2022 Columnas Elvira Hernández Carballido 

Herederas. Mujeresnet: 15 Años de Periodismo Feminista en Línea

Por Elvira Hernández Carballido


La Elvira Heredera agradece lo aprendido y la Elvira que hereda desea de corazón que las nuevas generaciones nos superen, nos sigan queriendo y gracias a este hermoso libro sigamos inspirando para que el periodismo feminista resplandezca en todo lugar.


Generosamente Elsa Lever me pidió participar en esta presentación de nuestro libro Herederas. MujeresNet: 15 años de periodismo feminista en línea, pero desde el primer instante en que traté de escribir una reseña, de valorar el contenido, argumentar su importancia, analizar su estructura, lo único que me surgía era mi amor y amistad por las mujeres como ella que ha iluminado mi vida con su cariño, sororidad de verdad y espléndida complicidad.

Entonces surgía esta Elvira amorosa que más que palabras encontraba en este libro las alianzas que te fortalecen, las lealtades que te hacen tener fe en la vida, el festejo al destino que de una u otra manera me ha hecho encontrarme, toparme y hasta desencontrarme con varias de las colaboradoras de este espacio virtual bautizado como MujeresNet.

Trataba de concentrarme en las coincidencias y diferencias que nos unen, pero aparecía la Elvira agradecida evocando cada momento de convivencia, los abrazos y las lágrimas compartidas, los apapachos de cerca y de lejos, las bromas y las certezas, nuestras miradas cómplices en el momento oportuno y nuestra forma personal de cerrar los ojos para no dejar de querernos.

Me exigía concentrarme en los estilos de cada una, pero la Elvira historiadora se ponía a construir inicios y nuevos capítulos que compartir con ellas, a veces los puntos finales necesarios y muchas veces la continuidad anhelada de nuestras aventuras. Culpar con melancolía total a la revisa Fem o al suplemento Doble Jornada porque fue ahí donde las conocí, donde trabajamos juntas, donde siempre fue un orgullo coincidir en las mismas páginas, donde empecé a conocerlas de verdad porque justamente sus estilos las delataban mucho mejor que nuestras charlas, porque al leerlas supe que no había mejor lugar en el mundo que un espacio impreso y ahora virtual con perspectiva feminista.

Entonces, salía mi intento de ser la Elvira poeta y encontrar la metáfora perfecta, la rima excelente, el don necesario para expresar mis emociones y sentimientos hacia cada una de ellas, de estas MujeresNet que llegan justo cuando las necesito y se van también cuando es necesario, que se quedan para siempre en mi corazón sin importar las coincidencias o las diferencias, la cercanía o la lejanía, el amor o el desamor…

Entonces, salía mi intento de ser la Elvira poeta y encontrar la metáfora perfecta, la rima excelente, el don necesario para expresar mis emociones y sentimientos hacia cada una de ellas, de estas MujeresNet que llegan justo cuando las necesito y se van también cuando es necesario, que se quedan para siempre en mi corazón sin importar las coincidencias o las diferencias, la cercanía o la lejanía, el amor o el desamor, el sabor agridulce que le ponemos a nuestra vida, ese sabor verdadero que tiene la amistad entre mujeres y que aceptarlo te hace la vida totalmente humana y la aceptas gozosa sin resignarte a nada ni a nadie.

La Elvira amiga dejaba de escribir para mirarse sus manos, las mismas que siguen gozando brincar en las teclas de una computadora, estas manos que nunca han dejado de ser generosas que se extienden para que palpes su calidez al estrecharlas, su lealtad al apretarlas, su destino al observar estas grietas en mi palma y que como buena gitana traduzco a mi manera y como buena ilusa interpreto para nunca desfallecer y seguir apostando por esa mirada amiga que te invita a torcer destinos.

