2020 Ana E. González Caballero Artículos Edición Mayo'20 

Emociones displacenteras y cuarentena

Por Ana E. González Caballero
Licenciada en Psicología, con experiencia en el desarrollo e impartición de talleres y pláticas sobre género, prevención, sexualidad y promoción de la salud mental.

 

Apostar por la salud mental es crucial ante las crisis económica, social, laboral, familiar y de pareja.


Cada que comienza un año nuevo tenemos proyectos en mente que queremos llevar a cabo y de todo tipo; trabajo, estudio, viajes, personales, etc., así pasó con el 2020, teníamos muchas expectativas para este año porque además era el 20-20; decíamos “este año es el bueno”. Mientras que en diciembre del 2019 discutimos si era el fin de una década y empezaba una nueva o iba a iniciar el último año de una década, al otro lado del mundo se infectaban personas con un nuevo virus. Comenzó enero y todo marchaba bien, con el mismo ritmo de vida de siempre, mientras tanto las noticias del virus aumentaban, llegó febrero y seguíamos igual, planeando nuestros proyectos; pero las noticias ya no sólo hablaban de China, sino también de Italia y España, decían que el coronavirus había alcanzado a esos países; en México permanecíamos creyendo que eso no llegaría aquí y cuando menos nos dimos cuenta, ya llevamos dos meses de confinamiento.

La vida cambió de manera drástica, era algo que nadie se esperaba a pesar de saber que en otros lados del mundo la gente se estaba infectando del virus, pareciera que siempre vamos por la vida pensando que a nosotros no nos va a pasar, sin embargo, nos termina sucediendo.

El coronavirus es el claro ejemplo de que a pesar de que podamos vivir la misma situación no es igual para todos, es decir, a todos nos llegó la pandemia pero no todos la vamos a vivir de la misma manera, a unas personas les puede afectar más que a otras y la manera de enfrentarlo va a ser diferente, por eso mismo, nos podemos dar cuenta que distintas áreas de nuestra vida se pueden ver afectadas y aún así no va a ser lo mismo para cada persona.

El proceso de aceptación es uno de los tantos recursos a los que podemos acudir, normalmente y de primera instancia queremos negar todo y negar lo que sentimos, ¿por qué no nos gustan esas emociones negativas?

A pesar de ser un problema de salud, no sólo afecta esa área sino también otras tantas como la económica, psicológica, social, familiar, de pareja, trabajo, etc., y no porque precisamente el virus lo afecte de manera directa sino más bien es de manera indirecta, porque como ya sabemos una de las medidas preventivas es el confinamiento y es ahí cuando se desencadenan todas las demás problemáticas y también es ahí cuando nos damos cuenta que no es igual para todos.

¿De qué manera se ha vivido la pandemia? Podemos encontrar diversos casos, como el de las personas que están en pánico y se la pasan revisando las noticias, alimentado su miedo a adquirir el virus; las que no creen o las que aunque quisieran quedarse en casa no pueden, de igual manera están las que empiezan a tener problemas económicos, ya sea porque perdieron su trabajo, tienen deudas o se están quedando sin sus ahorros. Por otro lado, se encuentran las que están disfrutando el tiempo en casa, quizá era algo necesario para el ritmo de vida que llevaban, otras tantas no saben cómo llevar el home office y también están las que tienen una buena estrategia económica y ahorros “por cualquier cosa” y les permite superar la pandemia sin ningún problema, así como los pocos negocios que están vendiendo al máximo; pero sobre todo, las mujeres que han sido violentadas en sus casas, desde tener toda la carga del hogar hasta abusos físicos y psicológicos.

El permanecer en casa ha sido un reto para muchos individuos porque quizá no sabían estar ella, ya que vivían mucho tiempo fuera. De igual manera, el aprender a convivir con los demás miembros de la familia no ha sido fácil, porque a pesar de vivir juntos no convivían 24/7, y por supuesto también influye la personalidad de cada quien, el que sepan o no adaptarse a la situación. También encontramos personas que se la pasan buscando actividades y no se permiten un momento de pasividad.

Al final, esta situación ya está, ¿y ahora qué vamos hacer con lo que tenemos? Se han generado muchos cambios en tan poco tiempo, ¿pero cuando termine esto todo será como antes?

