2018 Adiel Martínez Hernández Columnas Edición Agosto'18 

Heteronormatividad y terapias de conversión

Por Adiel Martínez Hernández


Tomando como ejemplo el caso del periodista Mauricio Clarck, el autor explica los mecanismos de la reproducción de la cultura, en específico la estrategia mediática para difundir valores dominantes respecto del sistema de género.



Las figuras públicas desempeñan un papel sustancial en la reproducción de la cultura. Como todo elemento cultural, su función simbólica está en el valor representativo de la práctica cultural y a su vez en la orientación de cómo debe llevarse a cabo dicha práctica. Hemos expuesto aquí que la peculiaridad de la sociedad occidental es servirse de personajes mediáticos para reproducir los valores dominantes respecto del sistema de género.

La intención es normar tanto las prácticas femeninas como las masculinas en los ámbitos productivos, reproductivos y afectivos. Para dicho propósito crean modelos de valores que se concretan en personajes estereotipados que afianzan los ideales de masculinidad y feminidad. Uno de estos valores es el de la heterosexualidad como práctica sexual exigida tanto a mujeres como a hombres. Generando así la heteronormatividad como el sistema dominante para las dinámicas del género.

Cabe destacar que en la legitimación y defensa de la heteronormatividad participa toda una red institucional compuesta por autoridades religiosas, políticas, académicas y culturales que buscan frenar la manifestación de las nuevas expresiones de las dinámicas de género influidas éstas por la diversidad sexual y sus respectivas identidades.

En ese sentido llama la atención el caso del periodista Mauricio Clarck, quien hace unos años declarara públicamente su orientación homosexual y su adicción a las drogas como consecuencia de vivir la represión de dicha orientación. Ahora vuelve a causar polémica al informar a través de los medios que se sometió a una terapia de conversión que ha eliminado la homosexualidad de su ser como si de una enfermedad infecciosa se tratara.

En el intento de normar las conductas disfuncionales de ciertos sujetos las terapias de conversión han resultado útiles para las instituciones penitenciarias y de salud mental. Pero su efectividad no se ha comprobado al cien por ciento. Para el caso de la orientación homosexual, al ser descartada como enfermedad mental por la Organización Mundial de la Salud, se ha prohibido su implementación en varios países pues atenta contra los derechos humanos de la comunidad LGBT+.

En México se sigue considerando la homosexualidad como un problema social que afecta el statu quo de la familia tradicional, por ende, organizaciones moralistas que defienden dichos valores promueven las terapias de conversión sirviéndose de personajes públicos como el ya mencionado. Sin embargo, la utilización de dicha estrategia mediática solamente está mal informando a la población creando un estereotipo del homosexual, negando la complejidad que conlleva el desarrollo de esta orientación sexual.

Por otro lado, se está polarizando a la sociedad con respecto del trato que se le debe de dar a un hombre o a una mujer que está en proceso de construir su identidad a partir de su orientación sexual. Pues ciertamente recomendar las terapias de conversión es asumir que el sujeto posee una anomalía. El resultado no es otro que una acrecentada discriminación a la diversidad sexual.

Lo destacable de esta situación es la inmediata respuesta de las organizaciones que apoyan a los colectivos LGBT+, pues inmediatamente alertan sobre las consecuencias negativas tanto de la utilización de las terapias de conversión como de la difusión del discurso que promueve la heteronormatividad. Con información sustancial, basada en conocimientos científicos y no en prejuicios morales, además de sus propias experiencias como miembros de la diversidad, generan un contrapeso a este embate de los sectores conservadores.

En este debate es imposible quedarse al margen, pues es necesario crear un consenso que derrumbe todos los mitos acerca de la diversidad sexual. Es necesario eliminar los prejuicios morales con respecto de la homosexualidad para generar relaciones sociales más justas y libres de discriminación. En ese sentido se requiere dejar de utilizar estas estrategias mediáticas que difundan información errónea sobre la efectividad de las terapias de conversión.



 

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