“ENTRE MUJERES INSURGENTES Y REVOLUCIONARIAS”
FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES
UNAM
Jueves 29 de abril. Mujeres insurgentes
- Josefina Hernández Téllez. La educación femenina en 1810
- Layla Sánchez Kuri. Presencia femenina en la Independencia.
- Elvira Hernández Carballido. Leona Vicario, la corresponsal de los insurgentes.
- Rosalinda Sandoval Orihuela. Los taconazos de Doña Josefa
Moderador: Vicente Castellanos Cerda
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Salón 12 Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
Viernes 30 de abril. Mujeres revolucionarias
- Rosa María Valles Ruiz. Periodista y feminista: Hermila Galindo
- Elsa Lever M. El Universal y las mujeres periodistas
- Gloria Hernández Jiménez. Mujeres, revolución y fotografía
- Francisca Robles. Los corridos y la presencia femenina
Moderadora: Noemí Luna García
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Sala Lucio Mendieta, Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
EDICION DE MAYO 2009
Foto: Oem.com.mx Por Elsa Lever M. Periodista con Maestría en Comunicación por la FCPyS de la UNAM, diplomada en Género por el PUEG de la UNAM, y en Feminismo por el CEIICH de la UNAM. Quien viva en este país y en este planeta ya lo sabe. La presencia del virus de la influenza humana, hasta hace unos días llamado influenza porcina, consiguió elevar a pandemia y fase 5 una alerta sanitaria. Con la respectiva dosis de pánico y paranoia también se consiguió justificar el miedo, el recelo, la discriminación y la xenofobia. Además, por lo menos en la ciudad de México, se logró una respuesta social sin precedentes: meter a millones de habitantes en sus casas durante ocho días, sin necesidad de las armas o fuerza policiaca. Y aunque quienes se ganaban la vida con la venta de algún bien o servicio fueron obligados a cerrar de pronto y se quedaron sin ingresos, llevándoles a gastar lo ahorrado o incluso a endeudarse ya con préstamos bancarios, las autoridades han dicho que otros sectores no pararán porque son esenciales para la marcha del país. Para ejemplos un botón: el sector restaurantero cerró en 99%. Además de la pérdida de trabajo para gran cantidad de personas, las pérdidas económicas provocadas por la contingencia en el Distrito Federal y en algunas entidades del país podrían llegar a una caída del 300%, lo cual se traduce monetariamente en una pérdida de 10 mil 920 millones de pesos si se extendiera otra semana más la contingencia. Pero seguramente no es esencial ni importa, como no han importado el incremento del desempleo, los salarios de hambre para más de la mitad de la población y la devaluación del peso respecto al dólar. Los laboratorios farmacéuticos son los que están haciendo su agosto en primavera. Según datos de la Secretaría de Hacienda, la crisis por la influenza porcina en México contará con un piso de 2,500 millones de dólares para hospitales, medicamentos, puestos de salud o caravanas; para gastos de laboratorio, acciones publicitarias de prevención y otros, De acuerdo con la cobertura que Semlac ha hecho del tema, también se usarán 6,500 millones de pesos mexicanos, unos 465 millones de dólares, de un fondo nacional para casos catastróficos; el gobierno además decidió que se disponga, si es el caso, de recursos del presupuesto nacional. "El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ofreció un préstamo adicional de 3,000 millones de dólares en caso necesario y el Banco Mundial, un aporte adicional a lo ya ofrecido de 1,500 millones más. No se informó sobre las condiciones de esos préstamos". Quitaron educación, cultura y esparcimiento, y la confianza de reunirnos y circular. Pero dejaron sin cambios los mercados, incluidos por supuesto, los bursátiles. Los hoteles, carreteras y transportes siguen funcionando. No se cerraron fronteras, aeropuertos ni puertos, aunque ni falta hace, pues ya nadie quiere salir de sus casas ni venir acá. Algunas cosas se modificaron parcialmente. Los partidos de futbol -anestésico mental-se jugaron a puerta cerrada pero no dejaron de transmitirse por radio y televisión. Otras, las recorrieron varios días, como la declaración anual de Hacienda... pero las campañas políticas -que no es algo esencial para la marcha del país, por lo menos no más que la educación- no tuvieron cambio de fecha y, mediante el derroche de miles de millones de pesos del erario nacional, iniciaron puntualmente como estaba planeado, como si tuvieran la seguridad que pronto todo volverá a la normalidad... Bueno, lo consiguieron. Nos sacaron de las calles, de la casa de la amiga y de la fiesta de enfrente. Cerraron casi todo, a costa de una gran pérdida de ingresos. Hemos logrado una fama mundial de apestados, y nos uniformaron de azul en la cara, con unos tapabocas que el director general del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades, de la Secretaría de Salud, Miguel Ángel Lezana, ha reconocido que no son eficaces y sólo se indicaron para tranquilizar a la sociedad: "la porosidad que tienen permiten fácilmente el paso de las partículas (...) es más una demanda de la población. La gente se siente más segura llevándolas, más tranquila, y no les hace ningún daño". También lograron que no hubiera las marchas del magisterio, sector minero y del Primero de Mayo programadas, y que se cancelara en la mente de la población la lucha del sector electricista y la impunidad ante los acontecimientos de Atenco que está cumpliendo tres años sin justicia. Se decretó dar a la Secretaría de Salud (SS) total jurisdicción para adoptar cualquier medida, al no controlarse la epidemia, que podría afectar las libertades fundamentales. Los militares y los marinos ya cercan aeropuertos y caminos. Mientras, en estos ocho días de golpe de Estado sanitario se ha dejado de pensar en el avance de la derecha fundamentalista en la disminución de los derechos sexuales y reproductivos en México y Latinoamérica. ¿Quién piensa ya en el sacerdote pederasta Rafael Muñiz López, detenido como parte de una banda dedicada a la pederastia y pornografía infantil, y liberado ya "porque no fue encontrado ningún elemento para inculparlo"? ¿O en las afirmaciones del secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Leopoldo González, de que los casos de pederastia en la Iglesia Católica no afecta a su feligresía, sino "al contrario, entre más humanos nos vean más nos van apreciar”? El hecho de que en la Iglesia Católica los abusos sexuales se vean como pecados, no como delitos, no parece estar alejado de otros, como el del actual presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien violaba a la hija de su mujer, o el actual de Paraguay, Fernando Lugo, quien cuando era obispo de San Pedro, "sedujo" a varias mujeres quienes ahora le exigen que reconozca la paternidad de los hijos de cada una... ¿Quién piensa en que el 30 de abril el Congreso introdujo una ley para poder "decretar la suspensión de garantías" sin consultar al Poder Legislativo, y que aprueba el espionaje telefónico y las revisiones de documentos de la internet? Me pregunto por qué no han levantado una alerta que recluya permanentemente a los violadores y pederastas en sus guaridas. ¿O el que cada cuatro minutos se viole a mujeres y niñas no significa nada? Hace falta una alerta de esta magnitud que voltee a ver las muertes diarias de niños y niñas. Según la UNICEF, cada año mueren casi 9.7 millones de niños antes de cumplir cinco años de edad, por enfermedades que podrían ser prevenidas con medidas sencillas y asequibles. Y otra alerta además por los feminicidios que, tan sólo en México, es de mil 14 homicidios de mujeres por razones de género en año y medio. Y otra alerta para la violencia de género, pues más de 30 millones de mujeres son víctimas de la misma. ¿Podrían "hacernos el favor" de elevar a fase mil la alerta por las muertes por cáncer de mama, que se cobran 10 vidas diarias en México? No estoy diciendo que el virus no exista ni estoy convocando a una quema de tapabocas. Sin duda hay que seguir las recomendaciones sanitarias y de sentido común para cuidarse de este nuevo virus, que de paso se está diciendo que ni está tan propagado ni es tan letal (la gente se pregunta por qué mató sólo en México). Pero no hay que olvidar que las personas que se ven afectadas más directamente son las vulnerables: por no haber tenido acceso a la vacuna anual contra la influenza, por su precaria situación económica, y por la mala alimentación. Y pensando nuevamente en todo lo anterior, ¿acaso una enfermedad que mata a miles en un año, no merece tanta atención y escándalo sólo porque ya es conocida y/o no es contagiosa? Lo malo es que no se vacuna contra la manipulación, la conveniencia, la violencia y el miedo, esas cuatro sí, altamente contagiosas y mortales. No hay peor virus que el que no se quiere ver. » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
"Espejos: una historia casi universal", GALEANO, Eduardo (Siglo XXI Editores, España, 2008)
Libros, lecturas y publicaciones Por Redacción Tras cuatro años, Galeano publica esta nueva obra en la cual revisa la historia de la humanidad hasta hoy, y lo hace desde la óptica de los hechos y de las personas menos conocidas, de los que no figuran en los diarios ni en las fotos. Como dice el subtítulo del libro, se trata de una historia casi universal, de un inventario general del mundo que aparece iluminado por este escritor capaz de enlazar lo cotidiano, lo poderoso y la denuncia con lo más sencillo, con el humor o con la más exquisita ironía. En este libro se entremezclan los relatos que nos llevan, como sus propios títulos indican, desde la "Fundación del machismo", la "Resurrección de Jesús", "Las edades de Juana la Loca" o "La educación en tiempos de Franco" hasta "Los derechos civiles en el fútbol". Eduardo Galeano, periodista y escritor uruguayo, y una de las personalidades más destacadas de la literatura latinoamericana, dice sobre la obra: "Los espejos están llenos de gente. » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
La influenza porcina: alerta sanitaria en México
Foto: Globovision.com Reportaje Por Sara Lovera Periodista desde hace 40 años, fundadora de Comunicación e Información de la Mujer AC(CIMAC), fue directora del suplemento Doble Jornada, y actualmente es corresponsal de Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y del Caribe(SEMlac) en México; integrante del Consejo del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal; conduce y codirige Mujeres en Movimiento y participa en la Mesa Periodistas de Capital 21, el canal por internet de la Ciudad de México. Es editorialista de Antena Radio, Mujeres Net, Cuadernos Feministas, y Proceso digital. En 2005 fue nominada al Premio Nobel de la Paz. La epidemia de influenza porcina, o fiebre gripal, ha desquiciado al sistema sanitario nacional, cuyos funcionarios no atinan a dar pronóstico de su evolución, por tratarse de un virus sin antecedentes reales en el mundo, sin vacuna a la mano y sin suficientes medicamentos curativos. Ningún especialista se atreve a señalar la duración de la enfermedad ni sus consecuencias a corto plazo. Se trata de un virus peligroso, de mutación caprichosa, cuya letalidad no tiene antecedentes ni es claro, según dijo a SEMlac el infectólogo Gustavo Reyes Terán, investigador del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y encargado del pabellón de enfermos graves. Reyes explicó que sólo se sabe que el ciclo de animación oscila entre 5 y 10 días, tras el contagio. “Estamos en una etapa en la cual todos pueden adquirir el virus y este afectará directamente a los más pobres y a quienes tienen otras enfermedades”, agregó. El gobierno está tratando de impedir información directa, centralizando todos los informes, particularmente grave, porque este miércoles hemos entrado a la fase cinco y a punto de declarar una pandemia. La afectación se relaciona con la debilidad del sistema sanitario mexicano, según el doctor Javier Flores, y la vulnerabilidad de una población poco educada, pobre y desnutrida. La epidemia, cuyo único dato de letalidad son los decesos por neumonía grave —característica asociada, pero no definitiva—, ha reportado, en sus primeros seis días de emergencia, 45 muertes diarias; o sea, 159 personas identificadas, de las cuales sólo siete se relacionan con el virus conocido como H1N1 de influenza porcina. La Organización Mundial de la Salud (OMS) enmendó la información de México y declaró que hay 62 decesos por fiebre porcina. Los laboratorios trabajan sin descanso para aclarar el momento e incluir nuevas medidas de prevención. Nadie oficialmente ha ligado al virus con la producción porcina, lo que sí hacen autoridades del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta (CDC por sus siglas en inglés). Tampoco lo hacen analistas nacionales, pese a que uno de los casos más difundidos proviene de Perote, Veracruz, donde se halla un centro productor, ligado a una empresa trasnacional (ver apostillas). Esta epidemia, reconocida hace muy poco, produce muchas sospechas, al conocerse y ratificarse que hubo casos hace tres o cuatro semanas, hasta se habla de más de un mes, específicamente en el ejido La Gloria, de Perote, Veracruz. La alerta sanitaria, afirman algunos científicos y analistas políticos, fue tardía. Aunque las autoridades creían se trataba de casos secuenciales de la influenza estacionaria y no estaban preparados. Lo cierto es no hay datos contundentes sobre el número de infectados y decesos reconocidos como influenza porcina. Mientras, el gobierno hace una campaña publicitaria, de costos millonarios, tendiente a la prevención, como única medida posible, dice Reyes Terán, lo que da lugar a especulaciones sin fin, miedo y críticas a las medidas aplicadas, tales como: no saludarse de mano, no besarse, no acudir a sitios con aglomeraciones, interrupción de clases en todas las escuelas del país; cierre de cines, museos, estadios, restaurantes y comercios. También se tomaron medidas para disminuir las labores en las oficinas gubernamentales. Este miércoles aumentaron las previsiones y se ha comprobado que hay contagio persona a persona. Fase cinco de la OMS. También se lanzó un decreto para dar a la Secretaria de Salud (SS), total jurisdicción para adoptar cualquier medida, al no controlarse la epidemia, que podría afectar las libertades fundamentales. Ya los militares y los marinos cercan aeropuertos y caminos. Las acciones agudas se implantaron en la capital de la república, según José Ángel Córdova, secretario de Salud, porque ahí está el mayor número de casos de infectados y muertos. Informó de siete decesos y 152 muertos bajo sospecha por neumonías graves. Esta semana se harán 253 pruebas adicionales y se ejecutan en todo el país diagnósticos rápidos. Igualmente, al entrar en la fase cinco, que la OMS define como contagios directos, además de los probables contagios en comunidades o pueblos enteros, se han dispuesto medidas para las zonas de mayor riesgo, que el organismo no definió, pese a que en conferencia de prensa los periodistas insistimos. La epidemia se ha concentrado en el Distrito Federal, en San Luis Potosí (ubicada en la zona noreste del país) y algunos brotes en Aguascalientes (centro norte), no obstante hay brotes en 15 entidades ubicadas en el Golfo de México: Veracruz y Tamaulipas, principalmente. Confusión Hay confusión e información errática. Según constató SEMlac, esto tiene que ver con un sistema de recopilación epidemiológica que se hace a mano, se comunica por teléfono y puede tardar días o semanas en registrarse en el mando central. Patricia Valkow, médica preventiva del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, cuya hija adquirió la influenza hace un par de semanas por contagio en la escuela, explicó que la fiebre alta (38,5 grados) es el síntoma crucial y que lo más importante es que existen medicamentos efectivos. Asignada por las autoridades para orientar, principalmente, al personal médico, dijo a SEMlac que las epidemias tienen siempre consecuencias negativas por las muertes previsibles o las secuelas en la salud, pero también positivas porque crean cultura de prevención y cuidado. Ella cree que así sucederá ahora, como cuando se instaló en el mundo el uso del mosquitero o el lavado de verduras. Tampoco se atrevió a dar un pronóstico de la evolución de la epidemia. Las medidas de alerta se aplicarán hasta el próximo 6 de mayo. Explicó que lo más importante es prevenir y contener. Podría afectar a 25 por ciento El único médico que se adelanta al futuro es Reyes Terán, al señalar que por los antecedentes de epidemias de influenza y sus variaciones, considerados semejantes, puede hablarse hasta de 25 por ciento de la población que podría adquirir el virus, por la cadena de contagio tan abierta y peligrosa. Reyes Terán agrega que las comunidades pobres y alejadas son las que sufrirán más y es ahí donde se concentrarán los decesos. Eso no significa que pueda ser dramáticamente letal, como epidemias semejantes con virus caprichosos, que significaron 50 millones de muertes en 1918, con la Influenza española; o más recientemente la Aviar, que cobró la vida de dos millones de personas. “Ahora estamos mejor preparados”, asegura. No obstante, reiteró que “no se sabe” y habrá que esperar a tener un panorama más certero. Reconoció que no hay información suficiente ni probabilidades de contar con una vacuna a corto plazo. Su elaboración, producción y distribución pude tardar meses. Pero, lo más objetivo, afirmó, es que una vacuna puede servir un tiempo, pero no es definitiva en el caso de la influenza, por tratarse de un virus denominado HINI, por llamarlo de alguna forma, con cuatro cepas en combinación desafortunada y única. No puede saberse algo inmediato. Estos virus son imprevisibles, se mutan rápidamente, no en unas semanas, pero sí en periodos muy cortos. Y ese es el reto. Javier Flores, investigador, ha escrito durante cinco días sus apreciaciones en un diario de circulación nacional. Consultado por SEMlac, afirmó que debe tomarse en cuenta, en el contexto mexicano, que el número de muertes ha crecido en forma significativa: en tres días pasó de 60 a 149 (de sábado a lunes); con tres casos el martes y sin información al cierre de la noche del miércoles. Ello, dijo, muestra claramente que “hemos sido rebasados por la epidemia”. Desde su perspectiva, que haya muertes sólo en México se explica por fallas en nuestro sistema de salud; reducción en inversión para ciencia y tecnología y falta de vigilancia social a la aplicación de los presupuestos y al funcionamiento cotidiano de los servicios de salud. Muertes sólo en México La población obedece a las recomendaciones sanitarias, como lavarse las manos, usar tapabocas —ahora totalmente agotados en todo el país— y resguardarse en su casa. En menos de una semana, sin embargo, ya hay brotes de pánico y desconfianza a los informes oficiales. Se informa de barruntos y profundización de la crisis económica y productiva; cayó la bolsa de valores y se anuncia desempleo y caos. El virus, que se ha propagado a otros países, especialmente a los Estados Unidos, sólo ha producido muertes en México: 159 al cierre de esta edición, entre el 13 y 29 de abril, pero únicamente siete confirmadas como ligadas al nuevo virus, de acuerdo al análisis de laboratorios de Atlanta. Se espera el resultado de 66 muestras que se examinan y esta semana se harán 253 pruebas rápidas, con el objeto de determinar hasta dónde se ha llegado. A la errática información oficial sólo se añaden especulaciones. Lo cierto es que la situación es grave y preocupante, insistió en infectólogo Reyes Terán. La infección o virulencia no respeta edad, condición sexual ni zona específica, dicen las autoridades de Salud. » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Oaxaca: ya van 563 ¿cuántas más?
