2023 Columnas Lucía Rivadeneyra 

Ru (canción de cuna)

Por Lucía Rivadeneyra


Ru, obra que está considerada como la primera novela de Kim Thúy. Sin duda, un relato testimonial hecho literatura.


 A Macarena, mi niña de abril, in memoriam

“En francés, ru significa <<arroyuelo>> y, en sentido figurado, <<flujo>> de lágrimas -de sangre, de dinero- (Le Robert historique). En vietnamita significa <<canción de cuna>>, <<arrullar>>.”. Este es el aviso al lector, antes de que se adentre a Ru, obra que está considerada como la primera novela de Kim Thúy. Sin duda, un relato testimonial hecho literatura.

Thúy nació en Saigón (hoy Ho Chi Minh), en 1968, y desde los 10 años su vida ha sido azarosa. A esa edad conoció el exilio. Su familia huyó del comunismo en una barca que podría partirse en dos en cualquier momento y llegó a Canadá. De hecho, llegamos con ella y conforme se avanza en la lectura la acompañamos en la etapa de sobrevivencia: enfrentar el caos de no entender nada de unos idiomas absolutamente extraños para ella, el francés y el inglés; la aventura laboral de sus padres, la dinámica con la hermana y el hermano, la dureza de su madre para formarla a pesar de lo terrible que podía ser la realidad en su día a día. Previo a esto, la “cotidianidad” de la pobreza, las moscas como fieles acompañantes en el campo de refugiados de Malasia, de cierta forma, el horror.

Aun ya en Canadá, la guerra en Vietnam seguía. La autora cuenta situaciones extremas, pero inexplicablemente con un estilo lleno de dulzura. Quizá por eso es imposible abandonar el libro. El mundo asiático, al menos en México, es un tanto ajeno. Leer sobre la historia de ese país contada desde la memoria de una sobreviviente llena de sorpresas de todo tipo y enterarnos de la visión de los migrantes vietnamitas y sus causas para huir, conmueven. Su familia vivía desahogadamente, pero el mundo del comunismo de los setenta, visto desde la segunda década del siglo XXI, tiene otra lectura; es, de alguna manera, la historia del despojo en más de un sentido.

Todos los momentos que la memoria de Thúy recobra, todos, son intensos. La figura de la madre es compleja. A ella le costó años, décadas, entender su rigidez y la forma en que la educó para enfrentar la vida. No es fácil de comprender.

Una historia hecha de retazos unidos por el dolor, pero también por lo grato que ofrece la vida. Nos regala un abanico de personajes casi fugaces, pero inolvidables.

“Contrariamente a los padres de Sao Mai, mi madre sólo nos daba dos mangos parra que los compartiéramos mis hermanos y yo, aunque quedaran docenas en el cesto. Si no nos poníamos de acuerdo sobre las porciones, volvía a llevárselos, y nos dejaba sin ellos hasta que llegáramos a un acuerdo para dividir desigualmente los dos mangos entre nosotros tres. Por eso, a veces, yo prefería comer arroz seco con mis primos… Con el paso del tiempo, consiguió convertirme en una mujer, pero nunca en una princesa.”.

Una historia hecha de retazos unidos por el dolor, pero también por lo grato que ofrece la vida. Nos regala un abanico de personajes casi fugaces, pero inolvidables. La vivencia de la autora ya como adolescente y adulta es amplia, trabajó en diversos oficios y es abogada, empresaria políglota, intérprete… Habla de que casi sin darse cuenta se comió el sueño americano.

La narrativa de la escritora vietnamita está llena de olores, imágenes, referencias gastronómicas. Las anécdotas van y vienen de Asia a América y viceversa. De la misma manera en que se empieza a contar la historia, así se termina; es decir, con frescura y asombro. Ru, esta “canción de cuna” arrulla a quien se acerca a ella, pero también la ilumina. Es un primer acercamiento a una narrativa ajena y próxima.

Leer y releer a Thúy es un gozo y un motivo para admirar a esta mujer -una auténtica sobreviviente de la infancia- que tiene otras dos novelas: Man (2016) y Vi. Una mujer minúscula (2018). Con Ru, ella da fe de que, aun en contra de todo, amanece.

 Thúy, Kim. Ru. (2020). Periférica. España. 196 pp.

 

 

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