2019 Artículos Edición Diciembre'19 Georgina Rodríguez Gallardo 

Adicción a las redes sociales: una forma de ejercer violencia y evadir la realidad

Por Georgina Ligeia Rodríguez Gallardo

 

Las redes sociales generan violencia a partir de la envidia; resultan ser el medio perfecto para fomentarla, provocarla o padecerla. ¿Tienes elementos de defensa para amortizar sus efectos?



Hoy no podemos pensar la comunicación sin considerar a las redes sociales[1] que impactan no solo por la prontitud de la difusión de información sino principalmente en la forma de interactuar con otras personas. ¿Podemos llamar convivencia a esta forma de interrelacionarse? ¿Nutre la necesidad de la persona social de compartir con otros? La repercusión de esta manera de relacionarse la veremos más pronto de lo que deseamos.

Y no me estoy refiriendo a las redes que buscan enganchar jóvenes o menores para tráfico de personas, prostitución, extorsión o venta de pornografía y otras aberraciones que no se encuentran del todo vigiladas por las autoridades que lentamente inicia su legalización y reglamentación pero estamos muy lejos de identificar y normar esta ventana del internet y las redes sociales.

Me quiero enfocar a la violencia entre las y los usuarios comunes, el vigilar quiénes son los contactos, si está conectado, si leyó el mensaje, por qué no ha dado respuesta, “me dejó en visto”; por qué me bloqueo, el mensajear de manera continua exigiendo una respuesta, y demás formas de violencia emocional que las más de las veces tiene como origen la envidia y la crítica.

Adicionalmente las redes sociales y el apego al celular representan una nueva forma de adicción[2] impactando en el desarrollo de la vida de cada persona y de sus cercanos y a lo que se suman los cambios físicos, neuronales[3], sociales, culturales y psicológicos que no sabemos si son o serán positivos o negativos. Si bien esta adicción no es reconocida oficialmente ésta es evidente ya sea la adicción a la información, la necesidad de compartir o de ver las actividades de las y los otros, o de saber qué hacen, con quién contacta o dónde están cualquiera de los contactos o bien una persona en particular. 

La vida vivida -la propia- queda rebasada en su nivel aspiracional generando frustración, depresión, baja autoestima y principalmente la pérdida de control sobre lo que finalmente es tan solo una herramienta de comunicación.

La gran cantidad de información provoca adicción -esto sin evaluar su calidad-, la respuesta rápida genera que se estimule la necesidad del cerebro de recibir recompensa y como un extra la posibilidad de contactar -virtualmente- con una gran cantidad de información de personas de lugares remotos o cercanos. Estas características impactan principalmente -pero no exclusivamente- a los y las jóvenes susceptibles a estos elementos alejándose del contacto con la realidad y con ello el nivel de aspiración se amplía más allá de lo realizable a tal grado, que la vida vivida -la propia- queda rebasada en su nivel aspiracional[4] generando frustración, depresión, baja autoestima y principalmente la pérdida de control sobre lo que finalmente es tan solo una herramienta de comunicación.

Los factores protectores serían:

  1. Contar con una autoestima alta.
  2. Apoyo familiar y de amistades sólido.
  3. Habilidad para manejar el estrés
  4. Ser resiliente[5].
  5. Aspiraciones cimentadas en la realidad.

Los factores de riesgo o bien la personalidad susceptible a sufrir adicción a las redes sociales son:

  1. Baja autoestima.
  2. Timidez.
  3. Rechazo a su personalidad.
  4. Fobia Social[6].
  5. Trastorno de Déficit de Atención.
  6. Depresión.
  7. Neurosis.[7]
  8. Necesidad de construir una imagen falsa o exagerada de su realidad.
  9. Insatisfacción de su vida.
  10. Necesidad de afecto compensado con un mundo imaginario.
  11. Necesidad de reconocimiento.
  12. Personalidad impulsiva.[8]
  13. Ser adolescente[9].

Como se aprecia, los factores protectores son menos que los de riesgo, sin embargo dan solidez a la personalidad para enfrentar la tentación de caer en la adicción de las redes sociales o de la conectividad (celular, tableta y computadora).

