“ENTRE MUJERES INSURGENTES Y REVOLUCIONARIAS”
FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES
UNAM
Jueves 29 de abril. Mujeres insurgentes
- Josefina Hernández Téllez. La educación femenina en 1810
- Layla Sánchez Kuri. Presencia femenina en la Independencia.
- Elvira Hernández Carballido. Leona Vicario, la corresponsal de los insurgentes.
- Rosalinda Sandoval Orihuela. Los taconazos de Doña Josefa
Moderador: Vicente Castellanos Cerda
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Salón 12 Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
Viernes 30 de abril. Mujeres revolucionarias
- Rosa María Valles Ruiz. Periodista y feminista: Hermila Galindo
- Elsa Lever M. El Universal y las mujeres periodistas
- Gloria Hernández Jiménez. Mujeres, revolución y fotografía
- Francisca Robles. Los corridos y la presencia femenina
Moderadora: Noemí Luna García
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Sala Lucio Mendieta, Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
Un festejo, un revés y una factura
Mujeres y política
Por Soledad Jarquín Edgar
Corresponsal de CIMAC (Comunicación e Información de la Mujer A.C.) en Oaxaca. En 2007 le fue otorgado el Premio Nacional de Periodismo en su categoría de Noticia, por uno de sus trabajos para la Agencia Cimac Noticias.
Y las elecciones pasaron, dejando las urnas vacías.
Tras ellas, tres escenarios: el festejo del PRI; el revés para el PAN y la factura al PRD en los estados.
En el PRI hay festejo, se dice vencedor al recuperar estados que antes eran gobernados por Acción Nacional, porque descalabró a partidos políticos como el PRD en entidades como Oaxaca, donde no queda nada de lo ocurrido en 2006 y donde nadie entiende el papel del magisterio y su voto de “castigo”. ¿Para quién?
El PRI volverá al Congreso federal con su mayoría de hombres y muy pocas mujeres. Volverán entonces los tiempos pasados, los fantasmas, con la salvedad que aún no recuperan Los Pinos y con la noticia de que el 2009 no será el proceso electoral del 2012, según aseguran los gurús de la política ¿será?
El PAN, consolidado como la segunda fuerza electoral dentro del Congreso federal, perdió entidades que antes gobernaba. Un revés o un descalabro para quienes creían tenerlas todas consigo. Como el ufano Germán Martínez que lo perdió todo. Salvo Sonora, donde el PRI fue derrocado por el efecto ABC, en el resto del país le dijeron no a los panistas y a la política de (in)seguridad y económica que ha impuesto el ahora más impopular que nunca Felipe Calderón. Porque no hay que engañarse, cuando la gente decidió no votar por el PAN fue para reprobar a Calderón y sólo por eso. No se puede tapar el sol con un dedo.
Este proceso electoral ha dejado claro, muy claro que quien no lava la ropa sucia en la casa se arriesga a perder la honra, como decían nuestras ancestras. Eso le pasó al Partido de la Revolución Democrática. El PRD fuera del Distrito Federal se ha desdibujado poco a poco y este 5 de julio llegó a su peor momento. Las guerras entre las tribus que lo conforman lo pulverizaron y podrían llevarlo a un estado peor aún en tanto no exista liderazgo posible para enderezar el barco que empieza a hacer agua. Tarea difícil, sin duda. ¿Qué le depara al PRD y a su joven existencia?
Por ejemplo en Oaxaca, el PRD es propiedad de unas cuantas familias. Entre ellos se rolan las diputaciones y la burocracia partidista. Este partido literalmente se partió cuando sus “líderes” se dejaron envolver por el dulce veneno del poder que les ofreció el ex gobernador José Murat. Compraron casas, vehículos y hasta se convirtieron en servidores públicos o acomodaron a algún miembro de su familia, traicionando sus principios y los de su partido.
Y, en medio de todo el festejo priista, de la desilusión de los panistas que se creían dentro y se quedaron fuera y de la confirmación de una muerte anunciada en el PRD, y de los otros partidos como el Social Demócrata, Convergencia, y los más utilitarios de todos el Verde Ecologista y el PANAL, se oculta el desgano de la ciudadanía frente al sistema político. No sólo anularon sus votos sino, como era de esperarse, no llegaron a las urnas poco más del 58 por ciento de quienes votarían. Grave sensación provoca el desinterés de las mayorías, que dejan a la gran minoría decidir el destino de este país.
El futuro se ve negro. Negro para los derechos de las humanas. Sin contrapeso ni propuesta feminista. El riesgo sigue…
Dos años de espera
Hace unos días vi a Antonia Ramírez Cruz, madre de Daniela y Virginia Ortiz Ramírez, que este domingo 5 de julio cumplieron dos años desaparecidas. En su rostro están las huellas que deja la tristeza de sentirse sola frente a la desgracia de no saber qué ha sucedido con sus dos hijas. En sus ojos hay una infinita tristeza, la tristeza de sentirse discriminada por ser mujer-pobre-indígena, la tristeza que produce el olvido, la tristeza que lacera la indiferencia de la autoridad representada, podríamos decir, en un procurador omiso.
