“ENTRE MUJERES INSURGENTES Y REVOLUCIONARIAS”
FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES
UNAM
Jueves 29 de abril. Mujeres insurgentes
- Josefina Hernández Téllez. La educación femenina en 1810
- Layla Sánchez Kuri. Presencia femenina en la Independencia.
- Elvira Hernández Carballido. Leona Vicario, la corresponsal de los insurgentes.
- Rosalinda Sandoval Orihuela. Los taconazos de Doña Josefa
Moderador: Vicente Castellanos Cerda
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Salón 12 Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
Viernes 30 de abril. Mujeres revolucionarias
- Rosa María Valles Ruiz. Periodista y feminista: Hermila Galindo
- Elsa Lever M. El Universal y las mujeres periodistas
- Gloria Hernández Jiménez. Mujeres, revolución y fotografía
- Francisca Robles. Los corridos y la presencia femenina
Moderadora: Noemí Luna García
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Sala Lucio Mendieta, Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
Códigos de ética periodística en México
Foto: Mario Mtz. Caballero
Periodismo y medios de comunicación
Por Juan Pablo García Vallejo
Sociólogo y periodista cultural. Premio Nacional de Prevención en VIH otorgado por el Conasida en 1993; reconocimiento al Periodismo Cultural Regional Fernando Benítez de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la Universidad de Guadalajara y Conaculta en 1998; premio nacional de Periodismo del Club de Periodista Filomeno Mata en 2004. Es autor del libro "La Sociedad gandalla. De la Utopía a la Distopia", ediciones Casa Vieja, 2001, y editor del suplemento "La Tinta Suelta".
México no tiene los periódicos que merece, ni los periodistas capacitados que necesita la sociedad plural y diferenciada que vivimos. Lo primero es porque todos los periódicos del país tienen un número reducido de ejemplares diarios y por tanto carecen de un volumen de lectores significativos.
Y los periodistas que egresan cada año, cerca de 30 mil, de las universidades estatales, privadas y patito, salen mal preparados o con muchas deficiencias para cumplir con su responsabilidad social y más pronto que tarde sólo engrosan las filas de las manadas de periodistas anónimos que cubren las órdenes de información diarias que les dan sus jefes de información, consolidando la censura de la libertad de expresión dentro de los propios medios de comunicación.
A los periodistas se les considera hoy un grupo social vulnerable por estar amenazados por el crimen organizado, pero también se le considera ser un competidor de los poetas porque todo lo inventan.
Y en la literatura los periodistas no salen mejor librados, ya no son los héroes de la sociedad democrática en búsqueda de la verdad y defensa de los que no tienen voz, si bien les va pueden publicar algo interesante o ya de por sí publicar cosas falsas.
En el Centro Cultural Casa Lamm se presentó un libro indispensable para todos aquellos que trabajan en los medios de comunicación y que les servirá para hacer un mejor periodismo, cumplir con su responsabilidad social y guiarse por un código de ética que re-valore la imagen tan desprestigiada de los periodistas ante la sociedad. Se trata del libro Códigos de ética periodística en México escrito por el periodista Omar Raúl Martínez, publicado por la Fundación Manuel Buendía, la Fundación para la Libertad de Expresión, la editorial Bosque de Letras y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
La presentación la realizaron distinguidos estudiosos del periodismo en México como Ernesto Villanueva, Humberto Mussachio, Perla Gómez Gallardo, Virgilio Caballero y Benjamín Fernández Bogado.
Los periodistas están muy desprestigiados porque ante los ojos de la sociedad no dicen la verdad, faltando a este principio que debe guiar el oficio periodístico o a la prensa en una sociedad democrática y, por tanto, están al servicio del poder, son los perros guardianes del sistema, o trabajan en simples oficinas de propaganda gubernamental con fachada de periódico.
A diferencia de otras épocas hoy se goza de más libertad de expresión, el dominio censurador gubernamental ya no adiestra todas las opiniones. Pero no hay que olvidar que el sistema paga tanto para que lo elogien como para que lo critiquen y los que lo critican llegan a crear un poder también autoritario, antidemocrático bajo un disfraz muy rentable para ellos de populismo redentorista que logra engañar a muchos lectores, televidentes o radioescuchas.