La adicción tiene también -como cualquier otra adicción- repercusiones. En primera instancia con el primer círculo de contacto: la familia, y así de manera progresiva irá afectando todos las formas de convivencia:

  1. Descuidar las relaciones reales de persona a persona, lo que lleva al aislamiento con afectación a la familia, la pareja, el divorcio, la pérdida de amistades o alejamiento de la familia, pérdida de trabajo, deserción escolar, entre otros.
  2. El uso continuo de las redes afecta en las horas de sueño o genera insomnio. Con afectación en la salud física y mental.
  3. Preocupación o reclamo de cercanos por el uso ilimitado de las redes.
  4. Repercusión en el desarrollo de las actividades cotidianas como son: escolar, trabajo, diversión y actividad física.
  5. Sufrir abstinencia por no estar conectado a la tableta, computadora o celular.
  6. No hacer una distinción entre lo íntimo, lo privado y lo público. Entre lo real y la fantasía.
  7. Se acentúa la competencia derivando en la envidia: yo viajo más, yo tengo mejores fotos, yo tengo… o bien yo NO tengo. En resumen tengo más y mejor que tú. Tienes más y mejor que lo que yo tengo. Sea cierto o no.
  8. Pérdida de la capacidad de razonar, ya que se da por real tácitamente lo que se difunde por redes sociales.

Ahora bien, esta adicción puede también deberse a una nueva forma de recibir y ejercer violencia. El exhibicionismo -publicar en redes de forma desmedida- busca un efecto en los otros, que no necesariamente es “compartir” sino despertar la envidia. En el receptor de esta información, si no sabe manejarla, genera agresividad, depresión y ansiedad.

¿Es la envidia[10] una forma de violencia? Deberíamos de analizarlo porque se busca afectar a los demás. La envida es el deseo de tener lo que el otro tiene, o peor aún, ser la otra persona. Si la persona no puede controlar la envidia que siente, puede expresarla a través de críticas, descalificación, injuria o en el mejor de los casos rechazando al que provoca su envida. En casos extremos se puede generar agresividad y violencia directa o indirecta, derivando en frustración, depresión, e insatisfacción de la vida de quien envidia.

Las redes sociales resultan ser el medio perfecto para el fomento de la envidia, provocarla o padecerla. Las redes sociales generan violencia a partir de la envidia. En una dimensión que no se puede calcular debido principalmente al gran número de usuarios/as, y que representa una forma distinta de violencia que es necesario etiquetar, para poderla reconocer y principalmente visibilizar y con ello iniciar medidas precautorias.

Al hacerla visible y nombrarla como una violencia se puede iniciar en la toma de medidas que busquen generar elementos de defensa en cada persona para amortizar los efectos de la violencia y no caer en la adicción. ¿Es esto posible? Sí, es factible y necesario; no podemos seguir conviviendo con personas que viven en dos dimensiones, en dos realidades, y dada la tendencia actual, el empleo de redes sociales se irá incrementando y en consecuencia la violencia a partir de la envidia -deseos frustrados- resultando en la convivencia con personas llenas de frustración, depresión e insatisfacción.

No podemos seguir conviviendo con personas que viven en dos dimensiones, en dos realidades, y dada la tendencia actual, el empleo de redes sociales se irá incrementando y en consecuencia la violencia a partir de la envidia -deseos frustrados- resultando en la convivencia con personas llenas de frustración, depresión e insatisfacción.

Para cerrar, hago referencia a la opinión de Eduardo Calixto González, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM, quien en una entrevista publicada en Milenio (16/06/19) nos dice el proceso neuronal y psicológico de lo que es la envida. Para lo cual hago un parafraseo de la entrevista. La envidia es un dolor moral que la persona padece porque quiere tener lo que otro tiene, esto le genera dolor. La envidia es un proceso del dolor moral que la persona sufre “porque quiere tener lo que tú tienes: el espacio, la economía, la atención que tú tienes y me duele que tú lo tengas y no lo tenga yo” (Milenio 16/06/19). También señala que a nivel cerebral se genera activación de redes neuronales que van procesando la atención, la memoria y el dolor. Siempre que se genera un proceso de envida es que algo nos molesta; es una comparación de nosotros con otra persona.

En la entrevista también señala el inicio de la envidia, la cual se procesa desde la infancia: a los primeros que envidiamos son a las y los hermanos. La envidia bien manejada propicia la superación. Sin embargo el papel de los padres es importante, si no se da una retroalimentación desde la niñez -con los padres y madres- la persona va a ser envidiosa toda la vida. Hay que saberla controlar.

