“ENTRE MUJERES INSURGENTES Y REVOLUCIONARIAS”
FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES
UNAM
Jueves 29 de abril. Mujeres insurgentes
- Josefina Hernández Téllez. La educación femenina en 1810
- Layla Sánchez Kuri. Presencia femenina en la Independencia.
- Elvira Hernández Carballido. Leona Vicario, la corresponsal de los insurgentes.
- Rosalinda Sandoval Orihuela. Los taconazos de Doña Josefa
Moderador: Vicente Castellanos Cerda
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Salón 12 Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
Viernes 30 de abril. Mujeres revolucionarias
- Rosa María Valles Ruiz. Periodista y feminista: Hermila Galindo
- Elsa Lever M. El Universal y las mujeres periodistas
- Gloria Hernández Jiménez. Mujeres, revolución y fotografía
- Francisca Robles. Los corridos y la presencia femenina
Moderadora: Noemí Luna García
Inaugura: Maestro Arturo Guillemoud Rodríguez Vázquez
Sala Lucio Mendieta, Edificio de Posgrado (“F), 18:00 horas, FCPyS
Matrimonios gay: Nuevo amanecer, viejo anochecer
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Trabajó en el Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en y fue coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Inmujeres-DF. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. El Código Civil para el Distrito Federal de 1928 establecía en su artículo 146 que el “matrimonio es la unión libre de un hombre y una mujer para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua con la posibilidad de procrear hijos de manera libre, responsable e informada (…)”. Con la reforma en diciembre pasado, dicho precepto quedó: “matrimonio es la unión libre de dos personas (…)”. Se suprime lo de los hijos; aunque se mantiene el Art. 391 que indica que “los cónyuges o concubinos podrán adoptar (...)”. “Por fin Estados Unidos nos va a necesitar”, expresó mi hijo cuando comentamos la entrada en vigencia de esas reformas; luego que la iglesia católica las considerara una “aberración” y “antinaturaleza”, “un atentado contra la familia”, etc.; después que el Partido Acción Nacional (PAN) buscara evitar que se aprobaran las reformas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, y luego que la Procuraduría General de la República y los gobiernos de un trío de estados metieran a la Suprema Corte de Justicia de la Nación una controversia por las reformas que consideraron anticonstitucionales. Además, que el representante del poder Ejecutivo, Felipe Calderón, indicara que esos cambios contradecían la Constitución de México por indicar que ahí se decía “explícitamente” que el matrimonio era entre un hombre y una mujer. Como no tuve tiempo de entrevistar a magistrados, juristas o legisladores para saber qué opinaban al respecto, mejor me fui a los documentos citados y en la Constitución no encontré nada parecido. En el Código Civil Federal vigente el artículo 148 dice que “para contraer matrimonio el hombre necesita haber cumplido dieciséis años y la mujer catorce. El Jefe del Departamento del Distrito Federal o los Delegados según el caso, pueden conceder dispensas de edad por causas graves y justificadas”. El texto, sin embargo, no define el concepto de matrimonio, como lo hace el Código del D.F. Lo que me llamó la atención en esta búsqueda, fue que el Código Federal mantiene vigente en el Título Quinto, relativo al matrimonio, Capítulo Primero dedicado a los esponsales; o sea, a la promesa del matrimonio. Ahí dice que si no me cumplen lo prometido, puedo tener una indemnización a título de reparación moral si es que el rompimiento de la promesa causa grave daño a mi reputación de prometida inocente (Art. 143). Lo malo es que ese capítulo está derogado en el Código del D.F., lo que indica el retraso que se tienen en las normatividades federales. Sería interesante ver lo que dicen los Códigos civiles de otros estados. Pero el fin de esta columna jurídica no es más que unirme al júbilo de muchos sectores de la sociedad por esta nueva era. Cuando le hablé a mi hijo de la boda de Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe –por ahí alguien dijo que “ese tipo” de matrimonios no eran boda--, y sobre sus trayectorias artísticas, militancia feminista y apoyo a diversos movimientos políticos y sociales, sólo me dijo: “no van a durar (casadas)”, “¿por qué?”, le pregunté; “los famosos no duran mucho”, me dijo. Luego, luego que me acuerdo de los artistas que después de vivir un tiempo juntos y luego casarse, al rato se divorcian. Aunque también hay otros que no, como los cantantes de boleros de la década de los años cincuenta o sesenta, Carmela y Rafael. Aún así, mi hijo sólo tiene referencia de matrimonios de parejas heterosexuales. No es que parejas de hombres y mujeres homosexuales no hayan mantenido una relación formal, pues el ejemplo mismo es el de Jesusa y Liliana, quienes también se habían acogido a una sociedad en convivencia; la diferencia es que ahora esas uniones otorgan garantías a las y los contrayentes, un derecho civil para el acceso a los derechos sociales. Pero no toda la comunidad lésbico-gay-transexual o trasngénero ni corrientes feministas están de acuerdo con este acontecimiento; no en cuanto al acceso a los derechos, sino en cuanto a que se sigue viendo como modelos el matrimonio heterosexual y la familia tradicional. Es algo así como “normalizar” a los “anormales” a las prácticas “normales”, o sea, a las de los heterosexuales, cuando se ha comprobado que el contar con derechos no garantiza disfrutarlos. En relación con las mujeres, el matrimonio heterosexual no ha garantizado el ejercicio de derechos, pues cuando hay una separación muchas mujeres tienen que andar mendigando la pensión alimenticia para hijas e hijos. El aún marido puede desaparecer o cambiar constantemente de trabajo para que no lo rastreen. Si tiene bienes los pone a nombre de otras personas o se puede declarar desempleado o sin ingresos fijos para eludir su responsabilidad. Cuando orientaba a mujeres sobre ese derecho, me decían que preferían que su ex pareja les diera cien o doscientos pesos al mes o “de vez en cuando”, pues si iban al juzgado a lo mejor se enojaban y les retiraban esa “ayuda”. El matrimonio también puede ser la cerradura para evitar que las mujeres trabajen fuera de casa. Se “permite” y no es mal visto hacerlo cuando no alcanza el dinero; pero si sólo “quieren”, ya es otro asunto: “¿Para qué quieres trabajar si yo te doy todo lo que necesitas?” En cuanto a la sexualidad femenina, puede ser una herramienta para la represión. No ir más allá de lo permitido, no al goce extremo, a la libertad. En el matrimonio, la mujer deja de ser mujer para convertirse en esposa-madre-abuela. Es la vigilancia del cuerpo y el deseo. Con ese panorama, ¿Cuál será entonces la perspectiva de un nuevo tipo de matrimonio y familias entre personas? En el entendido de que gays y lesbianas transgredieron normas sociales y construcciones de la feminidad y masculinidad, se supondría que el matrimonio se vivirá de manera diferente, aunque esta primera generación, la inmensa mayoría de contrayentes proviene de familias tradicionales heterosexuales. No quiero ser aguafiestas, quiero ser optimista. Quiero pensar que con estas nuevas uniones legales se abre la posibilidad para continuar por el reconocimiento pleno de derechos y para encontrar nuevos modelos de matrimonios, de familias, de seres humanos en donde el sexo (biológico) no se convierta en una limitante de los derechos. Uno de los cónyuges de las primeras cinco bodas que se realizaron en el D.F. el pasado 11 de marzo comentó que nada cambia, sólo que “hoy amanecimos con derechos”. No, sí cambia, al menos el amanecer de los días. ¡Arriba los novios, arriba las novias¡ ¡Larga vida al matrimonio de Liliana y Jesusa! Etiquetas: Crónica Feminista de Guadalupe López » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Mujeres: culpables del machismo
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Trabajó en el Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en y fue coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Inmujeres-DF. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. O sea, si mi hijo sale un machín, será mi culpa y mi marido –su papá, con el que todavía vivo- nada tendrá que ver. Bajo esa lógica, si “sale” homosexual -como si la opción sexual fuera un fenómeno o una enfermedad-, drogadicto, vago, deshonesto, corrupto, narcotraficante o pendejo, también será mi culpa y mi marido tampoco nada tendrá que ver. Entonces, las mujeres tenemos la culpa de todos los males de la sociedad, del comportamiento humano, de la educación y la formación de valores. Hemos creado sociedades y culturas enteras machistas y por lo tanto misóginas, sexistas y todo lo demás. La explicación es sencilla: somos las que educamos a los hijos, siempre estamos con ellos y ellas. Nosotras mismas les decimos que no hagan quehacer, les lavamos, les planchamos, les servimos de comer. También somos culpables de la abnegación de las mujeres porque a ellas las ponemos a cocinar, a atender a sus hermanos y a aguantarse los futuros golpes que les lleguen a propinar sus novios o parejas. ¿Y dónde carajo están los hombres? Se argumenta que ellos no pueden hacerse cargo de la crianza, mucho menos de la educación de las y los hijos puesto que sus horarios son “tiempo completo”; están ocupados todo el día, tienen que mantener a la familia. He escuchado de muchos de ellos: “¿qué no saben que lo estoy haciendo por ellos, por mi familia?” Entonces, ¿qué pasa con las obreras que tienen que salir de madrugada y llegar muy noche del trabajo, las burócratas, las funcionarias con un alto cargo y las representantes populares, las empresarias, las científicas o las campesinas, con horarios laborales de casi 10 horas diarias y con o sin una pareja masculina de tiempo fijo? De hecho tienen que recurrir a otras mujeres para hacerse cargo de las y los hijos: las abuelas, las tías, las comadres, las suegras, las “nanas” o las guarderías. Entonces, si no somos las mamás, las otras mujeres son culpables. Si queremos dejarles la responsabilidad de las y los hijos a los hombres como que tampoco se acepta. La figura del hombre cargando al/la hijo/a en el canguro, dejarlas/os en la escuela o ir a la junta escolar ya gana terreno, pero sigue siendo duramente criticada. Ahora que lo veo mejor, parece que la crítica viene de otras mujeres hacia esa mujer que no hace esas actividades, pues son a ella a quien corresponden y si tiene otras cosas que hacer, se debe dar tiempo, organizarse o levantarse más temprano. Por otro lado, si la presencia de las mujeres (estar dentro de la casa, criar a los hijos) educa; la ausencia de los hombres (cuando trabajan y es el único proveedor) también educa, pues se les enseña que ellos no deben estar en casa, no deben hacer quehacer, no deben lavar pañales, pero como que esto no se entiende. Debido a que la frase con que titulo esta columna -dicha por hombres y por mujeres- se repite constantemente, mi tolerancia sobre el tema ha disminuido y si trato de explicar que las mujeres no somos culpables del machismo, sino que es un problema más complejo, como que comprueban conmigo la tesis de que las feministas somos irracionales e iracundas. Le busque por donde le busque, la culpa sigue siendo de las mujeres. ¡Me lleva! No entiendo. ¿Cómo está eso que desde el feminismo combatimos algo que nosotras mismas hemos creado? Lo que me preocupa es que una mentira de tanto que se repite se hace verdad. También me inquieta que aquellos hombres que han logrado rebasar la imagen del “macho mexicano”, se resignen y no les quede otra que volver a ese papel que a lo mejor y ya no les gusta. Mujeres: en este ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer, las convoco a combatir esa frase –y muchas otras- que nos han repetido una y otra vez, y que nos ha hecho mucho daño, antes de que se convierta en una realidad. Luchemos por una vida libre de mitotes y mentiras. ¡Vayamos todas juntas al Encuentro Nacional Feminista, convocado para los últimos días de agosto en Zacatecas, Zacatecas! Etiquetas: Crónica Feminista de Guadalupe López » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
