2023 Artículos Entrevista María Esther Espinosa Calderón 

Berenice Valdez: una conductora feliz

Foto: Cortesía de Berenice Valdez

Por María Esther Espinosa Calderón


Berenice Valdez se subió a manejar una pipa de 20 mil litros con materiales y residuos peligrosos.  Quienes la ven pasar en la carretera o en la ciudad, se sorprenden, “no sé, qué dirán”.


Berenice Valdez es una mujer inteligente y guapa, segura de sí, de lo que quiere; lo que dejó atrás, ahí se quedó, mira para adelante con eso grandes ojos color ámbar claro, su pelo largo rizado que enmarca su cara. Quiso ser actriz, pero por azares del destino su vida giró para otro lado y se subió a manejar una pipa de 20 mil litros con materiales y residuos peligrosos.

De lunes a sábado, de una de la tarde a nueve de la noche se pone el overol de la empresa donde trabaja y sale a algunas partes del Estado de México, zona metropolitana y Ciudad de México a entregar lo que lleva en su camión. Siempre le gustó manejar, dice que lo trae en el ADN por parte de su papá.

Quienes la ven pasar manejando una pipa en la carretera o en la ciudad, se sorprenden, “no sé, qué dirán” dice con una sonrisa que le deja ver los hoyuelos de sus mejillas.

Berenice entró a estudiar a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, la licenciatura de Literatura Dramática y Teatro, sin embargo, por cuestiones económicas y por falta de oportunidades en la actuación, la vida la llevó por otro camino.

Participó en funciones de teatro con los hermanos Carlos y Eduardo Monden, quienes al saber que manejaba bien, además de su actuación era la que conducía la camioneta que los llevaba a las presentaciones, bromeando señala: “Ser el chofer de la compañía no me lo pagaban”.

Realizó diversos trabajos: dio clases de teatro en una escuela, la materia de español en otra, fue telefonista, cajera, imposible juntar para tener un vestuario para los casting. Ve a Rubén el exesposo de su mamá como un ángel que le ayudó a entrar a la empresa donde labora desde hace 13 años.

Cuando me enteré que Berenice manejaba una pipa, me sorprendí por lo peligroso que es ese trabajo, le pedí una entrevista sobre su experiencia, me dijo que les preguntaría a sus superiores si podía dar el nombre de la empresa y tomarse una foto al lado de la pipa, la respuesta fue un rotundo ¡no!, por cuestiones de seguridad. Para ella es importante decir que las mujeres podemos desarrollar cualquier trabajo por difícil o peligroso que sea.

Berenice para poder conducir una pipa tuvo que empezar desde abajo desarrollando varias labores, se interesó por los requisitos que pedían. Inició con su formación y su capacitación, al principio temerosa y luego aguerrida hasta conseguir su licencia. Comenta: “Primero te dan un curso teórico para que conozcas las señales de tránsito, entre otras cuestiones, luego uno práctico, te hacen exámenes médicos, si los pasas la Secretaría de Comunicaciones y Transportes te da la licencia E, que es con la que puedes manejar una pipa o tráiler con materiales y residuos peligrosos”. Señala que antes de salir sola a carretera un instructor de la empresa estuvo con ella más de un mes enseñándole a manejar la pipa.

Para ella es importante decir que las mujeres podemos desarrollar cualquier trabajo por difícil o peligroso que sea.

Berenice se enamoró de su nuevo trabajo. Al principio, algunos de sus compañeros la veían con cierto recelo, otros la ayudaban, hasta que logró colarse en ese mundo. “Lo que aprendí en la universidad me ha servido para comunicarme con mis compañeras/os”.

Ama lo que hace, “siempre me llamó la atención manejar, desde que aprendí en un vocho viejito que tenía, después compré uno más nuevo, me hubiera gustado ser chofer, llevar a muchachas al Metro o pedir trabajo en alguna línea de taxis.

“Voy sola, antes sí iba un ayudante, sin embargo, las cosas han cambiado. En el tiempo que tengo manejando la pipa, solo una vez tuve un percance. Había mucho tráfico en la carretera, no enderecé bien el camión y un tráiler con una de sus cajas me pegó en el espejo. Procuro siempre estar atenta, además no nos dejan escuchar música, ni nada que nos distraiga. No tengo mucho problema, porque me gusta el silencio y disfruto lo que hago, a pesar de ser cansado y estresante. Al principio me dio temor, ahora ya no. Uno sabe lo que lleva y debemos de tomar todas las precauciones para evitar un accidente”.

Señala que le pide a Dios le siga dando capacidades físicas para continuar manejando el enorme vehículo con sus diez velocidades y además la reversa. Cuenta que un día le preguntaron a su mamá si no le daba miedo que su hija anduviera arriba de un camión con sustancias peligrosas, contestó: “Le tengo fe a Bere, sé que ella es capaz de hacerlo, es muy responsable y muy buena conductora”.

Si a la pipa que maneja Berenice le caben 20 mil litros, al tráiler, 30 mil litros, “antes fui ayudante de chofer de tráiler”. Explica que en su empresa ya hay más mujeres trabajando, “cuando empecé, hace 13 años, éramos tres. Los hombres tardaron en aceptarnos. No nos hacían caso, algunos eran groseros, poco a poco se fueron acostumbrando. Creían que no iba a aguantar, que seguramente provocaría un accidente. Es increíble, que en la actualidad, todavía existan personas que piensan que las mujeres somos inútiles o tontas, lo podemos hacer muy bien y hasta mejor”. Su amiga Claudia maneja un comando de incendios, que es un camión de bomberos, de la misma manera tampoco es fácil manejarlo.

Explica: “Nunca entré al juego de los hombres, aprendieron a respetarme, estimarme y me enseñaron cosas que no sabía, por ejemplo, me decían: vete por este atajo, hazle de tal forma para que el camión no se vaya para atrás, me mostraron rutas alternas para evitar el tráfico”.

Comenta que le tiene mucho respeto y admiración a las mujeres que operan camiones foráneos, ellas tienen mayor peligro de ser víctimas de la delincuencia en las carreteras. “En mi caso transporto material peligroso, además, ando poco en carretera, se sabe que no manejamos efectivo por lo que no es atractivo el robo de las pipas, además cuentan con localizador, hay mucha seguridad.

“Al principio me costó trabajo, se tiene que aprender a manejar las revoluciones, para meter velocidades, sobre todo en una subida, hay que cuidar que no haya fugas de aire, leer los manómetros, son muchos detalles que debes de saber para estar atenta”.

Esa joven que quería ser actriz, se transformó en una mujer valiente que encontró en el camino otro sueño por el cual vivir. “Soy una conductora feliz, más bien una pipera feliz”.

 

 

 

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