Los 87 años de la princesa que se quedó en México
Fotos: María Esther Espinosa Calderón/MujeresNet
Por María Esther Espinosa Calderón
Merecedora de infinidad de premios y reconocimientos por su obra periodística y literaria, entre ellos más de diez doctorados Honoris Causa, el Premio Nacional de Periodismo y el Premio Cervantes, Elena Poniatowska celebra su cumpleaños sonriéndole a la vida.
Elena Poniatowska, la Elena de todos, la Elena de los mexicanos llega plena a sus 87 años, este 19 de mayo, contenta, dicharachera, trabajando como siempre, sonriéndole a la vida y dejando de lado los cuestionamientos absurdos que se le hacen por su acercamiento con el presidente Andrés Manuel López Obrador, como el supuesto otorgamiento de cinco millones de pesos para su fundación. La Fundación Elena Poniatowska respondió al escándalo de los 5 millones de pesos. En un comunicado se aseguró que la organización está «técnicamente en quiebra» y no ha recibido dinero de la actual administración. «Hacemos un llamado a detener estos ataques provenientes de la ignorancia o la mala fe que se ha orquestado en contra del legado de una de las grandes escritoras mexicanas».
El pasado primero de abril la escritora asistió a “La Mañanera”, al querer saber los reporteros sobre su presencia en el lugar dijo “que estaba por curiosidad”, que no le iba a preguntar nada al Presidente sino estaba ahí para ver cómo se desarrollaba la conferencia y cómo iba la Cuarta Transformación. Además les dijo a los periodistas que la cuestionaron “que no había prensa fifí sino chambeadora”.
El 10 de mayo fue también invitada a Palacio Nacional a la ceremonia del Día de las Madres, cuando tomó el micrófono pronunció un conmovedor discurso dirigiéndose a su madre muerta para decirle que estaría contenta con lo que ha hecho hasta el momento el actual gobierno:
«Mira mamá, tú que estás aquí, tú que estás en el cielo, míranos aquí, es la primera vez que en tantos años un presidente nos llama en una situación, en un lugar cálido, con voz sencilla y con algo que es tan importante: con amor y con cercanía».
“Mira mamá, yo creo que has de estar muy contenta, has de estar sintiendo que México ha cambiado mucho, que México va por buen camino que nunca tú recorriste con los presidentes, con el gobierno anterior”.
Elena llega a los 87 años viendo cristalizado algo por lo que luchó durante estas últimas tres campañas presidenciales, ver a Andrés Manuel López Obrador como presidente de México. Dice que también es crítica del mandatario, sin dejar de reconocer que ha habido un cambio drástico por lo que habrá que tener paciencia.
Periodista, escritora, la «princesa de la izquierda», así llamada por sus orígenes nobles y por sus convicciones políticas, es la Elena a quien Carlos Fuentes le decía «Poni», la amiga entrañable de Carlos Monsiváis, la esposa de Guillermo Haro, la hija, la madre, la abuela, la luchadora social, la de convicciones firmes, la que un día llegó de París a México para quedarse, para enriquecernos con su cultura, con su forma de escribir, con su manera de entrevistar, la que se forjó en la escuela de la vida y la que ha dejado escuela.
Periodista, escritora, la «princesa de la izquierda», así llamada por sus orígenes nobles y por sus convicciones políticas…
Poniatowska asegura «que no pasó por la universidad ni de noche». Si bien es verdad que ha recibido varios doctorados Honoris Causa de universidades de México y del extranjero, su educación superior fue poco tradicional. No asistió a la Universidad de La Salle, sino a la de la calle. En cambio, sus entrevistados, entre los que figuran Alfonso Reyes, Luis Buñuel, Octavio Paz, Diego Rivera, Juan Rulfo y Rosario Castellanos, se transformaron en los benévolos maestros de una joven siempre curiosa y, a veces impertinente. [1]
En el prólogo de Elenísima de Michael K. Schuessler, Carlos Fuentes la describe así: «Era una, varias antenas que apuntaban ya a las direcciones múltiples, a las dimensiones variadas de una obra que abarca el cuento, la novela, la crónica, el reportaje, la memoria… Salimos juntos, hace varios años, yo con un libro de cuentos Los días enmascarados, ella con un singular ejercicio de inocencia infantil, Lilus Kikus» [2]. El primer libro de Poniatowska que nació en 1954.
Elena, la que se reveló dijo Carlos Fuentes como «una Alicia en el país de los testimonios». La que dejó su título nobiliario para darle voz a los que no la tienen, a los que no son escuchados…[3]
«Elenita», como la llaman sus amigos, se inició en el periodismo en el periódico Excélsior, cuando tenía 20 años de edad. De ahí a la fecha son innumerables sus entrevistas, sus crónicas, sus reportajes, sus ensayos. Su obra es prolífica: Lilus Kikus, Querido Diego te abraza Quiela, Hasta no verte Jesús mío, La Noche de Tlatelolco, Fuerte es el Silencio, Nada, nadie. Las voces del temblor, La piel del cielo, Palabras cruzadas, Todo México, Tinísima, Leonora, El tren pasa primero , Dos veces única, Las siete cabritas, Las indómitas, entre muchas otras.
«Nadie ha hecho más preguntas que ella, nadie ha sabido fingir mejor la ingenuidad. Pregunta y así todos le decimos lo que no necesariamente queremos decir», comentó el escritor Juan Villoro.
La periodista ha sido merecedora a infinidad de premios y reconocimientos, 14 universidades le han otorgado el doctorado Honoris Causa. En 1978 ganó el Premio Nacional de Periodismo, convirtiéndose en la primera mujer en recibirlo. En 2013 le dieron el Premio Cervantes, es la cuarta mujer en tenerlo en sus manos y la primera mexicana.
En su discurso en España, la escritora señaló: “Soy la cuarta mujer en recibir el Premio Cervantes, creado en 1976. María Zambrano fue la primera y los mexicanos la consideramos nuestra porque debido a la Guerra Civil española vivió en México y enseñó en la Universidad Nicolaíta en Morelia, Michoacán”. En 2018 la escritora uruguaya Ida Vitale es la quinta mujer a quien se le otorga. De 1976 que se instituyó, hasta la fecha lo han recibido 40 hombres y cinco mujeres, siendo Elena la primera y única mexicana.
Felices 87 Elena Poniatowska y que continúe deleitándonos con sus obras, que sigamos aprendiendo de ella la solidaridad y que su legado se quede por siempre en México. Así como ella se quedó por propia voluntad en esta nación, renunciando a ser princesa.
Referencias:
[1] Michael K. Schuessler, Elenísima: ingenio y figura de Elena Poniatowska, p.33
[2] Ibídem, p. 29
[3] Ibídem, p. 13
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