“El debate ético que llega a México con más de 100 años de retraso frente a su más próximo vecino del norte, indica por lo tanto más sobre lo político, lo ciudadano, o lo económico que por que pudiéramos ponderar a simple vista. Los códigos de ética son demandas sociales asumidas en forma colegiada a las que los medios deben oír si no desean seguir perdiendo lectores, oyentes o televidentes”, afirma ene el prólogo el periodista Benjamín Fernández Bogado de la Knight International Journalism.
Esta ausencia de códigos de ética durante más de un siglo se debe principalmente a que la prensa mexicana nació malformada y auspiciada desde el poder, no desde la independencia natural de un contrapoder, del cuarto poder que vigile a los otros tres.
“Surge un modelo de dádivas a los periodistas 'obedientes' al gobierno y de persecución y supresión de la prensa opositora a la dictadura de Porfirio Díaz. Este mismo esquema de control perfeccionado, de acuerdo con José Carreño Carlón, se instaura a partir de los años 20 con el México posrevolucionario y perdurar hasta mediados de la década de los 70.” Así que la mitíca libertad de expresión casi nunca se ha cumplido o se hace de forma muy limitada o relativa, pues como dice mi amigo Fernando Allier, sí hay libertad de expresión, más no de difusión.
“Los códigos deontológicos o códigos de ética periodística reúnen los principios éticos, reglas de conducta o prácticas deseables que han de inspirar el comportamiento o responsable de los informadores y de los medios de comunicación, no sólo para garantizar calidad y prestigio profesionales y, a la postre, mantener o acrecentar un compromiso público de su actuación frente a la sociedad, frente a los gobiernos, frente a todo tipo de instituciones u organismos, y frente a sus pares”, escribe el autor Omar Raúl Martínez.
Por su parte Virgilio Caballero comentó, en su intervención en esta presentación editorial, que “el periodismo en México no es una tarea social sino un negocio”. Como empresa también debe cumplir una responsabilidad social y regirse por un código de ética porque de lo contrario sólo son voceros del poder, ejercen un seudoperiodismo al mantener el monólogo del poder y olvidarse de los problemas que afectan a la sociedad.
Este libro viene a llenar una gran laguna en la escena periodística del país, pues según Virgilio Caballero “de 330 periódicos diarios, 740 televisoras, 1440 radiodifusoras y 640 publicaciones periódicas que existen en el país, sólo 30 cuentan con un código de ética que los rige”.
Los códigos de ética periodística no sólo deben interesar a los periodistas en las distintas fuentes de información, sino también a editores y los mismos dueños de los medios de comunicación, como lo afirmó el investigador Ernesto Villanueva.
Periodismo y medios de comunicación
Por Juan Pablo García Vallejo
Sociólogo y periodista cultural. Premio Nacional de Prevención en VIH otorgado por el Conasida en 1993; reconocimiento al Periodismo Cultural Regional Fernando Benítez de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la Universidad de Guadalajara y Conaculta en 1998; premio nacional de Periodismo del Club de Periodista Filomeno Mata en 2004. Es autor del libro "La Sociedad gandalla. De la Utopía a la Distopia", ediciones Casa Vieja, 2001, y editor del suplemento "La Tinta Suelta".
México no tiene los periódicos que merece, ni los periodistas capacitados que necesita la sociedad plural y diferenciada que vivimos. Lo primero es porque todos los periódicos del país tienen un número reducido de ejemplares diarios y por tanto carecen de un volumen de lectores significativos.
Y los periodistas que egresan cada año, cerca de 30 mil, de las universidades estatales, privadas y patito, salen mal preparados o con muchas deficiencias para cumplir con su responsabilidad social y más pronto que tarde sólo engrosan las filas de las manadas de periodistas anónimos que cubren las órdenes de información diarias que les dan sus jefes de información, consolidando la censura de la libertad de expresión dentro de los propios medios de comunicación.
A los periodistas se les considera hoy un grupo social vulnerable por estar amenazados por el crimen organizado, pero también se le considera ser un competidor de los poetas porque todo lo inventan.
Y en la literatura los periodistas no salen mejor librados, ya no son los héroes de la sociedad democrática en búsqueda de la verdad y defensa de los que no tienen voz, si bien les va pueden publicar algo interesante o ya de por sí publicar cosas falsas.