De la generación "X" a la de "peladito y en la boca"
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Trabajó en el Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en y fue coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Inmujeres-DF. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. “Los jóvenes de ahora no saben hacer nada”; “ya nada más buscan en el Internet, cortan y pegan y ni siquiera leen”; “son así porque somos sobreprotectores”; “se nos quieren subir a las barbas”; “como sentimos culpa de que trabajamos (fuera de casa), les compramos lo que nos pidan”; “no hay que consentirlos porque se acostumbran”; “las niñas de ahora son más despiertas, están desatadas”; “ahora ellas son las que buscan a los niños”; “no quieren estudiar ni trabajar”; “quieren todo fácil: peladito y en la boca”. ¡Uf! Así se habla sobre la primera generación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes de este siglo, las y los hijos de la generación “X”, de los chavos y chavas banda-fresas-punk-cholos-rastas; nietos y nietas de los hippies o de la juventud desenfrenada de la década de los 60, y bisnietos de los rebeldes sin causa de los años cincuenta. Ahora se les llama jóvenes ninis (que ni estudian ni trabajan), anoréxicas, juniors, obesos, suicidas, emos o dark. Así está la juventud de ahora, o mejor dicho, así es como se ve a las y los jóvenes de ahora, como nos vieron; como vieron a nuestros padres y madres, y así hacia atrás. Parece que en toda la historia de la humanidad -más bien desde que se supo que esa población tenía características y derechos especiales- la infancia, la adolescencia y la juventud (I-A-J) han sido un problema, como si fueran los males necesarios por los que toda adulta/o debe pasar; aunque después “hayamos entrado en razón” y seamos “conscientes y responsables”. ¡Ajá! Las mamás y los papás se desesperan: “ya no sé qué hacer”; “lo he intentado todo”; “a lo mejor si lo meto a un internado se compone”; “ya la llevé con el psicólogo y sigue igual”; “me está chantajeando”; “en mis tiempos no había tanto libertinaje”. Las profesoras/es las orientadoras/es y todo profesionista que trabaja con I-A-J se angustian y se quejan. Pero más que preocupación, hay un gran enojo hacia ellos/as. Así lo siento cuando sale el tema en conversaciones informales, en los talleres con perspectiva de género que he impartido y en las pláticas escolares a las que me toca acudir como “madre de familia”. Por ejemplo, cuando hablo de los derechos de las y los niños hay constantes reclamos: “¿por qué se habla de derechos y no de obligaciones?”; “cuando uno quiere llamarles la atención se nos ponen al brinco y con eso de que ya tienen derechos, no les podemos hacer nada”. Si se habla de maltrato infantil, se justifica para poner límites o disciplina: “me puso la mano encima”; “le quería pegar a su mamá”, “esto me duele más que a ti”, “es por tu bien”. Un padre de familia se justificó conmigo: “No es lo mismo pegarles que darles una golpiza, yo le pego cuando se lo merece” y recalcó que eso le ha funcionado. En un taller que impartí el año pasado a servidores públicas/os, un funcionario del área de justicia comentó que le agradecía a su padre que lo hubiera golpeado pues gracias a ello él se “compuso”. Pareciera que las niñas, niños, adolescentes y jóvenes son los culpables y únicos responsables; las mujeres y hombres del futuro no tienen futuro. Son la Generación “Peladito y en la Boca” porque quieren todo fácil. Sabemos que las etapas de la I-A-J, dividas por rangos de edades de acuerdo con la demografía, no se reducen a esas simples premisas, ni que todos ni todas las adultas las ven como una amenaza. Esos comentarios no hacen más que anular los esfuerzos y logros de muchos/as jóvenes científicas/os, deportistas, escritores/as, luchadores/as sociales o feministas (carajo, este creo que no tiene masculino) que tratan de cambiar este mundo. Esas calificaciones, mejor dicho, descalificaciones, parten –entre otras causas- de prejuicios y estereotipos arraigados hasta la médula, y corresponden a una sociedad que privilegia la edad adulta como el estado “racional”, “maduro” y “consciente”, pero cuando nos llega la vejez otra vez volvemos a ser discriminados/as, regresamos a ser niñas y niños caprichudos/as. No es una lucha de poder, como muchos/as pseudoespecialistas comentan, pues la lucha de poder se da entre iguales, y la I-A-J no son las iguales de adultas/os. Tienen otro tipo de derechos, viven diferentes realidades y visiones del mundo, pasan por diversas circunstancias sociales, culturales, económicas, laborales, raciales, etc. Tampoco se reduce a un problema de hormonas, ni a la salida del bigote o del vello púbico. Muchas y muchos hemos cuestionado el fracaso de las políticas públicas para esa población. No es que no haya políticas claras, la política hacia ellos es la de crear adultos/as sumisos/as que no cuestionen, que no hablen ni sientan, ni transformen. No estoy hablando de profesoras/es comprometidos/as que forman y educan a grandes ciudadanos/as, sino de un sistema educativo anquilosado y contaminado; ni de padres ni madres, abuelos/as y otro tipo de adultas/os responsables que intervienen en la crianza de I-A-J (bueno de jóvenes no tanto), sino de una familia ahistórica y rígida, que se niega a desaparecer como el modelo ideal. La familia y la educación, como instituciones socializadoras, están siendo rebasadas por escenarios más agresivos y violentos que afrontan y enfrenta la I-A-J de este nuevo siglo, como el famoso “bulling”, el desempleo o la falta de escuelas. Entonces, ¿por qué nos empeñamos en echarle sólo la culpa a la I-A-J? Sería mejor que en lugar de pelearnos con los y las niñas, adolescentes y jóvenes, nos peleáramos con esas instituciones que no nos han dejado muchas opciones para criar y convivir con ellos y ellas de formas menos conflictivas. Escribo todo esto por tres razones: La primera por catarsis. Estoy pasando por la etapa de madre de un adolescente, hijo único de 13 años y me ha costado trabajo lidiar no con él, sino con mi sociedad, sus maestras/os y mis familiares que me piden “controlarlo” y “corregirlo”. Cuando cursaba el primer año de secundaria, la profesora de Español le hizo escribir: “Confieso que me he portado mal…” y la de Cívica y Etica de segundo año, los/as puso a cuidar un huevo para que se hagan más responsables. La segunda es porque busco que las feministas jóvenes no se sientan desilusionadas de las “feministas viejas” y continúen con la lucha, independientemente del camino o los caminos que escojan, pues así como veo las cosas, va para largo. A lo mejor encuentran nuevas formas de relacionarse con las chavas que les seguirán. La última es porque pretendo que se dejen de repetir frases condenatorias y culposas que no hacen más que aumentar el distanciamiento entre generaciones. Seguro y habrán varias técnicas educativas, pero por ahora se me ocurre algo así como repetir día a día: Sólo por hoy no diré que los jóvenes de ahora no saben hacer nada… Etiquetas: Crónica Feminista de Guadalupe López » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Una columna para levantar el ánimo
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Trabajó en el Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en y fue coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Inmujeres-DF. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. Así me lo pidió Rosa María, quien fue por más de 20 años administradora de la desaparecida Revista Fem. Y es que decía que con tantas noticias malas (en México y en el mundo), y con tanta gripe e infecciones en las vías respiratorias, el ambiente es muy propicio para la depresión. De hecho la depresión, leí en mi periódico de cabecera, es la enfermedad del siglo XXI. Y si no, al menos es la palabra más sonada en lo que va del siglo. Depresión en los niños, niñas, jóvenes, hombres, adultos y adultas mayores (ancianos, viejos, pues), en los mercados (financieros) y sobre todo en las mujeres. Depresión aunada a la tristeza, la melancolía, el miedo, la vergüenza y la impotencia; producto del desempleo, la pobreza o la violencia, generados por las políticas económicas y la cultura. Bueno… pero ¿no que esta columna tendría que levantar el ánimo? Es una tarea difícil. Creo que el más contento y “optimista” es el que detenta el poder ejecutivo federal en México, Felipe Calderón, quien dice que será el año de la recuperación. No sé y esto incluya a las mujeres quienes son de las más afectadas por sus políticas y por la violencia generalizada en todo el país. Calderón también nos dijo que vivamos con alegría este año cuando se conmemoran cien del inicio de la llamada “Revolución mexicana” y doscientos de la “Independencia de México”, al que se le ha “incorporado” la supuesta “perspectiva de género” al hablar de la participación de las mujeres en esos acontecimientos. Hasta ahí. Otros de los optimistas son algunos medios de comunicación con sus programas que hablan de echarle ganas, echarse porras, sacudirse las malas vibras, levantarse con ánimo, ver el vaso medio lleno y no medio vacío, etc. Nos dan recetas para ello: poner el borreguito atrás de la puerta, ponerse el calzón rojo, barrer, o comprarse los amuletos de plástico, vidrio, metal o de diferentes cristales petrificados. Nos dicen cómo hacer los propósitos para el año, entre los principales: bajar de peso y conseguir novio o marido. Como si no tuviéramos otras metas en la vida. Tal vez podrían ser que este año se resuelva el conflicto en Chiapas, tema desplazado y olvidado por otros como la violencia y la “guerra contra el narcotráfico”; o que se estableciera un programa efectivo para detener los feminicidios en el país. Por cierto, palabra que no gustaba mucho a los gobiernos, pero que ante la evidencia, tuvieron que aceptarla al menos en el discurso. Por otro lado dan ideas para que las mujeres se organicen mejor, les alcance el tiempo y poder cumplir sin contratiempos todas, absolutamente todas sus tareas (quehacer de la casa, crianza de las y los hijos y los maridos, cumplir en la oficina o el trabajo). Dice una locutora radial en el momento en que estoy haciendo esta columna: así les queda tiempo para ver televisión, escuchar música o tejer. Quizá desde otro grupo de mujeres que son además luchadoras sociales, el mensaje podría ser que con el tiempo que les sobre pueden hacer manifestaciones por las reformas aprobadas que penalizan el aborto en 18 estados del país; montar una huelga de hambre por el cierre de la compañía de Luz y Fuerza del Centro; hacer marchas por pedir que se castigue a las y los verdaderos culpables del incendio de la guardería del IMSS en Sonora, al norte del país, o que se esclarezcan los crímenes de luchadoras sociales en Chihuahua, también al norte. Para las mujeres campesinas, las que viven en la calle, las indígenas, las que optan por vivir su sexualidad de modos distintos a las heterosexuales, o las adolescentes, las situaciones son otras; la lista es interminable. Pero estas realidades no son tomadas en cuenta por muchos medios de difusión, que engloban a todas las mujeres como si fueran de clase media, amas de casa, madres y trabajadoras de medio tiempo. Así nada más. Las que no entren en ese patrón son consideradas como otros grupos de población; pero además, a todas: las políticas, las activistas, las amas de casa, las deportistas, las científicas, las burócratas y hasta las feministas, nos piden hacer más, además de lo que tenemos que hacer por el sólo hecho de ser mujer. Podemos andar en la calle repartiendo volantes o ir de compras a los centros comerciales siempre y cuando dejemos la casa limpia (ya sea por nosotras mismas o a través de una trabajadora asalariada) y lleguemos a tiempo para estar con las y los hijos (si es que los tienen). No es una cosa por otra, es todo. Y luego por qué dicen que somos las más afectadas por la depresión. De igual forma, las “amas de casa” hacen uso cada vez más de los blogs (La Jornada, 20 de octubre, 2009), pero para hablar de la vida familiar, por lo que las grandes empresas ya van tras ellas. Esto es un indicador de cómo la sociedad quiere a mujeres “tradicionales” (sin tomar en cuenta la gran diversidad de expresiones) en un nuevo siglo “moderno”. Y en esto, la derecha va avanzando. Entonces ¿cómo hablar de optimismo? Hablar de la situación de las mujeres (y de problemas en particular) no es para sumirnos en la depresión, sino para sentir coraje. El coraje mueve. La amargura paraliza. Coraje, no furia que mata. Justicia, no venganza. Las frases: ¡Ya basta! ¡Ni una más! ¡Nunca más! no han sido suficientes; ni las campañas, ni las protestas. No puedo pedir que las mujeres hagan más de lo que ya hacen, pues sería caer en lo mismo que nos dicen todos. Las activistas feministas hacen mucho, pero a veces el costo es muy grande y de tanto que se abarca es poco lo que se aprieta. No tengo la fórmula para dar ánimos. Lo que tengo es agradecimiento a muchas mujeres (también a hombres, faltaba más) por lo que han hecho por otras mujeres; memoria para recordar a las que se fueron el año pasado y tiempos atrás; ánimos para seguir, y gozo por los brindis y triunfos que vendrán. Etiquetas: Crónica Feminista de Guadalupe López » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Menstruación: la sangre y vergüenza del género