Y en cada página de este libro que acariciaba en mis noches de insomnio, la Elvira bruja esperaba que dieran las 12:12 de la noche para volar por los cielos tapizados de estrellas gozosa de colocar cada una de ellas en la frente de estas mujeres que no dejamos de escribir, de tomar nota para denunciar, de narrar para darle voz a muchas otras que de otra manera seguirían invisibles, de describirnos para que nos vean, de aportar datos para seguir tambaleando esta sociedad patriarcal que desgraciadamente se resiste a caer a pesar de nuestros hechizos y hasta maldiciones, de nuestras pócimas para no flaquear, de nuestras palabras mágicas para continuar.

Y mientras hojeo digitalmente este libro, la Elvira Sirena se zambulle a la profundidad de su alma para encontrar las coincidencias que la hacen amar a cada una de las mujeres que han escrito en este libro, porque con ellas hay una historia que no se va a borrar gracias a estas páginas. Mujeres que me ayudaron para que yo supiera respirar bajo el agua pese a los momentos malos que llegamos a compartir y mantenerme a flote pese a todo. Mujeres que me ayudaron a sumergirme para resistir sobre todo cuando la realidad parecía ahogarme. Mujeres que me ayudaron a sumergirme para no rendirme jamás, que me enseñaron a imitar delfines como ellas para saber brincar de felicidad, a moverme por la vida como seductora mantarraya, a unirme al canto nostálgico de las ballenas, a cabalgar en caballitos de mar y enfrentar cada batalla de la vida.

En este libro, en efecto, estamos las herederas, las que sabemos tomar y pasar la estafeta, las que hemos compartido su sentir sorprendiéndonos cuando alguien se acerca para decirte gracias porque nuestro texto y hasta nuestra actitud ha inspirado a nuevas generaciones.

Este libro me hace retomar mi varita mágica para aferrarme a cumplir los deseos de las mujeres que quiero, de aparecer cuando me necesitan e incluso a desaparecer cuando ellas creen ya no necesitarme. Por ellas he sido capaz de convertir calabazas en corazones solidarios, de romperles las zapatillas de cristal que las lastiman, de preferir morder una manzana envenenada para salvarlas, de cortarme el cabello para que ahora ellas me salven con sus largas trenzas o alborotadas melenas, que por ningún momento la magia desaparezca entre nosotras.

Y mi feminismo abnegado resplandece al reconocer sus feminismos radicales o académicos, algún feminismo puritano y muchos feminismos contagiosos, este es el alma del libro que hoy presentamos, este feminismo que nos hizo coincidir en el momento y la hora precisa, el que nos da una fuerza increíble para compartirlo en cada escenario, en una conferencia o en un salón de clases, este feminismo que nos inspiró para llegar a revista Fem, al suplemento Doble Jornada, a tener madres periodísticas como mi amada Sara Lovera, mi adorada Bertha Hiriart y mi inolvidable Esperanza Brito. Un feminismo que nos hace apostar por nosotras pese a todo y contra todo, que nos da fuerza para decirnos siempre Hola, Aquí Estoy, Confía en Mí y para reconocer incluso el momento del hasta luego o del adiós definitivo.

En este libro, en efecto, estamos las herederas, las que sabemos tomar y pasar la estafeta, las que hemos compartido su sentir sorprendiéndonos cuando alguien se acerca para decirte gracias porque nuestro texto y hasta nuestra actitud ha inspirado a nuevas generaciones. En este libro está lo que hemos aprendido del feminismo en cada etapa de nuestra vida, reconocer lo que ha sido gozoso y lo que ha podido lastimarnos, lo que nos impulsa a no dejar de escribir en cualquier espacio donde podamos manifestarlo con toda nuestra fuerza y alegría. En este libro está una de nuestras grandes ancestras, la gran periodista Sara Lovera, están las amigas, las hermanas, las cercanas y las inolvidables, mujeres que creemos en la fuerza de nuestra palabra, en nuestra fe en las otras mujeres, en nuestra apuesta por un mundo mejor para nosotras.

Entonces la Elvira Heredera agradece lo aprendido y la Elvira que hereda desea de corazón que las nuevas generaciones nos superen, nos sigan queriendo y gracias a este hermoso libro sigamos inspirando para que el periodismo feminista resplandezca en todo lugar. Gracias.

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