2014 Columnas Edición Junio'14 Guadalupe López García 

La madre: mito quebrantado

Por Guadalupe López García


Guadalupe López García explica cómo un hecho biológico (parir) se transforma en un mito (la madre) que se mantiene vivo todavía a través de su reproducción en los medios, la cultura, la tradición y la religión.



«No es lo mismo una mujer con hijos, que ser madre», fue la frase que encontré en una revista de la década de los 50 del siglo pasado. Parece que ser madre , entonces, es algo más que parir y criar hijas e hijos: es un privilegio, un don, una aspiración, un título que se debe ganar a pulso.

La maternidad se transforma así, de un hecho biológico a un símbolo… un mito encarnado en cuerpo de mujer. Indica que las mujeres fueron hechas para tener hijos. Es su naturaleza, un instinto. Las mujeres como seres sexuados representan el pecado, el placer, el erotismo, el deseo; como madres: la abnegación y sacrificio hacia las y los otros. Se condena y rechaza lo primero, se exalta y alaba lo segundo.

Aunado a esas representaciones, el amor de madre es una emoción construida que «va más allá de la razón», [1] al igual que el amor a la madre: madre… sólo hay una. Es la jefecita santa, la mejor mamá del mundo, lo más sagrado. «Todas las mujeres son putas, menos mi madre». A fin de cuentas, es aquella quien nos dio la vida.

Es algo que constantemente nos recuerdan las instituciones sociales: escuela, familia, religión, medios de difusión: «Mi mamá me mima» es la primera oración gramatical que construimos cuando aprendemos a leer y a escribir; «Honrarás a tu padre y a tu madre», mandata la fe católica; «Toda mujer, porque Dios lo ha querido, dentro del corazón lleva a un hijo dormido», se escucha en la película Canción de cuna; «A la que nos amó antes de conocernos», reza una leyenda al pie de un monumento a la madre.

La triada madre-virgen de Guadalupe-futbol es la que mueve una sociedad con base en símbolos y mitos. Es la máxima expresión del nacionalismo en México. Cualquier ofensa a esos símbolos será respondida con odio. Lagarde señala que

El mito de la madre mexicana es constitutivo del mito fundante de la patria [y la virgen de Guadalupe] representante mítica de la madre cósmica de los mexicanos […] La madre es la representación simbólica de la mujer mexicana, madre en esencia, aunque para arribar a ese estado social y existencial, se la chinguen [2].

Pero más allá de ser una fecha para promover el consumismo, sustentado en la emoción del amor a la madre, con el 10 de mayo se busca reforzar los papeles tradicionales de las mujeres: madre-amadecasa-esposa.

Sin duda, el principal dispositivo emocional [3] que reproduce y hace vigente ese mito es el Día de la Madre (o de las madres), que en México se celebra el 10 de mayo. Su origen es alimentado por varias raíces: una mítica, recurriendo a la antigua Grecia con sus diosas o la madre de los dioses; una prehispánica, con la adoración de Coatlicue y a Coyolxauhqui; una religiosa, con la virgen María; una pagana-occidental, con leyendas provenientes de países como Estados Unidos e Inglaterra, y una política y conservadora, como ocurrió en México [4].

La celebración del 10 de mayo en las escuelas de educación básica (primaria y secundaria) es un ejemplo de cómo funciona dicho mecanismo. A pesar de que las/os maestras/os desconocen su origen y aunque los festivales no formen parte del calendario cívico-escolar ni exista una orden oficial para realizarlos, se hacen por costumbre, porque siempre ha sido así, por ser una tradición.

Pero más allá de ser una fecha para promover el consumismo, sustentado en la emoción del amor a la madre, con el 10 de mayo se busca reforzar los papeles tradicionales de las mujeres: madre-amadecasa-esposa: «La mujer tiene muchos privilegios, pero el más grande es el de ser mamá»[5], nos dicen los medios. Del mismo modo, se ocultan las condiciones que muchas afrontan al ser las principales responsables de la crianza de las y los hijos o ser quienes asumen las jefatura del hogar [6].

El imperativo social hacia la figura de la madre también es una violencia simbólica: aquel o aquella que no celebre a su madre, no tiene madre o es un/a hijo/a de la chingada [7]; aquella mujer que no sea madre (cuando puede serlo), es una egoísta que no quiere asumir responsabilidades, y cuando no pueda, será llamada mula, estéril, frustrada, y aquella madre que tenga otras responsabilidades que distraigan su función principal, será la culpable de lo que le ocurra a las/os hijas/os, como alguna vez sentenció el panista Carlos Abascal Carranza, ex secretario del Trabajo [8].

Más allá del mito o de los distintos tipos de madres [9], desde las sufridoras o transgresoras -como muchas feministas-, subsisten diversas maternidades, distintas formas de vivir esa etapa de vida de las mujeres. En la escena social, el papel tradicional de madre se pone en cuestión cuando muchas mujeres irrumpen otros espacios como en áreas de la ciencia, el deporte, incluso, hasta en oficios no tradicionales.

También llega a ser un papel político, cuando muchas mujeres se insertan en luchas en contra de las desapariciones, asesinatos y violaciones de sus hijos/as, pidiendo justicia, como las Madres de la Plaza de Mayo, ahora abuelas (Argentina), y el Colectivo Eureka (México), con Rosario Ibarra y muchas otras mujeres.