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Trabajó en el Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en y fue coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Inmujeres-DF. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. ¡Jijos! Creo que me vi muy dramática con el título de esta columna rojiza, pero es que no encuentro otras palabras para describir ese acontecimiento biológico-hormonal que es vivido por muchas, muchas mujeres como algo feo, sucio, molesto y desagradable. Desde las amas de casa de las colonias populares o campesinas en comunidades rurales, hasta las más billetudas o profesionistas, o desde las jóvenes punk o fresas, hasta en las maduras, hay historias de dolor o vergüenza en torno de la llamada “regla”. No quiere decir que todas vivamos esa experiencia de la misma forma. De las mujeres indígenas, de otras regiones del país o de otros países poco puedo hablar. No sé cómo vivan ese ciclo, pero aquí en la ciudad de México, muchas historias coinciden. Después de escuchar algunos comentarios en una plática informal, pensé que algunas creencias o mitos ya estaban rebasados y que ya no era como “antes”; que ahora ya se podía hablar más libremente de ese tema resbaladizo y viscoso, pero parece que la construcción cultural y social que se ha hecho en torno del sangrado, como un elemento más del género y del sexo, sigue pesando en muchas, muchas mujeres. Bueno, para confirmar mi teoría acudí con una experta en esos menesteres: la dependienta de una farmacia al interior del mercado al que acudo casi a diario. Yo le comentaba que hace algunos años, en las décadas de mi juventud, los años ochenta y noventa, cuando compraba en la farmacia las toallas, las envolvían en periódico, o las ponían en una bolsa negra o en esas bolsas de papel que no se ve nada, pues daba mucha pena que nos vieran con el paquete en la calle. La experta comentó que sigue siendo lo mismo, pues hay muchas jóvenes que van a comprar y se esperan a que se vaya toda la gente y si está su marido en el negocio no piden nada. ¿Lo mismo que el condón? Pregunté. “No, no tanto, pues los hombres los compran”, me dijo. Bueno, ni pensar mandar a un chavo, al hermano, al hijo, al marido o al papá a comprar unas Kotex. Hace un par de años me sorprendí cuando en un comercial televisivo, una pareja heterosexual de jóvenes se iba de excursión, y como a la chava no le cabían más cosas en su mochila le aventó el paquete de toallas a su novio y le dijo que se las guardara. El chavo, rió sorprendido. Me agradó ese promocional pero nunca lo he vuelto a ver o al menos uno parecido. De los comentarios que se dieron en esa plática informal que les comento, algunos fueron negativos y otros positivos. Se mezclaron varios temas como la menopausia, la reproducción, la sexualidad, las y los hijos y los famosos bochornos. Una expresó que al menstruar se “sentía mujer”; aspecto que se relaciona por ejemplo con la matriz, pues cuando se extirpa por cuestiones de salud, muchas mujeres piensan que están incompletas; o cuando llega la menopausia, casi, casi es cuando una deja de “funcionar” como mujer. Otra expresó la forma en que su madre la “introdujo” (comillas y palabra mías) en esa etapa de la vida: “ya te llegó esa cochinada”, y otra comentó que disfrutaba más la sexualidad (sin el temor de quedar embarazada). Una más expresó que la experiencia personal sobre algún acontecimiento, en este caso la menstruación, lo asociamos con el momento en el que nos encontramos y se valora en términos del presente. ¡Con razón! Y aunque ya no pude hablar en aquella plática, por supuesto que pensé cómo había sido “mi iniciación”. Fue como a los doce años. No sé por qué muchas mujeres tienen presente la edad, yo no supe y mi mamá ni se acuerda. Ella fue la primera en saberlo. Me dijo que no me asustara, que era normal. Claro que nunca me había hablado de ello. A ella tampoco nadie le dijo algo, ni lo habló con alguien. Ella me contó que cuando eso pasaba, las mujeres se iban al río solas, y ahí se tenían que lavar pues se sentían sucias. Por la forma en que lo comentó supuse que no se refería a una suciedad común y corriente. Aquella primera vez sólo me dio unos trapos de ropa vieja y me indicó cómo ponérmelos, pero entendí mal. Primero me puse las pantaletas y luego los retazos. La vergüenza para mí no era la sangre, sino ¡los trapos! ¿Por qué no podía comprarme unas Kotex como mis amigas? Cada mes teníamos que lavarlos y dejarlos varios días en cloro y luego lavarlos para quitar todas las manchas. Fue hasta muchos años después cuando empecé a usar Kotex y luego Evax. ¡Qué agradables eran! Ponerse y tirar. Pero luego se me movían y me manchaba el calzón y me tenía que poner un suéter en la cintura. Los avances en esa materia llegaron mucho después. Las marcas se diversificaron, los tamaños, las texturas, el grosor, las “alas”, extralargas, nocturnas, extradelgadas, con adhesivo, con gel o con olor a manzanilla. Ya pasados otros años, encontré las ideales para mí: nocturnas –que las usaba de día-, extralargas y con alas. Eso de los trapos había quedado en el pasado y los recordé mucho tiempo después cuando entrevisté a principios de los años 90 a Milagros Hernández, en ese entonces directora de Radio Habana, en Cuba, sobre la situación que vivían las mujeres cubanas por el bloqueo comercial de Estados Unidos, y cuyos efectos llegaban hasta ahí, en la intimidad. Me sentí apenada por el privilegio de usar toallas femeninas. Me molestaba mucho que la ropa “interior” se me manchara y llegué a pensar que ese era el motivo por el cual las mujeres no podíamos bailar, bañarnos, brincar, correr o montar a caballo (como si todas viviéramos en La Marquesa –un parque recreativo en la periferia del Distrito Federal-) cuando estuviéramos sangrando. Como no había toalla que pudiera mantenerse en su lugar, lo mejor era que nosotras nos quedáramos quietecitas. Afortunadamente nunca puede hacerlo. Otra cosa que me ha “marcado” en todos estos años es que ¡soy irregular! Sí. Soy de las del grupo que nunca sabían cuando nos iba a bajar. Cómo envidiaba a mis amigas que me decían que a ellas les bajaba el 27 o el 30 del mes y les duraba exactito tres días. Yo no era “regular” y por eso me sentía una mujer “anormal”. Se me adelantaba, se me atrasaba, me duraba cinco, siete o diez días. A veces el flujo era abundante, otras no. Entonces empecé a acudir al/la médico/a, pidiendo que “me arreglaran”. La única solución eran los anticonceptivos, aún sin tener relaciones sexuales. Pero como siempre se me olvidaba tomar la dichosa pastilla pues nunca “me compuse”. Después de otros años más entendí que todas las mujeres somos regulares, pues reglamos por periodos. Siempre nos baja, ¿o no? Bueno, cuando hay algún acontecimiento diferente o un embarazo. ¿Por qué se empeñan en decir que somos irregulares? Puros mitotes, pues. Hasta por eso me sentí “anormal”. También están las que en cada menstruación sienten fuertes dolores y de nueva cuenta me sentía rara por no sentir los “cólicos”. De ahí nos dicen que cuando estamos en nuestro periodo mejor que ni nos toquen pues tenemos un genio terrible. O sea, somos, como el título del libro de la investigadora Oliva López Sánchez, Enfermas, mentirosas y temperamentales (en el cual critica la concepción médica del cuerpo femenino en la segunda mitad del siglo XIX en México). Bueno, pues todo eso recordé en la plática aquella en la que no hablé. Ya cuando estábamos terminando, conté los años de aprendizaje con ese acontecimiento: 34. Por cierto, en tantos años de experiencia nunca había escuchado la frase aquella de que cada mes nos visita Andrés o el licenciado Rojas. Nuevamente, a ocultar la realidad, pero ahora de otra manera. Recordando a aquella persona quien comentó que cada una habla de acuerdo con el momento en que está viviendo, tuvo razón. Yo hubiera contado todo en pasado pues mi menstruación está de retirada. En este año he reglado unas cuatro veces. No sé ni cuándo viene, ni cuándo se va. Sé que así es esta etapa, hasta que por fin, la regla no se vuelve a “presentar”. Estas han sido mis vivencias en torno de ella, algunas veces incómodas, otras como si nada. Me hubiera gustado un aprendizaje más rápido; aunque ahora espero que en esta etapa de mi vida así sea, para poder disfrutarla y gozarla más. No tengo hijas, pero muchas sobrinas e hijas de mis amigas de las que espero se puedan relacionar de otra forma con su cuerpo. Al menos mi hijo de 13 años le resulta “normal” ver el sangrado y lo mando a comprar mis toallas sin problema alguno. Etiquetas: Crónica Feminista de Guadalupe López » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Cómo hacer el Encuentro Feminista Mexicano sin sucumbir
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Fue jefa del Área de Construcción de Cultura Ciudadana del Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en Venustiano Carranza (ahora Unidad Delegacional Inmujeres-DF y coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Instituto de las Mujeres del D.F. (Inmujeres-DF), hasta este año. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. La reunión feminista del 28 de febrero pasado, a la que acudieron unas 200 mujeres de todo el país, tuvo diferentes acuerdos, el principal de todos: convocar a un encuentro nacional feminista para hablar largo y tendido sobre el movimiento, identificar retos y encontrar estrategias de articulación. Pero también para reencontrarnos las que hemos andando en el movimiento desde hace tiempo, para conocernos las nuevas generaciones de mujeres que se asumen feministas y sus formas de lucha, y para reflexionar lo que ha pasado en el país en estos últimos ya casi 40 años, desde la mirada feminista. Si bien en los años pasados y recientes se han organizado varios tipos de foros, mesas redondas y encuentros sobre temas y problemáticas diversas que viven y afectan a las mujeres, convocados por organizaciones feministas, partidos políticos, centros académicos y de otro tipo, incluso por los gobiernos federales, estatales y del Distrito Federal, que bien que mal manejan el discurso de la perspectiva de género, no se han hecho encuentros feministas convocados por feministas, más allá de su ámbito profesional o laboral. Al revisar el Centro de Documentación virtual “Adelina Zendejas”, de Comunicación e Información de la Mujer, A.C. (CIMAC), en el que hay un apartado de encuentros feministas en México, aparece el Primer Congreso Feminista de Yucatán (1916); el Primer Encuentro Nacional de Mujeres (1975); el VI Encuentro Nacional Feminista (Chapingo, México, 1989); el VII Encuentro Nacional Feminista de México (Acapulco, Guerrero, 1992); el III Congreso Feminista de Yucatán (D.F., 1994), y el Congreso Feminista por el Cambio Social México (D.F., 1996). De la historia feminista en los estados de la República poco se sabe. Ahora, con el pasado XI Encuentro Feminista latinoamericano y del Caribe, la llama se reavivó y varias feministas nos propusimos el reto de organizar un Encuentro, el cual tiene sus particularidades, pues los escenarios son distintos, las mujeres también, los problemas más, los avances igual, los retos complejos y un movimiento esparcido por todos lados, pese a todo, con diferentes visiones de lo que es el feminismo. La tarea no ha sido fácil. Empezó en marzo. Éramos muchas. Unas van y vienen, otras no se han aparecido, algunas ya no pudieron continuar, otras se sumaron en el camino. Se fijaron tareas; se armaron, desarmaron y nuevamente armaron comisiones; se han hecho reuniones periódicas y no tan periódicas; se ha reunido y trabajado cada comisión, algunas mucho, otras poco; borradores y versiones de documentos y hasta un blog del Encuentro. Las mujeres de los estados como pueden vienen y como pueden trabajan con las del D.F. Pese a todo, continuamos. De ahí han surgido fechas para el encuentro, su nombre, la sede, los objetivos, la metodología, quiénes, cuántas y de qué forma participarían, si a nivel organización o de manera individual; cuáles serán las acciones antes, durante y después del encuentro; y la forma para obtener recursos, pagar servicios, la logística, hospedaje, transporte, alimentos, entre otras tareas. Esto es en cuanto a la organización. Sobre el análisis que se ha hecho incluye qué es el feminismo, quiénes pueden ser feministas, qué pasa con los hombres y las personas homosexuales, transgénero, travestis y demás. Qué de la violencia, la militarización, el medio ambiente, la discriminación, los feminicidos, el aborto, el avance de la derecha, los derechos humanos, o cuál es la relación del feminismo con otros movimientos. También ha estado presente la discusión sobre las viejas y nuevas generaciones de feministas, las que se asumen, las que no. No se puede hablar de un solo balance, sino de muchos, desde diversas posiciones, con diversos intereses. Los más frecuentes son los que indican que el movimiento feminista reacciona frente a puras coyunturas y que está desarticulado; que el movimiento se institucionalizó; es decir, que muchas feministas se fueron al gobierno, a organismos nacionales o internacionales, a los partidos políticos o formaron una organización no gubernamental con financiamiento. También que el movimiento sigue centralizado en el D.F. Por otro lado, se habla de las acciones que se han emprendido en varios estados y en el DF, de las formas de organización; de las redes, alianzas y coaliciones; de las iniciativas que han dado resultado, de las presiones para apoyar una causa específica; de la resistencia, la terquedad y el compromiso de muchas mujeres, incluso de las que siguen sin asumirse feministas y que han dado una gran batalla para pugnar por el respeto de las mujeres. Pese a todo, continuamos. Los meses pasan y algunas se desesperan: “no avanzamos”, “no somos capaces de llegar a acuerdos”, “no hay compromiso”, “eso ya lo discutimos”, “regresamos al punto una y otra vez”. Parece que caminamos y otras veces que nos detenemos. Pero aún así, el 31 de octubre se llevó a cabo la primera reunión nacional preparatoria del Encuentro, en Chihuahua efectuarán este mes su Encuentro Estatal Feminista; en el centro del país se prepara uno regional, y también se habla de hacer uno a nivel Distrito Federal. La organización del encuentro nacional está provocando la organización de muchos encuentros y la reflexión de muchas mujeres y la movilización del movimiento, de muchos movimientos. No es que apenas lo hagamos, pues muchas organizaciones de mujeres y feministas han hecho una gran labor, con dinero o sin recursos; en los partidos y en las instituciones siguen dando batalla. A propósito, el Centro de Apoyo a la Mujer “Margarita Magón” del D.F. que brinda asesoría jurídica y psicológica, tiene talleres y capacita a mujeres jóvenes, informó de su 23 Aniversario. Bueno, pues regresando, el reto principal está en el movimiento y los movimientos. Si somos resistencia, caminamos a contracorriente, entonces qué esperábamos, ¿que todo saliera al instante y que no tuviéramos problemas? Hay pocas feministas de la vieja guardia que por varios motivos no pueden estar, tienen muchos compromisos y trabajo o viajan constantemente o tal vez porque ya se cansaron o porque están en otro nivel. Es duro regresar a los inicios, convencer a las no convencidas, juntarse a discutir lo mismo. Algunas están peleadas, hay posiciones irreconciliables o asumieron estrategias diferentes, otras están más unidas que nunca. A lo mejor piensan que van a volantear, hacer llamadas o integrarse a una comisión y que esas tareas las deben hacer otras. No, las necesitamos para dar a conocer su experiencia, su trayectoria; a pasar la estafeta, pues. Ya lo han hecho, dirán, o para que no se piense que siempre son las mismas. Puede ser, pero si ya escribieron tanto y son parte de las páginas del feminismo en México, ¿por qué no seguirle? Hay otras que han estado presentes en todo el proceso como Leonor Aída Concha, de Mujeres para el Diálogo; hasta hace poco tiempo, Pilar Alberti; Delia Selene de Dios Vallejo y Estela Suárez han sido constantes. Hay muchas más que no menciono sus nombres para evitar graves olvidos; estamos las de en medio, las que iniciamos en los ochentas y los noventas, y otras jóvenes con gran entusiasmo, con diferentes formas de trabajar, de mirar y vivir el feminismo. Bueno, también están algunas desanimadas y otras que van a ver qué pasa. Ellas están en la organización del encuentro, una tarea nada fácil, que pese a todo, la continuamos. Y ya para cuestiones más terrenales, necesitamos gente que se sume a las comisiones de trabajo. ENCUENTRO FEMINISTA NACIONAL MEXICANO Blog: http://efemx.blogspot.com/ Etiquetas: Crónica Feminista de Guadalupe López » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Periodismo feminista: contra viento y marea
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Fue jefa del Área de Construcción de Cultura Ciudadana del Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en Venustiano Carranza (ahora Unidad Delegacional Inmujeres-DF y coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Instituto de las Mujeres del D.F. (Inmujeres-DF), hasta este año. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. Hacer periodismo desde el feminismo es difundir ese pensamiento por todos los medios y contra todos los medios. La información que produce –con abundancia y de gran calidad-- no es “colocada” tan fácilmente en algún medio masivo de comunicación, por lo que ha tenido que abrir sus propios espacios. Antes, mediante fanzines o revistas elaboradas casi artesanalmente; ahora, por internet u otra tecnología. Aún así, este periodismo dentro de las grandes corporaciones es considerado “de segunda”. Hacer feminismo desde el periodismo es asumir una postura crítica, es transformar los espacios para dar cabida a la información de las mujeres, no sólo para las mujeres, sino para la sociedad en su conjunto. Es modificar la forma de “producir” una noticia cargada de prejuicios en perjuicio de las mujeres; es contribuir a la erradicación de la violencia y su discriminación, pues. Y aún así, el feminismo, dentro de otras “fuentes” de información, es considerado “de segunda”. Pese a ello, existen diversos medios y periodistas, tanto de un lado como del otro, que han hecho una gran labor. Han abierto espacios en radio, televisión, prensa, en agencias, en portales; están en espacios de decisión; se han profesionalizado; han ganado diversos premios de periodismo y se les ha reconocido su trayectoria. Desde ahí promueven el ejercicio de un periodismo no sexista con los dueños de los medios, con columnistas, articulistas, reporteros, editores y con todo el ejército de profesionistas que se requiere para “producir” una nota. Desde ahí también han vivido represión y hostigamiento. Pero de igual forma, han buscado redes sociales de apoyo. Un caso –quizá el único en su tipo- es la Red Nacional de Periodistas (RNP), promovida por Comunicación e Información de la Mujer, A.C. (CIMAC), creada hace 14 años y que a la fecha agrupa a más de mil periodistas, aunque el enlace no es permanente con todas y todos. Esta red horizontal, sin estructura fija, flexible, dinámica, autónoma y discontinua ha servido como modelo para crear otras redes como la Red de Periodistas de México, Centroamérica y el Caribe; Red Trinacional de Periodistas México, Estados Unidos y Canadá; Red Latinoamericana de Periodistas, y la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género (RIPVG). Con motivo del III Encuentro de la RIPVG que se llevará a cabo en noviembre próximo en Colombia y para definir una postura ante éste, CIMAC convocó a finales de septiembre a un Encuentro Nacional de la RNP en la ciudad de México, en la que estuvieron unas 30 periodistas de más de 10 estados de la República. Pero además de ese punto surgieron otros relativos a la Red. Se habló de los espacios que han abierto; de las formas de organización a nivel municipal y estatal; de la creación de asociaciones de comunicadoras; de las tareas que han tenido más allá del ejercicio periodístico; de iniciativas para sensibilizar a los medios locales; de las campañas en contra de la violencia; de capacitación a colegas, y de apoyo a comunicadoras víctimas de censura, represión o despido injustificado. También se habló de la carga laboral; de hacer un trabajo en solitario sin encontrar respuesta; de ser estigmatizada; de romper enlaces con otras integrantes de la Red, de que falta un medio para estar mejor comunicadas y de recursos financieros, entre otras cosas más. Como toda red que al tejerse se llega a hacer nudos, salieron a relucir otros temas que, al igual que los anteriores, llevan un buen rato discutiéndose: el feminismo, el lenguaje y la participación de hombres en una Red de este tipo. Aunque existen al menos acuerdos mínimos sobre los mismos, los temas vuelven a salir, no sólo por las nuevas integrantes, sino también por las que llevan un buen rato enredadas. Del feminismo surgió de nuevo el estigma: “no se trata de luchar contra el hombre, sino que nos miren como iguales”. Una periodista le preguntó a otra quien comentó que su trabajo era considerado feminista y ella lo negaba: “Oye, ¿Y ahora ya te sientes feminista? La respuesta fue “No”. Del lenguaje: nuevamente los “las” y “los”. Si se hablaba en femenino algunas comentaron que era discriminatorio. “No podemos hacer lo mismo que los hombres”. De la participación de hombres; aunque la red los incluye, algunas consideraron que se siguen excluyendo. Algunas ya están cansadas del mismo debate: “Hay que avanzar”, “esos temas ya están superados”. Otras como yo –bueno, creo que fui la única—insistí en que no deberíamos tener miedo a regresar a ellos, pues se trata de una Red en constante movimiento. Para mí, el debate anterior indica que sigue habiendo desconfianza hacia “una feminista”. Esto no es privativo del periodismo, sino en todos los ámbitos en que nos desarrollamos: en la ciencia, en la academia, en el trabajo remunerado, en la política y hasta en la casa. Pese a ello, seguimos avanzando enredadas, a veces hechas nudo, a veces tejiendo sueños, a veces entrelazando esfuerzos, a veces creando cambios. En la actividad de dos días, una especie de taller, trabajo en grupos, dinámicas de relajación y con el infaltable café, se rindió un homenaje a Teresita de Barbieri (http://www.cimacnoticias.com/site/09092508-La-Red-Nacional-de.39457.0.html), académica, activista y periodista feminista de gran trayectoria. Fue un homenaje sencillo pero emotivo en el cual todas pudimos decir algunas palabras de agradecimiento por sus enseñanzas. En cuanto a la postura ante el III Encuentro de la RIPVG, ya se hablará después. ¡Larga vida a la Red! 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Mes de la patria y vientres libres
