Escuela de Partería Profesional: Lugar donde florece la vida
Por María Esther Espinosa Calderón
Con todo listo para su funcionamiento, el sueño del doctor Anastasio Rodríguez Antonio es revivir a “Hra Cayale Guenda Nabani”, que por falta de presupuesto cerrara sus puertas en 2019, antes de que la primera generación de parteras terminara.
En este 2020 que nos sorprendió la pandemia del Covid 19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo había designado como el Año Internacional del Personal de Enfermería y de Partería porque coincidía con el 200 aniversario del nacimiento de Florence Nightingale, considerada como la precursora de la enfermería profesional moderna. Nadie imaginaba que sería un año difícil para la población y para el sector salud. Dentro de los grupos vulnerables se encuentran las mujeres embarazadas.
El sueño del doctor Anastasio Rodríguez Antonio es volver a darle vida a la Escuela de Partería Profesional “Hra Cayale Guenda Nabani” del zapoteco: “Lugar donde florece la vida”, que naciera en el año 2016, como una iniciativa de la Fundación para el Desarrollo Integral de Río Petate y Comunidades Rurales, Asociación Civil. Escuela que por falta de presupuesto cerrara sus puertas en 2019, antes de que la primera generación de parteras terminara. Algunas estudiantes llegaron solo a hacer el internado en centros de salud de la región. Sin embargo, con la experiencia que adquirieron lograron seguir trabajando y ayudando a las mujeres en el momento del parto..
La lucha del médico egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN) por bajar los índices de mortalidad materna en las comunidades indígenas y rurales de Oaxaca, ha sido ardua desde el año 2008 que lo llamaron para dirigir el hospital de Ixtlán de Juárez, que se encuentra en la Sierra Norte del estado de Oaxaca, su labor no se ha detenido para que las mujeres embarazadas tengan un parto humanizado y que llegue a buen término, con ese fin formó una red de parteras tradicionales cuya sede estaba en Capulálpam de Méndez, “hicimos un encuentro con todas las parteras tradicionales del norte del estado”.
El hospital comunitario tenía 12 camas, había una posada cerca donde se quedaban las parteras tradicionales que venían de la sierra con sus parturientas. Al ver esa situación al médico gineco-obstetra le nació la idea de que se podía hacer algo más y formar parteras que ayudaran a evitar las muertes maternas. “Cuando yo llegué, entre 68 y 70 mujeres al año perdían la vida en el parto o postparto. No había forma de controlar este problema, el sector salud quiere que los especialistas lo resuelvan pero no hay médicos que se vayan a las comunidades, se quieren quedar en las ciudades”.
La lucha del médico egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN) por bajar los índices de mortalidad materna en las comunidades indígenas y rurales de Oaxaca, ha sido ardua desde el año 2008.
El problema de la mortalidad materna es una realidad, las parteras tradicionales hacen lo que pueden, explica el doctor Rodríguez, “llegaban a los hospitales o clínicas más cercanas con las parturientas en malas condiciones, ya para morir, en algunos casos, con problemas de preeclampsia y de hemorragia obstétrica. Me preguntaba ¿qué hacer?, dábamos cursos de capacitación, sin embargo, no era suficiente, generalmente las parteras tradicionales no saben leer ni escribir y algunas ya son mayores de edad. Es una generación que está desapareciendo, entonces pensé que se debía formar gente nueva. Busqué información y encontré que en San Miguel de Allende había una escuela de partería, la conocí, vi sus instalaciones que son muy bonitas, de primera, pero inalcanzable para Oaxaca, lo que se aprovechó fueron sus planes y programas de estudios, es una carrera técnica terminal, las estudiantes salen con cédula y título”.
Añade que para podérselo llevar debía de modificarlo y adecuarlo al entorno bicultural. “Me mandaron a la Coordinación Nacional de Salud Reproductiva y Equidad de Género de la Secretaría de Salud, logré que me los aprobaran, así se formó la Escuela de Partería Profesional Hra Cayale Guenda Nabani (Lugar donde florece la vida), nuestra primera generación empezó en 2016, la Fundación Mc Arthur dio becas, todavía nos apoyó el primer semestre de 2019, con el cambio de gobierno se fue la fundación y ya no hubo apoyos para que las estudiantes terminaran porque son de escasos recursos, es una zona de mucha pobreza. Las últimas se quedaron haciendo el internado en el hospital de Ixtepec.
