1810… La carta de Leona Vicario
Por Elvira Hernández Carballido
Leona se presenta como una mujer de ideas, como una mujer segura de sí misma y reconoce abiertamente lo que hizo por su país, sin modestia absurda.
Leona Vicario y su esposo, Andrés Quintana Roo, presenciaron de lejos, en distancia física y emotiva, la entrada triunfante del ejército de las Tres Garantías a la Ciudad de México. Los triunfadores no veían con buenos ojos a la pareja, por eso en febrero de 1823 fueron atacados y perseguidos por Iturbide, por lo tanto, huyeron hacia Toluca. Pese a todo, Leona Vicario hizo reiteradas solicitudes para que le devolvieran sus bienes confiscados. Su terquedad, pero también don para persuadir, tuvo buenos resultados y le dieron una hacienda ubicada en Apan y una casona en el centro de la ciudad de México.
Sin embargo, no lograba ganarse el respeto de las nuevas autoridades. Anastasio Bustamante no aceptaba la actitud crítica de Quintana Roo y lo persiguió con verdadero escarnio. Leona logró tener una anuencia con Bustamante, a quien de frente y con gran carácter le reclamó su actitud autoritaria y defendió a su marido con verdadera pasión. Eso dio origen a una campaña en su contra a través de la prensa y de los principales integrantes del gabinete del gobierno de la época. La prensa la acusó de insultar al presidente y algunos periodistas la bautizaron con bastante ironía como la “Abogada” de su marido, con el afán de ofenderlo a él al considerar que necesitaba que su esposa lo defendiera porque él carecía del coraje y la hombría para hacerlo. Por ejemplo, Guillermo Prieto, sin hacer referencia a nadie en particular, escribió sobre el perfil femenino que sí le merecía respeto: “Que sepa coser, guisar, barrer… que halle en la virtud el placer y utilidad, que sea religiosas pero que no desatienda por una novena un guiso… El día que se interese por la política… ¡Me divorcio!”.
Celia del Palacio, experta biógrafa de esta heroína mexicana, asegura que el ataque más brutal que recibió Leona Vicario fue de parte de Lucas Alamán, ministro de Relaciones Exteriores. Fue por medio de un artículo no firmado que acusó a Leona de “haberse unido a la insurgencia por un afán romancesco, es decir, persiguiendo a su novio Andrés y no por sentimientos patrióticos. Por tal motivo, no merecía que se le hubiera premiado con propiedades”.
Leona Vicario argumentó con inteligencia los ataques de un hombre conservador que dudaba del auténtico patriotismo de una persona por el simple hecho de ser mujer. Es admirable que ella no se presente como víctima, se defienda con argumentos débiles o chantajistas, exponiendo una debilidad natural femenina o una abnegada ingenuidad. Leona se presenta como una mujer de ideas, como una mujer segura de sí misma y reconoce abiertamente lo que hizo por su país, sin modestia absurda y sí con jactancia honesta.
Aseguro a Ud. Señor Alamán, que me es sumamente sensible que un paisano mío… se empeñe en que aparezca manchada la reputación de una compatriota suya, que fue la única mexicana acomodada que tomó parte activa en la emancipación de la patria…
La carta fue publicada en el periódico El Federalista, sin ningún sentimentalismo ni debilidad defendió su honor de mujer y su prestigio de heroína:
Confiese U. Sr. Alamán que no solo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres, que ellas son capaces de todos los entusiasmos y los deseos de la gloria, no le son unos sentimientos extraños; antes bien vale obrar en ellos con más vigor, como que siempre los sacrificios de las mujeres, sea el que fuere el objeto o causa por quien las hacen, son desinteresados y parece que no buscan más recompensa de ellos, que la de que sean aceptadas. Por lo que a mí toca, sé decir que mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres, nadie ha influido en ellas, y en ese punto he obrado siempre con tal independencia, y un atender que las opiniones que han tenido las personas que he estimado. Me persuado que así serán todas las mujeres, exceptuando a las muy estúpidas, y a las que por efecto de educación hayan contraído un hábito servil. Y de ambas clases también hay muchísimos hombres.
Esta carta, junto con el Dr. Vicente Castellanos fue analizada en un trabajo académico sobre la injuria y las mujeres mexicanas en la historia. Nuestras categorías permitieron que el resultado fuera el siguiente:
Categorías |
Leona Vicario
(Mujer de élite de la Independencia) |
Injuria (Referencia textual) | “Haberse unido a la insurgencia por un afán romancesco, es decir, persiguiendo a su novio Andrés y no por sentimientos patrióticos. Por tal motivo, no merecía que se le hubiera premiado con propiedades”. Lucas Alamán, ministro de Relaciones Exteriores |
Tipo de injuria | Injuria directa por descalificación |
Falta que se halla la mujer | Engaño a la patria |
Réplica (Referencia textual) | – La gloria y el heroísmo no le son sentimientos extraños o ajenos a las mujeres.
“Por lo que a mí toca, sé decir que mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres, nadie ha influido en ellas, y en ese punto he obrado siempre con tal independencia, y un atender que las opiniones que han tenido las personas que he estimado. Me persuado que así serán todas las mujeres, exceptuando a las muy estúpidas, y a las que por efecto de educación hayan contraído un hábito servil. Y de ambas clases también hay muchísimos hombres.” “(…) no sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres que ellas son capaces de todos los entusiasmos y los deseos de gloria no le resultan extraños.” |
Estrategia discursiva de réplica o discurso de resistencia | Visualización de la lucha patriótica de las mujeres y resemantización de la idea de que solo las mujeres son estúpidas, en cambio, lleva la estupidez al terreno de los hombres (su interlocutor incluido) |
Principio ideológico o moral que se cuestiona | La dependencia histórica de la mujer respecto al hombre y la ignorancia producto de esta situación. |
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