Injusticia e impunidad: Feminicidios Por Soledad Jarquín Corresponsal de CIMAC (Comunicación e Información de la Mujer A.C.) en Oaxaca. En 2007 le fue otorgado el Premio Nacional de Periodismo en su categoría de Noticia, por uno de sus trabajos para la Agencia Cimac Noticias. Una, dos, tres… la cuenta no se detuvo nunca. En la última década y hasta el día de hoy la suma de mujeres asesinadas indica que se trata de 563 mujeres de carne y hueso, con nombre y apellido, con vidas propias, con hijos e hijas, con familias, parejas o sin ella, con sueños, proyectos, ganas de vivir cada día. Mujeres de todas las edades a quienes la violencia feminicida y el feminicidio las alcanzó. Hace unos cuantos años, menos de cinco, tal vez, aparecieron en el vocabulario las palabras feminicidio y violencia feminicida. Como sucedió en el país completo, Oaxaca no fue la excepción y resultó prácticamente inaceptable reconocer que el fenómeno de la violencia feminicida, como el feminicidio, existían y que cómo “autoridades” tenían responsabilidad. Feminicidio, decían, pero por qué si Oaxaca no es Ciudad Juárez, allá si existe el feminicidio. Aquí no hay asesinos seriales, explicaban desde el gobernador hasta la entonces procuradora Libeth Caña Cadeza que iba así de desatino en desatino. Pero el destino pronto habría de alcanzarnos. Al menos en el último lustro la cuenta de estos asesinatos, es decir, mujeres tiradas como basura en terrenos baldíos, acuchilladas afuera o dentro de su casa, camino al trabajo, en la carretera, mientras trabajaban o descansaban, mientras se divertían o estaban dormidas, señala que en promedio, una mujer es ultimada cada ocho días. Ante la realidad poco o nada se hace. Frente a estos 563 casos, incluyendo los 14 cometidos en lo que va de esta año como señala el recuento hemerográfico de El Imparcial y Noticias, las únicas fuentes a la que tiene acceso hoy la ciudadanía frente al hermetismo de la Procuraduría General de Justicia del Estado, queda claro y debería quedarle claro a las autoridades que estamos frente a un hecho real de violencia feminicida y feminicidio. El feminicidio, según la Ley General de Acceso a las Mujeres a una vida libre de Violencia, conlleva la ruptura del estado de derecho porque las instituciones de gobierno son incapaces de garantizar la vida de las mujeres de actuar con legalidad y hacer respetar las leyes, procurar justicia, prevenir y erradicar la violencia que la ocasiona. El feminicidio es un crimen de estado. Por eso llama la atención cuando Evencio Nicolás Martínez Ramírez, procurador de Justicia del Estado y al mismo tiempo catedrático de la UABJO, señala que él no tiene responsabilidad de prevenir la violencia feminicida, como lo indicó molesto y hasta alterado en una reciente reunión de trabajo con las organizaciones a la que fui invitada como reportera. Pero la ley es clara, sin vuelta de hoja. El procurador quien utiliza, incluso, un término racista, cuando apunta que siempre “le pegan al negro”, lo cual se suma a su carrera de errores, no admite responsabilidad en la prevención de los delitos que se cometen contra las mujeres. Pero bastaría con hacer un recuento, que resultaría largo, de los hechos no investigados, no perseguidos a lo largo de estos años en la Procuraduría que él dirige. Claro que no es el único responsable, tendremos que mirar un tanto a todas las corporaciones policiacas donde para muchos policías la violencia contra las mujeres es un asunto “aceptable” y por tanto invisible. Y, el mayor de los cuellos de botella, el Poder Judicial. Donde los hechos, casi siempre mal investigados por policías, hablan de un escaso número de hombres castigados por la comisión de estos delitos. Porque igual, hay la sensación misógina y sexismo que a lo único que conducen es a actos de impunidad. Grave es, por ejemplo, que en la investigación hecha por la Comisión de Feminicidio, hace unos dos o tres años, ni siquiera pudieran (las instituciones) determinar cuáles de los homicidios reportados eran dolosos y cuáles culposos. Pero, como entonces, hoy no pueden aún hacer esa separación, porque ni la Procuraduría ni el Tribunal de Justicia del Estado, no logran ni quieren transformar sus sistemas, así que para ellos todo seguirá siendo lo mismo. La llamada perspectiva de género no les entra ni con chochos. Un trabajo realizado por el Instituto de la Mujer Oaxaqueña (IMO) revela que “las juristas opinan que el mayor problema está en la PGJE y en menor grado en el TSJE, los casos que llegan al Tribunal llegan con errores en la integración de las averiguaciones (corrupción y/o ignorancia, bajo nivel académico) y en el Tribunal se acaban de echar a perder (corrupción, sexismo), es decir, el problema de origen está en la Procuraduría. Los Ministerios Públicos alientan, presionan y en algunos casos amenazan a las mujeres víctimas para que otorguen el perdón a los victimarios o para que desistan de la denuncia contra sus victimarios (ahora lo hacen legalmente a través de la justicia restaurativa)”. Cuando la víctima puede contar este hecho, pero cuando no, podríamos pensar en la presión que se ejerce contra la familia de la víctima. Los testimonios sobran. Además, no olvidemos a Frankenstein, me refiero a la ley que aprobaron los diputados y diputadas locales el pasado 26 de febrero, donde ni siquiera pudieron tipificar el delito de feminicidio con lo que, como han dicho las expertas, ayudaría a terminar con la impunidad de estos crímenes en México. Por ejemplo, la abogada Bárbara Illán, integrante de Consejería y Consultoría Psicojurídica, criticó que más del 70 u 80 por ciento de las Leyes Generales no se aplican a favor de las mujeres y reconoció que con el feminicidio como tipo penal sería verdaderamente sancionado y seguido por las leyes y, además, se revelarían cifras alarmantes de estos crímenes por género en todo el país. El problema, sin embargo, es la miopía institucional y los problemas personales que cada legislador o legisladora, cada funcionaria y funcionario asume cuando están frente a decisiones que tienen que ver con la vida de las mujeres. Su actuar, revela todas luces, que todavía les cuesta conceder a las mujeres todos sus derechos humanos. Frente a estos hechos, tengo la sensación, la misma que tienen muchas otras ciudadanas de que los asesinatos de las mujeres es algo que no le quita el sueño a nadie, me refiero a quienes tendrían que actuar. Que como dice Norma Reyes Terán, titular del Instituto de las Mujeres de Oaxaca, los crímenes contra mujeres siguen siendo invisibles. » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Pornografía con niñas: ¿para quiénes?
