2018 Artículos Edición Mayo'18 María del Socorro Martínez Cervantes María Esther Espinosa Calderón 

Las diferentes madres

Foto: Emma Blancas/MujeresNet

Por María Esther Espinosa Calderón y María del Socorro Martínez Cervantes

 


Frente a una realidad que no todas las personas ven, las autoras nos muestran diversas maneras de vivir la maternidad, que van desde el amor, el sacrificio y el dolor, hasta el maltrato y la violencia, recordando los casos de ‘Calcetitas rojas’ y de las madres que siguen luchando por encontrar a sus hijas e hijos desaparecidos.



A nuestras madres con el cariño de siempre.

 

Mati, no tiene con quien dejar a Camila, la lleva a su trabajo, donde fue aceptada con ella. A sus «patronas», les sorprende la habilidad que tiene para realizar todas las tareas domésticas con su niña en el regazo; su mamá, indígena de San Juan Cancuc, Chiapas, le enseñó cómo hacer el nudo tan fuerte del rebozo para que aguante el peso de su hija. Salió de su pueblo a los 23 años, con sólo sus estudios de primaria. Cuando se embarazó, la corrieron del empleo donde estuvo varios años y su pareja se esfumó (como suele suceder en muchos casos). Ahora trabaja en tres casas donde la han recibido muy bien con su hija. Se le ve el amor y la preocupación que tiene por Cami. Viaja en el metro con la niña por delante y la mochila que hace las funciones de pañalera, por atrás. Quiere que su hija aprenda el Tzeltal, su lengua materna, para cuando visite a su abuela la pueda entender. Es una madre amorosa y preocupada por el futuro de la pequeña, dice que la inscribirá en la escuela en cuanto se la reciban.

A Rocío la conocimos hace algunos años en el Centro Femenil de Readaptación Social de Tepepan, estaba purgando condena por infanticidio, desde que tenía uso de razón vivió violencia y abuso en su casa y luego con su pareja. En el penal se había vuelto a embarazar, a su pequeño lo trataba con tanto amor, como si con ello expiara la culpa por la muerte de su otro hijo. También conocimos mujeres que estaban purgando una condena por ayudar a sus parejas, hijos o familiares a delinquir.

Madres solteras que sacan adelante a sus hijas e hijos, solas sin ayuda de padres que no quisieron reconocer su paternidad; aun así, ellas han formado mujeres y hombres triunfadores. También están las madres maltratadoras, que no les importa el bienestar mental y físico de sus hijos o hijas. Madres que se enrolan con hombres y les permiten que golpeen o abusen de sus pequeñas y pequeños, o son partícipes de los maltratos en contubernio con ellos. Quién puede olvidar a la niña abusada y asesinada, tirada en una maleta a la mitad de la calle, a la que nunca identificaron, a la que las autoridades le pusieron Ángela, por nombrarla de alguna forma, la sepultaron con ese nombre en el Panteón Parque Memorial. Nunca apareció su madre.

La pequeña «Calcetitas Rojas», fue golpeada hasta la muerte, por hacerse del baño en la cama, y tirada en el Bordo de Xochiaca, como si fuera basura; gracias a la periodista y activista por los derechos de las mujeres, Verónica Villalvazo, conocida como Frida Guerrera, se llegó a conocer la identidad de la pequeña Lupita muerta a manos del padrastro y de su madre. Durante sus escasos cinco años Lupita fue víctima de una violencia extrema. ¿Cuántos casos de menores quedan en el anonimato, por la ineptitud y negligencia de las autoridades, que cierran el caso sin investigar? ¿Cuántas madres y padres quedan sin castigo? ¿Cuántas menores en este momento sufren de violencia por quienes las deberían proteger? ¿Cuántas madres son cómplices de sus parejas y maltratan a sus hijas e hijos? ¿Cuántos niños y niñas son abandonados por sus madres y padres? No hay estadística que lo pueda cuantificar ni realidad que permita acertar una cifra, porque muchos casos quedan en el anonimato o no salen a la luz pública porque los testigos no denuncian o guardan silencio dentro de lo que se llama hogar.

Cada diez de mayo madres y padres salen a marchar exigiendo justicia y la aparición de sus hijas e hijos. Han cambiado el festejo por palos y varillas para buscar en las fosas clandestinas de todo el país.

Así como Mati, que cuida a su pequeña Cami y que trabaja sin parar para darle un mejor futuro, están todas esas madres que tienen años luchando por encontrar a sus hijas e hijos desaparecidos, como las de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, algunas han muerto sin llegar a saber el paradero de su hijo, como Minerva Bello que falleció, sin conocer dónde está Everardo Rodríguez Bello. Se han organizado con sus propios medios para buscarlos y que las autoridades les den respuesta. El 31 de marzo de 2018 el colectivo Solecito, organización de madres y familiares de desaparecidos, cumplió un año de haber encontrado la fosa clandestina más grande del país, hasta ese momento, con 287 restos de personas.

«Para mí, encontrar un resto es como encontrar un tesoro. Me da alegría porque sé que sus familiares van a conocer una parte de la verdad», explica Perla Damián, una de las mujeres que integran el colectivo. «Yo espero encontrar a mi hijo un día. Vivo. Pero Dios tiene la última palabra». Víctor Álvarez, su hijo, desapareció en diciembre de 2013 cuando tenía 16 años y las autoridades «nunca hicieron su trabajo». [1]

En México más de 32 mil madres lloran la desaparición de sus hijos e hijas, según datos oficiales, sin embargo existe una cifra negra, de todas y todos aquellos que no se reportan. Jesús desapareció en una carretera de Michoacán, Elisa su madre sigue llorando su ausencia, ya perdió la esperanza de encontrarlo, vivirá con esa pena siempre, sin tener un lugar donde llevarle flores, para ella los festejos del diez de mayo perdieron toda emotividad, aunque sus demás hijos e hijas la feliciten. Lucha pasará otro diez de mayo, sin saber dónde está su hijo, ella ya no celebra ese día, su mejor regalo sería encontrarlo vivo o muerto para dejar de vivir con esa incertidumbre.

Cada diez de mayo madres y padres salen a marchar exigiendo justicia y la aparición de sus hijas e hijos. Han cambiado el festejo por palos y varillas para buscar en las fosas clandestinas de todo el país. El Centro de Derechos Humanos Fray Juan de Larios A. C. presenta la muestra de fotografía «La fuerza de las mujeres ante las desapariciones en México», que se expone en la avenida Reforma en la Ciudad de México. Con la finalidad de contribuir a visibilizar la lucha cotidiana de la mujeres que viven la tragedia de la desaparición de sus seres queridos.

«Los rostros del dolor y la desesperación de mujeres destrozadas por la desaparición de sus familiares, han logrado mover la conciencia y el corazón de miles de personas en México y el mundo; ahora les invitamos también a visibilizar sus fortalezas, valores, estrategias y acciones que las han convertido en un símbolo de digna resistencia y portadoras de nuevos sentidos de esperanza en nuestro país, donde el horror, la muerte y la impunidad, son la forma de gobernar». [2].

Fuentes:

[1] https://www.eldiario.es/desalambre/gobierno-Veracruz-oculta-cifras-desaparecidos_0_754874645.html consultado el 9 de mayo de 2018
[2] http://www.comecso.com/convocatorias/la-fuerza-mujeres-desapariciones consultado el 9 de mayo de 2018
.

Te recomendamos también:

La institución de la maternidad

La madre: mito quebrantado

Las diferentes formas de parir en México


 

Más Contenido