Hace dos años, se conoció el caso de estas dos mujeres jóvenes, entonces de 14 y 20 años de edad, que “desaparecieron” cuando viajaban entre El Rastrojo y San Marcos Xinicuesta, ambas localidades triquis, ubicadas al oeste del estado de Oaxaca. Y desde hace dos años hemos escuchado toda clase de disparates en torno al caso. Uno de ellos, la imposibilidad de la entonces policía ministerial de investigar debido al peligro que se genera en la zona por el conflicto inter-étnico que vive el pueblo Triqui, esto dicho entonces por el procurador Evencio Nicolás Martínez Ramírez, quien recientemente fue acusado de misógino por organizaciones no gubernamentales.
Durante este tiempo, en que la autoridad no investigó ni ejecutó las órdenes de aprehensión, pese a que existían personas señaladas como probables responsables de los hechos, Antonia, la madre de las dos jóvenes, una maestra bilingüe y la otra estudiante de secundaria, se ha llenado de tristeza, pero tiene hoy la entereza de seguir demandando justicia, a pesar de la negligente actitud del Estado mexicano para responder a una madre que pide una sola cosa: justicia y que sus hijas vuelvan a casa.
La clara omisión ha provocado que otras mujeres triquis sean “botín” de los grupos que se disputan el poder de una zona marginada. Despojos, violaciones sexuales y asesinatos contra mujeres son comunes. Tan sólo este año, una de ellas fue asesinada y otras cuatro fueron lesionadas en emboscadas. Años atrás, contamos la violencia sexual contra al menos tres menores de edad, en alguno de estos casos de forma tumultuaria, con personas señaladas como responsables y ninguna detenida. Incluso uno de estos hombres de nombre Timoneo Alejandro Ramírez tiene en su cuenta delictiva otra denuncia interpuesta por la violación a una menor de edad en agosto de 2006, pero nadie lo detiene.
En este tiempo hemos conocido del asesinato de Teresa Bautista y Felicitas Martínez. Locutoras de La Voz que Rompe el Silencio, en San Juan Copala, sin que la PGR, quien atrajo el caso, dé respuestas. También vimos la milagrosa recuperación de una menor de edad baleada mientras esperaba a su tía en la puerta de su casa en su comunidad. Hoy mismo, otra mujer joven lucha por su vida en un hospital en Oaxaca y otra más de 19 años la libró milagrosamente.
El tiempo ha pasado inmisericorde y la justicia no llega para las triquis. Sin duda hay mucha razón de quienes aseguran que las autoridades estatales y federales han actuado con misoginia, indiferencia, discriminación y con falta de voluntad. Antonia seguirá esperando –como dice- de mañana, de tarde o de noche, quizá algún día sus hijas vuelvan.
Por Soledad Jarquín Edgar
Corresponsal de CIMAC (Comunicación e Información de la Mujer A.C.) en Oaxaca. En 2007 le fue otorgado el Premio Nacional de Periodismo en su categoría de Noticia, por uno de sus trabajos para la Agencia Cimac Noticias.
Y las elecciones pasaron, dejando las urnas vacías.
Tras ellas, tres escenarios: el festejo del PRI; el revés para el PAN y la factura al PRD en los estados.
En el PRI hay festejo, se dice vencedor al recuperar estados que antes eran gobernados por Acción Nacional, porque descalabró a partidos políticos como el PRD en entidades como Oaxaca, donde no queda nada de lo ocurrido en 2006 y donde nadie entiende el papel del magisterio y su voto de “castigo”. ¿Para quién?
El PRI volverá al Congreso federal con su mayoría de hombres y muy pocas mujeres. Volverán entonces los tiempos pasados, los fantasmas, con la salvedad que aún no recuperan Los Pinos y con la noticia de que el 2009 no será el proceso electoral del 2012, según aseguran los gurús de la política ¿será?
El PAN, consolidado como la segunda fuerza electoral dentro del Congreso federal, perdió entidades que antes gobernaba. Un revés o un descalabro para quienes creían tenerlas todas consigo. Como el ufano Germán Martínez que lo perdió todo. Salvo Sonora, donde el PRI fue derrocado por el efecto ABC, en el resto del país le dijeron no a los panistas y a la política de (in)seguridad y económica que ha impuesto el ahora más impopular que nunca Felipe Calderón. Porque no hay que engañarse, cuando la gente decidió no votar por el PAN fue para reprobar a Calderón y sólo por eso. No se puede tapar el sol con un dedo.