Violaciones a los Derechos Humanos Por Brigitte Hauschild Sobreviviente Ayer escuché en la radio una buena noticia. En Austria, la policía desarticuló una red que había puesto en Internet fotos de niñas de 5 a 12 años en posiciones pornográficas. Las niñas son de diferentes países, también de América Latina. El servidor de Internet que usaron estos delincuentes está en Croacia, un país que no tiene todavía leyes penales contra este tipo de delitos. ¿Cómo lograron desarticular esta red? Observaron la página y sus visitantes durante 72 horas sin interrupción. En total, 12 millones de personas de 170 países visitaron esta web, lo que significaba que cada segundo estaban conectados con esta página 47 visitantes. Entre los visitantes había médicos, maestros, políticos, jueces, sacerdotes… No faltaba casi ninguna profesión. La policía austriaca puso una denuncia contra 189 personas de ese país. La noticia me causó alegría, pero al pensar en las personas que visitan estas páginas lo que sentí fue asco y rabia. También me hizo reflexionar: nada menos que 12 millones de personas de 170 países estuvieron durante 3 días frente a sus monitores excitándose sexualmente mirando a niñas… ¿Habrá algunas que viven en Nicaragua? Como existen actualmente 193 países y 41 regiones no autónomas en todo el mundo, este caso nos demuestra que la pornografía infantil con niñas es un problema mundial. Y lo más grave: este caso nos indica que hay hombres en todo el mundo con problemas en su sexualidad. Sin referirme al dolor de estas niñas, abusadas para obtener este material, y sin referirme tampoco a la falta de escrúpulos de los delincuentes que negocian con ellas, pienso principalmente en los hombres. ¿Cuándo van a empezar a reflexionar sobre sus problemas sexuales? ¿Cuándo van a empezar a hablar entre ustedes de esos problemas? Yo no quisiera ser amiga de hombres a quienes les satisface ver pornografía con niñas. Me pregunto también: ¿Qué hacen los hombres que sienten placer ante estas imágenes después de haberlas visto? ¿Les basta con mirarlas u obligarán después a sus mujeres a tener sexo? ¿O se irán a la calle a violentar a una mujer? ¿O abusarán sexualmente de sus propias hijas o sobrinas? Si entre quienes visitan este tipo de páginas hay políticos, eso me permite entender mejor por qué no tenemos buenas leyes para proteger a la sociedad de estos delitos. Si entre quienes las visitan hay abogados y jueces, ya entiendo por qué tantos abusadores y violadores no están tras las rejas. Quienes debieran ponerlos en la cárcel son sus cómplices. Si entre quienes visitan estas páginas hay sacerdotes y pastores comprendo mejor por qué en las iglesias se evita brindar una buena educación sexual. ¿Cómo hacen estos hombres para que no les afecte ver a estas niñas en los monitores de sus computadoras? ¿No captan su sufrimiento, no logran sentirlo? ¿Hacia dónde vamos? En 72 horas más de 12 millones de personas de 170 países estuvieron mirando pornografía con niñas. Es una realidad que me deja sin palabras. Yo soy sobreviviente de incesto. He compartido mi historia con otras mujeres que vivieron experiencias similares en su niñez para sanar y a lo largo de años he escuchado muchas historias, pero esta noticia me dejó paralizada. Es urgente buscar salidas al grave problema de la pornografía con niñas en Internet. Para hallarla necesitamos aliados. Necesitamos hombres interesados en un cambio. Necesitamos revolucionarios de verdad, no tanto en el sentido político-ideoló gico, sino en el sentido humano-ético. Necesitamos otra ética sexual. Invito a los hombres, tanto a quienes ya están en el proceso de buscar una nueva masculinidad, como a los que no lo han hecho, a iniciar procesos de reflexión. Y también invito a las mujeres a hacerle preguntas a los hombres: ¿qué piensan, qué sienten mirando este tipo de imágenes? Aunque me imagino que ninguna mujer conoce a un hombre aficionado a esta forma de pornografía y que ninguno de los hombres que sienten placer en esto tiene el valor de reconocerlo. Creo que ya somos capaces de soñar y de lograr un mundo sin abuso sexual, sin violencia y sin hombres necesitados de pornografía con niñas en Internet. ¿O no? "La Pornografía Infantil es toda representació n, por cualquier medio, de un niño dedicado a actividades sexuales explícitas, reales o simuladas, o toda representació n de las partes genitales de un niño, con fines primordialmente sexuales". "Hace pornografía Infantil el que posee, promueve, fabrica, distribuye, exhibe, ofrece, comercializa o publica, importa o exporta por cualquier medio incluido la Internet, objetos, libros, escritos, imágenes visuales o auditivas, o realiza espectáculos en vivo de carácter pornográfico, en los cuales se utilice a personas menores de edad". Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en pornografía. Este texto es reproducido con el permiso expreso de la autora. » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Día de las Madres
Ensayo Por María Esther Espinosa Calderón Periodista, ha colaborado en diversos medios, entre ellos el Uno más Uno, Mira, El Universal, Etcétera, 'Triple Jornada' del periódico La Jornada, y en la revista Fem. Abnegada, sufrida, querida, odiada, víctima, victimaria, maltratada, maltratadora, así es la madre mexicana; hay unas que son cariñosas, amorosas, sacrificadas, pero para algunos no es aquel estereotipo que se ha hecho creer. “Ni perfecta, ni abnegada, ni sufrida; sino una mujer confundida, sin preparación para la maternidad y que arrastra a su vez, errores y horrores generacionales que ella trasmitirá a su descendencia”. [1] La madre ha sido inspiración de poetas, escritores y cineastas. Manuel Bernal, hacia llorar con su “Brindis del bohemio”, la imagen de Sara García enternecía con su sufrimiento inacabable, para Máximo Gorki la madre de Pavel era la metáfora de un pueblo oprimido. Pero para los publicistas y comerciantes en el mes de mayo su atención se centra aquella mujer “dadora de vida”, la que “no espera nada a cambio”, “la que vive para todos y a la que, la sociedad, las costumbres y tradiciones, le ha hecho olvidar que tiene vida propia y le recuerdan que su “deber es para con los demás”. También para la que su “maternidad fue voluntaria”. “Un día al año, se venera a aquella que nos dio la vida. A las 'reinas del hogar' mexicanas que, en un número grande, son golpeadas por sus compañeros, viven con intensidad la pobreza y la desnutrición, son abandonadas, hostigadas y violadas. Muchas de ellas madres adolescentes que truncan tempranamente su proyecto de vida”. [2] También se encuentran aquellas de las que nadie quiere hablar; las que salen del patrón establecido de las que sólo (cuando el caso llega a los medios de comunicación) se habla en la “nota roja”, que debido a diferentes factores sociales, psicológicos y culturales abandona, mata, golpea, cómplices de incesto o de abuso sexual. Susan Forward en su libro Padres que odian explica de manera general que “hay muchos padres, (en algunos puntos se refiere en particular a las madres) cuyas pautas de comportamiento negativas son constantes y se convierten en una influencia dominante en la vida de un niño... que sin pausa infligen traumas a sus hijos, maltratándolos y denigrándolos, y que en la mayoría de los casos siguen haciendo lo mismo cuando los hijos son mayores”. [3] Y que decir de las mujeres que pierden su niñez para convertirse en madres-niñas o madres-adolescentes. En muchos de los casos son niñas maltratadas, que viven violencia intrafamiliar, que fueron violadas. Cerca de 500 mil al año se suman a las estadísticas nacionales de esas este tipo de mamás púberes o casi niñas. La mayoría de las ellas se encuentran en la pobreza, al verse con esa “responsabilidad” dejan la escuela, por sus mismas condiciones sufren desnutrición, o abandonan al hijo o lo maltratan. Están las madres a las que la sociedad rechaza, porque no lo fueron dentro de los cánones establecidos del matrimonio: las madres solteras. Las que fueron abandonadas con sus hijos por su pareja, o que así lo decidieron o las que se separan del marido o las viudas que tienen que sacar adelante a sus pequeños. Porque en México, puede existir una familia sin padre, pero no sin madre. En nuestra sociedad los hombres se van y dejan a la mujer esa responsabilidad. El psiquiatra Ernesto Lamoglia asegura que “el hombres es el único ser prescindible dentro de la familia tradicional”. Es así que cuando la mujer comete algún ilícito, a pesar de que se les suspende el derecho de la tutela, puede tener con ella, en el reclusorio, a sus hijos menores de seis años. La madre soltera recibe en esta sociedad un tratamiento que va desde la conmiseración hasta la discriminación y la agresión. “Siempre es la madre soltera a quien se le culpa de transgredir las normas establecidas; ella es la culpable de su situación, nadie se cuestiona que alguien más participo para concebir a ese hijo fuera del matrimonio, nunca recuerdan que en ese asunto amoroso, sexual, hubo otro y que ese otro es el hombre.[4] Aquí también entran aquellas mujeres, seguras de nivel cultural medio y alto que logran que sus condiciones de vida cambien y estudian, tienen una “profesión, un trabajo, creen en la maternidad voluntaria, repiten que su cuerpo les pertenece y pueden hacer de él lo que quieran, no sienten temor de estar solas, no necesitan siempre a su lado un hombre para sentirse dignas de amar, y deciden tener un hijo sin casarse. No por error, engaño o absurdo enamoramiento, ni profundo amor, convirtiéndose en madres solteras, sino en jefas de familia”.[5] Para Marcela Lagarde “la madre es una institución histórica, clave en la reproducción de la sociedad, de la cultura y de la hegemonía y en la realización del ser social de las mujeres. Las madres contribuyen personalmente, de manera exclusiva en el periodo formativo, y compartida durante toda la vida, a la creación del consenso del sujeto al modo de vida dominante en la esfera vital”. [6] Asegura la autora que “desde el menor hasta el mayor grado de participación personal, las mujeres están destinadas al cuidado de la vida de los otro”. Ellas son las reproductoras de la cultura, es la primera maestra, es la que enseña antes que la escuela. Para Octavio Paz, en El Laberninto de la Soledad, la mujer solo existe en tanto madre. A la madre mexicana se le festeja y venera, se le quiere y se le odia y el 10 de mayo se le celebra. Notas: [1] Gloria Taboada, ¿Madres mexicanas….? ¡ni madres! [2] Mercedes Charles, "Para este 10 de mayo", revista Fem, mayo 1988. [3] Susan Forward, Padres que odian. [4] Elvira Hernández Carballido, "Madres solas, hijos sin padre", revista Fem, febrero de 1988. [5] Hernández Carballido, op. cit. [6] Marcela Lagarde, Cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas. » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
De atrasos y retrasos… Durango y los "derechos de los embriones"
Legislaciones y derechos sexuales y reproductivos Por Sandra Sierra Limones Mexicana, libertaria, comunicóloga, editorialista y comprometida con las luchas de las mujeres. Soy orgullosamente de la Laguna de Durango. Pertenezco a una región que no ofrece paisajes exuberantes pero que ha logrado a partir del trabajo constante el reconocimiento a la superación de las inhóspitas condiciones del entorno. Desgraciadamente la mayor parte de mi estado exhibe una situación muy diferente: tenemos uno de los primeros lugares en expulsión de mano de obra para el vecino país del norte. Miles de paisanos que año con año tienen que despedirse de sus más preciados espacios, familias y recuerdos para buscar el sustento de los suyos en tierra lejana ya que la propia se lo niega rotundamente. Tenemos problemas serios: retrasos que de tan cotidianos hemos casi naturalizado pero que se observan crudamente cuando nos percatamos de la dinámica de desarrollo de algunos estados limítrofes como Coahuila y Chihuahua, y mientras los ciudadanos nos aferramos a la sobrevivencia y a que el halo fantasmagórico de tantos municipios no nos alcance, nuestros representantes solamente están interesados en que el subdesarrollo persista hasta límites y espacios inimaginables. No basta con nuestro atraso económico y nuestra incapacidad de atraer inversión, generar valor agregado o articular cadenas productivas. No basta con nuestro retraso educativo que limita oportunidades y aplaza opciones de progreso ni con nuestro retroceso cultural que nos ubica en los tiempos del viejo oeste ensalzando la conducta de los delincuentes y forajidos que se exhiben por todas las ciudades sin recato alguno. Hace algunos días el Congreso tuvo la feliz ocurrencia de “proteger la vida desde el momento de la concepción” calificando que una mujer que aborta tiene ante su obtusa y limitada mirada “muchos problemas”. Cuando en otras regiones se promueve y se fomenta el respeto a los Derechos Humanos en Durango olvidamos y violamos Tratados Internacionales usando conceptos simplistas y anquilosados. “Protegemos a los embriones garantizando el respeto a la vida desde la concepción” fue el lugar común de los legisladores incapaces de proteger la vida de tantos duranguenses que han perecido a causa de la ola de violencia o la de los jóvenes que se debaten en las garras de las adicciones. Protegen a los embriones y no protegen a los niños del Mezquital y de otras tantas localidades con índices de desnutrición semejantes a algunos países africanos. Protegen a los embriones y no protegen a las mujeres que no tienen los recursos económicos para realizarse un aborto en una clínica privada disfrazado de cualquier mal que se le ocurra, o incluso en el extranjero y que terminan con lesiones permanentes. Los legisladores protegen a los embriones. ¿Y quien nos protege de los legisladores? » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Maternidad moderna
Maternidad y trabajo Por Edna Lorena Fuerte Los cambios en la estructura social y las formas de vida actuales han modificado sustancialmente el papel de las madres en la vida cotidiana, como formadoras de las nuevas generaciones, ahora está en combinación directa con su propio desarrollo, personal y laboral. Lograr una combinación armoniosa de todos los papeles que juega en su vida una madre actual no es fácil e implica sacrificios en muchos sentidos, hasta cierto punto, las madres actuales, deben priorizar sus necesidades para saber hacia dónde direccionar sus esfuerzos. Y no se trata de que puedan tomar una decisión libremente. En muchos casos, como sucede en nuestra ciudad con muchas madres que se integran a la vida productiva a través del sector maquilador, no pueden decidir libremente en qué horario trabajarán, ni pueden salir de sus centros laborales para recoger a sus hijos en la escuela, o asistir a las juntas con los maestros. Tienen que sobrellevar ambas dimensiones, la mujer-madre, y la mujer-trabajadora, pues son una misma y la madre necesita a la trabajadora para sacar a su familia adelante. El papel de la mujer como cabeza de familia se ha ido extendiendo cada vez más como resultado de la desintegración familiar, en la que la migración juega un papel importante en ciertas capas de la sociedad. Nuestra ciudad forma parte de esta reflexión. Sin embargo, este fenómeno no es exclusivo de las clases bajas con necesidades económicas apremiantes, también la clase media integrada en su mayoría por profesionistas, las mujeres cada vez están más comprometidas con su desarrollo laboral individual, y en la etapa en que llega la maternidad a su vida, debe decidir por cómo vivirla sin que ello implique una ruptura con sus logros profesionales. Aún ahora, hay pocos centros de trabajo que consideran la maternidad como un hecho natural de las mujeres, y ofrecen condiciones para que vivirla no implique un sacrificio, desde la instalación de guarderías en las mismas zonas de trabajo, hasta consideraciones especiales para vivir el embarazo, más allá de las que la ley otorga que sólo permiten vivir el proceso fisiológico, pero no dan condiciones de adaptación a las necesidades emocionales de madre e hijo. En su mayoría, la maternidad se sigue considerando, en el mundo laboral, como una especie de "debilidad" de las mujeres, una característica poco deseable y un factor de riesgo, prácticamente una amenaza a la productividad. Bajo esta visión, las mujeres han tenido que hacer un sacrificio para vivir su vida de manera integral, como madres y trabajadoras. Evidentemente esto ha tenido impactos claros en la manera en que se educa a los hijos, se integran las familias y se desarrollan las nuevas generaciones en general, pues lo que antes constituía el pilar físico de la convivencia cotidiana, la madre que reunía a la familia a la hora de la comida, que estaba en casa de manera permanente para sustentar las necesidades del resto de los miembros de la familia, y que se abocaba de manera integral a la formación de los hijos no sólo en las edades tempranas, prácticamente ya no existe. Ahora las mujeres comparten la formación de sus hijos con las guarderías, los familiares ocasionalmente dispuestos, los propios hijos mayores y, sobre todo, la televisión de manera masiva y en menor rango las computadoras y los videojuegos. Y esto, porque la sociedad actual ha demandado una participación activa de las mujeres ante las necesidades económicas o las expectativas profesionales, pero no les ha otorgado una manera de vivir armoniosamente esa nueva vida, ha quedado de su lado el sacrificio y la sociedad actual resiente sus efectos. Festejar el 10 de mayo debe ir acompañado de la profunda reflexión acerca de la maternidad actualmente, que implica: ¿cómo se vive?, ¿qué factores la han modificado? y, ¿hasta qué punto estamos conscientes de sus implicaciones? La maternidad es uno de los pilares naturales del desarrollo humano, resulta sustantivo valorarla no sólo desde nuestra vida como individuos, sino como sociedad y Estado, y reflexionar en torno a las acciones que son necesarias a su sano desarrollo. » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Escribir en femenina