En el Centro Cultural Casa Lamm se presentó un libro indispensable para todos aquellos que trabajan en los medios de comunicación y que les servirá para hacer un mejor periodismo, cumplir con su responsabilidad social y guiarse por un código de ética que re-valore la imagen tan desprestigiada de los periodistas ante la sociedad. Se trata del libro Códigos de ética periodística en México escrito por el periodista Omar Raúl Martínez, publicado por la Fundación Manuel Buendía, la Fundación para la Libertad de Expresión, la editorial Bosque de Letras y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
La presentación la realizaron distinguidos estudiosos del periodismo en México como Ernesto Villanueva, Humberto Mussachio, Perla Gómez Gallardo, Virgilio Caballero y Benjamín Fernández Bogado.
Los periodistas están muy desprestigiados porque ante los ojos de la sociedad no dicen la verdad, faltando a este principio que debe guiar el oficio periodístico o a la prensa en una sociedad democrática y, por tanto, están al servicio del poder, son los perros guardianes del sistema, o trabajan en simples oficinas de propaganda gubernamental con fachada de periódico.
A diferencia de otras épocas hoy se goza de más libertad de expresión, el dominio censurador gubernamental ya no adiestra todas las opiniones. Pero no hay que olvidar que el sistema paga tanto para que lo elogien como para que lo critiquen y los que lo critican llegan a crear un poder también autoritario, antidemocrático bajo un disfraz muy rentable para ellos de populismo redentorista que logra engañar a muchos lectores, televidentes o radioescuchas.
“El debate ético que llega a México con más de 100 años de retraso frente a su más próximo vecino del norte, indica por lo tanto más sobre lo político, lo ciudadano, o lo económico que por que pudiéramos ponderar a simple vista. Los códigos de ética son demandas sociales asumidas en forma colegiada a las que los medios deben oír si no desean seguir perdiendo lectores, oyentes o televidentes”, afirma ene el prólogo el periodista Benjamín Fernández Bogado de la Knight International Journalism.
Esta ausencia de códigos de ética durante más de un siglo se debe principalmente a que la prensa mexicana nació malformada y auspiciada desde el poder, no desde la independencia natural de un contrapoder, del cuarto poder que vigile a los otros tres.
“Surge un modelo de dádivas a los periodistas 'obedientes' al gobierno y de persecución y supresión de la prensa opositora a la dictadura de Porfirio Díaz. Este mismo esquema de control perfeccionado, de acuerdo con José Carreño Carlón, se instaura a partir de los años 20 con el México posrevolucionario y perdurar hasta mediados de la década de los 70.” Así que la mitíca libertad de expresión casi nunca se ha cumplido o se hace de forma muy limitada o relativa, pues como dice mi amigo Fernando Allier, sí hay libertad de expresión, más no de difusión.
“Los códigos deontológicos o códigos de ética periodística reúnen los principios éticos, reglas de conducta o prácticas deseables que han de inspirar el comportamiento o responsable de los informadores y de los medios de comunicación, no sólo para garantizar calidad y prestigio profesionales y, a la postre, mantener o acrecentar un compromiso público de su actuación frente a la sociedad, frente a los gobiernos, frente a todo tipo de instituciones u organismos, y frente a sus pares”, escribe el autor Omar Raúl Martínez.
Por su parte Virgilio Caballero comentó, en su intervención en esta presentación editorial, que “el periodismo en México no es una tarea social sino un negocio”. Como empresa también debe cumplir una responsabilidad social y regirse por un código de ética porque de lo contrario sólo son voceros del poder, ejercen un seudoperiodismo al mantener el monólogo del poder y olvidarse de los problemas que afectan a la sociedad.
Este libro viene a llenar una gran laguna en la escena periodística del país, pues según Virgilio Caballero “de 330 periódicos diarios, 740 televisoras, 1440 radiodifusoras y 640 publicaciones periódicas que existen en el país, sólo 30 cuentan con un código de ética que los rige”.
Los códigos de ética periodística no sólo deben interesar a los periodistas en las distintas fuentes de información, sino también a editores y los mismos dueños de los medios de comunicación, como lo afirmó el investigador Ernesto Villanueva.
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