Aquesex: 25 años de la educación integral en sexualidad a otros derechos y luchas
Imagen: Nadia Sierra
Por Nadia Sierra Campos
La autora relata a qué se dedica esta asociación civil y las experiencias más importantes, a propósito del aniversario de plata.
Leer, escuchar, escribir veinticinco años parece poco; pero cuando miro hacia atrás, de verdad que es un chingo. La Asociación Queretana de Educación para la Sexualidad (Aquesex) cumplió el 31 de agosto, el Aniversario de Plata. Llegamos a la celebración con muchas emociones y con harto trabajo; tanto, que ya no hubo cabida para el brindis. No por el momento.
Las personas tenemos sentimientos y vocaciones de la más diversa índole. Sin duda, para ello, hay un factor condicionante genético y uno determinante: la educación recibida, la experiencia vivida. Estoy convencida de que cuando te enfocas en el trabajo de un cierto tema es porque te atraviesa fuerte en tu historia de vida. Al final, se trata de la suma de lo que somos y lo que adquirimos. Esa es la vitalidad y fuerza de Aquesex.
No me corresponde contar la historia de cada una de las personas que fundaron, pasaron o seguimos en Aquesex; tampoco quiero hacer un recuento de mi propio paso, pues eso ya lo hice en otro espacio; pero sí quiero platicarles mi visión. Seguro que Liz Contreras, Ale Martínez o Lluvia Cervantes tienen otras piezas del rompecabezas que compartirán en su momento.
Trasládense en su imaginario al año 1993. Alguien seguramente estaba arrancando con su carrera profesional, quizá a la mitad de un doctorado, unas personas más se enfilaban en el movimiento zapatista o se preparaban para la lucha social en el país. Yo estaba en el tercer semestre de la preparatoria, reafirmando mi orientación sexual. Mi hermana estaba cumpliendo dos añitos de edad y -en algún rincón de Querétaro- otras estaban trazando un futuro distinto en el ámbito de las humanidades y la educación, abriendo brecha.
Fue una serie de saberes, deseos de transformación e inquietudes los que movieron a Liz, Modesto y otras más a fundar Aquesex. ¿Quién en su sano juicio, en una ciudad altamente conservadora, cuando las sexualidades en aquella época (como lo sigue siendo ahora) son rechazadas de los textos, se proponía reeducar en sexualidades? Ellas y ellos. Desafiantes, controvertidos y hasta confrontadores, pero gracias a estas valientes personas llegamos hoy aquí.
La educación para las sexualidades es el proceso vital mediante el cual se adquieren y transforman, formal e informalmente, los conocimientos, las actitudes y los valores respecto de la sexualidad en todas sus manifestaciones, lo que incluye lo biológico, la reproducción, el erotismo, los placeres, la identidad y las representaciones sociales de los mismos.
Así como la sexualidad misma, la educación integral en sexualidad es un proceso que se inicia con el nacimiento y dura toda la vida. Se da a través de las instituciones educativas, sociales, familiares, de la cultura o las tradiciones. Educar en sexualidad es mucho más que transmitir conocimientos e información. No es una elección, pues siempre estamos educando para las sexualidades; de tal suerte que para nosotras, este trayecto es nuestra vocación, responsabilidad y -sobre todo- nuestra aportación en el respeto y goce de los derechos sexuales y reproductivos.
Así es como nacimos. Primero en pequeñas reuniones de aula, de café, de casas prestadas. Posteriormente, en una pequeña oficina en la calle de Corregidora, en pleno centro de la ciudad de Querétaro. Hemos cambiado dos veces de domicilio; la primera solo subimos un piso; la segunda, y esperemos que última a pesar de las inundaciones, en nuestro espacio propio. También le añadimos apellidos a nuestro nombre. Ahora somos Asociación Queretana de Educación para las Sexualidades Humanas, A.C.
Hay gente que la fundó y ya no está más. Modesto se nos adelantó en el viaje; otras optaron por partir a distintos terrenos profesionales. Nos queda nuestro pilar y fuente de inspiración: Elizabeth Contreras. En el trayecto entraron quienes iban a sus prácticas profesionales, pasantías, servicio social, por herencia o por convicción, como yo.
Hemos sufrido tropiezos, reconocimientos, trabajo remunerado y el que desde las organizaciones no gubernamentales (ONG) se hace sin recursos o con los de otras personas. Hemos atravesado por crisis propias de lo complejo de las relaciones personales, de las afrentas financieras, de lo controversial del tema. Y hemos vivido en carne propia lo que significa levantar el cadáver de nuestro hermano, compañero, secretario de organización y activista: Octavio Acuña, a causa del odio que se ejerce por ser diferente, por ser quien se es; por ser homosexual.
De todo lo que hemos pasado, ese dolor, ese arrebato y ese crimen es el duelo más difícil que hemos tenido que enfrentar y superar. Pero seguimos de pie y con la frente en alto, convencidas de que tenemos que continuar. Mientras en 2005 las organizaciones sociales en Querétaro se replegaron, nosotras no íbamos a tener miedo, y confrontamos, aun con las amenazas y la persecución de parte del gobierno del estado.
Iniciamos con el trabajo en educación para las sexualidades y nos diversificamos. Transitamos a la consejería, al trabajo con hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH), a la prevención, atención y detección del VIH/SIDA, al reparto de millones de condones, noche tras noche, los fines de semana y con población clave, al combate de la discriminación, al tallereo con adolescentes y jóvenes en cientos de escuelas.
No podía faltar el género, el derecho a decidir, las maternidades libres, la violencia hacia las mujeres, el empoderamiento de ellas, la trata de personas, el acoso sexual, el feminicidio y tantos más. Y como nuestro nombre sonaba a «agua», ¿por qué no? Nos involucramos en temas ambientales, también. Organizamos la primera marcha contra la homofobia, promovimos acciones judiciales, ganamos una controversia por el derecho a decidir de las mujeres, celebramos los amparos individuales y el colectivo para los primeros matrimonios igualitarios en el estado, cerramos el Congreso local y realizamos muchas protestas.
También hemos bailado, cantado, reído y disfrutado. Hay quien dice que gracias a nuestra perseverancia o necedad, hoy ninguna pareja de lesbianas u homosexual, incluso ninguna relación poliamorosa, es señalada por tomarse de la mano en la calle o por manifestar públicamente su amor.
Nuestra historia se sigue escribiendo con «A» de aguerridas, alegres, apasionadas, atrevidas, de alcanzar las utopías, de aquesexys y AQUESEX.