Foto: Larepublica.pe Historias, cuentos, reflexiones y vida cotidiana Por Patricia Karina Vergara Sánchez Feminista, periodista y profesora Pues, me acuerdo que unas chavas, de esas feministonas, de las que andan con huaraches y tienen pelos en los sobacos y que hasta algo de miedo me daban por raras, fueron a la secundaria en que yo estudiaba y pegaron un cartelito que anunciaba una conferencia que se llamaba “literatura femenina o literatura ñora”. Miré y miré el dichoso letrerito y no entendí de qué se trataba. Pero, fascinada por algo desconocido que me llamaba, asistí y, quedé peor de confusa que antes. Hablaban de cómo mucho de lo escrito por algunos hombres y mujeres, dirigido al público femenino era algo así como un lavacocos, no siempre de forma intencional, pero que funcionaba bastante bien para perpetuar la idea de “feminidad” que implicaba renuncia, sacrificio, de abnegación y, ellas, dejaban abierta la pregunta acerca de la posibilidad de escribir cosas distintas de las mujeres y dirigidas a las mujeres. Yo me asusté, y mucho. Criticaban a grandes autores y decían que lo que escribían reproducía modelos de sujeción. ¿Cómo se atrevían? Llegué corriendo a contarle a mi maestro de literatura lo que había escuchado. Tenía mucho que preguntarle, si él conocía acaso esa “otra” literatura no precisamente de lo femenino, pero sí escrita por mujeres, que no forzosamente tendría que llamar a la musa o la puta, y en donde a las protagonistas no les tocara un trágico destino si transgredían. Bueno, no pregunté exactamente con esas palabras, porque todavía no las conocía, pero sí era la idea. El maestro, a quien yo admiraba, barba recortada, oloroso a loción costosa y de voz profunda, me miró con condescendencia y sentenció: “No hay literatura femenina o masculina, sólo hay literatura buena o mala, buen arte o mal arte y punto”. Yo, guardé silencio ante su sabiduría. Pasé muchos años bajo su tutela. ¿O es que todos los maestros que me tocaron eran clones unos de otros? Durante ese tiempo, no recuerdo haber leído escritoras, es más, creo que ni sabía que existían. Yo soñaba con ser escritor. Sin embargo, había algo, algo que se movía; algo imperceptible ahí, dentro de mí. Entonces, pasaba que yo me enamoraba de María la rebelde personaja de Agustín Yáñez, en Al filo del agua y la acompañaba una y otra vez, maravillada por su escapatoria a revolucionaria y leía a Mario Puzzo en La Mamma , cuando hace concluir un pensamiento de su protagonista, respecto a que los hombres de su alrededor no se sentirían tan fascinados por el dolor y la violencia, por el desprecio a la vida, si pudiesen haber entendido lo que significaba convertir el cuerpo, cada año y sin poderlo evitar, en una caverna hinchada y sangrante que da paso al nacimiento de los hijos. También, me gustaba asustarme cuando B. Traven, en La Carreta , ponía a una malvada lesbiana que quería sentar a la jovencita en sus piernas, con fines perversos. Releía, una y otra vez, los pasajes que me hablaban, a veces muy entre líneas, de ese algo íntimo que, yo intuía, tenía que ver conmigo. Aún así, había un sentimiento de soledad, de inapetencia, de que era insuficiente. No sabía qué faltaba. Y yo escribía y reescribía en ese neutro que mis maestros decían era universal, inclusivo, plural, objetivo. Del gran arte, aseguraban. Pero, no podía evitar observar la forma en que a mis compañeros se les llamaba colegas, la forma en que a mis compañeros se les daba el espaldarazo. Había una diferencia que yo creía sutil, en el trato, en la atención a sus textos, en el impulso. Sin embargo, de verdad, no entendía yo de qué se trataba, no comprendía a qué se debía el contraste, aun cuando yo era muchas veces la única mujer en los talleres literarios del, en ese entonces alejado, suburbio donde vivía. Era aquella la época en que me sentía orgullosa si me decían que en mi texto no se notaba que lo había escrito una mujer. Hasta que un día, ocurrió lo inevitable. En la biblioteca encontré una novela escrita por una autora. Ni siquiera puedo recordar cuál fue. Sólo sé que fue un golpe en la cabeza, Sólo sé que comencé a buscar con ansiedad. Entre las primeras, fueron las que estaban más a la mano: Rosario Castellanos, Gabriela Mistral, Sor Juana, Isabel Allende, Oriana Fallaci, Virginia Wolf, biógrafas, novelistas, poetas y luego otras, llegué a las feministas: Dejé de ser huérfana. Bebí sedienta a todas las escritoras que estuvieron a mi alcance: Casi no dormí una temporada, tenía que recuperar los años perdidos, encontrarlas, encontrarme. Saber que se podía escribir de la consistencia exacta de la salsa para la carne, dentro de una novela exitosa, pero también, en otra obra, hablar de lo que duele hasta hacer morder la almohada, sin fingir falsa grandeza moral, o, en otra, cuestionar con humor la forma en que se desgasta la vida cada día. La palabra no desigual, pero sí distinta. A otra tinta, de mujer. Por supuesto, cuando volví a mis antiguos senderos, ya no era la misma. Ni siquiera podía, aunque lo intentara, escribir en ese neutro. Para mí, ya era engañoso, no era ni plural, ni incluyente, más bien hablaba al mundo y del mundo en masculino. Comencé a escribir con la conciencia de ser, entender y escribir desde este cuerpo sexuado, de lo que desde el exterior se ha apostado sobre él y, al mismo tiempo, desde lo que yo he elegido en forma consciente. Desde lo poco o mucho que resulta desde esta contradicción constante. Partir del principio fundamental: Esta soy yo y no éste o ésta que tú decretas. Mis maestros me hicieron saber que lo que yo estaba haciendo era muy inconveniente, porque ni siquiera era literatura femenina, de esa que se vende muy bien, por ejemplo en revistas del corazón o en best-sellers de heroínas fantásticas, de mujeres extraordinarias, locas que se convierten en reinas legendarias o reinas que se vuelven locas señaladas, o de cómo ser una gran mujer. No, yo no escribía literatura femenina. Yo escribía en femenino, y eso era, es: imperdonable. Me eché a perder. Me había puesto ya las gafas violeta y, hasta ahora no he deseado, aunque duela a veces, quitarlas de mis ojos. Me hicieron saber que escribir en femenino es grave de muchas formas. Es grave porque “hace sentir excluidos a los varones”; porque no es vendible, no atrae a numerosos lectores, ni a las grandes casas editoriales “ahora que la industria editorial está en crisis”; también, porque, según reclaman, sólo explora a la mitad del mundo, “no se ocupa de lo que a todos nos hace humanos”; porque resulta ridículo, más cuando se me ocurre quitar o escribir la letra A al final de algunas palabras, sobre todo cuando reivindica, está modificando y atentando contra el idioma; además, porque escribir así es impúdico, porque es soberbio, porque está pasado de moda. Creo que, también, porque les hacía sentir un poco incómodos. (Para ser justa, debo decir, que cuando me fui de este lugarcito en Estado de México donde habitaba, soñando encontrar otros aires, no hubo respuestas muy diferentes). En fin, ahora yo soy de esas, de las feministonas, de los huaraches en los pies, de los pelos en los sobacos, de las raras. Me hicieron saber que haber hecho crecer esta voz, es un camino desafortunado y me costó algunas lágrimas reconocer que tenían razón. Dolió resignarme, me costó trabajo que me quedara claro el que, entre las principales razones, a causa de esta voz, voz inconveniente, que no es vendible ni se vende, que no se adueña de lo universal, si no que se ocupa sólo de esta parte que me toca del mundo, de lo que me hace humana, ridícula, impúdica, soberbia, pasada de moda, incómoda: Nunca seré la escritora, mucho menos el escritor, que América Latina y el mundo esperaban. Pero, me queda esta mirada insistente que se enoja, que se indigna, que se alegra, que se conmueve, que me provoca a gritar muy fuerte a los vientos y, lo cierto, es que no he encontrado nada más ruidoso que estas letras necias, encantadas de salir y andar rodando. » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
El joven de la banca del parque
Historias, cuentos, reflexiones y vida cotidiana Por Yoloxóchitl Casas Chousal Periodista mexicana, comunicadora, escritora, editora, asesora, consultora y promotora de los derechos de las mujeres y los derechos humanos. Ha trabajado en organizaciones como Mujeres en los Medios de Comunicación, Observatorio Ciudadano de los Medios de Comunicación, Causa Ciudadana, APN; Comunicadores por la Democracia, A.C., Consejo Consultivo del Grupo Plural Pro Víctimas, A.C., Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras, Capítulo México y Comunicación e Información de la Mujer, A.C. (CIMAC). Las buganvillas trepan solferinas sobre las bardas y las jacarandas tiñen de lila la mañana. Mayo se ha apoderado de tus aromas. Caminas junto a tus padres las mismas dos cuadras de cada domingo hasta la iglesia y esperas, con ellos, a que el sacerdote suba al púlpito. Las lujurias del amor libre han desencadenado la maldición de pestes y enfermedades modernas que amenazan a nuestros jóvenes, como el sida y otras innombrables en este recinto libre de pecadores, predica desde su alzacuello el padre. Pero tú, reclinada, no sigues el sermón; en cambio evocas tu imagen ligera de aquella tarde tibia cuando de la mano de él, cruzarías la puerta giratoria de gruesos cristales humo y chapas doradas. La excitación mojaba sus palmas entrelazadas hasta que el timbre del ascensor anunció la llegada al piso destinado. Hasta que lo conociste, cada domingo había sido igual. Comer con los abuelos y mirar los toros o el fútbol por televisión, elección que depende siempre del humor del abuelo. Moría el invierno y ese joven estaba sentado en la banca del parque, frente a la iglesia. El azul vibrante de su camisa se grabó en tus ojos de adolescente. Al pasar junto a él, una sonrisa se dibujó bajo su nariz recta. Un estremecimiento y tus mejillas enrojecieron. El lunes regresaste al parque, pero no estaba. Habías perdido la esperanza de volverlo a ver, cuando el miércoles lo descubriste en el centro del jardín. Escondida tras una palmera ancha, lo observaste por un rato. Con tu mirada acariciaste su espalda, adivinarías unos muslos fuertes bajo la mezclilla y pierdes el aliento al descubrir los vellos de su pecho. Recargas un momento la nuca en el tronco para recobrar la fragancia húmeda del parque. Al mirar nuevamente, te sorprendió que caminaba hacia tí. Un inusual temblor se acunó en tus rodillas. Apenas alcanzarías a recoger la bolsa de útiles para correr ligera y perderte dos cuadras adelante. Esa noche tus manos exploraron islas y arrecifes inconquistadas hasta dejar las sábanas impregnadas de mar y espuma. Al domingo siguiente, por primera vez, pediste a tus padres que se adelantaran. Esgrimiste cualquier pretexto, una confesión, tal vez, un momento de reflexión en el santuario. Después, prometiste, cruzarías el parque para llegar a casa de los abuelos. Tu madre salió de la iglesia del brazo de tu padre, por el pasillo central, igual que diecisiete años atrás. El silencio llenó las cúpulas del recinto. Empezaba a aquietarse la crisálida ondulante que habitaba tu estómago desde aquel día, cuando una respiración a tus espaldas te sorprendió. Volviste el cuerpo y darías con la mirada inquisidora del cura. Esquivaste esos ojos chiquitos y penetrantes que intentaron adivinar tus pensamientos. Calma, acomodas sobre tu hombro la cadena dorada del diminuto bolso limón y escapas con paso apresurado. En el umbral de la iglesia, con la mirada del párroco clavada en tu espalda te detienes. Parpadeas para acostumbrar la vista a la brillantez de la primavera. Bajo las copas de los árboles del parque, estaba sentado el joven de la banca. Cruzas la calle. Muy cerca de él, meces las caderas para que el vuelo de la falda ondule en un ligero vaivén. Te guiñe un ojo y sientes que tus lóbulos palpitan al ritmo acelerado de tu corazón. Dos pasos le bastan para darte alcance. Susurra un hola en tono tan grave, que detienes el andar. Tu hombro desnudo roza su brazo. En el primer encuentro, se reconocieron vecinos. Durante la lenta caminata por el parque le contaste de tus monótonos domingos de toros y abuelos. Con su voz de gruta, en la que te perdías y no hallabas retorno, te habló del cine de Truffaut y las odas de Neruda. El fin del parque estaba cerca. Un roce de palmas y dedos y una promesa: mañana a las cinco. Tras la siguiente misa dominical, corriste a la banca del parque. Él te esperaba. Ocultos por la sombra de la palmera, se mira en el fondo de tus ojos mientras sus manos recorren tu talle. Se inclina, se rozan los labios. Tu cintura se quiebra en su abrazo y una mano firme se posa en tu seno. Quisiste esquivar la caricia pero él te apretó contra su pelvis. Las horas se derretieron más rápido desde ese momento. La oscuridad de los cines y los minutos robados a la biblioteca no bastaron para dar rienda suelta a los intensos momentos de humedad y sopor. Esas tardes dejaron un extraño brillo en tu mirada y la rutina dominguera empezaría a incomodarte. Durante las homilías, el cura no cejaría en advertir a la juventud respecto de los castigos divinos que se sufren al caer en las tentaciones que cada fin de siglo se vuelven más atractivas y también más peligrosas. El murmullo adormecedor del Ave María ya no te atrae. Sólo piensas en el joven de la banca del parque. Con pasos indecisos llegarías hasta la puerta de la habitación del hotel. Él la abriría con suavidad; te abrazará por las caderas y una lucecita desde el buró izquierdo parpadearía tímidamente. Esa tarde templada cediste a tus miedos. Las aguas se tiñeron de rojo, sentencia el padre Justo como cada semana, fue el castigo divino que la humanidad necesitó para retomar el rumbo de Dios. Su olor de maderos te cosquillearía la nariz y su lengua juguetona te inflamaría los sentidos. Hincada en el reclinatorio, evocas sus dedos recorriendo tu espalda hasta enredarse en tu cabellera castaña. Te despojaría de la blusa y, a fuerza de besos, habría deslizado las cintas del sostén para posar su boca sobre una cereza tierna. Nuevas lluvias de fuego se ciernen sobre este fin de siglo, clama el párroco, nuevas penas acechan a quienes transgreden las leyes del Divino. Y el calor de su cuerpo te abrasa. Cierras los ojos, trenzas las manos. El recuerdo del beso arrebatado, te sofoca. Revives el momento en que te tiende sobre las sábanas y la electricidad del roce de sus dedos en el arco de tus rodillas. La abstinencia ante la tentación de la lujuria y los placeres mundanos, dice la voz desde el púlpito. Y no hallas el contrapeso para esa sensación que inicia justo atrás del ombligo y te invade por dentro hasta estallar en tus pezones erectos. Tu respiración se corta. Las plegarias dominicales envuelven el silencio apenas roto por algún susurro. Te miras tendida en esa cama tibia mientras sus labios húmedos recorren tu virginal vientre. En tus dedos tejidos aprehendes el suspiro profundo que se escapa por entre tus labios al reavivar el instante en que la punta de su lengua acaricia tu caracola rosada e impaciente. La abstinencia frente al sexo, retumba por las cóncavas paredes del templo y el Yo pecador apacigua las almas. Las culpas se fueron. Muy dentro de ti, la firme sensación de su miembro viril que te descubre, palpitaría. Con suavidad se fundirían en ese abrazo rítmico de piernas y caderas y jadeos y sudores. En el piso, sobre tu falda del uniforme, descansaba su camisa azul. Al persignarte, recoges de tu frente una gota de sudor que depositas en tus labios. Tus padres se alejan y tu rostro se ilumina con una sonrisa. Pueden irse en paz, absolvió el padre, la misa ha terminado. » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Carta a mi hijo...
