2023 Alma Rosa Ortega González Artículos 

Mamoplastia: Género, sexualidad y supremacismo cultural masculino

Foto: infobae.com

Por Alma Rosa Ortega González


La mamoplastia aparece en pleno siglo XXI como un medio que explota el deseo erótico femenino y masculino para tener poder y dinero cediendo derechos y libertades a la ideología  del supremacismo y hegemonía masculinas ancestrales.


“Las emociones son las calderas del cerebro”.
Helen Ficher[1]

Teorías feministas y teorías de las identidades realizan debates sobre el cuerpo donde se discute sobre las condiciones materiales que posibilitan la felicidad y conformidad de las emociones con el cuerpo. También discuten  prácticas de inclusión o  exclusión en espacios urbanos y rurales para las subjetividades con sus diversas formas corpóreas y los efectos de vulnerabilidad que ha producido el poder en ellas.

Judith Butler y Dona Haraway han cuestionado el binarismo de género como naturaleza original y destino último de los cuerpos y la posibilidad de la transformación de los mismos por medios tecnológicos y cambios de imaginarios colectivos, como  uso de ropas, ademanes, gestos, ejercicio de las sexualidades diversas e incorporación de las disidencias feministas y masculinas que aporten a la deconstrucción del género binario.

También se usan cirugías y operaciones para modificar el “sexo/género” de las personas, pero estas autoras nunca imaginaron que la tecnología (cyborg) serviría tan bien al patriarcado y la construcción de cuerpos hiperfemeninos o feminizados presos de la hegemonía cultural de género.  El argumento central sobre la misoginia y la belleza femenina incorpora una crítica al ejercicio de la libertad  y por tanto del uso de la tecnología para modificar la apariencia del cuerpo femenino alineado con estereotipos de senos y glúteos de idéntica forma y tamaño.

El uso de medios tecnológicos para transformar la apariencia de jóvenes y adolescentes mujeres y mujeres transgénero de  clases sociales adineradas se ha extendido como parte de lo que se considera aceptable o deseable por élites masculinas, concentradas en empresarios,  gestores de concursos de belleza, dueños de páginas pornográficas y aplicaciones virtuales;  only fans, sitio popular de   pornografía y  prostitución virtual, aparece como el gran negocio donde los cuerpos se ajustan a modelos estéticos idénticos, ya que  en efecto, hombres y mujeres deben poseer ciertos atributos específicos para ser rentables.

En nombre de  la libertad este tipo de imaginarios estereotipados por los medios de comunicación, televisión, cine, teatro y redes sociales demuestran que  el cambio o modificación de los cuerpos o cambios de género no constituyen actos independientes de los poderes mediáticos que dictan normas de género. La mamoplastia es un efecto del patriarcado tecnológico  contundente.

Mamoplastia: cirugía estética en la que se realiza un aumento mamario (senos) mejorando el tamaño y apariencia de los pechos gracias a que se colocan prótesis de suero salino o silicona, se sitúan debajo del músculo pectoral o sobre el mismo según lo decida el médico. La intervención dura aproximadamente dos horas y se duerme completamente al o la paciente con sedante aplicado vía intravenosa.[2]

En el siglo XX, Simone de Beauvoir es la gran referencia teórica del movimiento feminista occidental europeo por su obra más representativa,  El segundo sexo[3], texto publicado en el año de 1949 en el cual  la autora se hacía una pregunta fundamental sobre los deseos y destinos femeninos.  ¿Cuáles son las circunstancias y condiciones humanas, culturales y sociales que propician  la desigualdad y la opresión política en relación con el sexo-género? [4]

La mamoplastia es un efecto del patriarcado tecnológico  contundente.