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Fue jefa del Área de Construcción de Cultura Ciudadana del Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en Venustiano Carranza (ahora Unidad Delegacional Inmujeres-DF y coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Instituto de las Mujeres del D.F. (Inmujeres-DF), hasta este año. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. El 28 de septiembre se instituyó como el Día de lucha por la legalización y despenalización del aborto en América Latina, como acuerdo del V Encuentro Feminista de la región, celebrado en Argentina en 1990. Con variaciones en su nombre, que repercute también en su propósito, esta fecha retoma ejes centrales del feminismo: por una maternidad libre y voluntaria, por el derecho a decidir y por el ejercicio, defensa y respeto de los derechos sexuales y los reproductivos. Legalizar y despenalizar no es lo mismo. Legalizar es dejar de ver al aborto como un delito y por lo tanto se debe quitar de los códigos penales, pues se trataría de un asunto de salud pública. Aquí habría dos disyuntivas. Por un lado, si se legaliza el aborto ¿de qué forma se sancionaría a una persona que hiciera abortar a una mujer en contra de su voluntad? Sólo elevando a rango constitucional el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo se garantizaría que nadie lo atentara. Las principales afectadas serían las mujeres que no desean abortar. Por otro lado, si sólo se despenaliza, el aborto sería siempre considerado un delito y sólo se buscaría ampliar las atenuantes, como ha sucedido en la mayoría de los países. De ahí que los debates sean sobre a partir de cuántas semanas se puede permitir un aborto o por cuáles causas. Aquí, las principales afectadas serían las mujeres que desean abortar. En México se ha avanzado en la despenalización en el Distrito Federal y se ha retrocedido en la mayoría de los estados de la República. Lo mismo está pasando con otros países de la región. Además, en contraposición al 28 de septiembre, se impulsó hace algunos años el Día del No Nacido en otros países latinoamericanos. Desconozco cuál ha sido su efecto y si sigue vigente. En nuestro país, parte del movimiento feminista han manejado los retrocesos como una revancha por lo que pasó en el Distrito Federal. Pero es una afirmación muy peligrosa que puede poner en riesgo otras iniciativas y desmovilizarnos. Esa conjetura también se puede distorsionar en una especie de echarle la “culpa” a las feministas defeñas (dentro y fuera del gobierno y la legislatura local) por tan osada demanda, sin preocuparse que pasaría en los demás estados, en donde al parecer la conservadurismo está más fuerte. En este mes llevamos 15, más de la mitad. El avance es vertiginoso. Las medidas se están aprobando sin ninguna, ninguna oposición. Las protestas son únicamente de mujeres. Ningún otro sector de la sociedad ha protestado enérgicamente. Esta situación avanza como una maniobra pensada y orquestada desde los círculos más altos del poder. Bueno, de hecho ese es el argumento que se maneja siempre en cismas políticos y partidistas o en medidas económicas que afectan negativamente a la mayoría de la población; entonces ¿por qué no habría de ser la misma situación en caso del aborto? Debemos reconocer como movimiento que nuestra fuerza es mínima ante el embate y que requerimos de alianzas estratégicas que pueda contrarrestar esta andanada, aunque nos lleven delantera en más de la mitad. El 28 de septiembre ha sido retomado por las políticas públicas como un día conmemorativo, pero se le ha quitado beligerancia y su sentido transgresor. Hay acciones que se han convocado desde el gobierno como foros, mesas redondas y hasta marchas. En este mes también se conmemora el 8 de septiembre como Día Internacional por la Ciudadanía de las Mujeres, asumido en el marco de la Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing. Esta fecha es poco conocida, sobre todo porque aún la ciudadanía de las mujeres –pese a los esfuerzos del feminismo-- es vista como un accesorio y no como la base para el reconocimiento de nuestros derechos. En el 2007, el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal convocó a una caravana que partió del Ángel de la independencia al Hemiciclo a Juárez para conmemorar el 8 y 28 de septiembre y de paso el Ciclotón de la Ciudad de México (paseo ciclista que instituyó el Gobierno del DF). Nos pidieron propuestas de consignas y de eslogan. En una reunión de trabajo, entre comentarios, la coordinadora de difusión armó una: “El ejercicio de mi ciudadanía comienza por el derecho a decidir”. A final de cuentas tomaron otras frases como la de “Ejercer, demandar y conocer mis derechos es hacer ciudadanía”; pero las compañeras de la Unidad de la delegación Iztacalco retomaron la primera consigna y con ella marchamos. En este 28 de septiembre debemos recuperar su sentido original. Ir más allá. Cambiar la estrategia y defender –no atacar-- lo ganado en el Distrito Federal, asumirlo como bandera de lucha. Es tiempo de dar otro grito –más de los que ya hemos dado- pero que se pueda escuchar más fuerte, allende las fronteras del feminismo; además de fortalecer el vínculo entre ciudadanía y el derecho a decidir. El tiempo de parir hijos para la patria debe terminar. Es la hora de parir una patria mejor para nuestras hijas e hijos y para nosotras. ¡Vivan los vientres libres! Etiquetas: Crónica Feminista de Guadalupe López » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Once hombres contra una mujer en los medios: Paola Espinosa
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Fue jefa del Área de Construcción de Cultura Ciudadana del Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en Venustiano Carranza (ahora Unidad Delegacional Inmujeres-DF y coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Instituto de las Mujeres del D.F. (Inmujeres-DF), hasta este año. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. El periodismo feminista poco se ocupa de los deportes y menos en el nivel profesional, un ámbito dominado por los hombres. Deportistas, entrenadores, comentaristas y periodistas son los que figuran en las páginas de su historia. Los campeonatos y las disciplinas para “varones” son los que más llaman la atención y dejan más dinero. Hace apenas unas semanas, el padre de las hermanas Williams, tenistas profesionales estadunidenses, comentó que una de sus hijas había jugado “como hombre”, frase que engloba la misoginia y sexismo del deporte profesional y amateur mundial. De igual forma, las deportistas ven al feminismo como algo lejano a sus vidas. Para ellas, la “meritocracia” es el origen de sus triunfos cuando los tienen. Su trayectoria está marcada por el doble esfuerzo, tienen que afrontar primero a la familia, después a las autoridades, luego a sus compañeras y compañeros, y por último a los o las jueces o al tiempo (no sé por qué pero esta situación me suena en otros medios en los que se desarrollan las mujeres). Hay intentos de mujeres que denuncian, exigen y piden más equidad e igualdad de oportunidades, como la ex boxeadora Laura Serrano, pero el resto prefiere “no hacer olas” para evitar que las marginen. Poco se ha hablado de hostigamiento sexual, discriminación y violencia, situación que empeora para mujeres indígenas o con limitaciones físicas. Tampoco se conoce la situación de entrenadoras, médicas o equipos que están atrás de las caras conocidas. Hay cambios, no se pueden negar. En la maratón internacional de la ciudad de México, el premio es el mismo para mujeres y hombres o ya hay reconocimientos por parte de instituciones o programas de género para deportistas con gran trayectoria. Este 6 de agosto, apenas al cierre de esta columna, la Cámara de Diputados aprobó un dictamen para tipificar el acoso sexual de entrenadores, preparadores, árbitros, directivos o representantes contra deportistas; aunque su votación se hará en la siguiente legislatura. La Comisión de Juventud y Deporte de la Cámara citó un estudio de la Asociación Deporte, Mujer y Salud que indica que de 150 atletas consultados, 71 por ciento fue víctima o conoció a alguien que sufrió acoso sexual (La Jornada, 7-ago-09). Pese a ello, cientos de mujeres carecen de oportunidades para sobresalir, y a veces lo que queda es retirarse o dedicarse a otra cosa en el apogeo de su carrera, como las mexicanas Tatiana Guzmán o Ana Gabriela Guevara. Y eso que ellas eran de las famosas. De igual manera pasa con las mujeres que incursionan en deportes con predominio masculino como el automovilismo, los toros –que se puede o no considerar deporte— o el boxeo, en donde son vistas como novedad o rareza, y después son olvidadas. “Una golondrina no hace verano”, para fortuna de los hombres. En otros deportes en los que no hay predomino total por algún sexo, los triunfos de las mujeres son opacados por los de los hombres. Caso específico el de Paola Espinosa, quien el 18 de julio ganó la medalla de oro en la plataforma de 10 metros en el Mundial de Natación que se llevó a cabo en Roma, Italia. ¡Le ganó a las chinas! Sí, a las reinas, a las mejores. ¡Un gran acontecimiento para México!, tan dañado por tanta crisis, malas decisiones de sus gobernantes y la ola de violencia a causa del narcotráfico. Pero, cuando voy viendo la edición del 19 de julio del periódico que leo diariamente, o sea, La Jornada, sólo apareció una pequeña foto al lado de la nota de ocho columnas. Bueno, pensé, la situación no está para darle preferencia a una deportista, por muy grande que haya sido su logro. Pero el 20 de julio, cuando empiezo a leer la primera plana, ¡Sorpresa! La foto principal, más grande que la de Paola, era de la Selección Mexicana de futbol: “el Tri, en semifinales”. Ni siquiera era una final. En la edición del 27 de julio, ¡más sorpresas! La nota de ocho columnas se la llevó la selección que ganó 5-0 a Estados Unidos y con ello una Copa de Oro. Bueno, pensé, no es un periódico de deportes. Entonces consulté el Esto para ver de qué forma habló sobre el triunfo de Paola, y ¿qué es esto, dije? Una foto pequeña en primera plana, contra una que abarcó casi todo el periódico sobre futbol. En El Universal lo mismo. La nota de Paola fue en primera plana, pero la del triunfo de la Selección fue más grande. En Milenio, igual. Con razón, el futbol profesional mexicano, pese a la corrupción existente, los malos resultados, la comercialización al extremo de tener las camisetas, shorts y calcetas llenas de marcas, y la exaltación del patrioterismo, está por encima de todo deporte. Pensé que en televisión pasarían una y otra vez la noticia de Paola, al menos en sus programas deportivos, como lo hacen cuando hay futbol, pero casi nada. Las entrevistas y comentarios de cajón. Creo que la información fue más prolífera en el caso del también clavadista Yahel Castillo, quien por su alcoholismo iba a ser suspendido de ese mundial y que al fin de cuentas fue admitido. Y luego para acabarla, en el foro electrónico de El Universal, Rodolfo de la Garza envió su mensaje de felicitación a Paola: “Eres el tipo de mujer que necesita este país con urgencia. Femenina y triunfadora, NO feminista y ridícula”. Quizá en medios de algún estado o de otro país le hayan dado el espacio que Paola merecía. A lo mejor en China publicaron en primera plana: “Una mexicana acabó con el predominio chino” o en un país latinoamericano: “México superior a China, al menos en clavados”. Quizá ya es tiempo de que el feminismo se ocupe un poco más de la situación de las mujeres en el deporte y de que las mujeres en el deporte se interesen más por el feminismo, pues se quiera o no reconocer, este movimiento-teoría-filosofía también ha permeado las gradas, las butacas, los rings, las canchas, las albercas, la pista y el campo. Etiquetas: Crónica Feminista de Guadalupe López » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
¿Quién crees que lava la ropa?