Historias, cuentos, reflexiones y vida cotidiana Por Elizabeth Carreño Caballero Arquitecta egresada de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), con especialidad en Restauración y rehabilitación de edificios históricos. Maestrante en Ciencias de la Educación y dedicada al diseño interior y la construcción privada. ¿Por qué ya no te veo sonreír? ¿Por qué se llenan de agua tus ojitos sin razón aparente? ¿Por qué no puedo sanar tu herida milagrosamente? ¿Cómo devolverte ese mundo perfecto que tenías? ¿Cómo aislarte de la realidad? ¿Cómo explicarte nuestro abandono cuando sólo tienes 6 años? ¿Cómo hacerte entender cuando ni yo misma lo entiendo? Pasaré noches en vela si eso te devuelve el sueño. Pasaré días de ayuno si eso te regresa el hambre. Mataré monstruos las 24 horas para que te sientas a salvo. Compraré sábanas por docena para que no importen los accidentes nocturnos. Me convertiré en hada madrina si es necesario para cumplirte todos tus deseos. Dejaremos las luces de toda la casa prendidas en las noches para que ya no tengas miedo. Sólo quiero verte bien, saberte feliz, quiero verte haciendo travesuras, quiero verte comiendo dulces y porquerías a escondidas, quiero verte profundamente dormido, tranquilo, apacible. Te quiero de vuelta, con las rodillas raspadas y el cabello despeinado. Te quiero un día de pirata y al otro de espía. Te quiero esperando que los reyes magos te regalen superpoderes. Te quiero con la esperanza de crecer y convertirte en piloto de naves espaciales. Te quiero con la ilusión de que se te caiga un diente. Si partirme en mil partes te devolviera las ganas, ten por seguro que ya lo habría hecho hace mucho tiempo. Extraño tus carcajadas que te dejan sin aire. Extraño la espontaneidad de tus aventuras. Ya no te quiero con sueño en el día y con insomnio en las noches. Necesito que sepas cuánto te amo y que yo puedo amar por dos, por tres y por muchos más. Necesito que te sientas protegido por mis brazos que siempre están abiertos. Me urge que recuperes el aliento porque mis pulmones se llenan para ti. Me estoy muriendo por no tener la medida exacta de tu pena. Me estoy hundiendo por no saciar tus dudas y tus miedos. Me estoy deshaciendo por no ser suficiente para hacerte feliz. Si darte mi vida es poco, me puedo morir las veces que sean necesarias, sólo por no verte triste. Eres mi niño consentido, la luz de mis ojos, eres mi sol en las mañanas y mi luna por las noches, eres una extensión de mi ser que todavía no termino de abarcar, eres el motor que hace latir mi corazón, eres el premio que me mandó el cielo sin merecerlo. Eres un trofeo que todavía debo. Has sido la ternura, la paciencia, la inocencia, la espontaneidad que tenía extraviada. ¿Para qué aspirar al cielo si en tus ojos vivo un paraíso? Dime ¿qué necesitas mi principito azul para ser tú otra vez? Dime, ¿cómo curo tu alma translúcida y volátil? Mira que estoy aquí sosteniéndote, yo soy la que carga, el peso es mío,… no tuyo. Yo soy la que arrastra el lastre que nos dejaron… no tú. Mi nene hermoso, ¿cómo te evito este dolor?, ¿por qué no basta el inmenso e indestructible amor que siento por ti?. Dios mío, mis pecados haz que los purgue yo nada más, no le cobres a él por mis errores, no a él, nunca a él por favor. Él no se merece este daño provocado. Todo puedo soportar, menos continuar la vida viéndolo sufrir ¿lo puedes entender? ¿te puedes apiadar de su pequeño corazón? ¿puedes mostrar en él tu infinita misericordia?. Ya regrésame a mi hijo, el de mirada profunda y franca sonrisa. Ya devuélveme a mi niño, el de pies inquietos y comentarios indiscretos. Perdóname si no te he sabido explicar, pero a mí tampoco me dieron explicaciones, a mí tampoco me avisaron, a mí también me dejaron sin una nota que dijera adiós. Perdóname por equivocarme al escoger, no supe elegir y ahora tú vives las consecuencias. Perdóname por que yo soy la culpable de que tú pases este dolor por no haber sabido traer a tu vida la persona adecuada. Hijo mío, mi pequeño, ven a mis brazos y cobíjate en mi regazo, siente el calor que emana mi cuerpo y que te protegerá siempre del frío de la soledad que nos dejaron. Siéntate en mis piernas y apoya tu carita en mi corazón, oye como late, oye como vive por ti, respira por ti, se mueve por ti. Cierra tus bellos ojitos y duerme, descansa, olvida, no pienses. Enséñate a pretender que no pasa nada, que siempre fuimos tú y yo solitos, que nunca hubo nadie más entre nosotros, aquí estoy contigo, siempre a tu lado, siempre llevándote de la mano, yo no te pierdo de vista, yo no me voy a ir nunca, estoy pegada a ti como otra extremidad, lista para detenerte. Descansa chiquito, en mis brazos no hay fantasmas que te persigan, duerme, oye mi voz, escúchame con atención, déjate llevar a ese mundo de fantasías que vivías todos los días. Descansa mi niño adorado, oye la canción: “a la ro ro niño, a la ro ro ya, duérmase mi niño, duérmaseme ya...” » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Del Día de las Madres al amor de mujer policía
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Fue jefa del Área de Construcción de Cultura Ciudadana del Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en Venustiano Carranza (ahora Unidad Delegacional Inmujeres-DF y coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Instituto de las Mujeres del D.F. (Inmujeres-DF), hasta este año. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. En Mayo, además del Día de la Madre, se conmemora el Día Mundial por la salud de las mujeres, cuyo centro ha sido principalmente la salud reproductiva. La primera goza de una promoción insuperable; la segunda no tiene ese respaldo ni social ni simbólico. En el caso del 10 de mayo, ninguna institución pública como las escuelas primarias y secundarias exalta una imagen de la madre fuera de la realidad que viven muchas mujeres. Si bien en la educación ya se han incorporado aspectos como la sexualidad, la equidad y la prevención de la violencia, nada ha cambiado tocante a ese tema. Más que agrado, esa fecha causa enojo a todas y todos quienes participan en esa ceremonia. A las mujeres porque luego no obtienen el permiso para faltar o acortar la jornada laboral para acudir al festival o porque tienen que dar dinero a sus hijos e hijas para el regalo y hacer o comprar los trajes del bailable. A niñas y niños porque tienen que bailar a fuerzas. Si no les gusta, ni modo; si no se aprenden la poesía, ni modo; si no tienen mamá, ni modo. Muchas mujeres que no pueden acudir viven ese día con remordimiento y culpa, y su figura es sustituida por la abuela o la tía, pero casi nunca por el padre, si es que lo hay. Y al profesorado por las horas dedicadas a los ensayos y a las manualidades que se darán como regalos. Los discursos de las directivas escolares están impregnados de un tufo religioso y evocan la figura de una madre sacrificada y amorosa, aunque todo el año se estén peleando con ellas por el bajo rendimiento escolar o la “indisciplina ante la autoridad” de hijas e hijos. Aún así, todas y todos participan del ritual, y quienes se marginan voluntariamente de él son criticados y criticadas. Se puede dejar de celebrar un día especial, pero el de la madre, ¡nunca! Si realmente se quiere aplicar una perspectiva de género en las escuelas, esta ceremonia, al igual que la del día del padre, tiene que desaparecer del calendario cívico escolar, ya que desde ese enfoque se busca eliminar estereotipos de hombres y mujeres que los discriminen y por ende, violenten sus derechos. En cuanto al 28 de mayo, Día mundial de la salud de la mujer, este año se conmemora cuando se está aplicando la vacuna del virus del papiloma humano a niñas, que se ha promocionado como vacuna para prevenir el cáncer cérvico uterino; hecho que ha sido criticado pues parece que --como siempre—beneficia más a empresas farmacéuticas que a las mujeres mismas. Revisen en el mes de abril una serie de artículos que sobre el tema se han publicado en el periódico La Jornada, en especial el de Silvia Ribeiro (11-04-09). Por otro lado, las constituciones de varios estados han sido modificadas para incluir el “derecho a la vida” desde el momento de la concepción. Una de las demandas del sexto Encuentro Mundial de las Familias, llevado a cabo en México, fue que se debería legislar en favor de “la vida y la familia” (La Jornada, 12-01-09). Igualmente, se sabe apenas y ante la escasa información de las personas fallecidas por la influenza, que las más afectadas son las mujeres y jóvenes. Qué más podemos esperar si las mujeres son las principales perjudicada de la crisis social, sanitaria, ambiental y cultural que vive México, no sólo por la Influenza, sino por las medidas económicas y políticas que han aplicado este y los pasados gobiernos neoliberales. Un acontecimiento más al que hago referencia, es el de una nota publicada en el periódico El Metro (25-04-09), referente a una mujer policía que disparó a su compañero con el cual tenía una relación sentimental, para después ella suicidarse. La información del hecho ocurrido en la capital del país apareció en otros medios, pero El Metro registró las declaraciones de un jefe policiaco de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, del cual no dio su nombre. “Así aman las mujeres policías, aman a morir (…) En la Policía las mujeres aman a morir, y es muy común que se dé que una oficial que esté casada se junte con otro o viceversa”, dijo el anónimo. Este es un ejemplo más de la promoción de estereotipos femeninos, y masculinos también. Por cierto, la dependencia a la que pertenece el personaje en cuestión ha sido objeto de múltiples capacitaciones sobre género y derechos humanos de las mujeres por parte de otros organismos públicos como el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal. Bueno, ¿y qué con todo esto? Es curioso ver cómo todo gira alrededor de la figura de la madre, de un estereotipo y de una invención pero con gran peso social, cultural, económico y moral. ¿Cómo se vivirá este 10 de mayo en tiempos de influenza? ¿Cómo pasará el día de las madres el hijo de siete años de esa mujer que se mató? ¿Y las mujeres que son y serán obligadas a ser madres, aun en caso de violación? ¿Y las mujeres con cáncer cérvico uterino, cuyo útero es el símbolo biológico materno? Etiquetas: Crónica Feminista de Guadalupe López » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
El callejón de las vírgenes de Safo
Por Elvira Hernández Carballido Doctora en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Comunicación. Profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, fue jurado en el reciente Premio Nacional de Periodismo. Cuando una mujer ama a otra mujer debe desafiar “la intolerancia y los falsos prejuicios”. Cuando una mujer ama a otra mujer no siempre puede gritar su amor porque “es de silencios y caricias escondidas”. Cuando una mujer ama a otra mujer se reconocen como “bohemias de la pasión” y “amantes de la ciudad”. El callejón de las vírgenes de Safo (2002), escrito por Susana Quiroz e Inés Morales, editado por Mujeres y cultura subterráneas A. C., permite atisbar sentimientos y sensaciones que dibujan, aproximan, palpan e identifican el espacio lésbico con honestidad aguerrida, para que desde dentro las lecturas compartan cada palabra con las semejantas y desde fuera admiremos las expresiones amorosas entre mujeres que saben amar como mujeres a otras mujeres. Ellas, ustedes, nosotras, las otras reconocen en este libro que “el clóset, el amor y la culpa” laten en corazones, actitudes y formas de sentir femeninas. Identifican un camino “entre tinieblas sucias y amarillas de intolerancia”. Pero “defienden sus ideas”. Su sexo parpadea mientras son amigas/amantes/novias/compañeras. Cada texto transparenta palabras prolijas y directas, suaves y agresivas, meticulosas e insurrectas, rebeldes, bellas y airosas, con un aroma femenino retador e irresistible, provocador y provocativo. En cada página suenan voces fuertes que vuelan “como cometa cerca de las estrellas”. Hay confesiones públicas que delatan un amor femenino clandestino pero libre, donde las mujeres intuyen el romance como “gatas hechizadas”, reconocen un sexo reprimido y vivir en un cuerpo equivocado pero que aman. Se pueden encontrar operaciones aritméticas con resultados prodigiosos: lesbiana + mujer = orgasmo de entrega. Se comparten momentos llenos de caricias profanas, nalgas tibias y sudor de pasión. Advertencias sobre un mundo raro donde solamente dios puede perdonar o condenar. Hasta hay recetas asombrosas donde te orientan para preparar un coctel de frutas donde una toronja puede masturbarse y las jícamas enamorarse. Esto y más se puede encontrar en El callejón de las vírgenes de Safo, donde la poesía solamente quiere cantar a la belleza del cuerpo femenino, declarar más no justificar, que dos mujeres se enamoran porque creen en los descubrimientos, las resignaciones, los reconocimientos y divisan que el sexo y el género pueden emanar amor sin pensar en las diferencias o semejanzas biológicas. Pero Susana Quiroz e Inés Morales no solamente escriben poesía, también dan a conocer relatos cortos que rememoran cómo la pasión camina en los calles o dibujan el perfil de una rockera. Tal es la confianza con la lectora, el lector que permiten leer cartas que delatan la imposibilidad del amor aunque se siga amando a la misma persona y hasta esbozan una canción de cuna para vampiras, esos seres increíbles que pueden estar al “asecho de pecadoras inciertas, fogosas irreales que coleccionan flores negras”. Interpretan “El blues de la lesbiana” y con un buen compás advierten, divierten retar, se burlan de ellas mismas y de las otras, provocan y complacen. Y si no acompáñenme con estas frases: Buzas, caperuzas, ñeras, carnalas, culeras, gandallas, machinas, creativas, chafas, chingonas, lacras por nuestras preferencias nos tocó ponernos panteras niguas que nos quieren licorear, cámara mis ganchudas, así que sebastiana no más la compone. Porque lista las baizas geta cucharon tatema sobre los patines los hilos mueven el puerco discutiendo la percha bajita la terraza podemos ser más chipocludas y como ven así masca la iguana despacito como la lesbiana. Hay también relatos más extensos que cuentan historias que cuentan historias de mujeres que pueden ser tías pudorosas que presionan confesiones donde puede musitarse: “Aquí estoy señor me acuso de ser una terca lesbiana”. Presentan chicas osadas que dibujan graffitis de amor. Hay encuentros casuales en el metro que terminan en un amor prometedor. Y hasta sueños húmedos, narrados con gran sensibilidad erótica que por prudencia aunque sin pudor después de un gemido de placer prefieren narrarse a la familia como una pesadilla. El callejón de las vírgenes de Safo cierra con una comedia en dos actos, “Fauna de la selva morada”, donde cada personaje femenino es un animal con nombre de mujer o advertencia metafórica: Jaguar-Salma y Cebra- Irasema son los personajes principales. Una historia de amor imposible-posible, que enfrenta comprensión e incomprensión, intolerancia e infamia, solidaridad y sororidad. El callejón de las vírgenes de Safo, de Susana Quiroz e Inés Morales es honesto y directo, apasionado y pasional, clandestino y libre. Estas semanas que el libro me acompañó en mi casa, en el metro, en los autobuses ADO, de Pachuca a México, de México a Pachuca, en la universidad, en mi cubículo, fue hojeado por alumnos y alumnos, leído de reojo por mis amigas conservadoras y panistas, por mis amigas feministas moralinas, feministas abnegadas y feministas solidarias, revisado con morbo e inquietud por los machos desconocidos y causó inquietud en mis amigos machines adorables. Las reacciones fueron variadas, desde el horror moral hasta la simpatía erótica, pero nadie dejó de leerlo, de preguntar, de cuestionar, de interesarse. Yo tuve la suerte de pasear por un callejón donde no me sentí extraña ni señalada, ni ajena ni distante. Este callejón me reconcilió con la esperanza de una sociedad tolerante y diversa, que se mira en su espejo y se gusta, y se quiere y se respeta. Este callejón marca huellas para recuperar, explorar y aprovechar más el erotismo femenino y el amor por nosotras mismas. Luego de recorrer esta callejón es fácil esbozar una sonrisa comprensiva y solidaria y me ha permitido reconocerme como una mujer feminista abnegada apasionada buga enamorada reconquistada sensibilizada erotizada reconciliada y agradecida con la esencia femenina. Este callejón me hizo descubrir esos pasos que permiten que una mujer y un hombre, un hombre y otro hombre, una mujer y otra mujer se amen porque creen en el amor y no solamente en una etiqueta social en un cuerpo. Etiquetas: Meditaciones de Elvira Hernández Carballido » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Sabines para los tiempos de influenza