También están las organizaciones de mujeres, como Nuestras Hijas de Regreso a Casa, en Chihuahua, y de otras entidades que han recorrido el país para pedir justicia. Marisela Escobedo fue asesinada en la capital de ese estado, en el 2010, cuando se manifestaba frente al palacio de gobierno para pedir que atraparan al asesino de su hija (la pareja de ésta).

En la escena social, el papel tradicional de madre se pone en cuestión cuando muchas mujeres irrumpen otros espacios como en áreas de la ciencia, el deporte, incluso, hasta en oficios no tradicionales.

A 28 horas de haberse celebrado el Día de la Madre de este 2014, Sandra Luz Hernández, luchadora social quien se había integrado a un grupo de madres con hijos desaparecidos, fue asesinada en Culiacán, Sinaloa. En la calle, en el marco de sus protestas, al igual que Marisela, fue muerta a tiros.

El 10 de mayo de este año, muchas mujeres no estuvieron ni en el restaurante ni con la familia, ni recibieron flores ni una licuadora. No celebraron. Protestaron, como lo han hecho desde hace tres años, en la Tercera Marcha de la Dignidad Nacional, Madres buscando a sus Hijas, Hijos, Verdad y Justicia. «Hija, escucha, tu madre está en la lucha», [10] fue uno de sus gritos de batalla.

Asimismo, están las madres de los hijos que murieron en el incendio de la guardería ABC, en el 2009, en Hermosillo, Sonora, y que se han organizado para que ese crimen no quede impune. No sólo son las madres sino padres, otros familiares y luchadores sociales que se han unido a los gritos de protesta. Pero son ellas -solas o en grupo- las primeras, las que encabezan y las que no se dan por vencidas.

Los Objetivos del Milenio son la principal estrategia internacional para que los países atiendan diferentes problemáticas sociales. México ha tratado de cumplir las 8 metas propuestas, pero ha reconocido un rezago considerable en una de ellas, la que se refiere a la mortalidad materna. A esta situación se añaden los casos de varias mujeres que han parido en la calle a causa de la mala atención y falta de sensibilidad del personal médico.

Lo anterior son ejemplos representativos de cómo el mito se pulveriza ante la realidad. No se trata de cuestionar el papel de las mujeres como madres ni el vínculo amoroso que se debe construir entre éstas y las/os hijas/os sino de revisar cómo se construye esa relación y cómo repercute en nuestras vidas. Se trata de desmitificar a la maternidad, de quebrantar el mito como lo han hecho Rosario, Marisela, Sandra y muchas otras.

De paso, repercutiría con otras alternativas de solución de problemáticas de gran complejidad, como el embarazo en mujeres adolescentes, el maltrato infantil y la violencia familiar. Son problemas que nos abofetean la cara, son las fisuras de los mitos.

En la medida en que el Día de las Madres se celebre menos y el precio de las flores no se incremente en esa fecha y cuando se reflexione más de los hombres como padres (realidades sin mitos), se estará hablando de que la igualdad entre mujeres y hombres avanza, dice esta amátrida columna.

Notas:

[1] Cápsulas «Hablando de mamá a mamá», con Gina Ibarra, Radio fórmula (104.1, FM), 18 de mayo 2014.

[2] Lagarde, Marcela (1993) Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas . México, UNAM, p. 418.

[3] Discursos que naturalizan en las mujeres ciertos tipos de emociones para fundamentar su identidad femenina. López Sánchez, Oliva (2011) «Reflexiones iniciales sobre una historia cultural de la construcción emocional de las mujeres en el siglo XIX mexicano». En: La pérdida del paraíso. El lugar de las emociones en la sociedad mexicana entre los siglos XIX y XX. México, UNAM-FES Iztacala, pp. 23-56.

[4] La historia es relatada por Marta Acevedo en El 10 de mayo (1982, México, Martín Casillas Editores, Cultura SEP).

[5] Spot , Noticias MVS (102.5, FM), 10 de mayo de 2014.

[6] Cfr. Lamas, Marta (2010) «Lo que oculta el día de la madre». En: Proceso. Disponible en: http://del-espejo.blogspot.com/2010/05/lo-que-oculta-el-10-de-mayo.html

[7] El escritor Jorge Irbargüengoitia, en Instrucciones para vivir en México, desacraliza la figura de la madre y a su misma madre, al relatar la muerte de ella.

[8] Magally, Silvia (2001) «‘Las mujeres deben preferir la misión de ser el corazón de una familia sólida’: Carlos Abascal». En: Cimac noticias, 21 de marzo. http://www.cimac.org.mx/noticias/01mar/01032104.html

[9] Cfr. Espinosa Calderón, María Esther (2010) «Día de las madres». En: http://mujeresnet.info/2009/05/dia-de-las-madres.html

[10] Soto Espinosa, Angélica Jocelyn (2014) «Oídos sordos de Peña Nieto al clamor de madres por justicia». En: http://www.cimacnoticias.com.mx/node/66473

Te recomendamos también:

La institución de la maternidad

Las diferentes madres


 

 

Más Contenido