que se excluyó a millones de mujeres y cientos de generaciones de ellas. 1910 marca el punto de partida, el comienzo, el parteaguas para el justo reconocimiento a la contribución económica y social de la mujer en el mundo, como si su existencia tuviera acaso un siglo. Toda conquista alcanzada ha estado anticipada por un impedimento, una negación o una anulación de una necesidad y por consiguiente, es resultado de una lucha campal entre fuerzas que oponen resistencia. No es extraño que resulte patético y preocupante a la vez, que la algarabía de la conmemoración, arrastre consigo un triste pasado. Fue hasta el 8 de marzo de 1910 que logró instituirse en Día Internacional de la mujer y a la fecha muchos hombres –dentro de esta sociedad que aún sigue siendo patriarcal- preguntan para qué quieren las mujeres un día en su honor, si supuestamente con sus logros libertarios ya han avanzado en muchos aspectos. Bajo este tenor cabría otra reflexión: ¿Por qué no existe un día internacional del hombre? Para Fernando Rivera Calderón, no lo hay porque “los hombres valemos queso. Desde que se demostró científicamente que Eva no descendió de Adán sino que fue exactamente al revés y que María Magdalena es la verdadera madre del cristianismo, el destino de los hombres parece cada vez más sombrío e incierto”. Mientras que el fundador del grupo Círculo Masculino, Lorenzo de Firenze (homónimo del compositor italiano), propone reivindicar los derechos de los hombres porque según él existe una “conspiración feminista” para discriminar a los varones. Propone que se instituya un día internacional del hombre. Proclama al machismo como muerto, “lo que estamos viviendo es un hembrismo, un fenómeno que ha llegado a niveles de femiterrorismo”. Sin embargo, no hay que ir muy lejos ni hacer tantas conjeturas: un Día Internacional del Hombre no lo hay porque se ha concebido que el mundo y su poderío les pertenece a ellos. Para las mujeres, la historia es diametralmente diferente. La mujer ha tenido que ganarse palmo a palmo su pertenencia al mundo. Ha tenido que asirse fuertemente a su historia y su cultura para no quedar fuera de ella. Así que para llegar a ese punto, a las mujeres les costó muchos años de lucha, de navegar contra corriente, de sufrir vejaciones, humillaciones y hasta a veces la muerte. Tal es el caso de la feminista francesa Marie Gouz, mejor conocida como Olimpia de Gouges, quien fue a la guillotina en 1793 por renegar de la filosofía de Maximilien de Robespierre, quien no le perdonó que hiciera una réplica de la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, pero atribuyéndoselos a la mujer. Para ella era totalmente lógico que si las mujeres tenían que ser juzgadas por su proceder y hasta ir al patíbulo por expresar su opinión, debían también ser tomadas en cuenta en los procesos electorales. De Gouges desplegó la bandera del feminismo con el grito de guerra “-Tú hombre ¿eres capaz de hacer justicia?, es una mujer la que pregunta”, pero por toda respuesta sólo tuvo lo primero. Como ella, miles de mujeres lucharon y ofrendaron su vida a favor de sus derechos humanos y civiles en todas las épocas y en todas las sociedades, aunque la historia no lo registre. Es innegable la presencia de la mujer en el crecimiento y fortalecimiento de las sociedades, pero también lo es el hecho de que esta participación no ha sido gratuita, la ha llevado a cabo a través de una lucha que parece interminable. Pelear por su educación, por sus derechos civiles y humanos, por ganarse espacios que le han sido vetados e incluso por la autonomía de su cuerpo y decidir sobre él. No ha sido fácil. No es gratuito que lo que se gana a fuerza de batalla, como la Reforma, la Independencia y la Revolución tenga para celebrarse aunque sea sólo un día: el Día Internacional de la Mujer, que en un principio fue el de la mujer trabajadora y que actualmente trasciende a otros ámbitos. Aunque su trascendencia sea todavía una débil fuerza para la mayoría de los ciudadanos y para muchos pase desapercibida, o para otros cuestionada. Un 8 de marzo de 1857 las voces femeninas se alzaron en las fábricas de Nueva York, para protestar contra la explotación laboral y exigir una jornada de trabajo de 10 horas. Aquel día murieron 100 obreras por ese atrevimiento. En honor a ellas la alemana Clara Zetkin, del Sindicato Internacional de Trabajadoras Textiles, propuso en 1910 se conmemorara el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. De entonces a la fecha un día al año se celebra a la mujer, sin embargo, a nueve décadas sigue luchando por lo mismo: por sus derechos civiles y políticos, por el derecho al trabajo y la igualdad de salarios. Si bien es cierto que de aquella época al momento actual muchas cosas se han conseguido, también lo es que falta mucho por avanzar. La mujer ha logrado tener mayor conciencia de su papel en la sociedad, pero las diferencias continúan presentes: Componen más de la mitad de la población; reciben sólo la décima parte de sus ingresos, poseen menos de la centésima parte de los bienes mundiales. La Organización Panamericana de la Salud establece que del 45% al 60% de los homicidios contra mujeres se realizan dentro de la casa y que la mayoría de estos son cometidos por los cónyuges. Entre el 25% y el 50% de las mujeres de América Latina y el Caribe, dependiendo del país al que pertenecen, son víctimas de alguna forma de violencia doméstica. A las mujeres se les sigue segregando en carreras consideradas masculinas, especialmente en las áreas científicas y tecnológicas. En más de 100 países no hay representatividad parlamentaria de mujeres; son sólo algunas de las cifras para pensar con respecto a la situación de la mujer en el momento actual. Los pasos se están dando en todas las sociedades. México no es la excepción, pero tal vez, el mayor reto para las mujeres sea cambiar las estructuras mentales que se arrastran desde hace siglos. » Lee el texto completo...
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Quédate y aprende. Y a la información acompáñala de la acción. Emily Dickinson decía que 'ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie'.
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