“Después de que hace varias décadas se suspendió la capacitación en partería profesional a nivel de educación superior, la primera escuela moderna de México fue inaugurada en 1996 por la activista Nadine Goodman en colaboración con otras personas. El programa incluye tres años de formación en ginecología, obstetricia, neonatología, enfermería y prácticas tradicionales de partería, y se complementa con un año de servicio social en alguna institución de salud”.[1]
Los objetivos de la carrera de la Escuela de Partería Profesional ubicada en Rincón Viejo Santa María Petapa, Oaxaca son: “Capacitar profesional, médica y culturalmente competentes a hombres y mujeres, a fin de que proporcionen los servicios esenciales de atención requeridos por mujeres y recién nacidos, para coadyuvar a reducir el número de muertes maternas en comunidades indígenas vulnerables del estado de Oaxaca.
“Se cuenta con un Programa de Estudios de tres años, proceso acreditado por la Secretaría de Educación Pública, mismo que está dirigido a mujeres y varones interesados en estudiar la partería profesional.
“Esta institución se fundamenta en datos que indican que la principal causa de muerte entre mujeres en edad reproductiva, a nivel global, es la mortalidad materna; es decir, la defunción de una mujer durante el embarazo, parto o los 42 días siguientes por causas relacionadas o agravadas por el proceso de embarazo o la atención obstétrica. En este sentido ofrecemos la capacitación pertinente a los alumnos para volverlos competentes en el tema y en consecuencia logren coadyuvar a reducir el número de muertes maternas y el número de hospitalizaciones durante el embarazo, así mismo disminuir el número de cesáreas y el uso de analgésicos durante el trabajo de parto, en comparación con otros modelos de atención.
“Esta institución tiene el fin de ofrecer sus servicios a municipios de alta marginación y con altas proporciones indígenas, con un acceso limitado a la atención prenatal y postparto debido a la escasa cobertura del Sistema Nacional de Salud, y a la falta de adaptación cultural de sus servicios médicos para personas monolingües de origen zapoteca, huave, chontal, mixteco, zoque y mixes”.[2]
El doctor Anastasio Rodríguez no se da por vencido y sigue trabajando para que la escuela vuelva a funcionar apoyados con las Becas para el Bienestar Benito Juárez.
Por su parte, la Fundación Río Petate es una organización sin fines de lucro, tiene como objetivo beneficiar a personas, sectores o regiones de escasos recursos económicos, a comunidades indígenas y grupos vulnerables por edad, sexo o discapacidad; mediante la atención a sus necesidades básicas en educación y salud.
“Nuestra organización está integrada por hombres y mujeres libres que creemos en la familia como principio de convivencia social. Uno de los objetivos generales de nuestra asociación civil es impartir orientación social; entre otras: la atención o prevención de la violencia intrafamiliar para la eliminación de la explotación económica de los niños o del trabajo infantil peligroso, y educación o capacitación para el trabajo.
“Buscamos mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables de las comunidades de la zona norte del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Llevamos a cabo nuestra labor en ocho municipios del estado de Oaxaca: Santa María Petapa, Santo Domingo Petapa, San Juan Cotzocón, San Juan Guichicovi, San Juan Lalana, San Juan Yaveo, Santa María Chimalapa y San Miguel Chimalapa”. [3]
El doctor Anastasio Rodríguez no se da por vencido y sigue trabajando para que la escuela vuelva a funcionar apoyados con las Becas para el Bienestar Benito Juárez, es un problema resolver la muerte materna, hay escuelas de partería en otras poblaciones como la de San Miguel de Allende, en Guerrero, en Cuernavaca, Morelos y en Michoacán. Las parteras son una alternativa a donde no llegan los médicos. La escuela tiene las instalaciones adecuadas para funcionar eficazmente.
El doctor Anastasio, no quiere dejar morir la escuela, está todo para su funcionamiento; las instalaciones, los maestros y maestras, los planes y programas de estudio, tienen ocho simuladores anatómicos que les donó el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU).
“Estamos tratando de juntar una generación para agosto, aunque por la pandemia lo veo difícil. En este momento ya tenemos siete personas interesadas en estudiar la Carrera en Partería Profesional. No hay peor lucha que la que no se hace”. Explica el doctor Rodríguez que las Becas para el Bienestar Benito Juárez se las proporcionan a escuelas públicas y nosotros, no obstante ser privada, somos una asociación civil sin fines de lucro, nos registraron desde hace un año (julio de 2019).
