La violencia ácida: una huella imborrable física y psicológica
Imagen: MujeresNet
Por María Esther Espinosa Calderón
El 2 de marzo de 2023 el estado de Puebla fue el primero en aprobar la Ley Malena, que considera los ataques con ácido como tentativa de feminicidio, alcanzando penas de 26 a 40 años de prisión.
Carmen Sánchez, luchó durante 9 años porque se le hiciera justicia y castigaran a Efrén García Ramírez, expareja sentimental y padre de sus hijos, quien en 2014 intentó matarla, rociándola con ácido. El 11 de mayo, finalmente una jueza del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México lo condenó a 46 años 8 meses de cárcel. Se trata de la primera sentencia de este tipo en nuestro país y en América Latina.
Los ataques con ácido es un tipo de violencia feminicida que se caracteriza por hacer el mayor daño posible a la víctima, arrojándole a la cara y al cuerpo ácido u otras sustancias corrosivas. Es una práctica machista que ha ido creciendo en México. Pareciera lejano cuando se tenía conocimiento de mujeres agredidas en otros países, por novios, maridos, exparejas o familiares, dejando sufrimientos, discapacidad y dolor.
La violencia ácida es una agresión “con una altísima carga simbólica. Pretenden marcar de por vida. Dejar en el rostro desfigurado y en el cuerpo de la víctima la estampa de su crimen, de sus celos, de su odio. Una huella imborrable y dramática. El ácido y otras sustancias abrasivas son utilizadas en muchos países como un arma que no solo pretende causar un sufrimiento físico enorme —o, incluso, la muerte—, sino también para imponerle una condena social que la acompañará de por vida. Al mirarse al espejo, al observar las reacciones de los otros. Es la marca de la posesión. Una firma ardiente que lastra la vida, o lo que queda de ella, de miles de mujeres en todo el mundo”[1].
Carmen Sánchez dijo que no es suficiente estar viva, pues aseguró que la violencia machista y el ácido le arrebataron su identidad, le dejaron afectaciones físicas, psicológicas, psicosociales y psicoemocionales. “Para nosotras las mujeres que hemos vivido a un ataque con sustancias químicas no es suficiente con estar vivas. Queremos vidas que se puedan vivir, queremos vidas libres, plenas y gozosas”.
Las personas que son atacadas con sustancias químicas tienen que pasar por un calvario de dolor para su recuperación, además necesitan contar con recursos para solventar los gastos que requieren los procedimientos, los cuales suelen ser costosos por los diversos tratamientos con especialistas, supervisiones médicas, psicológicas, cirugías reconstructivas. Carmen Sánchez creó, en enero de 2021, la fundación que lleva su nombre para apoyar a víctimas de esta terrible violencia. Les ofrecen ayuda médica, legal y psicológica.
En la página de la fundación se explica que se habla “de violencia feminicida porque la letalidad de las sustancias empleadas, aunado con la inexistencia o ineficacia de modelos de atención especializada, medidas de protección y la impunidad social y del Estado, pueden desembocar en un asesinato u otras formas de muerte violenta. Es decir, independientemente de si las víctimas son asesinadas a manos de los agresores, todas ellas están expuestas a sufrir un accidente fatal o un suicidio por el estado físico, emocional, psico-social y económico en el que se encuentran.
“Los ataques con ácido u otras sustancias corrosivas hacia mujeres son una de las formas de violencia más visibles y extremas que existen en México, tan solo por debajo del feminicidio”[2].
El 15 de mayo Carmen cumplió 39 años de edad, escribió: “Tengo mucho que celebrar y compartir. En primer lugar, que a pesar de haberme enfrentado a una de las violencias más extremas que existen, estoy de pie y con muchas ganas de vivir. Esta ha sido mi más grande batalla: Querer estar viva.
“Valoro el dolor y aprendizaje de cada una de mis cicatrices, las del cuerpo y las del alma. Solo yo sé cuánto les he llorado y cuánto me ha costado aceptarlas como parte de mí.
“Las cicatrices son parte de mí, pero no soy una cicatriz. Yo soy mucho más de lo que la violencia hizo de mí. Yo soy alegría, soy esperanza, soy amor. Yo soy Carmen Sánchez, una mujer a la que un día le quitaron todo, pero ella se los arrebató”.
“Las cicatrices son parte de mí, pero no soy una cicatriz. Yo soy mucho más de lo que la violencia hizo de mí. Yo soy alegría, soy esperanza, soy amor. Yo soy Carmen Sánchez, una mujer a la que un día le quitaron todo, pero ella se los arrebató”.