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Fue jefa del Área de Construcción de Cultura Ciudadana del Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en Venustiano Carranza (ahora Unidad Delegacional Inmujeres-DF y coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Instituto de las Mujeres del D.F. (Inmujeres-DF), hasta este año. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. …Y los trastes, el baño, la estufa, las cobijas… ¿Quién crees que limpia la cocina? ¿Quién crees que trapea, plancha, cocina, decora, talla, tiende, sacude y pule? ¿Quién la hace de enfermera, psicóloga, trabajadora social, administradora y economista? Son las amas de casa, trabajadoras remuneradas, profesionistas, desempleadas, obreras, campesinas, indígenas, periodistas, blogueras, científicas, bueno, hasta feministas, emos y darketas. Podríamos decir que las mujeres de clases con poder económico se salvan de estar fregando el piso, acarrear el agua, recolectar leña o hacer tortillas; pero de todos modos administran las labores. Pueden tener un séquito de trabajadoras, nanas, cocineras, jardineros y demás, pero ellas deciden qué hacer y cómo hacerlo. Funcionarias de alto rango compaginan sus actividades con las llamadas telefónicas de sus trabajadoras para indicar qué hacer de comer o qué lavar. Las profesionistas o investigadoras de escasos recursos, con hijas e hijos, sin marido o con él, o quienes utilizan la computadora para trabajar, dejan el teclado constantemente para mover los frijoles o tirar la basura. Bueno, eso me han contado. Claro, insisto, depende de la clase social, la edad o la raza, pero el trabajo está ahí y nunca se acaba. El 22 de julio se conmemora el Día Internacional por la Revaloración del Trabajo Doméstico. Es una fecha poco conocida, aunque varias dependencias de gobierno ya la retoman para realizar foros o mesas redondas en las que se menciona, por ejemplo, que esa actividad genera una doble jornada para las mujeres que contribuye a la economía, que debería pagarse (o cobrarse). Incluso organizaciones no gubernamentales han convocado a una huelga de brazos caídos. Curiosamente, muchos grupos poblacionales, aunque se benefician de él, no les llama la atención ese tema. Más bien como que piensan que es sólo asunto de las “amas de casa”. Parece un desperdicio dedicar tiempo a algo tan insignificante cuando hay otros problemas nacionales más trascendentes. No quiere decir que los hombres no participen en el trabajo doméstico. Ya hay amos de casa, pero muchos de ellos lo son porque no les quedaba de otra. Quizá se quedaron sin chamba, o su madre los pone a tender la cama y lavar sus calzones, o porque alguien los presionó para, al menos, servirse la comida. Los discursos oficialistas exaltan la labor de las mujeres y muchas se autoalaban al afirmar que tenemos la capacidad de hacer tres o más cosas a la vez, “virtud” de la que carecen los hombres. Incluso, la ciencia (vayan ustedes a saber qué “ciencia”) ha comprobado que las mujeres somos más hábiles en muchas cosas. También hay mujeres que presumen que sus parejas son unos hombres acomedidos pues las “ayudan” en todo. Pues sí, es una ayudadita o ayudadota, pero sólo como un favor. No dudo de que existan hombres que adquirieron conciencia feminista y se relacionan de otra forma con el trabajo doméstico, pero se enfrentan a las críticas sociales, de los amigos o de otras mujeres como la suegra o la cuñada: son "mandilones". Hace unos meses, en internet hablaron de los esposos "mandilones". Entre ellos mencionaron a los actores Will Smith, Ashton Kutcher y Brad Pitt; a Vicente Fox, al príncipe Carlos, de Inglaterra, y al roquero mexicano Alex Lora. Qué mejor propaganda para no participar equitativamente en la casa. Y es que bajo un falso discurso del reconocimiento de las mujeres, hay un gran desprecio hacia la labor doméstica. La prueba más contundente fue la frase del ex presidente Vicente Fox Quezada: las mujeres somos “lavadoras de dos patas”. Por otro lado, hay un discurso falso de que las cosas ya cambiaron. Ya no se habla de mujeres abnegadas y sufridas. No, ahora somos modernas. Entonces, ¿por qué los anuncios publicitarios destinados a las mujeres se siguen relacionando con los quehaceres de la casa y el cuidado de los hijos e hijas? Hay uno que llamó poderosamente mi atención y que es de una empresa de teléfonos celulares que colocó un espectacular en la esquina de Calzada de la Viga y Viaducto Piedad, en el Distrito Federal. Se muestra a una mujer joven que podríamos considerar “moderna” haciendo una llamada a una niña, y el mensaje: “Hacer la tarea con tu hija donde quiera que estés ¿por qué no?”. O sea, las nuevas tecnologías al servicio del ama de casa. El cuidado de las hijas e hijos a larga distancia. ¡Carajo! Y luego las y los periodistas que cuando entrevistan a una mujer famosa siempre incluyen la pregunta "¿cómo le hacen para compaginar el trabajo de casa, el cuidado de los hijos o hijas y su labor profesional?", ya sea como científicas, escritoras, cantantes, etc. Hace unos días, el periódico La Jornada (30 junio, 2009) informaba de la próxima pelea de box entre Ana Arrazola y Yesenia Martínez. El reportero Jorge Sepúlveda escribió: “Las dos púgiles deben hallar diariamente un espacio a lo largo del día para resolver los quehaceres en el hogar, atender a sus hijos (tres de Ana y dos de Yesenia) y darse tiempo para entrenar (…) al agradecer a sus parejas su ayuda, sin la cual no podrían atender todas sus labores” (pag. 14a). Imagínense a la nueva campeona de peso paja lavando trastes. Si el marido ayuda, entonces, ¿por qué no preguntarle a él cómo compagina su actividad profesional o laboral con los quehaceres de la casa? 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El gozo del sufrimiento humano
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Fue jefa del Área de Construcción de Cultura Ciudadana del Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en Venustiano Carranza (ahora Unidad Delegacional Inmujeres-DF y coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Instituto de las Mujeres del D.F. (Inmujeres-DF), hasta este año. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. Sufrir me tocó a mí en esta vida/llorar es mi destino hasta el morir/ Esta letra, que deja chico a cualquier postulado filosófico, sigue vigente. Pese a que es una canción de hace décadas, considerada como “balada romántica”, se sigue tocando en la radio y vendiendo en discos compactos piratas. El sufrir es un sentimiento, una emoción, un estado de ánimo que se asocia al dolor y la tristeza, y también puede ser una depresión, pero su fundamento filosófico se ubica en la religión, diría que casi en todas las religiones:
Bueno, al menos eso dice el Internet; porque a la hora de buscar información sobre el tema (sufrimiento humano) aparecieron puras páginas espirituales, y casi poca reflexión filosófica (laica, por supuesto). Desde hace miles de años se nos ha impuesto esa cultura: vivir para sufrir y sufrir para vivir. Si no hay sufrimiento, como que las cosas no saben. Nos tienen que costar lágrimas y si se puede, sangre.Ya sea para “ganarse” una casa, un trabajo, un amor, un coche o el paraíso. A pesar de que ya tenemos el programa televisivo y el periódico religiosos: “Pare de sufrir”, parece que nos siguen diciendo: “¡siga sufriendo!”, “¡goce su dolor!”, “¡retuérzase, presuma, gánele a la de enfrente!”; “¡sólo Dios sabe la cruz que estoy cargando!”; “lo que yo sufro no se lo deseo a nadie”; “no importa cuanto sufra si él (o ella) es feliz”; “el sacrificio que yo hago es por el bien de mis hijas (o hijos)”. A este mundo se viene a llorar y a las “heridas del corazón” hay que echarles limón para que ardan más. Pero no todos sufren igual: los hombres por el alimento y las mujeres por las hijas e hijos. Bueno, eso dice el génesis… y los partidos políticos (ahora en tiempos de elecciones), la familia, la escuela, los medios de comunicación… y las telenovelas mexicanas. Los análisis feministas se han referido en múltiples ocasiones sobre ese producto de exportación. Han exhibido el manejo de la imagen de las mujeres: sufrida y abnegada, y del hombre: macho y ahora metrosexual. Los mismos roles, aunque con nuevos estereotipos. Las y los personajes son remasterizados, revestidos, modernizados y actualizados a las nuevas tendencias de la moda (en los peinados llevan un gran atraso). No se habla de Cenicienta, pero sí de Floricienta o de Lola. Ya no aparece la madrastra malvada, pero sale la cantante Lucero matando gente; y el príncipe azul fue sustituido por Eduardo Yáñez (lo que no cambió fue el caballo). En décadas pasadas fueron blanco de denuncia; aunque ahora ya se habla muy poco de ellas, pues tal vez el análisis está saturado y siempre es el mismo resultado; o porque ya hay otros programas con otros enfoques –mezclados entre lo misógino y lo que pudiera considerase un falso feminismo al mostrar a otros estereotipos de mujeres-- como las series Esposas Desesperadas (EEUU) o Mujeres asesinas (México). En agosto pasado, el Consejo Ciudadano por la Equidad de Género en los Medios de Comunicación presentó un estudio sobre la telenovela Fuego en la sangre, protagonizada por Adela Noriega (Blanca Nieves), Eduardo Yáñez (El príncipe azul), Diana Bracho (la madrastra), y Nora Salinas y Elizabeth Alvarez (las hermanastras, aunque las tres se llevaban bien), la cual tuvo un gran éxito. El estudio indicaba que esa serie promovía la violencia de género y violaba tratados internacionales y leyes nacionales en la materia. Por su éxito televisivo y económico, desde el feminismo debemos regresar las páginas y re-mirar las telenovelas, monopolio que era exclusivo de televisa, pero al que ya se sumó Televisión Azteca con producciones propias. Pensábamos que con la telenovela colombiana Café con Aroma de Mujer, con Tieta o con Mirada de Mujer; si bien no cambiaron mucho las imágenes de las mujeres, al menos ofrecían una alternativa a Rosa Salvaje o María Mercedes, pero no. Las producciones actuales regresaron a los mismos modelos. Lo que me llama la