2020 Ana E. González Caballero Artículos Edición Enero'20 

El machismo en San Juan Chamula

Por Ana E. González Caballero
Licenciada en Psicología, con experiencia en el desarrollo e impartición de talleres y pláticas sobre género, prevención, sexualidad y promoción de la salud mental.

 

Uno de los pueblos más enigmáticos y místicos, que posee su propio sistema de creencias, cultura, conductas y leyes; ha conservado sus tradiciones y costumbres pero también el machismo.



Llevo casi toda mi vida visitando Chiapas, conozco sus tradiciones, su gastronomía, sus diferentes climas, sus paisajes verdes y su diversidad cultural, es uno de mis estados favoritos de México, sin embargo, conforme fui creciendo y fui conociendo más del estado, me he dado cuenta de las carencias que le rodean; como todo, también tiene un lado negativo: existe pobreza, poca educación, poco acceso al sector salud y sobre todo existe machismo, tanto en sus comunidades indígenas como en sus demás pueblos.

Chiapas es uno de los estados que tiene más pueblos indígenas. A principio de enero tuve la oportunidad de visitar Zinacantán y el enigmático pueblo de San Juan Chamula. San Juan Chamula es uno de los pueblos con más mitos, en donde las personas tienen su propio sistema de creencias, cultura, conductas y leyes, es lo más semejante que existe en la actualidad a lo que era la cultura prehispánica, por esto mismo llega a ser sorprendente para algunas personas.

Mucho se dice de lo que puedes hacer y no puedes hacer en el pueblo, como que no puedes tomar fotos adentro de la iglesia ni a la gente porque les robas el alma, que hay mucha sangre porque hacen sacrificios, que los chamulas son muy agresivos, que no hay hospitales ni escuelas, que no pueden vestir con otra ropa que no sea la tradicional, etc.; al final todos estos son mitos, las cosas son más simples de lo que parece; en efecto no se pueden tomar fotos adentro de la iglesia ni a procesiones porque ellos dicen que a las iglesias se va a rezar y no a tomar fotos, sí hacen sacrificios, únicamente a gallinas y no sale ni una gota de sangre, mientras no les hagas nada a los chamulas y respetes las leyes del pueblo no se meten contigo, en caso contrario, claro que llegan a ser agresivos y se dan a respetar bajo sus mismos medios, también hay escuelas y hospitales, sin embargo, muy pocos logran terminar la primaria, y ellos son libres de elegir con qué tipo de medicina acudir, si la occidental o con la prehispánica y también son libres de cómo vestir.

Los tzotziles y en especial los de San Juan Chamula aún conservan tradiciones y creencias prehispánicas y esto se nota desde que entras a su iglesia. Lo hice y lo primero que percibí es que está lleno de velas y flores, muchísimas; no tienen bancas y el piso está lleno de pasto, la gente que llega a rezar lo hace en el piso, ya que antes de la llegada de los españoles y cuando veneraban a los dioses lo hacían en las montañas, con rezos, cantos y bailes, así que lo que hicieron es llevar pasto de las montañas a la iglesia para seguir representando esa tradición.

Alrededor de la iglesia está lleno de santos y cada uno está repleto de flores y velas, estas las tienen de cuando las personas le rezan directamente al santo y además como una ofrenda para tenerlos contentos; cada santo está dentro de una vitrina y todos tienen espejos colgando, esto porque desde los prehispánicos los utilizaban para proteger a los dioses de las malas vibras y lo que hace el espejo es rebotar esa mala energía, así que tiene el mismo significado con los santos. La gente que llega a orar lo hace con rezos católicos pero en tzotzil ya que es su lengua materna, mucha gente no sabe hablar español, este lo enseñan en las escuelas como un segundo idioma, los que rezan lo hacen porque ellos o algún familiar está enfermo, enfermo para ellos es estar mal físicamente, emocionalmente o algún problema que tengan, ya que existen curanderos que con sentirles el pulso les dice que algo malo tienen.