Eduardo Calixto González hace referencia a un estudio de por qué tenemos más envidia cuando no tenemos sueños y la razón es porque no tenemos corteza prefrontal desarrollada. En la corteza prefrontal es donde están los filtros, la objetividad que indica qué es lo que debes de hacer socialmente. Hoy sabemos que quienes tienen más envidia son niños y adolescentes. El ejercicio de envidiar disminuye a los 30 años cuando la corteza prefrontal madura y vuelve a aumentar a los 70 años por el deterioro propio de la edad. A los 50 años -madurez- la envidia disminuye, tienes un concepto para decidir  engancharte en lo que importa. Cuando encontramos a alguien de 30 años que envidia es que se comporta como niño/a, que no tiene el más mínimo freno y que colapsa por la envidia y dolor que le provoca. Lo que se debe a dos aspectos: 1) no haber aprendido durante su niñez y 2) no haber madurado su corteza prefrontal. (Transcripción parafraseada de video). [11]

En conclusión, las redes sociales y el internet son herramientas de comunicación o de trabajo que no deben de perder su razón de ser. Cada persona debe realizar un ejercicio de madurez y retomar su vida, tomar las riendas de su existir basado en sus propias decisiones y oportunidades, no en la vida de las y los otros. Las instituciones (familiar y educativa principalmente) deben tomar medidas para que la juventud defina con claridad lo que son las redes sociales y le den un uso que no esté basado exclusivamente en el entrenamiento que está provocando violencia emocional, a partir de provocar o tener envidia. Además esta es una oportunidad para investigadores de profundizar en este tema y analizar las repercusiones no del uso del internet o de las redes sociales, sino de su adicción.

Notas:

[1] La definición más conocida es la de páginas web en que usuarios difunden mediante texto, videos e imágenes su vida personal y pública con la finalidad de interactuar con un grupo de amigos/as o con la comunidad.

[2] Adicción lo entenderemos como el abuso desmedido y sin control en que la abstinencia genera depresión, ansiedad, intranquilidad.

[3] Véase el estudio de JAMA Pediatrics, John S. Hutton, director del Centro del Descubrimiento de la Lectura y la Alfabetización en el Hospital Infantil de Cincinnati.

[4] Es aquello que la persona identifica como su propósito de vida, lo que puede ser o tener buscando los medios para lograrlo.

[5] Capacidad de afrontar la adversidad. Una persona resiliente cuenta con equilibrio emocional que le permite enfrentar situaciones de estrés, crisis y presión.

[6] L. Estévez, C. Bayón, J. de la Cruz, A. Fernández-Uría Uso y abuso de Internet en adolescentes, E.  Echeburúa,   F. Labrador, E. Becoña (Eds.), Adicción a las nuevas tecnologías en jóvenes y adolescentes, Pirámide, Madrid (2009), pp. 101-130

[7] D.X. Puerta-Cortés, X. Carbonell El modelo de los cinco grandes factores de personalidad y el uso problemático de Internet en jóvenes colombianos Adicciones, 26 (1) (2014), pp. 54-61

[8] J. Billieux, M. van der Linden, L. RochatThe role of impulsivity in actual and problematic use of the mobile phone Applied Cognitive Psychology, 22 (2008), pp. 1195-1210

[9] C. Jenaro, N. Flores, M. Gómez-Vela, F. González-Gil, C. CaballoProblematic Internet and cell-phone use: Psychological, behavioral, and health correlates Addiction Research & Theory, 15 (2007), pp. 309-320

[10] Envidia, del latin invidia derivado de invidere, que significa mirar con malos ojos. http://etimologias.dechile.net/?envidia

[11]http://www.unamglobal.unam.mx/?p=67380

Fuentes:

González Eduardo Calixto, Universidad Nacional Autónoma de México, https://www.milenio.com/ciencia-y-salud/envidia-disminuye-a-los-30-anos-unam

Psicoadapta.es  https://www.psicoadapta.es/blog/la-envidia/

Revista Iberoamericana de Psicología y Salud, Volumen 7, Issue 2, Julio 2016, Pag. 69-78 María de la Villa Moral y Cecilia Suarez, “Factores de riesgo en el uso problemático de Internet y del teléfono móvil en adolescentes españoles”. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2171206916300011#bib0050

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