atención es que el sufrimiento para ambos sexos, pero en especial el de las mujeres, se maneja al extremo. El año pasado se transmitió Juro que te amo, con Patricia Navidad. Era una mujer que vivía violencia familiar, pero se la pasaba en sufrir y callar. También aparecieron otras mujeres que podrían ser catalogadas como neuróticas, envidiosas, vengativas y asesinas. Las malas contra las buenas, no hay personajes terrenales, con defectos y virtudes. Las buenas son vistas como ingenuas, desinformadas y sin ejercicio de sus derechos; mientras que las malas son sicóticas que merecen la muerte, la cárcel o el manicomio. Pero todas sufren. Buenas, malas, feas, bonitas y personajes secundarios. Lágrimas al por mayor. Verónica Castro, Lucía Méndez y un sinnúmero de actrices hay sido sustituidas por otras más jóvenes, con vestimentas modernas, pero igual de sufridoras. La que de plano me llama la atención es Adela Noriega, quizá la sucesora de Marga López, y ahora otras rebeldes como Dulce y Anahí (las del grupo musical RBD) cuyo sufrimiento se adaptó a las “necesidades” de las y los jóvenes juniors. Hagan este ejercicio: pongan el canal 2 en los horarios telenoveleros (tarde y noche), vean un rato las escenas y fíjense en las lágrimas, los rostros compungidos o llenos de odio. No se esperen a los comerciales. Luego váyanse al canal 13 y si tienen cable, pues ya tienen más ejemplos. Cuando lo hice algunas veces, pensando en que el resultado cambiaría, me quedé sorprendida. No pensé que en este mundo se pudiera sufrir tanto por un hombre que no nos quiere, que ya es casado, que se va por años y luego regresa y que es padre de un hijo, pero que luego se casa con otra y no sé que más. ¿Quién parará el sufrimiento de ver telenovelas mexicanas si he comprobado científicamente que la opción no es cambiar de canal? ¡Apagarla! Menos, pues eso nos recordaría otro tipo de sufrimientos causado por las guerras, la pobreza o la violencia; pese a que se haga –dentro de la trama- promociones a los programas de gobierno o a una religión. Sufrir llorando es humano; sufrir callando es heroico; sufrir sonriendo es. Etiquetas: Crónica Feminista de Guadalupe López » Lee el texto completo... | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Del Día de las Madres al amor de mujer policía
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Fue jefa del Área de Construcción de Cultura Ciudadana del Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en Venustiano Carranza (ahora Unidad Delegacional Inmujeres-DF y coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Instituto de las Mujeres del D.F. (Inmujeres-DF), hasta este año. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. En Mayo, además del Día de la Madre, se conmemora el Día Mundial por la salud de las mujeres, cuyo centro ha sido principalmente la salud reproductiva. La primera goza de una promoción insuperable; la segunda no tiene ese respaldo ni social ni simbólico. En el caso del 10 de mayo, ninguna institución pública como las escuelas primarias y secundarias exalta una imagen de la madre fuera de la realidad que viven muchas mujeres. Si bien en la educación ya se han incorporado aspectos como la sexualidad, la equidad y la prevención de la violencia, nada ha cambiado tocante a ese tema. Más que agrado, esa fecha causa enojo a todas y todos quienes participan en esa ceremonia. A las mujeres porque luego no obtienen el permiso para faltar o acortar la jornada laboral para acudir al festival o porque tienen que dar dinero a sus hijos e hijas para el regalo y hacer o comprar los trajes del bailable. A niñas y niños porque tienen que bailar a fuerzas. Si no les gusta, ni modo; si no se aprenden la poesía, ni modo; si no tienen mamá, ni modo. Muchas mujeres que no pueden acudir viven ese día con remordimiento y culpa, y su figura es sustituida por la abuela o la tía, pero casi nunca por el padre, si es que lo hay. Y al profesorado por las horas dedicadas a los ensayos y a las manualidades que se darán como regalos. Los discursos de las directivas escolares están impregnados de un tufo religioso y evocan la figura de una madre sacrificada y amorosa, aunque todo el año se estén peleando con ellas por el bajo rendimiento escolar o la “indisciplina ante la autoridad” de hijas e hijos. Aún así, todas y todos participan del ritual, y quienes se marginan voluntariamente de él son criticados y criticadas. Se puede dejar de celebrar un día especial, pero el de la madre, ¡nunca! Si realmente se quiere aplicar una perspectiva de género en las escuelas, esta ceremonia, al igual que la del día del padre, tiene que desaparecer del calendario cívico escolar, ya que desde ese enfoque se busca eliminar estereotipos de hombres y mujeres que los discriminen y por ende, violenten sus derechos. En cuanto al 28 de mayo, Día mundial de la salud de la mujer, este año se conmemora cuando se está aplicando la vacuna del virus del papiloma humano a niñas, que se ha promocionado como vacuna para prevenir el cáncer cérvico uterino; hecho que ha sido criticado pues parece que --como siempre—beneficia más a empresas farmacéuticas que a las mujeres mismas. Revisen en el mes de abril una serie de artículos que sobre el tema se han publicado en el periódico La Jornada, en especial el de Silvia Ribeiro (11-04-09). Por otro lado, las constituciones de varios estados han sido modificadas para incluir el “derecho a la vida” desde el momento de la concepción. Una de las demandas del sexto Encuentro Mundial de las Familias, llevado a cabo en México, fue que se debería legislar en favor de “la vida y la familia” (La Jornada, 12-01-09). Igualmente, se sabe apenas y ante la escasa información de las personas fallecidas por la influenza, que las más afectadas son las mujeres y jóvenes. Qué más podemos esperar si las mujeres son las principales perjudicada de la crisis social, sanitaria, ambiental y cultural que vive México, no sólo por la Influenza, sino por las medidas económicas y políticas que han aplicado este y los pasados gobiernos neoliberales. Un acontecimiento más al que hago referencia, es el de una nota publicada en el periódico El Metro (25-04-09), referente a una mujer policía que disparó a su compañero con el cual tenía una relación sentimental, para después ella suicidarse. La información del hecho ocurrido en la capital del país apareció en otros medios, pero El Metro registró las declaraciones de un jefe policiaco de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, del cual no dio su nombre. “Así aman las mujeres policías, aman a morir (…) En la Policía las mujeres aman a morir, y es muy común que se dé que una oficial que esté casada se junte con otro o viceversa”, dijo el anónimo. Este es un ejemplo más de la promoción de estereotipos femeninos, y masculinos también. Por cierto, la dependencia a la que pertenece el personaje en cuestión ha sido objeto de múltiples capacitaciones sobre género y derechos humanos de las mujeres por parte de otros organismos públicos como el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal. Bueno, ¿y qué con todo esto? Es curioso ver cómo todo gira alrededor de la figura de la madre, de un estereotipo y de una invención pero con gran peso social, cultural, económico y moral. ¿Cómo se vivirá este 10 de mayo en tiempos de influenza? ¿Cómo pasará el día de las madres el hijo de siete años de esa mujer que se mató? ¿Y las mujeres que son y serán obligadas a ser madres, aun en caso de violación? ¿Y las mujeres con cáncer cérvico uterino, cuyo útero es el símbolo biológico materno? Etiquetas: Crónica Feminista de Guadalupe López » Lee el texto completo... |
Las cibermujeres en el espacio
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Fue jefa del Área de Construcción de Cultura Ciudadana del Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en Venustiano Carranza (ahora Unidad Delegacional Inmujeres-DF y coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Instituto de las Mujeres del D.F. (Inmujeres-DF), hasta este año. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. Este mes lo quería dedicar al XI Encuentro Feminista y del Caribe (XI EFLC), al que acudieron mil 600 mujeres de todos los colores, sabores y saberes, para hablar de los encontronazos y desacuerdos, pero también de las coincidencias y alianzas. A 28 años del primero, siguen presente muchas demandas y viejos debates, incorporados a otras reivindicaciones en nuevos escenarios. Todos esos puntos están entrelazados en un objetivo común: encontrar una identidad política feminista de la región. Ya Elsa Lever, la directora de este espacio, hizo un recuento visual del XI EFLC, y por este medio, podemos acceder a su página electrónica para tener una idea de lo que fue esa aldea global feminista. Y es aquí donde me enlazo de lo que sí voy a hablar: del tercer aniversario de MujeresNet. Esa fecha la conmemoramos con una reunión entre comunicadoras feministas para hablar de este proyecto que primero fue personal, pero después se convirtió en un colectivo gracias a la convocatoria de Elsa Lever, quien hizo posible que muchas feministas que hemos militado desde los medios nos volviéramos a reunir en el espacio –literalmente hablando-. Me tocó dirigir, junto con Sara Lovera y Elvira Hernández Carballido, algunas palabras que quiero compartirlas con ustedes, corregidas y aumentadas, ya que considero que el Internet es un medio de comunicación idóneo –sigue en discusión si se le puede definir así— para las mujeres, como la radio, aunque cuesta más. Señalé que el ciberespacio ofrece grandes ventajas a las mujeres: hay una comunicación inmediata, acorta distancias y costos. Muchos medios feministas de México están mudando maletas hacia esta oportunidad como Cuadernos Feministas, Fem –proyecto que quedó trunco con la muerte de Esperanza Brito de Martí--, y lo que era La Correa Feminista, que lo hizo desde hace mucho tiempo. Hay otros espacios como Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) que nació como un proyecto electrónico y muchos más que se han creado, ya sea en formato de “blogs” o páginas