Por Lucía Rivadeneyra Comunicóloga por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Cursó la maestría en Literatura Mexicana, en la Facultad de Filosofía y Letras. Sus libros 'Rescoldos', 'En cada cicatriz cabe la vida' y 'Robo Calificado' fueron merecedores de los Premios Nacionales de Poesía “Elías Nandino” (1987), “Enriqueta Ochoa” (1998) y “Efraín Huerta” (2003), respectivamente. En 2007, publicó la antología personal 'Rumor de tiempos'. Su material poético está incluido en numerosas antologías. La han traducido a diversos idiomas. Catedrática de la UNAM desde 1980, ejerce el periodismo en medios de circulación nacional. Confesión: Me desnudo igual que si estuviera sola, y de pronto descubro que estoy con Jaime. Cómo lo quiero entonces entre las sábanas y el frío. Me pongo a flirtearle como a un desconocido. Y él me hace la corte ceremonioso y tibio. No pienso que es mi esposo sino que lo engaño con otro. Y cómo lo quiero entonces en la risa de hallarme a solas con el amor prohibido. (Después, cuando pasó, no le tengo miedo, pero sí siento un escalofrío). Sí, así me pasa con Jaime Sabines. No puedo contar que fui su vecina o que mis padres lo conocieron cuando niño o que algún amigo me lo presentó en su casa, sólo puedo decir que apareció de pronto, que una noche empecé a leerlo y ya no lo solté. Lo descubrí en 1977, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la UNAM. Yo cursaba la materia Literatura y sociedad, con el escritor Gustavo Sainz y dejó leer Nuevo recuento de poemas, entre muchos otros libros, (uno por semana y, por supuesto, nadie se atrevía a protestar). Era la edición color rosa mexicano. Y fui a la presentación. Fue la primera vez que lo vi a los ojos, con mis veinte años a cuestas. Lo miré y me miró como sólo sus ojos podían mirar a una mujer, a una joven mujer que ya lo había descubierto. Me dedicó el libro. Yo todavía no acababa de entender la forma lúdica de sus versos, pero advertía el ritmo y la cadencia. Desde entonces anda conmigo siempre que lo necesito. Me acompaña en el deseo, en la desesperación, en la tristeza, en los placeres, en las ausencias. Algunos de mis compañeros decían que Sabines era el verso libre. Sí, ajá, ¡el verso libre! Muy pocos sabían lo que el poeta traía entre manos: el conocimiento perfecto de la técnica poética más la intensidad, el duende del que hablan los gitanos. Por eso, poco a poco su número de lectores se incrementó de manera sorprendente. Después de aquella remota fecha, me aparecí en algunas de sus lecturas. No olvidaré el homenaje por sus sesenta años, en 1986, en el Museo Nacional de Arte y en el Palacio de Minería. Y otra vez a pedirle una dedicatoria, ahora para el libro azul leído sin piedad cientos de veces. Y otra vez su mirada en mis ojos y su pluma y sus palabras. Las crónicas de los periódicos dieron cuenta del tumulto que generó el autor. Recuerdo una cabeza que decía “Sabines más público que en el futbol” y sí, aunque resulta insólito, así fue. Unos meses después, en el Teatro de la Ciudad, un domingo se llevaba a cabo la clausura de un Encuentro Internacional de Poetas. En primera fila, Octavio Paz. A Jaime Sabines le tocaba leer y estaba en el foro, rodeado del humo de su cigarro –uno tras otro, sin tregua. Aún no hablaba y los aplausos comenzaron. Dijo: “Hoy sólo voy a leer poemas de amor” y en ese momento todo el teatro estalló en una ovación memorable. Empezó a leer y de pronto le pedían poemas y él los buscaba en el libro; si no los encontraba de inmediato, le gritaban “en la 86”, “en la 65”. Él leía y el público emocionado aplaudía y gritaba. Ya se retiraba el poeta y los aplausos continuaban. Regresó, leyó otro poco y se fue. Y los aplausos incontenibles y los gritos “otro”, “otro”, “otro”. Volvió al micrófono y dijo “ya me da pena”. Pero fue peor porque lo quisimos más, le aplaudimos más, le agradecimos más. Parecía que las manos enrojecidas de todos iban a sangrar y que las gargantas quedarían afónicas para siempre. Finalmente, se fue a sentar envuelto en humo. Volví a atestiguar algo semejante, en el homenaje que se le rindió por sus setenta años, en la sala principal del Palacio de las Bellas Artes. Obsesiva que soy, llegué dos horas antes. Deseaba encontrarme con amigos y charlar sobre el tema. Ja, ja, cuando arribé ya había una fila apabullante. La entrada era gratis. Convocaba la poesía. No sé cómo obtuve un lugar. Cuando el poeta apareció en el foro, lo acompañaba un arreglo de flores generoso. La primera ovación, inolvidable. “Estos son aplausos que lo lastiman a uno”, dijo el poeta. Y luego empezó a leer: “Lento, amargo animal/ que soy, que he sido,/…”. Y la noche se desbordó en intensidades y palabras. Se le cantaron Las mañanitas, se le lanzaron besos, gritos de “poeta, poeta”. Se le demostró el amor que se le tiene. Tiempo después, no lo pude evitar, tuve que ir a su entierro, para aceptar que había partido. Él no era para hacerse ceniza, cómo si se la había pasado ardiendo. Tenía que volver a la tierra, al origen. No hubo tumultos en la agencia funeraria. Pocos lo acompañamos al panteón Jardín, de la Ciudad de México. Un ataúd de madera fina y sobre éste una bugambilia y también el dolor de sus deudos que se cuentan por miles. Hubo sol, a pesar de que un poeta había muerto. Luego, a repetirlo, a tomar sus palabras despacito, a gozarlo, a saborearlo. A pesar de que, en ocasiones, la vida nos golpea, no hay como volver a Sabines porque algunos de sus poemas, por doler, reconfortan. En otros momentos es necesario buscar el verso que tenemos subrayado desde siempre, para ponerle una nueva fecha. Hace siglos que perdí la cuenta de las veces que he acudido a sus libros, de las veces que lo he citado, de las veces que lo he repetido ante otros y ante mí, ante mi almohada. Gracias a la memoria lo podemos traer siempre encima. En casos de crisis, de dudas, de influenza y de influencias, de cólera, y de sed, hay que tomar una buena dosis de Sabines. Siempre. En el pasado mes de marzo, con motivo de un aniversario más de su nacimiento, se realizó afuera de Bellas Artes un maratón de lectura. Para variar, tratándose del poeta, resultó un acontecimiento tumultuario. Fue necesario, de pronto a cierta hora de la noche, parar el número de registros para llegar a un término. Si no hubiera sido así, quizá este día y a esta hora, más de alguno seguiría leyendo. Y si bien es cierto que hay poemas y versos que ya están en la memoria colectiva y en las cartas de amor y en las antologías y hasta en el metro, también hay versos más íntimos, que escribió para nosotros y sólo para nosotros; es decir, en los versos que un día leímos y dijimos “aquí está lo que sentí y lo que necesito”. Gracias a Sabines sabemos “¡Qué fácil es la ausencia!”. O requerimos decirle a alguien: “Ven a mi larga sed entretenida/ en bocas, escasos manantiales”. O tener la certeza de que “El exterminio asiste a los amantes”. O confesarle a alguien: “Me gusta pensar en ti desde que pienso”. Y hoy más que nunca, ante tanta angustia, tanta desinformación, tanto bombardeo de palabras absurdas, y ante el riesgo de taparse la boca porque no hay que intercambiar saliva y, por tanto, no hay que besar, no hay que salir, no hay que tocar… se puede declarar: “¡Carajo! Estoy cansado. Necesito/ morirme siquiera una semana”. Para todos los condenados a Sabines, mientras estemos condenados a vida, nada mejor que la combinación de un brebaje mágico: Sabines y la luna porque “se puede tomar a cucharadas/ o como una cápsula cada dos horas. Sí, también a él se le puede tomar “en dosis precisas y controladas” y de vez en cuando, si el corazón y la realidad lo exigen, se puede tomar una sobredosis de Sabines sin cubrebocas. Lo dice con honestidad una de sus lectoras, una más. Una mujer que lo navega y lo pronuncia. Etiquetas: Cotidianidades de Lucia Rivadeneyra » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Con H1N1: ¿Por qué más mujeres que hombres?
Por Sara Lovera Periodista desde hace 40 años, fundadora de Comunicación e Información de la Mujer AC(CIMAC), fue directora del suplemento Doble Jornada, y actualmente es corresponsal de Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y del Caribe(SEMlac) en México; integrante del Consejo del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal; conduce y codirige Mujeres en Movimiento y participa en la Mesa Periodistas de Capital 21, el canal por internet de la Ciudad de México. Es editorialista de Antena Radio, Mujeres Net, Cuadernos Feministas, y Proceso digital. En 2005 fue nominada al Premio Nobel de la Paz. La aparición de la influenza humana A/ N1H1 en México, puso al descubierto que el sistema de salud está rebasado y no funciona. Como no funciona el de protección civil, ni el de comunicación social. Todavía nadie sabe la magnitud del problema: ni cuantas personas están en riego, ni cuantas han muerto por el nuevo virus, ni en donde ni de qué clase social. Lo que se hizo evidente es que hay dos mil personas, en plena primavera, con neumonías y problemas respiratorios graves. Según INEGI mueren 14 mil personas anualmente por secuelas de enfermedades respiratorias e influenza estacional en el país, sin que se vea en los medios de comunicación por la limitada investigación que sobre ello se hace. En la televisión, tan comedida, digo la del monopolio, no vi imágenes de los hospitales civiles de los pueblos o inoperancia de aparatos gigantescos que no funcionan, como sucede. Me ha tocado en una mamografía. Es ridículo que ahora quede claro que no existen laboratorios científicos y confiables en el país para analizar los virus. Adicionalmente no opera la comunicación entre el sistema central y el de los estados, a pesar de los intentos del Secretario de Salud para controlar cualquier cosa. ¿Por qué no existía el decreto que apuradamente se hizo en Los Pinos la tarde del 23 de abril? Ese que debiera reglamentar el artículo 73 de la Constitución, por lo que al mejor estilo priista se pidió a todos los secretarios de Salud de los estados que no dieran información. Se demostró que no existe un mecanismo de información epidemiológica confiable porque los datos, para reportar cualquier enfermedad se trasmiten a mano, con métodos rudimentarios, como los del siglo XIX, en el colmo del atraso. Nadie sabe donde va a parar el dinero que la federación canaliza a los estados de la República y las y los diputados no piden cuentas. Por eso es tan errática y poco confiable la información que nos han dado. Tampoco se explica por qué en el sistema de salud no existe la tecnología de la información, considerando que está hecho el diagnóstico de la desigualdad y la marginación, donde anidan todas las infecciones y calamidades, los desatinos hacen temblar al secretario de Salud ante la televisión. Es un pleonasmo decir que la descentralización sanitaria ha sido un fracaso y nadie le pide explicaciones al sistema que llenó de demagogia el panismo desde hace 10 años. Yo solamente tengo preguntas y más preguntas: ¿por qué los estados de la República no se hacen responsables? ¿Por qué la Cámara de Diputados no supervisa el gasto? ¿Por qué y desde cuándo redujo los recursos a la investigación y la tecnología? ¿Por qué despareció el maravilloso sistema de atención hospitalaria? y ¿dónde ha ido a parar el famoso Seguro Popular? ¿Dónde están los médicos de otrora? Encima quedó claro que no existe una coordinación ni científica ni operativa. Nadie responde por la salud de las y los mexicanos. Si se admitiera que algunos datos son reales, estamos ante una probable pandemia donde la población en riesgo tiene dos características: ser mujer y tener entre 21 y 40 años. De acuerdo con las cifras los decesos están ubicados ahí: 74 por ciento mujeres y menores de 40 años. ¿Qué es esto? ¿Qué clase de mensaje? Dos grupos humanos, uno mayoritario, el de las mujeres, que no quieren volver a casa y que en todas las crisis el sistema capitalista las quiere enviar de regreso y la juventud que según todos los indicios requiere educación y trabajo urgentemente. Dos retos para un sistema en profunda crisis económica, de justicia, con un margen de impunidad inaceptable y de educación deficiente, al garete, en manos de Elba Esther Gordillo con quien Calderón, por razones políticas, sigue asociado. Un sistema que no tiene de dónde agarrar seguridad sanitaria. Donde es un chiste cruel cada noche la conferencia de prensa por la televisión en que sólo se queda en ridículo. Desde el primer día, al anuncio de la emergencia, cuando hacía tres semanas que había muerto la primera persona en Oaxaca. La lista puede seguir, digo de déficit social y económico, donde a mi criterio, aparte, el panismo quiso bajar de su pedestal a los dos punteros para 2012. Al gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, y al jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard. Uno se quedo tartamudo, no sabe qué pasa ahí y su secretaria de Salud, en plena crisis, renunció. El otro que, como siempre, actuó más rápido que el equipo de Calderón, con lo que se mantiene como el mejor gobernante. El sí, como el mismo diría, se preocupa por la gente. Fue el primero en anunciar subsidio para los afectados, que creó en tres días un equipo de apoyo social, emocional y económico para enfermos y familias de víctimas; el que no ocultó dato alguno. Me pregunto ¿por qué el secretario José Ángel Córdova dijo, el 25 de abril, que había crisis en San Luis Potosí y, luego ni una línea de San Luis Potosí ni una información? ¿Por qué?, digo yo, porque seguramente pensaron que no incluir a esa entidad era afirmar que el panismo sí resuelve. Cosas elementales, de primer año de yunquismo, sobre el cual, según Mitofski, la gente no se da cuenta y aprueba en 75 por ciento medidas de terror, de susto, cuyo destino adicional es el control, incluso militar. ¿Quién está pensando en los jóvenes asustados? ¿Y quién nos rendirá cuentas de la verdad? ¿El virus es realmente existente? ¿Cuál es el grado de penetración? El doctor Gustavo Reyes Terán, del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, me declaró que los virus gripales son caprichosos, que todos podríamos estar afectados, pero que según la edad, el lugar, las circunstancias, cada quien reacciona. Él, que es investigador con prestigio y se ocupó estos días de los enfermos graves, me dijo que la mayor tragedia es que son los pobres, sin defensas, los vulnerables. Cosa que el secretario de Salud a semejante pregunta, respondió que no, que el problema estaba en las zonas urbanas ¿ahí no hay pobres? y algo más qué con el hacinamiento en las casas, qué con la nutrición, qué con la violencia familiar y el miedo, la tristeza de la que hablan los jóvenes en una encuesta y que también les produce baja de defensas. Lo peor es que todos quienes forman parte de la élite política y los medios de comunicación no profundizan, no explican, no investigan, no van más allá de lo que los medios electrónicos nos venden. Finalmente, hay que tener cuidado de victimizar a determinados grupos sociales o de trabajadoras, como las enfermeras. La verdadera víctima es el país entero, donde un sistema de salud colapsado no solamente es un atentado para las mujeres embarazadas o con cáncer de mama sino para todas y todos. Etiquetas: Palabra de Antígona de Sara Lovera » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