Entonces, ¿en dónde queda la parte emocional? La salud mental también es una de las áreas que se ha desequilibrado. De acuerdo a las situaciones que vayamos experimentando en cualquier zona de nuestra vida, vamos a tener una reacción psicológica ya sea positiva o negativa, de manera emocional, a nivel de pensamientos o conductual. Así que cuando vivimos experiencias positivas nuestras reacciones emocionales y de pensamiento serán de la misma manera, que nos hacen sentir bien y nos gusta; sin embargo, no siempre vamos a tener experiencias así, a veces llegan situaciones que no esperábamos, que nos provocan inestabilidad porque nos generan emociones y pensamientos negativos, y cuando eso nos pasa no sabemos qué hacer con eso que tenemos y nuestra primera reacción es evitarlo y negarlo. 

La llegada del Covid-19 y del confinamiento puso a muchas personas en jaque, ya que a nivel emocional se ha desestabilizado la gran mayoría y es ahí cuando nos damos cuenta que la vida puede cambiar de un momento a otro, y si no tenemos los recursos necesarios para adaptarnos podemos llegar a un desequilibrio mayor.

El proceso de aceptación es uno de los tantos recursos a los que podemos acudir, normalmente y de primera instancia queremos negar todo y negar lo que sentimos, ¿por qué no nos gustan esas emociones negativas? ¿Por qué no me gusta sentirme triste o enojado/a? ¿Por qué no me gusta experimentar manifestaciones de ansiedad? El sentir todas esas emociones y tener pensamientos negativos son manifestaciones displacenteras que no logramos aceptar, pero les puedo decir que a pesar de ser “negativos” son funcionales para todas las personas, ya que cada emoción tiene una función en específico, en especial las negativas que son la tristeza, el enojo, el miedo, la ansiedad, ya que nos ponen en estado de alerta para darnos cuenta que algo malo está sucediendo, pero obviamente existe un límite, que hace la diferencia entre lo que se puede volver patológico y lo que todavía es funcional y adaptativo.

Hasta que nos toque salir vamos a ver cómo serán las nuevas dinámicas y sobre todo, aprender a adaptarnos.

Desafortunadamente nos han enseñado o hemos creído que debemos de esconder nuestras emociones, que no me puedo mostrar débil porque si no ya no soy racional, y eso nos lleva a que no sepamos y no logremos aceptar las situaciones que nos pasa, ¿cuántas personas creen que “no pasa nada”? De igual manera, esto nos lleva al otro extremo y creer que todo va a estar bien y caemos en un pensamientos “positivo” mágico, escuchamos decir a la gente: “échale ganas”, “si piensas positivo todo va a estar bien”, “piénsalo y se hará realidad”; se cree que con echarle ganas o con sólo pensar positivo todo se va arreglar cuando la realidad es otra. El proceso de aceptación es ver las cosas como son y lo que está pasando realmente, sinceramente no creo que podamos arreglar todo desde el pensamiento y menos con ese tipo de pensamiento mágico; claro, los pensamientos son importantes, por ello la regulación de ellos es necesaria para no llegar a lo extremo.

Como personas nos desenvolvemos en tres principales áreas: biológica, psicológica y social (a partir de estas tres se desencadenan todas las demás áreas), así que al momento de recurrir o encontrar herramientas para afrontar cualquier situación, vamos a voltear a ver estas tres áreas y ver qué tengo de cada una, por ejemplo en el caso del confinamiento, que para muchas personas es estresante al estar encerradas y emocionalmente viven como en una montaña rusa, es útil voltear a ver sus herramientas y aprender a regular sus emociones, así como ser conscientes de lo que sí pueden controlar y de lo que no está en sus manos.

Al final, esta situación ya está, ¿y ahora qué vamos hacer con lo que tenemos? Se han generado muchos cambios en tan poco tiempo, ¿pero cuando termine esto todo será como antes? No lo creo, esto también nos hace tomar consciencia de muchas situaciones, desde cambiar algunos hábitos, prevenir en todas las áreas, en disfrutar más lo que tenemos y agradecer, conocer y convivir más con la familia, cuidar más de nosotros y de la naturaleza, y así nos podemos seguir y pensar en todo lo que va cambiar en el mundo, pero hasta que nos toque salir vamos a ver cómo serán las nuevas dinámicas y sobre todo, aprender a adaptarnos. Y por último, desde mi perspectiva como psicóloga, es importante seguir fomentando la salud mental y que las personas se acerquen más, que se procuren a nivel mental y emocional, porque a donde quiera que nos movamos e involucremos siempre estarán presentes las emociones, los pensamientos y las conductas.

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