Me tocó ver una familia que llegó a rezar, eran aproximadamente entre 10 y 15 personas y todos pensaríamos que al terminar se quedarían en silencio como en cualquier iglesia, para ellos no es así, llevaban pox (bebida típica del lugar y que utilizan para los ritos) y refresco, así que todos empezaron a brindar, por cierto, el refresco y en específico la coca-cola forma parte de las bebidas que utilizan para sus ritos; también vi un sacrificio de gallina, encendieron todas las velas que llevaban y las pusieron a mitad de iglesia y después pasaron la gallina por el cuerpo de una persona para después sacrificarla, nos contaron que esa gallina la tiran porque se supone que todo lo malo que le quitan a la persona se va en el animal, aunque algunos la ofrecen a otras personas que no tienen esas creencias para que se la coman.

En general San Juan Chamula es un pueblo muy enigmático y místico, empezando por su iglesia que es una combinación de religión católica y maya, y por su sistema de creencias y costumbres; al final es un pueblo de los tantos que fueron sometidos y reprimidos a la llegada de los españoles y también aislados por el México actual.

El artículo 2 de la Constitución Política indica que por derecho todos los pueblos indígenas pueden tener sus propias leyes, ya que son descendientes de los primeros pobladores del país antes de la Conquista, y en el mismo artículo se menciona que debe haber equidad entre hombres y mujeres, cosa que no se cumple.

San Juan Chamula es un pueblo machista, que en un principio vivió reprimido, y ahora las mujeres viven reprimidas por los hombres; no es algo que hayan traído los españoles, este machismo ya existía desde antes, en donde la única función como mujer es cuidar a los hijos y trabajar en los textiles, y para los hombres el trabajo es el campo, como monje o formar parte de los representantes del pueblo. Así como han conservado sus tradiciones y creencias prehispánicas, también han conservado ese machismo.

La violencia hacia las mujeres está normalizada, no existe voz ni voto para ellas, no pueden decidir en nada, si quieren o no casarse, tener hijos, cuántos hijos tener o estudiar. Muchas mujeres salen a trabajar a San Cristóbal de las Casas, van ahí a vender su artesanía y sus textiles, junto con ellas van sus hijos, por eso es que encontramos a tantos niños vendiendo o pidiendo comida.

Desafortunadamente muchas no son conscientes de que están siendo violentadas, que pueden decidir, que como mujeres pueden hacer muchas cosas más, porque para ellas sólo existen esas normas de conducta y es algo que está siendo difícil de erradicar, ya que pasa de generación en generación, así que niñas y niños crecen con ese pensamiento y esas conductas machistas.

Existen colectivos de mujeres en San Cristóbal de las Casas que se dedican a ayudar a las mujeres y niños  indígenas, pero también les resulta complicado, porque la mayoría de las y los habitantes indígenas no hablan español y se genera un problema de comunicación. De igual manera, para hacer alguna actividad o brindar alguna ayuda primero tienen que ir con el encargado del pueblo y no pueden decir que van a ayudar a las mujeres, sino que “van a ayudar a todo el pueblo”, y el representante decidirá si se da o no el permiso, el cual se tiene que respetar y acatar las leyes porque como lo mencioné al principio, si haces todo lo contrario ellos hacen justicia por sus propios medios.

A pesar de ser todo un proceso llegar al pueblo y brindarles ayuda a mujeres y niños, no es algo imposible; les han construido clínicas de salud, llevan psicólogas para darles pláticas o cualquier ayuda que ellas necesiten y esté en las posibilidades de los colectivos.

Así que es importante abrir nuestro panorama y voltear a ver a las mujeres indígenas, y no quitar el dedo del renglón ante complicaciones como el difícil acceso a las comunidades, el desconocimiento del idioma, la poca o nula educación, la normalización del machismo y la violencia, y la escasa apertura a aprender nuevas cosas y descubrir nuevas formas de pensamientos y conductas. Tampoco se trata de quitar sus costumbres prehispánicas, sino de erradicar el machismo. Es necesario, además, trabajar con las nuevas generaciones para que vayan creciendo con otras perspectivas y otros horizontes.

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