2019 Artículos Edición Enero'19 Josefina Hernández Téllez 

“Las mujeres siempre estamos solas”: Roma

Foto: Emma Blancas/MujeresNet

Por Josefina Hernández Téllez

 


Con la cotidianidad de las mujeres de casa como hilo conductor, la película ‘Roma’ retrata la alegría, generosidad y esperanza de las indígenas a pesar de la marginación social, política, económica y de género.



“Las mujeres siempre estamos solas”, es la frase lapidaria con que saluda y se despide Sofía de su empleada doméstica, Cleo, una noche en la que llega a su casa visiblemente afectada emocionalmente por el alcohol y por el abandono de su esposo, en la discutida y aplaudida película de Alfonso Cuarón: Roma. Un filme que, quizá sin pretender serlo, es una historia sobre las mujeres y sus rutinas, sus miedos y sus abandonos, su fortaleza y su generosidad,  su vida y sus tropiezos.

La historia que recrea y cuenta en Roma, Cuarón ha reconocido que es autorreferencial. Y en esa evocación fílmica nos cuenta detalles familiares y nacionales de una época pero también de al menos dos clases sociales que interactúan y se necesitan, y cuyo eslabón o punto de unión son las mujeres.

Roma no sólo es la historia de una familia clasemediera y sus empleadas, es un resumen fílmico contextualizado de un tiempo, de un país: el hilo discursivo refiere hechos como el halconazo o represión de 1971 contra jóvenes estudiantes; la vulnerabilidad de las mujeres indígenas que llegan a las grandes ciudades a prestar servicios domésticos; la dilución cultural de una clase donde las mujeres siguen siendo quienes hacen la diferencia en la vida cotidiana y política; el machismo y misoginia que permean las actitudes cotidianas de los hombres respecto a su corresponsabilidad en el tejido social de la familia, la procreación y la vida doméstica, entre otros aspectos nostálgicos del siglo pasado y la gran ciudad que no lo era tanto, confirmamos hoy.

Así que en la historia de Roma, la actitud de cada uno de los personajes se refrendan clichés, ideosincracia y cultura. Cleo es la protagonista central. Es la mujer evocación de la niñez del director y retrata y refleja la quietud y generosidad de las indígenas, pero también su alegría y esperanza de vida pese a las desgracias y la marginación social, política y económica. Al ver su actuación una se pregunta cómo protagoniza tan fielmente las características y el ser indígena y no hay otra respuesta que su propio origen mixteco. Los silencios, la mirada, las manos, dicen más que las palabras. Por eso cuando Sofía, su patrona, le sentencia: “Las mujeres siempre estamos solas”, ella no imagina que le augura la soledad en el embarazo, en el parto; y que son las mujeres, de diferentes edades y situación, quienes se acompañan y refuerzan en la cotidianidad: la abuela a Sofía, Sofía a los niños y Cleo a toda la familia a través del cuidado doméstico y hasta amoroso.

Por eso cuando Sofía, su patrona, le sentencia: “Las mujeres siempre estamos solas”, ella no imagina que le augura la soledad en el embarazo, en el parto; y que son las mujeres, de diferentes edades y situación, quienes se acompañan y refuerzan en la cotidianidad…

Parte de la crítica a este filme es que es lento, sin historia y sin chiste, pero el inicio revela el hilo conductor: la cotidianidad de las mujeres de casa. Parte central de esta mirada es la continua limpieza de un patio que se distingue por la caca del perro. No importa que laven y laven, Cleo o Adela, las empleadas domésticas, siempre aparecen esas cacas que nos recuerdan la mierda que es el trabajo doméstico. Una espiral sin fin en la que se nos va la vida a las mujeres pero que nadie valora, aprecia o dimensiona, pero que es tan importante para el bienestar de todos los demás, de la sociedad.

El clímax hollywodense no llega o no se dosifica en las fórmulas asimiladas, menos aún hace sentido y gracia a muchos ver que una empleada doméstica es el centro de la historia. Nuestras miradas y percepciones están condicionadas al oropel de la gran industria estadunidense del filme, así que Roma no es absolutamente aceptada y popular. Sin embargo, representa otro abordaje de la vida cotidiana, donde a querer o no las mujeres somos el centro de este universo que vive y da vida.

Dentro de la trayectoria de Alfonso Cuarón, Roma representa el primer filme que escribe, fotografía y dirige. En su haber destacado están: su ópera prima Sólo con tu pareja (1991), La princesita (1995), Grandes esperanzas (1998), Y tu mamá también (2001), Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004), la producción de El Laberinto del Fauno (2006), París te amo (2006), Los niños del hombre (2006), Gravedad (2013) y Believe (2014).

Roma tuvo una proyección internacional pese a ser producción de Netflix. Se estrenó en noviembre en salas especiales de Los Ángeles, Nueva York, Toronto, Londres, México, y algunas otras ciudades de Estados Unidos y Europa. El 14 de diciembre se puso a disposición pública general en Netflix.



 

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