El fracaso de la transición
Por Sara Lovera Periodista desde hace 40 años, fundadora de Comunicación e Información de la Mujer AC(CIMAC), fue directora del suplemento Doble Jornada, y actualmente es corresponsal de Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y del Caribe(SEMlac) en México; integrante del Consejo del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal; conduce y codirige Mujeres en Movimiento y participa en la Mesa Periodistas de Capital 21, el canal por internet de la Ciudad de México. Es editorialista de Antena Radio, Mujeres Net, Cuadernos Feministas, y Proceso digital. En 2005 fue nominada al Premio Nobel de la Paz. La encuesta que se acaba de publicar sobre la cultura política de las y los mexicanos es un indicador del tremendo fracaso de lo que un día consideramos la transición hacia la democracia y es caldo de cultivo para el autoritarismo impune que nos corroe y nos invade día a día. La encuesta, realizada por el INEGI, órgano gubernamental, a petición de la Secretaría de Gobernación, muestra, además, que esa masa de ciudadanía inerte ante las medidas de autoridad es, al mismo tiempo, taimada, desconfiada, irreverente, no confía en las instituciones del populacho: partidos políticos ni en el Congreso. Se antoja pensar que menos puede estar interesada en que haya paridad en las listas electorales y los órganos de representación popular. Da igual una política que un político. No se puede saber si hay alguna diferencia y no se puede saber si existe algún beneficio. Dice esa encuesta, aplicada a sólo 4 mil personas mayores de 18 años en todas las entidades del país, que la gente sigue creyendo que el o los gobiernos deben resolverlo todo; creen más en la iglesia que en el Instituto Federal Electoral (IFE) y no le da valor a leyes y normas. El trasfondo indica que no reconoce en las leyes la solución de sus problemas, por ello el valor a los diputados y los partidos políticos no existe en la cabeza de quienes han visto reducido su ingreso, perdido su empleo, lastimada su familia por un secuestro o por un fuego cruzado que le hizo perder un ser amado. Digo, si lo que esa encuesta dice es verdadero, si acaso sólo el 4 por ciento cree que vale la pena el trabajo de los partidos políticos, el 96 por ciento no confía ni un ápice en esas formaciones que alguna vez significaron la palanca para la convivencia social y la democracia. Se confía más en la iglesia (42 por ciento) o en el ejército (38 por ciento) e, incluso, en el IFE (31 por ciento) que en los y las políticas, y se espera (el 77 por ciento) que el gobierno resuelva todo. El gobierno es identificado como el que administra y decide: Felipe Calderón, los gobernantes locales y autoridades municipales. Además, menos del 25 por ciento de las personas interrogadas, piensan que tiene algún valor participar en política. Eso hace bien claro que no les interesa y si participan es para conseguir empleo, como en las organizaciones sociales o no gubernamentales. Con estas cifras pudiera suponerse que son muy pocas las personas que trabajan en la tarea colectiva o humanitaria, pro activa para defender los derechos humanos o construir ciudadanía. Y digo, puede suponerse, porque hasta ahora estas encuestas no se sabe si nos devuelven un retrato o mapa real. Funcionan con cierta cercanía en los casos electorales, pero no sabría que sucede en esto de medir la conciencia cívica y la cultura política. Si esta encuesta tiene razón, habrá que esperar que el próximo 5 de julio, dé lo mismo quién o quiénes tendrán la mayoría, porque de todas maneras existe una profunda distancia entre las élites y la sociedad: la desconfianza; sin embargo, no me dice que habrá inmovilidad, pura contemplación. Debiera preocuparles a los dirigentes partidarios saberse despreciados, inocuos en su tarea de despellejarse para llegar a ocupar las curules, si su paso por esta historia es simplemente despreciado. Si tuvieran ética y emoción política, alguna responsabilidad histórica, se preocuparían. Pero como eso, estoy segura, no les importa, seguirán cobrando, haciendo leyes a la medida de la urgencia gubernamental y otras sin presupuesto ni efectividad. Como la Ley General de Igualdad entre mujeres y hombres, la de Acceso de las Mujeres a una Vida sin Violencia -en épocas de ejecuciones cotidianas y fuegos cruzados- donde el signo es la desigualdad, precisamente, porque a nadie le interesa el cambio, el diálogo, los homicidios, la persecución, evitar la impunidad y trabajar por la democracia, esa puerta siempre nombrada pero jamás abierta entre los demagogos y aprovechados que bien identifican a la población y la desprecian alegremente. Me parece una perspectiva bien dolorosa. Mucho más después de leer relatos e historias verdaderas de lo puede significar y significa ya para muchas personas el caos y la ingobernabilidad, la barbarie y las armas. No sé porque me parece que el testimonio de Clara Rojas, sobre su cautiverio de 6 años a manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que acaba de presentarse en Madrid, me hizo sentir que no tenemos remedio como humanos. Lo mismo dice la novela, La Multitud Errante, de la también colombiana Laura Restrepo sobre los desplazados en la historia de ese país. En México todavía no hay narraciones suficientes sobre Michoacán o Sinaloa y nadie tampoco atiende los muchos que sí existen sobre Ciudad Juárez, las asesinadas y su entorno. Nadie se da por enterado. Etiquetas: Palabra de Antígona de Sara Lovera » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Narco, saldo funesto: orfandad y muerte infantil
Por Sara Lovera Periodista desde hace 40 años, fundadora de Comunicación e Información de la Mujer AC(CIMAC), fue directora del suplemento Doble Jornada, y actualmente es corresponsal de Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y del Caribe(SEMlac) en México; integrante del Consejo del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal; conduce y codirige Mujeres en Movimiento y participa en la Mesa Periodistas de Capital 21, el canal por internet de la Ciudad de México. Es editorialista de Antena Radio, Mujeres Net, Cuadernos Feministas, y Proceso digital. En 2005 fue nominada al Premio Nobel de la Paz. En México, en los últimos 28 meses, cada semana 5 niños y niñas son víctimas de homicidio, atrapados en el fuego cruzado, vengados por sicarios, criminalizados por las fuerzas policíacas y del ejército. Del mismo modo 5 criaturas quedan en la orfandad cada día. Al abandono se suma el golpe psicológico de haber visto y vivido la mayor de las violencias: el crimen contra sus progenitores. Sin duda, es uno de los saldos de la guerra desatada en este país a partir de la administración de Felipe Calderón, quien advirtió que sería “duro” y que habría “vidas perdidas”. Nunca nos dijo que se tomarían los pueblos, las comunidades, que las armas entrarían directamente en las casas y llegarían a las cunas y a los cuartos infantiles. Mientras los informes de Derechos Humanos en Ginebra están sobrados del fenómeno de la trata de menores y la pederastia por Internet, inaceptables ambos; Fabiola Cárdenas Jacob de 14 años fue asesinada a quemarropa en Comalpa, Chiapas, a manos de las bandas dedicadas al tráfico de indocumentados, drogas y armas, en 2007. Del mismo modo el 14 de julio de 2008, fue ejecutada Melina Judith Angulo de 12 años y Antonio Sabredica Salazar de 17 años, en Culiacán, Sinaloa. En total, en 2 años 4 meses, 610 menores perdieron la vida y 3 mil 700 quedaron huérfanos y marcados por el horror, sin posibilidades de que el Estado se haga cargo de ellos, como sucedió en la Revolución Mexicana con los huérfanos de guerra. Es una desgracia infausta, terrible, porque los testimonios y las imágenes son igualitos a los que leemos cada día, por los hechos de la guerra en Irak o la ocupación Palestina. Muchachos que pierden la vida porque se fueron tras el señuelo de un sueño de consumo y éxito que ofrecen las bandas delincuenciales. Se sabe que de los 610 menores victimados, 437 actuaban como sicarios, pese a que apenas tenían entre los 12 y 15 años. Los panistas yunqueros volverán a decir que es culpa de las madres que no los cuidan o de los maestros de primaria. Los informes que fueron revelados por el periodista Gustavo Castillo García, en el diario La Jornada del domingo 12 de abril, no son de ninguna organización civil ni de una instancia de Derechos Humanos, dice el periodista que se trata de reportes de la Secretaría de la Defensa Nacional. Ni más ni menos. Es resultado de la inexistencia de un plan para salvar a “nuestros hijos” de la ingestión de drogas, por la que le apuestan millones de ciudadanos en las encuestas. Es el plan de “seguridad” el que envía a la fosa común a cientos de jovencitos; los mismos que mueren bajo fuego cruzado, (110 asegura el periodista) muertos sin temerla ni deberla. Verdadera imagen de inseguridad. ¿Quién se ocupa? ¿Quién los protege? ¿Quién lo denuncia? Después de leer la noticia, me fui a buscar en la Internet, quería ratificar la información. Nada ni el informe enviado a Ginebra por la Red por los Derechos de la Infancia el 10 de febrero de 2009, ni tampoco informa la Agencia Mexicana de Noticias por los Derechos de la Infancia (AMNDI). Nadie lleva la cuenta que ahora revela la Secretaría de la Defensa Nacional. Tampoco hallé algo preciso en los documentos de Ginebra, donde se relata el horror de la trata y, sí, la denuncia de la criminalización de las infancias marginadas y se exigen leyes y nuevas leyes. Mientras transcurre la dura realidad. Es un reporte que hiela el alma. Una estadística del crimen y la impunidad que echa por tierra cualquier definición de protección a la infancia. Me ha quedado en el teclado el texto del artículo 4º Constitucional que nadie respeta, donde se obliga al Estado a proteger a la infancia. Es por ello un saldo funesto. Está a cargo del gobierno y sus estrategias armadas contra el crimen organizado, del que las organizaciones no gubernamentales piden una definición. ¿Quién planeó esta barbarie? ¿Dónde está el final del túnel? ¿Qué hacemos con la propaganda que reza por una vida sin drogas para los muchachos y muchachas? ¿Adolescencia sin horizonte ni futuro? Hace tiempo una amiga me decía que en Michoacán se le preguntó a un joven sobre su proyecto de vida y éste respondió que quería “ser narco”. Sin temor, explicó que nunca sería apresado o muerto, “eso les pasa a los tontos”, argumentaba el muchacho. Mi amiga, psicóloga y funcionaria de la UNAM, se preguntó si valían los llamados a establecer políticas públicas, ahora para enfrentar las aspiraciones de las criaturas de aquella entidad y cómo parar el desastre y equilibrar la desazón. “En este contexto, las ejecuciones están provocando que los niños se vuelvan víctimas y después victimarios por el odio con el que están creciendo”, indica la nota periodística que además señala Sedena que los huérfanos van a “vivir con desconocidos o familiares para no ir a una casa hogar”. Yo me pregunto ¿habrá estos sitios para 3 mil 700 niños y adolescentes? ¿Quién llora a los 110 menores que dice Sedena “cayeron” víctimas del fuego cruzado durante enfrentamientos entre bandas rivales o sicarios y fuerzas del Estado? En este contexto recibimos esta semana a Barak Obama, definido por la espléndida nueva Ministra de Economía de España, Elena Salgado, como el presidente de la esperanza y leo en las páginas de los diarios nacionales y extranjeros cientos de líneas para la señora Corìn Tellado, que murió a los 82 años, después de 4 mil novelas insulsas, esas que mantienen a las mujeres en la opresión. Un panorama adverso. Sin duda. Etiquetas: Palabra de Antígona de Sara Lovera » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
La violencia contra las mujeres: El debate continúa