“He recibido felicitaciones por facebook del trabajo que están haciendo en la sierra las parteras que salieron de la escuela. Tenemos también un grupo de parteras tradicionales que han tomado cursos con nosotros y han estado trabajando en Donají, comunidad en el municipio de Matías Romero”.
El doctor Anastasio, no quiere dejar morir la escuela, está todo para su funcionamiento; las instalaciones, los maestros y maestras, los planes y programas de estudio, tienen ocho simuladores anatómicos que les donó el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU), entre ellos el llamado “Mamá Noelia”, un simulador anatómico del parto y los problemas que se puedan presentar. “Tenemos abierta la convocatoria, si la pandemina nos deja, vamos a empezar en septiembre las clases presenciales”.
El proceso de admisión lleva exámenes psicológicos, psicométricos, un curso propedéutico y una entrevista socioeconómica, quien pasa el proceso tendría que pagar una inscripción de mil pesos, si fueran 20 alumnas sería una mensualidad entre mil y mil quinientos pesos, porque habría que pagarle a la partera profesional, a las y los maestros, a la jefa de control y a las o los trabajadores.
“Nosotros pagaríamos la inscripción y la primera mensualidad y luego haríamos el trámite de las becas Benito Juárez, tenemos todo para hacerlo, con eso sacaríamos la escuela, la primera aportación la haría Fundación Río Petate, esperaríamos que bajaran las becas; si no bajan esos recursos no podríamos”. Las parteras ya saldrían tituladas y con trabajo, la Secretaría de Salud las asimilaría y las enviaría a los centros de salud, donde tendrían la oportunidad de ejercer su profesión.
Esperamos que personas comprometidas con las causas sociales y de salud materno-infantil hagan eco de las palabras del doctor y apoyen a mujeres y hombres que desean estudiar las cuestiones médicas de la partería.
“Dentro del curso ellas hacen sus prácticas en el centro del salud, se irían tres semanas con las parteras tradicionales para que sepan de sus conocimientos. Estoy tratando de impulsar la escuela, estamos en tiempo y forma; si logramos el objetivo tendremos una nueve generación, no hay celos profesionales entre las parteras y las enfermeras, se ayudan; mientras esté vivo no pierdo la esperanza, el terreno de la escuela era casa de mis papás, también mi hermana donó uno. Hay mucho que ganar y nada que perder”, finaliza el doctor Anastasio Rodríguez Antonio, con la ilusión de que se haga realidad su sueño.
Esperamos que personas comprometidas con las causas sociales y de salud materno-infantil hagan eco de las palabras del doctor y apoyen a mujeres y hombres que desean estudiar las cuestiones médicas de la partería para ayudar a las embarazadas que viven en pueblos alejados de Oaxaca a tener un parto humanizado y seguro, que se les atienda como debería de ser en ese México olvidado. Lo más importante, que con su colaboración bajen los índices de muertes maternas.
“La mortalidad materna es mayor en las zonas rurales y en las comunidades más pobres. Como señala la Organización Mundial de la Salud, las mujeres pobres de zonas remotas son las que tienen menos probabilidades de recibir una atención sanitaria adecuada. Los factores que impiden que las mujeres reciban o busquen atención durante el embarazo o parto son: la pobreza; la distancia; la falta de información; la inexistencia de servicios adecuados; y las prácticas culturales”.
“La medicina basada en evidencias, ha demostrado que la integración del modelo de atención de la partería profesional a los sistemas de salud, es el método más eficaz de bajar tasas de mortalidad y morbilidad materno-infantil y mejorar la calidad del cuidado médico”[4]. Que la escuela de Partería Profesional de Rincón Viejo Santa María Petapa, Oaxaca, tenga éxito y se llegue a ese “lugar donde florece la vida”.
Fuentes:
[1] https://www.macfound.org/press/country/3/mexico-vuelve-las-parteras/ Consultado el 25 de julio de 2020.
[2] Tomado del resumen ejecutivo 2019 de la Fundación Río Petate y Hra Cayale Guenda Nabani, Escuela de Partería Profesional.
[3] Idem.
[4] Idem.
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