La distinción entre el sexo biológico y el género fue crucial para el feminismo de Beauvoir y las posteriores discusiones sobre el tema.  Esta distinción -sexo/género- consistía en una exposición sobre el manejo de lo natural como un terreno anterior al de la inteligencia,  la razón, y que necesita de lo social y la cultura para ser significado.  Simone de Beauvoir critica la construcción e interpretación cultural de la biología de las mujeres por las características sexuales visibles de sus cuerpos y que esta construcción las limite y condicione.  En El segundo sexo al referirse  al deseo sexual femenino y al destino biológico ineludible  de la maternidad, Beauvoir describe esto como una fuerza intangible opresiva,  relacionada con la biología y con el cuerpo de las mujeres. Históricamente el cuerpo de las mujeres estaba reducido a las finalidades de la  procreación, la lactancia y a cumplir un deseo sexual pasivo. Todo este contexto histórico cultural  estaba sometido no solo al deseo cultural masculino, sino a una especie de fuerza que transcendía la voluntad de las mujeres, un deseo sexual, que llamó el “dominio de la hembra”. Ella reconoce que tanto  el poder como el deseo femeninos estaban construidos de manera masculina y ambos permanecían involucrados en la cultura para dominar y controlar a  las mujeres. El deseo sexual femenino era una fuerza que tenía que ver en las mujeres con un  destino anatómico, hormonal  y biológico que conformaba y limitaba sus  cuerpos y su libertad una buena parte de sus vidas.  Esta situación provocaba una fractura  en las mujeres oscilantes entre una voluntad de autonomía  y un deseo que las trascendía.

La mamoplastia aparece en pleno siglo XXI como un medio que explota el deseo erótico femenino y masculino para tener poder y dinero cediendo derechos y libertades a la ideología  del supremacismo y hegemonía masculinas ancestrales. Las ideas sobre el poder que se comparten en este artículo tienen que ver con ideas hegemónicas del destino de los cuerpos. El cuerpo de las mujeres constituye un poder que tiene que ver tanto con la construcción del imaginario femenino que parte de la dicotomía espacio público/privado donde se identifica a las mujeres como naturaleza y  esencia  corporal, y con un imaginario erótico perene de que las mujeres son su cuerpo. Y en territorios colonizados como México, los cuerpos femeninos se construyen desde el imaginario europeo del machismo y la enajenación.

Los teóricos decoloniales ven al colonialismo como el lado oscuro de la modernidad, descartan la asociación de la modernidad con los desarrollos emancipatorios de Europa, tales como la Reforma, la Ilustración y la Revolución francesa y sugieren en su lugar relaciones causales bastante más complicadas entre colonialismo, la era de la razón y las revoluciones; la libertad del europeo y el colonizador depende de la privación de libertad del colonizado.[5]

Las ideas sobre desarticular este tipo de construcciones ideológicas y resignificar los poderes comunitarios y colectivos para reapropiarse de imaginarios diversos y que no produzcan violencia sobre los cuerpos tiene que ver con una crítica más extensa. Podemos ejemplificar cómo el proceso de modernidad, colonialidad e imposición de imaginarios hegemónicos europeos opera  sin filtros en medios de comunicación y redes sociales cotidianas con imágenes de dos mujeres de latitudes geográficas diferentes y destinos corporales semejantes.  Se puede hablar de geopolítica de los cuerpos femeninos estandarizada por la política del supremacismo masculino a grandes rasgos.

Fotografía (google.com) de Kim Kardashian, personalidad famosa por ser millonaria, empresaria, protagonista de realities televisivos, quien ostenta múltiples cirugías en su rostro, labios, senos y  glúteos, al igual que el resto de su familia.

Joselyn Cano, profesionista pero dedicada al modelaje en redes sociales, muere a los 29 años  por complicaciones relacionadas con una cirugía para un levantamiento de glúteos, cabe mencionar que los medios de comunicación la caracterizaban como la “Kardashian mexicana” debido al modelo de cuerpo estereotipado que criticamos en este artículo por sus negativas consecuencias para la salud mental y física de “las mujeres”.  (Foto google.com)

Por otro lado, la mamoplastia como tema de reconstrucción estética para las sobrevivientes del cáncer de mama merece una reflexión totalmente independiente y respetuosa que no es el objetivo de esta breve reflexión.

Fuentes:

[1] Fisher, Helen (2003) El primer sexo, Santillana: España, p. 218.
[2] Sitio electrónico Victor Reins  https://prosycontras.de/la-cirugia-estetica/
[3] Beauvoir_Simone_de-_El_segundo_sexo.pdf – Google Drive
[4] Véase,  Miguel Ana de, “Los feminismos a través de la historia”, Mujeres en red,  http://www.mujeresenred.net/anademiguel.html
[5] Mendoza, Breny (2019) “La colonialidad del género y poder: De la postcolonialidad a la decolonialidad”, en Ochoa Muñoz, Karina (Coord.) Miradas en torno al problema colonial, pensamiento anticolonial y feminismos descoloniales en los Sures globales, Akal: España, p. 55.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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