Este proceso electoral ha dejado claro, muy claro que quien no lava la ropa sucia en la casa se arriesga a perder la honra, como decían nuestras ancestras. Eso le pasó al Partido de la Revolución Democrática. El PRD fuera del Distrito Federal se ha desdibujado poco a poco y este 5 de julio llegó a su peor momento. Las guerras entre las tribus que lo conforman lo pulverizaron y podrían llevarlo a un estado peor aún en tanto no exista liderazgo posible para enderezar el barco que empieza a hacer agua. Tarea difícil, sin duda. ¿Qué le depara al PRD y a su joven existencia?
Por ejemplo en Oaxaca, el PRD es propiedad de unas cuantas familias. Entre ellos se rolan las diputaciones y la burocracia partidista. Este partido literalmente se partió cuando sus “líderes” se dejaron envolver por el dulce veneno del poder que les ofreció el ex gobernador José Murat. Compraron casas, vehículos y hasta se convirtieron en servidores públicos o acomodaron a algún miembro de su familia, traicionando sus principios y los de su partido.
Y, en medio de todo el festejo priista, de la desilusión de los panistas que se creían dentro y se quedaron fuera y de la confirmación de una muerte anunciada en el PRD, y de los otros partidos como el Social Demócrata, Convergencia, y los más utilitarios de todos el Verde Ecologista y el PANAL, se oculta el desgano de la ciudadanía frente al sistema político. No sólo anularon sus votos sino, como era de esperarse, no llegaron a las urnas poco más del 58 por ciento de quienes votarían. Grave sensación provoca el desinterés de las mayorías, que dejan a la gran minoría decidir el destino de este país.
El futuro se ve negro. Negro para los derechos de las humanas. Sin contrapeso ni propuesta feminista. El riesgo sigue…
Dos años de espera
Hace unos días vi a Antonia Ramírez Cruz, madre de Daniela y Virginia Ortiz Ramírez, que este domingo 5 de julio cumplieron dos años desaparecidas. En su rostro están las huellas que deja la tristeza de sentirse sola frente a la desgracia de no saber qué ha sucedido con sus dos hijas. En sus ojos hay una infinita tristeza, la tristeza de sentirse discriminada por ser mujer-pobre-indígena, la tristeza que produce el olvido, la tristeza que lacera la indiferencia de la autoridad representada, podríamos decir, en un procurador omiso.
Hace dos años, se conoció el caso de estas dos mujeres jóvenes, entonces de 14 y 20 años de edad, que “desaparecieron” cuando viajaban entre El Rastrojo y San Marcos Xinicuesta, ambas localidades triquis, ubicadas al oeste del estado de Oaxaca. Y desde hace dos años hemos escuchado toda clase de disparates en torno al caso. Uno de ellos, la imposibilidad de la entonces policía ministerial de investigar debido al peligro que se genera en la zona por el conflicto inter-étnico que vive el pueblo Triqui, esto dicho entonces por el procurador Evencio Nicolás Martínez Ramírez, quien recientemente fue acusado de misógino por organizaciones no gubernamentales.
Durante este tiempo, en que la autoridad no investigó ni ejecutó las órdenes de aprehensión, pese a que existían personas señaladas como probables responsables de los hechos, Antonia, la madre de las dos jóvenes, una maestra bilingüe y la otra estudiante de secundaria, se ha llenado de tristeza, pero tiene hoy la entereza de seguir demandando justicia, a pesar de la negligente actitud del Estado mexicano para responder a una madre que pide una sola cosa: justicia y que sus hijas vuelvan a casa.
La clara omisión ha provocado que otras mujeres triquis sean “botín” de los grupos que se disputan el poder de una zona marginada. Despojos, violaciones sexuales y asesinatos contra mujeres son comunes. Tan sólo este año, una de ellas fue asesinada y otras cuatro fueron lesionadas en emboscadas. Años atrás, contamos la violencia sexual contra al menos tres menores de edad, en alguno de estos casos de forma tumultuaria, con personas señaladas como responsables y ninguna detenida. Incluso uno de estos hombres de nombre Timoneo Alejandro Ramírez tiene en su cuenta delictiva otra denuncia interpuesta por la violación a una menor de edad en agosto de 2006, pero nadie lo detiene.
En este tiempo hemos conocido del asesinato de Teresa Bautista y Felicitas Martínez. Locutoras de La Voz que Rompe el Silencio, en San Juan Copala, sin que la PGR, quien atrajo el caso, dé respuestas. También vimos la milagrosa recuperación de una menor de edad baleada mientras esperaba a su tía en la puerta de su casa en su comunidad. Hoy mismo, otra mujer joven lucha por su vida en un hospital en Oaxaca y otra más de 19 años la libró milagrosamente.
El tiempo ha pasado inmisericorde y la justicia no llega para las triquis. Sin duda hay mucha razón de quienes aseguran que las autoridades estatales y federales han actuado con misoginia, indiferencia, discriminación y con falta de voluntad. Antonia seguirá esperando –como dice- de mañana, de tarde o de noche, quizá algún día sus hijas vuelvan.
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