Por Teresa Mollá Castells Periodista y feminista en Ontinyent, Valencia, España Estamos finalizando el mes de abril y ya somos dieciocho mujeres menos, dieciocho voces menos. Y somos menos porque a las que faltan, las han matado. Y las han matado, por eso, por ser mujeres. Anoche, en un programa de televisión de máxima audiencia, apareció una mujer joven y conocida por haber ganado un concurso de belleza hace unos años, contando su experiencia con su actual pareja, a la que ha denunciado por malos tratos. De nuevo se hizo espectáculo con este tema. A esta mujer, los periodistas le preguntaron todo tipo de detalles sobre la agresión a los que ella fue respondiendo sin ningún pudor, sin pensar que ya han perdido la vida casi veinte mujeres en lo que va de año. He observado que hay una tendencia a calificar del mismo modo las agresiones que las mujeres recibimos a las que reciben los hombres y eso da alas a los misóginos que los son y a los que se suman a este carro del desprecio a las mujeres. Esta mujer, anoche confesó que le dio un par de bofetadas a su pareja y que después él la agredió a ella. A partir de ese momento, ella misma consideró que era lo mismo que un hombre agrediera a una mujer que al revés. Los mensajes descalificatorios hacía las mujeres no dejaron de sucederse a lo largo de todo el programa. Y es que parece que cuando tocas alguno de los privilegios tradicionalmente masculinos como lo era el hecho de que se justificara socialmente la violencia machista, se revuelve la esencia misma del sistema androcéntrico y se consigue que haya una imperiosa necesidad de descalificar los sistemas de protección que se han tomado y, por supuesto de continuar negando la necesidad de las acciones positivas que, de cara a quienes estamos en peores condiciones, se hayan tomado por parte del legislador. El caso que he contado sobre el programa de anoche es sólo un botón de muestra, pero hay otros ejemplos. Hace unos meses impartiendo un curso sobre la LEY ORGÁNICA 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, me encontré en una situación un tanto disparatada. Resulta que principalmente los alumnos del curso, aunque también algunas alumnas, se empeñaron en señalar la necesidad de la igualdad con respecto de las agresiones que sufrían los hombres, sin entender (o querer entender) el origen de este fenómeno. Y justo después ese debate, se inició otro en el que se argumentaba que muchas de las denuncias que se interponían eran invenciones de las propias mujeres y que por lo tanto la Ley se tenía que modificar. Soy de las que piensan que se está haciendo un esfuerzo titánico en formar a muchos grupos de personas en este tema, que la ley se explica por activa y por pasiva, que los medios de comunicación (algunos) hacen también u aportación en mejorar la forma en que se tratan este tipo de noticias, pero no encuentro ninguna explicación a estos debates paralelos como el que se produjo anoche, en el que por una parte se defiende la necesidad de protección para las personas más vulnerables, pero al mismo tiempo se insiste en descalificar esas medidas protectoras por ser desiguales para hombres y para mujeres. Y yo me pregunto, ¿Cómo habrá que explicar que partimos de una situación de desigualdad histórica puesto que a quienes han matado, violado y golpeado ha sido a las mujeres y que por eso se ha aprobado una ley de medidas de protección precisamente para ese colectivo inmensamente mayoritario? Y es que parece que cuando se trata de mejorar la situación de las mujeres, por doquier saltan las alarmas y surgen las necesidades de demonizar esas medidas y de hacer que la excepción sea la norma con tal de que no desaparezcan esas situaciones de superioridad que nuestras sociedades han otorgado a los hombres. Afortunadamente para toda la sociedad, cada día son más los hombres que se cuestionan este tipo de cosas y que se unen a estas luchas que iniciamos las mujeres y apoyan las medidas que se toman para proteger a quienes puedan estar expuestas a mayores riesgos. Pero creo que espectáculos como el del programa de televisión de anoche no ayudan en absoluto a que se erradique la violencia ni todos los efectos perniciosos que este tipo de debates sobre la aplicación de la norma tienen sobre el conjunto de personas afectadas. Las mujeres muertas merecen un respeto a su dolor por parte de quienes pretenden frivolizar con este tema, puesto que además, siguen siendo muchísimas las que sufren cada día en sus carnes los golpes, gritos, arañazos y menosprecio a su propia vida. A aquellos que pretenden que la igualdad de la norma sea considerada como necesaria, les recordaré que la igualdad real entre mujeres y hombres está todavía por conseguir y que afortunadamente este tipo normas destapan precisamente que el origen de la violencia no es otro que la desigualdad real entre mujeres y hombres. Por tanto, quienes piden igualdad, realmente están reivindicando un sistema de valores misógino, machista y que haga pervivir la desigualdad que, en definitiva es la que les permite dar la primera bofetada a su compañera, esposa, amante… ¿Por qué nadie cuestiona de la misma manera el Código Penal o el Civil? Pero parece que nadie los cuestiona, entre otras cosas porque cuentan con muchos años a su espalda y ya damos por descontado que existen y que nos hemos de regir por ellos, pero ¿una Ley, además Orgánica, que proteja a las mujeres con medidas concretas, y que además reconozca que el fenómeno de la violencia contra las mujeres surge precisamente de una situación de desigualdad? Para algunos eso es demasiado e incluso van más allá y se autoproclaman “discriminados por ser hombres” pese a tener una sentencia en firme como maltratador. ¿A quién beneficia estos debates?, ¿Por qué se siguen empeñando algunos en defender un sistema no igualitario que permita a unos tener privilegios a costa incluso de las vidas de las mujeres? Creo que a los mismos de siempre. A los que no creen en la igualdad de todos los seres humanos en ninguno de sus aspectos. Pero afortunadamente cada día sumamos más voces masculinas a esta lucha por una sociedad más equitativa, más igualitaria, más solidaria y sin distinciones de ningún tipo. Esas son las complicidades que buscamos, las de aquellos que dicen amarnos pero nos pegan por ser mujer, no nos interesan nada de nada. Etiquetas: Mujeres Sabias y Brujas de Tere Molla » Lee el texto completo... |
De nuevo hemos de hablar sobre la (empeorada) situación de las mujeres afganas
Por Teresa Mollá Castells Periodista y feminista en Ontinyent, Valencia, España No puedo negar que siento una rabia que no se puede contener. Rabia y pena por comprobar el grado de mezquindad que rodea el mundo de la política a todos los niveles. He estado esta semana leyendo diversos artículos sobre la firma de una Ley, denominada "Nueva ley sobre la familia afgana", que presuntamente ha firmado ya el Presidente de Afganistán, Hamid Karzai, sobre la modificación del Estatuto Personal de la población Chiíta que supone entre un diez y un veinte por cien de la población total de Afganistán. Según lo consultado, esta modificación supone un retroceso total en lo que respecta a los derechos humanos de las mujeres chiís que, a partir de la publicación en el boletín oficial de ese país de dicha norma, dejarán de tener derechos propios para ser, de nuevo, tuteladas por completo por los hombres de la familia. Además según el Informe de Naciones Unidas sobre Afganistán, hecho público el pasado 16 de enero de 2009, “La violación de mujeres y niños sigue siendo un hecho extendido aunque no se conoce su extensión real porque no hay información sobre el problema. La mayoría de los violadores quedan impunes… Las víctimas femeninas de la violencia siguen teniendo muy limitado acceso a la justicia y a mecanismos eficaces de reparación. Las mujeres sólo tienen acceso a los sistemas judiciales consuetudinarios si van acompañadas de un pariente masculino… Las amenazas y la intimidación contra las mujeres en la vida pública o que trabajen fuera del hogar han experimentado un incremento espectacular…” Y al parecer, nada de esto tuvo la más mínima importancia el pasado día treinta y uno de marzo, en la conferencia de alto nivel sobre el futuro de Afganistán, que se celebró en La Haya y a la que acudieron casi un centenar de países, entre ellos los EE.UU. y España. En esta conferencia se comprometieron millones de dólares para la reconstrucción en paz y libertad de Afganistán y nadie de los presentes tuvo a bien interesarse por esta modificación legislativa que estaba en marcha y que niega a las mujeres de etnia chií derechos humanos tan básicos y elementales como lo de salir sola de su casa para ir a hacer cualquier gestión que la ataña, como por ejemplo ir al médico o a buscar empleo. Al parecer a ninguno de los representantes políticos que se sentaron en La Haya, les preocupó lo más mínimo que a más de la mitad de la población chií, que son las mujeres, se les hayan usurpado derechos democráticos derivados de su condición de ciudadanas. ¿O es que acaso no las consideran ciudadanas? El respeto a los derechos humanos debe regir las prioridades de todos los Gobiernos. Pero esos derechos humanos han de ser para el conjunto de la población que conforman los países y las naciones y no sólo para los hombres. El hecho que el nuevo texto legislativo firmado por Karzai permita la violación dentro del propio matrimonio, así como concertar matrimonios infantiles deja a las mujeres completamente indefensas y en manos de sus agresores. Eso sí, de forma legal. Y esto ocurre mientras la mayor parte de la comunidad internacional, llamada progresista y moderna cierra los ojos a estas barbaridades y no presiona de una forma contundente a Karzai, para que legisle con criterios de igualdad y equidad para todas las mujeres afganas. Como no podía ser de otro modo, cuando se han alzado algunas voces, incluso de la propia ONU, denunciando esta atrocidad, han aparecido los más firmes defensores de este nuevo código familiar. Es el caso de Mohammad Asif Mohseni, uno de los más altos responsables religiosos de la minoría chiita de Afganistán quien en una intervención pública ayer mismo, día once de abril, en la universidad de Kabul expresó que “Esta presión política es una invasión cultural, que parte del principio de que una cultura es mejor que las otras". Y se quedó tan a gusto este señor. Y yo me pregunto, mejor dicho, le pregunto a este hombre: Si cree que esta presión política es una invasión cultural por parte de quienes teóricamente nos creemos culturalmente mejores, ¿Cómo se puede definir el hecho de que ellos, lo hombres chiís, y amparados por su particular forma de interpretar el Islam, dejen a sus mujeres sin derechos humanos básicos?, ¿Acaso no es otra forma de imposición cultural, en este caso además agravado con un fuerte componente misógino? Pero sin pretender para nada defender posicionamientos etnocentristas, creo que es indignante y humillante para las mujeres que nos sentimos comprometidas con la igualdad de oportunidades y con políticas diseñadas con equidad para con toda la población que de nuevo, se hayan antepuesto, en el caso de Karzai, intereses personales y partidistas para poder ganar las elecciones presidenciales que se le avecinan y que no haya tenido ningún reparo en firmar esta ley que condena a la no existencia por sí mismas de las mujeres, a cambio el voto de la comunidad Chií. Me resulta como mujer demócrata que me reconozco, vergonzante, humillante para con la democracia y sobre todo para con estas mujeres que van a regresar a condiciones de vida de siglos pasados, verbigracia a los intereses de un señor que pretende seguir en su cargo de presidente. Pero además, de cara a la comunidad internacional, a todas las personas que se sentaron en La Haya para diseñar el futuro de Afganistán, no puedo (ni quiero) perdonarles que conociendo previamente las condiciones de las mujeres, niñas y niños de ese país (recordemos que el Informe de Naciones Unidas sobre Afganistán tiene fecha de 16 de enero de 2009) hayan antepuesto sus deseos de hacer negocios a los derechos humanos de mujeres y niñas. Y ya, lo que más me duele de todo es que el Gobierno de Rodríguez Zapatero, que se ha autoerigido en el estandarte de puesta en marcha de políticas de igualdad a distintos niveles tanto en la forma como, según insisten, en el fondo, no haya tenido en cuenta las necesidades más básicas de mujeres y niñas a la hora de comprometer esa ayuda para el futuro de Afganistán. Y digo las necesidades más básicas, ni siquiera hablo de la igualdad de oportunidades, pero ni eso, ni el obligado cumplimiento de los más elementales derechos humanos hacia la niñas y las mujeres ha pesado a la hora de comprometer los millones de euros y, de hacerse las fotos que fueran necesarias al lado de los principales líderes del mundo en las diferentes reuniones internacionales que se han mantenido en las últimas semanas. Y ante este desolador panorama, ¿En qué o quienes, respecto del mundo de la política, podemos creer las mujeres?, ¿Qué criterios democráticos y de respeto a los derechos humanos de todas las personas, tienen que cumplirse para poder destinar ayuda a otros países? ¿Por qué hemos de ser siempre las mujeres y nuestros derechos de ciudadanía e, incluso derechos humanos, la moneda de cambio en las negociaciones que en las que intervienen operaciones económicas o de desarrollo? De verdad que no entiendo nada, pero una profunda sensación de desasosiego me ha recorrido la mente y el alma a lo largo de toda la semana puesto que mi entendimiento es incapaz de comprender este tipo de cosas. Y sólo me queda darle la razón a mi amigo Germán cuando dice que vivimos en una sociedad enferma. Creo que sólo desde la denuncia social y la presión internacional se podrían cambiar el futuro que les espera a estas mujeres y niñas. Pero he visto muy pocas reacciones. Además, y de nuevo, creo que van a primar los intereses económicos por encima de la defensa de los derechos humanos de las más vulnerables: las mujeres y las niñas. La historia de represión y opresión a los legítimos derechos de mujeres y niñas se repite ¿seremos capaces de impedirlo? Desde aquí hago una llamada a las personas de buena voluntad a que denuncien socialmente y ante la comunidad política la incoherencia que supone fomentar con dinero internacional destinado al desarrollo, la supresión de derechos humanos, así como el empeoramiento de las condiciones de vida de estas mujeres y niñas. Yo así lo voy a hacer. Etiquetas: Mujeres Sabias y Brujas de Tere Molla » Lee el texto completo... |
La construcción del "ser mujer" desde los mitos
Por Elsa Lever M. Periodista con Maestría en Comunicación por la FCPyS de la UNAM, diplomada en Género por el PUEG de la UNAM, y en Feminismo por el CEIICH de la UNAM. Sin duda son muchos los mitos que acompañan nuestra vida, pues dan una especie de “sentido a un mundo que no lo tiene”, advierte Rollo May en su libro La necesidad del mito. Es decir, a través de los mitos interpretamos nuestra identidad en relación con el mundo exterior y ponemos en práctica “nuevas estructuras vitales”, pues encauzan el “intento desesperado de reconstruir el propio modo de vida”. Pero hay tres muy importantes, hasta ahora, en la construcción del ser mujer: la virginidad, el matrimonio y la maternidad. Y cada uno de ellos lleva roles y conductas obligadas en tanto aparecen como “naturales”: feminidad, castidad, obediencia, sumisión, delicadeza; además de suceder siempre en el hogar, en la esfera privada como esposa y madre. PARA LEER EL ARTICULO COMPLETO SIGUE ESTE LINK Etiquetas: Ovario Fuerte de Elsa Lever M. » Lee el texto completo...
|
Se abordan temas, información y noticias sobre educación (diplomados, seminarios, talleres, escuelas, cursos, maestrías), tesis, libros y librerías, bibliotecas en línea, editoras, salud, campañas, publicidad, psicología, derecho, tecnología, tic, blogs, discapacidad, autoestima, empoderamiento, trabajo, deporte, política, cine, arte, música, películas, ciudadanía, cuerpo, maternidad, paternidad, familias, adultas mayores, economía, migración, pobreza, relaciones de pareja, violencia y mucho más.
Quédate y aprende. Y a la información acompáñala de la acción. Emily Dickinson decía que 'ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie'.
|
¡Gracias! De 8,457 blogs, MujeresNet quedó en la POSICION 10 como MEJOR BLOG PERIODISTICO
y en la 14 posición como Mejor Blog Cultural
NOVEDAD EDITORIAL |
QUIOSCO CULTURAL |
Artículo al Azar |
English-French |
Escucha y piensa |
Enlaces |
Recomendados |
|||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|