web de gran creatividad. Podemos acceder a libros, periódicos, documentos y materiales de apoyo de todos los niveles y estar en contacto con feministas de varios países. Ya ni los idiomas son una barrera, bueno, hasta podemos estudiar nuestro doctorado electrónico. También tiene sus desventajas. Por ejemplo, mujeres de escasos recursos o de comunidades alejadas de los centros de poder no tienen el servicio ni la tecnología adecuada, lo que hace que un medio masivo se convierte en un artículo de lujo. De eso se quejaron en el XI EFLC. Por otro lado, por la condición de género, pese a la accesibilidad que hay en diferentes lugares, las mujeres, a excepción de las jóvenes, no recurren a él. Está diseñado para los otros. En los cibercafés vemos a la mamá que acompaña a su hijo o hija para hacer la tarea, o la que va y pide apoyo para redactar un documento. Las y los encargados, como 90% jóvenes, son como los nuevos evangelistas de la plaza de Santo Domingo. A duras penas estamos combatiendo el analfabetismo en las mujeres, cuando hace su aparición la iletrada cibernética; no por nuestro gusto, sino porque el internet está ligado --para variar-- a la cultura patriarcal. También resulta que el internet es causa de nuevas enfermedades que afectan desde la columna vertebral hasta llegar al dedo índice, y luego no se hable de todos los usos que se le dan para reforzar el machismo, la misoginia, el sexismo, la opresión y la subordinación de las mujeres de la faz de la tierra. Son las mismas ideas de siglos pasados pero modernizadas, ¿cómo se diría? Algo así como ideología retro. MujeresNet nació en este panorama y le ha sacado ventaja a la tecnología y las herramientas electrónicas para difundir el pensamiento feminista. Recuperó a muchas fem-inistas que nos habíamos quedado huérfanas y no sólo se convirtió en difusora, sino en creadora y recreadora de la palabra feminista al incluir colaboraciones propias, escritas para el medio. Es una página viva, pues un problema que he visto es la falta de actualización de las páginas. Incluso las del gobierno de todos los niveles. Recuerden que ya hasta se habla del gobierno electrónico. Aún así reivindico el internet. Hay que sacarle provecho y no tenerle miedo. Vieran que cuando una agarra práctica, es pan comido. Además con todas esas cadenas de mensajes hacia la amistad entre mujeres –no incluyan a los que nos chantajean: si no mandas este mensaje te vas a morir en cinco minutos-- y de otro tipo, nos hacen la vida más agradable. Aunque ya saben: nada con exceso, todo con medida. La mera verdad, yo no sé cómo se le ocurrió a Elsa Lever, y la felicito por esta iniciativa. Etiquetas: Crónica Feminista de Guadalupe López » Lee el texto completo... |
28 de Febrero, llamada al XI Encuentro Feminista
Por Guadalupe López García Periodista con Especialización en Estudios de la Mujer por el PIEM de El Colegio de México, se ha desempeñado como guionista y productora de radio; colaboradora, editora y coordinadora editorial en diversos medios como el IMER y la SEP, La Jornada, El Día, Uno más uno, Fem y Notimex. Fue jefa del Área de Construcción de Cultura Ciudadana del Centro Integral de Apoyo a la Mujer “Esperanza Brito de Martí” en Venustiano Carranza (ahora Unidad Delegacional Inmujeres-DF y coordinadora de la Unidad Delegacional de Iztacalco del Instituto de las Mujeres del D.F. (Inmujeres-DF), hasta este año. Ha recibido reconocimientos a su labor periodística y en defensa de los derechos de las mujeres por parte de la AMMPE, Conmujer, Cimac y la delegacion Iztacalco del DF. Inicia marzo y se aproxima el XI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe con sede en México, en el que se espera la participación de más de mil mujeres con una postura política: la feminista. Ya Sara Lovera nos adelantó el mes pasado datos sobre este encuentro y sus antecesores. Esperemos que en los medios de comunicación masiva también se hable de esta histórica reunión. Ya no es sorpresa que en algunos espacios se informe sobre las acciones y demandas del movimiento, aunque una parte de ellos lo haga con un sesgo sexista, misógino y hasta machista. Por otro lado, desde el movimiento es necesario reconocer que se requiere de nuevas estrategias de comunicación y difusión. No sólo para ampliar la participación de las mujeres o para que se conozcan nuestras demandas, sino para dar a conocer el análisis y la reflexión que se hacen de la situación mundial en todos sus ámbitos: política, económica y social. Pero… a qué iba. ¡Ah, sí! Varias feministas académicas, representantes de organizaciones no gubernamentales, legisladoras y sindicalistas convocaron a una reunión “abierta, plural e incluyente” el sábado 28 de febrero, con el fin de “propiciar la reflexión y el análisis de la situación en la que se encuentra el feminismo en México, así como plantear nuevas formas de articulación”. ¡Vaya tarea! Quizá muchas como yo, no dimensionamos ese objetivo y más bien fuimos para ver de qué se trataba y saber quiénes eran las que estaban detrás de todo. Pero aunque la invitación era firmada por muchas, como sucede en todo, sólo unas cuantas asumirían la chamba y la responsabilidad. El día esperado llegó, había mucha expectación, “tensión” diría una compañera en una de las mesas de trabajo. Y como sucede en todo: “¿Cómo estás?”, “¡Hace tanto tiempo que no nos vemos!”, “¿En dónde andas?”, “¡Qué sorpresa!”, “¡Qué milagro que te dejas ver!” Ya en la reunión, aparecieron a escena las académicas Gloria Tello, Pilar Alberti y Delia Selene de Dios Puente, la diputada federal Rosario Ortiz y las activistas Cecilia Talamantes, Lourdes García y Laura Martínez, en representación del “Grupo Promotor de la Reunión”. Leyeron un documento de introducción, los ejes de discusión y la mecánica de trabajo. Se trataba de hacer un balance del feminismo en México, del año 2000 a la fecha (Fortalezas y Debilidades); plantear los retos del feminismo ante los gobiernos de derecha y proponer formas de articulación. Todo iba muy bien hasta que una representante de Milenio Feminista pidió que se incluyera el tema del XI Encuentro Feminista. La propuesta causó desconcierto y, sin un tiempo pertinente para discutirla, se puso a votación ganando el esquema original, lo que causó enojo y gritos. Se vislumbraba una división cuando varias compañeras abandonaron el salón. Afortunadamente se quedaron y decidieron abrir una mesa de trabajo paralela. Si bien desde el movimiento feminista se está en contra de imposiciones y de intolerancia, me preocupa que se haya esperado hasta el momento de inicio de la reunión para plantear esa propuesta. ¿Por qué no haberla puesto a discusión previamente con las organizadoras? ¿Por qué no negociar, llegar a un acuerdo? ¿Qué acaso toda negociación es mala? Si de por sí somos estigmatizadas… ¿Por qué no hacer una revisión de nuestros métodos feministas dentro del mismo feminismo? ¿Por qué no revisar nuestros prejuicios? ¿Por qué siempre partir del enfrentamiento aun entre nosotras mismas? Como si nuestra causa personal o de grupo fuera la de más valor, la más importante. La forma es fondo, se dice en la clase política que tiene el poder formal. Se auguraba una tormenta –según mi prejuicio-, pero no. Se discutió acaloradamente, con pasión, con enojo, pero también con humor, con seriedad, con preocupación. Y como sucede en todo: unas se quedaron en un solo grupo, otras iban y venían de mesa en mesa. Varias se quedaban en los pasillos, platicando, deliberando. Algunas estuvieron nada más un rato y el resto se quedó “para ver en qué terminaba todo”. Previo a la sesión plenaria, no podía faltar una “dinámica de recreación” para luego entrarle a la exposición de resultados; los cuales fueron coincidentes en muchos puntos –de los que espero que alguna otra de mis compañeras de esta página hable— como el que el feminismo es un movimiento amplio, plural y diverso y de la necesidad de rearticular al movimiento con nuevas y renovadas estrategias. De la derecha se dijo que no sólo está en el Partido Acción nacional –el que gobierna a nivel federal— sino en otros institutos políticos como el Revolucionario Institucional (PRI), incluso, en el de la Revolución Democrática (PRD), en los grupos económicos y hasta en los medios de comunicación como Televisa. Un punto fue el que llamó mi atención: hacía tiempo que no se había convocado a una reunión como ésta. Sara Román, quien ahora es funcionaria pública en el gobierno del Distrito Federal, expresó que había espacios de reflexión desde el trabajo, el ámbito profesional, académico, en los sindicatos y organizaciones, pero que faltaba uno desde el feminismo. Por ello, la convocatoria rebasó las expectativas de las organizadoras, como lo expresó Rosario Ortiz, al informar que participaron 198 mujeres de Baja California, Baja California Sur, Guanajuato, Jalisco, estado de México, Chihuahua, Veracruz, Quintana Roo, el Distrito Federal y de otros estados. Quizá se planteó un objetivo muy ambicioso, pero esto sirvió para hablar de la necesidad de reconstruir esos espacios, como hace 30 años; aunque como dijo Eli Bartra, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, pareciera que los temas son los mismos. Por supuesto que no se pudo dejar de recordar a feministas fallecidas recientemente: Graciela Hierro, Itziar Lozano, Esperanza Brito de Martí y Cecilia Loría y aplaudir a quienes estuvieron ahí: Teresita de Barbieri, Sara Lovera, Eli Bartra, Ana Lau Jaivén, Marcela Lagarde, Mary Goldsmith, Jeniffer Cooper, Leonor Aída Concha, Delia Selene de Dios y muchas más. Faltaron más, no importa. Así es el feminismo. Una compañera muy querida me preguntó: “¿cómo viste la reunión?”. No sé, le dije, me sentí muy feliz de ver a muchas compañeras de lucha, a las “vacas sagradas”, a las jóvenes… A lo mejor fueron discusiones al aire, a lo mejor sí hay un compromiso renovado, a lo mejor… Y como no me sucedía desde hace mucho, salí muy contenta. Fue un gran sábado el 28 de febrero. Etiquetas: Crónica Feminista de Guadalupe López » Lee el texto completo...
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