En el muro de la fundación se puede leer lo siguiente: Esto mismo queremos para todas las mujeres víctimas de violencia química en México. Que ningún caso quede en la impunidad, que la justicia sea pronta y expedita, porque “la justicia que no llega a tiempo, no es justicia”.
Los agresores, en su mayoría, son personas que tenían algún tipo de relación con la afectada: novio, marido, amante, expareja o a los que se les rechazó para tener una relación sentimental o sexual. Carmen Sánchez luchó hasta conseguir justicia; el 11 de mayo de 2023 marca un parteaguas, con ello nace la esperanza de que aquellos casos que están en total impunidad continúen con el proceso para que los agresores paguen por el daño causado. En algunas ocasiones el o los culpables tienen poder y lo usan para escapar o que no se les juzgue, dejando a la víctima en total indefensión. Con miedo de ser perseguida y de volver a ser atacada, o de huir para protegerse.
La saxofonista María Elena Ríos, sigue en la lucha para que se le haga justicia. El 10 de septiembre de 2019 fue atacada, en Huajuapan de León, Oaxaca, por un hombre que le lanzó ácido. Contratado por su expareja Juan Vera Carrizal, empresario y exdiputado del PRI, autor intelectual y quien la amenazó de muerte en varias ocasiones al tratar de terminar la relación sentimental que tenía con él. Durante 6 meses estuvo internada en el Centro Nacional de Investigación y Atención de Quemados en la Ciudad de México.
A partir de haber sufrido el ataque y después de pasar por múltiples cirugías, la saxofonista María Elena Ríos se ha enfrentado al sistema judicial logrando que su agresión sea reclasificada de lesiones a intento de feminicidio y se introduzca al Código Penal Federal el concepto de “violencia ácida”. Busca impulsar la creación de un marco legal que facilite el acceso a la justicia y la reparación del daño para las víctimas en todo el país. Iniciativa que lleva el nombre de Ley Malena.
“Aunque está tipificado en algunos Congresos, lo está de manera inadecuada, ¿por qué? porque está tipificado como lesiones, las lesiones son un delito grave, pero este tipo de ataques con ácido y agentes químicos (…) son crímenes de odio hacia la mujer”[3], señala.
El 2 de marzo de 2023 el estado de Puebla fue el primero en aprobar la Ley Malena, que considera los ataques con ácido como tentativa de feminicidio, alcanzando penas de 26 a 40 años de prisión.
México no cuenta con cifras oficiales del número de ataques hacia las mujeres. La Fundación Carmen Sánchez tiene un registro de 28 víctimas en las últimas dos décadas. Las entidades federativas que más reportan estos crímenes son la Ciudad de México, Puebla y el Estado de México.
“De las 28 víctimas mujeres, solo 22 han logrado sobrevivir.
En la mayoría de los casos, las víctimas tenían entre 20 y 30 años de edad.
En el 85% de los casos el autor intelectual fue un hombre: 5 de ellos eran parejas y 11 de ellos exparejas sentimentales.
En el 90% de los casos, el ataque ha ido dirigido al rostro.
La mayoría de los crímenes se cometieron en calle, pero 4 de ellos en la casa o la puerta de entrada.
Más del 30% de los ataques se cometieron por dos o más personas: ya sea como actores materiales o como intelectuales.
En el 96% de los casos no ha habido sentencia, pero 4 agresores ya fueron vinculados a proceso: 3 por feminicidio en grado de tentativa y uno por violencia familiar”.[4]
El 17 de mayo, operaron a Carmen, con esta son 65 cirugías las que lleva, desde hace 9 años. Esta intervención es para que la activista pueda dejar de ponerse los lentes oscuros por el riesgo de perforación ocular que tiene, si no los usa.
Así como Carmen Sánchez con su lucha imparable consiguió justicia y logró ver a su agresor tras las rejas, María Elena Ríos también lo conseguirá. La vida de estas dos mujeres cambió en un instante por hombres violentos, machistas y misóginos. A la saxofonista le costó mucho trabajo volver a tocar su música para la que nació. Dos mujeres guerreras que no solo pelean por ellas sino que se solidarizan y apoyan a otras que, como ellas, sufrieron de esta cruel agresión. Las dos grandes activistas en contra de la violencia hacia las mujeres.
Fuentes:
[1] https://www.conapred.org.mx/index.php?contenido=noticias&id=2568&id_opcion=&op=447 consultado el 17 de mayo de 2023.
[2] https://fundacioncarmensanchez.org/ consultado el 17 de mayo de 2023.
[3] https://politica.expansion.mx/sociedad/2023/03/07/ley-malena-iniciativa-para-tipificar-ataques-con-acido consultado el 17 de mayo de 2023.
[4] https://fundacioncarmensanchez.org/ consultado el 17 de mayo de 2023.
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